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Diario 2010: ESTONIA - Tallin- dia 1

De Lituania fuimos a Estonia por las orillas del mar, ahí todo son pinos, casitas de madera, mar y más pinos. Tallin es la capital con más encanto de los Países Bálticos, aunque tampoco su casco antiguo es muy grande pero si muy bien conservado. La muralla que lo rodea, con sus torreones de tejado rojo, parece sacada de un cuento y en todas las callejuelas puedes pasear como si estuvieras en el pasado, los carros de dulces con vendedores medievales también quedan bien. Dentro de la ciudad vieja hay montones de restaurantes y terrazas para tomar unas cervezas, y queso, especialmente en la plaza del Ayuntamiento, en un rincón de la plaza está la farmacia más antigua. 

 
 

La mejor forma de recorrer la ciudad es perderse por las callejuelas sin rumbo fijo porque cada esquina es encantadora. Las calles cercanas a Raekoja Plats están repletas de turistas, pero caminando y caminando siempre se llega a calles más solitarias, "la pata corta" y "la pata ancha" que está bien bajarlas pero subir esas cuestas empedradas resulta agotador, la ciudad tiene tres miradores, y cada uno da una vista diferente de la ciudad, el puerto, y las torres de las iglesias y del ayuntamiento. Arriba están los restos del castillo de Tallin, la iglesia de la Cúpula y la ortodoxa Catedral Alexander Nevski. 

 
 

En la pata larga hay una cuesta llena de pintores callejeros que exponen sus obras en las murallas y andado por esa calle uno puede encontrar un callejón, como tantos otros encantadores, y este además tiene los restos de una iglesia de los dominicos. Fuera del casco antiguo, Tallin cuenta con su centro urbano con centros comerciales y edificios de oficinas de cristal, y el campo de las canciones, desde lo alto se ve el puerto y los ferry y dicen que ahí los estonios cantando consiguieron su independencia de Rusia. Se puede recorrer el paseo marítimo de Pirita Tee, que discurre a lo largo de la playa de Tallin dejando al fondo los campanarios de la ciudad antigua, aunque se notan los desagües y tuberías que contaminan la playa y el mar, tomando ese camino se puede llegar a la compañía de catamaranes que van a Helsinki en hora y media, es más pequeño pero más rápido para ir a Finlandia, ahí pudimos encontrar una cantidad inmensa de bebidas alcohólicas y comprobé lo que me había dicho un compañero de trabajo, que los finlandeses van a Tallin para comprar alcohol que es más barato. 

 
 

El parque Kadriorg es un lugar ideal. Se puede llegar en tranvía desde la ciudad vieja y luego perderse entre sus árboles, también junto al mar hay un parque con casas típicas estonias, todas de madera, como las rusas. Los estonios son muy guapos, todos altos rubios, ojos claros, pero son más secos y desagradables que ninguno. Al menos el hotel tenía una sala privada para Internet, donde hice uso de la compra del billete del catamarán, porque no sabe desde España si al final lo iba a hacer, pero esa es otra historia.

 
 

Diario 2010: ESTONIA - Parnu - dia 1

La localidad de Parnu es un pequeño lugar al que paramos en nuestro camino a Tallin. El lugar es pequeño pero lleno de rincones interesantes. Bajando nada más llegar al centro continuamos por la calle principal, la calle Nikolai, donde nos encontramos con el ayuntamiento, las iglesias Ortodoxa, luterana y números tiendas y bares en casitas de madera de lo más interesantes. Me parecían casas muy curiosas, de madera, todas coloridas y bien cuidadas y con carteles de los locales muy al estilo años treinta. En una de las iglesias entramos, era una iglesia luterana, con un órgano, balcones de madera, todo muy bonito. En Groenlandia también vi una iglesia luterana de madera y son muy parecidas pero de lo más bonitas e interesantes. Hay muchas casas y mansiones que visitar en la localidad, aunque solo su exterior pues son mansiones de personajes con dinero. También visitamos una torre museo y finalmente acabamos en la playa del lugar, una extensa playa de arena blanca y fina que daba a un extenso mar gris, que no invitaba al baño para nada. 

 
 

Rocca al Mare Museo

El Museo Etnográfico al aire libre en Rocca al Mare se encuentra a 15 minutos del centro de Tallin, a la afueras de la ciudad y rodeado de un bosque. Este museo es un lugar imperdible si se viaja a la capital de Estonia pues nos muestra la arquitectura rural y la forma de vida que tenían los estonios. 

En el bosque se encuentra el pueblo-museo donde han reunido construcciones rurales estonias desde el siglo XVII hasta mediados del siglo XX. Las construcciones auténticas las han movido desde su ubicación original hasta la que tiene en el museo, por lo que no son replicas sino construcciones originales desplazadas hasta ahí (como Abu Simbel en Egipto tras la presa de Asuan).

Horarios:
De Lunes a martes: 10 - 18
De miercoles a domingo: 10 - 20

Precio: 6 euros

Detalle dentro del Museo Rocca al Mare
A lo largo del paseo por el bosque, que es muy grande, podemos encontrar varias granjas enteras: viviendas con techo de paja, estufas sin chimenea, almacenes, saunas, establos, corrales, pozos en el patio, cocinas de verano. También nos quedan por el camino un mesón, una escuela, molinos de viento y de agua, una tienda rural, una herrería y una capillas de madera y paja.
Recomendable entrar en todas las viviendas, los interiores son de la época correspondiente con muebles, telares, utensilios de cocina, de labranza, etc.

Lo mejor es ir en fin de semana porque hacen espectáculos folclóricos. En mi caso era un día laborables y siendo ya otoño no había mucho turista, y aún menos gente con los trajes típicos. Solo vimos a una señora en la puerta de una de las granjas. Ni siquiera la taberna del lugar estaba abierta, aunque sus mesas al aire libre fueron un buen lugar para descansar.

Aún sin espectáculo estos museos al aire libre son muy interesantes y originales par ver con tus propios ojos como era el país.

Detalle dentro de Museo Rocca al Mare

Parnu

Parnu

La localidad de Parnu es un pequeño lugar al que paramos en nuestro camino a Tallin. No sé por qué no recordaba el nombre del lugar y de Estonia solo tenía la entrada a Tallin. El lugar es pequeño pero lleno de rincones interesantes. Bajando nada más llegar al centro continuamos por la calle principal, la calle Nikolai, donde nos encontramos con el ayuntamiento, las iglesias Ortodoxa, luterana y números tiendas y bares en casitas de madera de lo más interesantes. Me parecían casas muy curiosas, de madera, todas coloridas y bien cuidadas y con carteles de los locales muy al estilo años treinta. En una de las iglesias entramos, era una iglesia luterana, con un órgano, balcones de madera, todo muy bonito. En Groenlandia también vi una iglesia luterana de madera y son muy parecidas pero de lo más bonitas e interesantes. Hay muchas casas y mansiones que visitar en la localidad, aunque solo su exterior pues son mansiones de personajes con dinero. También visitamos una torre museo y finalmente acabamos en la playa del lugar, una extensa playa de arena blanca y fina que daba a un extenso mar gris, que no invitaba al baño para nada. 


Visita: Septiembre 2010



Mis imagenes: Album del Facebook de Estonia



Informacion para viajar: pendiente

Souvenirs Estonia

Zona: Estonia

Souvenir:
Vidriera de Tallin
comprada en Tallin
Lo cierto es que no es algo que encontrará tipico de ahi pero me gustaron los dibujos en cristal de la ciudad de tallin, y sin duda esto se podia lucer en la casa mucho más que los pendientes y colcantes de ambar que cogi tambien en Estonia, eso es un regalo más común de ahí, pero por desgracia solo se luce cuando se lleva encima.

Muñeca de madera.
Comprada en Estonia, en el parque museo.

Reno de madera
comprado en Tallin.

Cajita de Madera de tallada
Comprada en Estonia.

El ambar es típico en las Republicas Bálticas (Estonia, Letonia y Lituania) pero ya tenía un arbol, un barco, una tortuga y joyas, no me daba para comprar más ambar.
Y la madera tambien debe ser algo usado en Estonia, por la de cosas que encontré en ese material.

Imagenes de:
- cajita de madera tallada
- reno de madera
- vidriera




Tallin - Estonia

Tallin

De Lituania fuimos a Estonia por las orillas del mar, ahí todo son pinos, casitas de madera, mar y más pinos. Tallin es la capital con más encanto de los Países Bálticos, aunque tampoco su casco antiguo es muy grande pero si muy bien conservado. La muralla que lo rodea, con sus torreones de tejado rojo, parece sacada de un cuento y en todas las callejuelas puedes pasear como si estuvieras en el pasado, los carros de dulces con vendedores medievales también quedan bien. Dentro de la ciudad vieja hay montones de restaurantes y terrazas para tomar unas cervezas, y queso, especialmente en la plaza del Ayuntamiento, en un rincón de la plaza está la farmacia más antigua. La mejor forma de recorrer la ciudad es perderse por las callejuelas sin rumbo fijo porque cada esquina es encantadora. Las calles cercanas a Raekoja Plats están repletas de turistas, pero caminando y caminando siempre se llega a calles más solitarias, la pata corta y la pata ancha que está bien bajarlas pero subir esas cuestas empedradas resulta agotador, la ciudad tiene tres miradores, y cada uno da una vista diferente de la ciudad, el puerto, y las torres de las iglesias y del ayuntamiento. Arriba están los restos del castillo de Tallin, la iglesia de la Cúpula y la ortodoxa Catedral Alexander Nevski. En la pata larga hay una cuesta llena de pintores callejeros que exponen sus obras en las murallas y andado por esa calle uno puede encontrar un callejón, como tantos otros encantadores, y este además tiene los restos de una iglesia de los dominicos. Fuera del casco antiguo, Tallin cuenta con su centro urbano con centros comerciales y edificios de oficinas de cristal, y el campo de las canciones, desde lo alto se ve el puerto y los feerys y dicen que ahí los estonios cantando consiguieron su independencia de Rusia. Se puede recorrer el paseo marítimo de Pirita Tee, que discurre a lo largo de la playa de Tallin dejando al fondo los campanarios de la ciudad antigua, aunque se notan los desagües y tuberías que contaminan la playa y el mar, tomando ese camino se puede llegar a la compañía de catamaranes que van a Helsinki en hora y media, es más pequeño pero más rápido para ir a Finlandia, ahí pudimos encontrar una cantidad inmensa de bebidas alcohólicas y comprobé lo que me había dicho Edorta, que los finlandeses van a Tallin para comprar alcohol que es más barato. El parque Kadriorg es un lugar ideal. Se puede llegar en tranvía desde la ciudad vieja y luego perderse entre sus árboles, también junto al mar hay un parque con casas típicas estonias, todas de madera, como las rusas. Los estonios son muy guapos, todos altos rubios, ojos claros, pero son más secos y desagradables que ninguno. Al menso el hotel tenía una sala privada para internet, donde hice uso de la compra del billete del catamarán, porque no sabe desde España si al final lo iba a hacer, pero esa es otra historia.

Visita: Septiembre 2010

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