Ir al contenido principal

Barcelona - España

Palau Güell de Barcelona

Cualquier excusa es buena para volver a viajar, y la verdad, el tren iba lleno tanto a la ida como a la vuelta, así que la gente no se está quedando en casa, aunque hay que tener en cuenta que a la ida fui en el Avlo, que es el low cost del ave y excepto que no hay tanto espacio para equipaje pro el resto es muy parecido, y siempre es mejro que el autobús sobre todo a esos precios (7 euros). Llegue a Barcelona con tiempo para quedar en el Café la Opera antes de visitar el Palau (donde había quedado con los amigos de Nautilus al conservar el interior del estilo modernista) pero he de reconocer que no fui capaz de encontrarlo así que me dediqué a recorrer la Rambla de arriba abajo como media docena de veces hasta que me cansé y dije, no sigo dando vueltas arriba y abajo. Si el bolso que llevaba no fuera tan pequeño podría haber sacado el móvil, pero el móvil estaba guardado en la faltriquera bajo el vestido para solo emergencias, y lo saque un par de veces, pero no conseguí coger las llamadas cuando sonaron ni llamar cuando lo tuvieran a mano, así que con este desencuentro dejé la reunión en el café de lado, porque me estaba empezando a cansar de dar vueltas. A las once teníamos la cita para coger las entradas y visitar el Palau Güell, he de reconocer que pese a las veces que he ido a Barcelona ninguno había llegado a visitarlo (ni saber de este sitio). La puerta de acceso es gris y si no te fijas puede pasar desapercibida, pero si la miras con detalle se ven los elementos que identifican el lugar, son de hierro forjado y dos serpientes forman las letras E y G, aludiendo a Eusebi Güell dueño de la casa. El primer sitio que se visita nada más entrar es el sótano donde se encuentra el antiguo establo y unas caballerizas a las que se accedía a través una rampa suave a los caballos y de una rampa pavimentada con guijarros, utilizada por las personas. Lo más incomodo es la rampa en sí, pero está abierta y te permite ver detalles de la casa. Esta zona está cubierta de ladrillo, techos abovedados, y poca luz. En el patio exterior que da a la rampa se pueden ver algunas decoraciones, que, aunque sea zona de caballerizas, no deja de mostrar esos detalles para hacer gala de la riqueza de los señores de la casa, como dos de las argollas con forma de unicornio utilizadas para atar a los caballos. Volvemos sobre nuestros pasos y acabamos de nuevo en la entrada de la casa con una gran escalera de honor de acceso, eso sí, una vez subas la casa va a ser un completo laberinto, no sé cómo podían vivir ahí. Esta escalera conduce a la planta del entresuelo donde estaba el despacho de negocios, un archivo y la biblioteca del palacio, al final de la escalera hay una vidriera con los colores de la Corona de Aragón que hoy son los colores de la bandera catalana (aragonesa, mallorquina y valenciana). Las paredes de la casa son de un tono gris y un material muy oscuro, con lo que o gastaban mucho en iluminación o no paseaban mucho por la casa. Después de acceder al vestíbulo hay otra escalera de honor de piedra que nos lleva a la planta noble. Esta escalera te lleva a un ventanal que da a la calle que daría más luz si no estuviera cerrado por unas columnas, pero no más llamativo de esta zona son los techos de madera, su artesanado es muy elaborado y todo el recorrido por esta planta me recordó a los palacios de los reyes católicos donde uno se dedica a mirar al techo y su laborioso artesanado ya que es lo más impresionante. Ciertamente en esta planta el techo no es lo más impresionante pero aún así no hay que perder de vista el techo, porque junto con el resto de elementos (paredes, ventanas, y demás elementos decorativos) crean un autentico palacio de lujo. Por eso de toda la casa la planta noble es la más espectacular del Palau Güell. En la antesala hay unas bonitas vidrieras de cenefas inspiradas en diseños ingleses, la primera sala donde entramos en la sala de confianza, utilizada por la familia como lugar de reuniones y tertulias y el lugar donde las hijas de la familia tocaban el piano, que no sería, supongo, el que está en la sala. Al fondo, tras un cristal, se encuentra la sala de fumadores con una gran mesa y armario para guardar lo licores, pero no veo que se pueda entrar a verlo de cerca. También está la sala de visitas, el tocador para las señoras que ahora está vacía, que además da acceso a través de la sala de los pasos perdidos al salón central. La visita al Palau Güell vale la pena por esta sala que se utilizaba como espacio para dar conciertos. Las visitas se situaban en este salón central junto al escondido teclado del órgano a la derecha y un piso más arriba se disponían la orquesta y las corales. Mientras estas dentro (cada media hora) escuchas el tono del órgano, aunque cuesta verlo a primera vista debido a la decoración de tonos dorados y marrones. Los tubos están visibles pero muy arriba y consigues verlo cuando te das cuenta de la cúpula estrellada en el techo. Hay muchísimos detalles en esta sala, te recuerda un poco al barroco por lo sobrecargado del lugar, pero igual que el barroco es impresionante la cantidad de elementos y detalles bonitos que adornan las estancias. Desde esta sala se suben unas escaleras hasta las estancias matrimoniales, y resto de dormitorios, aquí la mayoría de las salas están vacías, algunas conservan algún mueble, pero no muchos, lo que contrasta con la belleza de las otras salas. Subiendo otro tramo de escaleras, estas más estrechas, que entiendo serán del servicio, se encuentra una sala vacía donde, coincidiendo con nuestra visita, se exponen trajes que usó Montserrat Caballé. Un extra en la visita. Y una vez recorrida la sala volvemos a las escaleras (es como una media luna) y vuelta a subir por ellas y llegamos a la terraza. Allí encontramos varias chimeneas y una aguja central con elementos construidos con un estilo y unos materiales que Gaudí repetiría en otros sitios de la ciudad y que identifican completamente a su creador. Con solo verlo sabes que es algo hecho por Gaudi. Algunas parecen guerreros y otras son formas más propias de la naturaleza, desde aquí se puede ver la catedral y los tejados de una gran cantidad de la ciudad. Recorrí la casa dos veces porque, la verdad, perdí al grupo de Nautilus, así que una vez vista la casa volví al centro de partida y rehíce el camino de nuevo. Cuando digo que tiene una estructura complicada no me quedo corta, puede ser un laberinto difícil de seguir, pero lo bueno es que me la vi dos veces, pro a la segunda vuelta conseguí encontrar al grupo y ya fui con ellos de nuevo hasta la terraza, y luego ya bajamos las estrechas escaleras hasta la puerta principal. Es curioso, pero cuando bajas estas escaleras (dos veces en mi caso) te parece que hay muchas plantas que las que te ha parecido subir, dada la estructura del lugar. Es, sin duda, una casa rara. Al salir de la casa nos encontramos con un grupo de japoneses que estaban rodando un documental sorbe Barcelona para la televisión japonesa y que nos preguntó si nos podías grabar, hay que recordar que íbamos vestidos de la época modernista, que no es lo habitual para ver. Sigo contando esta escapada en otra entrada aparte, dedicada más a el paseo y encuentro vestidos de época que a la visita del Palau Güell. Por cierto, normalmente la visita son 12 euros pero por el covid nos salió a 5 euros, así que si puedes hay que aprovechar esta oportunidad.

Visita: Noviembre 2021 

Mis imágenes: album de España &  Instagram 

Información para viajar: Palau Güell

Comentarios

Entradas populares de este blog