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San Sebastian - España

San Sebastian

Teníamos menos de día para ver San Sebastián porque estábamos solo de paso, y lo primero fue la Bahía de la Concha una extensión de arena blanca con forma de concha. Su paseo tiene un aire antiguo que invita a pasear como hace unos cien años, y darse algunos baños de sal. Lugo nos fuimos hasta el monte Igueldo en un extremo de la bahía y desde donde pudimos disfrutar de las vistas de la bahía y la isla como tortuga que se encuentra cerrando un poco la concha de la playa. Es sin duda una de las vistas típicas, aunque como era la primera vez en San Sebastián lo que más me sorprendió es ver un parque de atracciones ahí en el monte. Quien necesita tener una elevada montaña rusa cuando ya estás en lo alto de una montaña y sin duda las vistas desde las atracciones son increíbles. Un lugar curioso pero con encanto, sin duda si hay que tener un antiguo parque de atracciones ese es el mejor lugar. Y luego nos fuimos hasta el otro extremo de la bahía para subir al monte Urgull, otro lugar con miradores increíbles de la ciudad. Y poco más anduvimos por el lugar porque teníamos que comer e irnos, como digo estábamos de paso.

Visita: 1998  

Mis imágenes: pendientes 

Información para viajar: Pendiente 

Recreación Batalla de Vitoria - España

 Recreación Batalla de Vitoria 

Este fin de semana he estado en Vitoria para la recreación de la batalla. El viernes por la tarde estuvimos dando un paseo por el casco histórico de la ciudad y visitando por dentro la catedral nueva de Santa María. Al día siguiente tocaba desfile por la ciudad de Vitoria, homenajes y salvas. Hubo un lío con el lugar de encuentro, nos dijeron diversos sitios casi parecía que no querían que desfiláramos. El año anterior no fui al desfile porque estaba en la conferencia del museo de la armería y luego en el té en el museo de bellas artes. Lo que más me gustó fue el discurso en ambos lugares donde estuvimos: en la plaza de la Virgen Blanca y en la diputación donde hay una escultura del general Álava. Lo peor fue como siempre, ser la parte civil de una recreación militar. Pero bueno, este año ya no hay más. Tras el desfile y discursos nos llevaron en autobús hasta Armentia, donde estaba localizado el campamento y donde se realizarían las dos batallas, una junto a la ermita basílica y otra junto al campamento. En el campamento nos dieron de comer, y mientras unos tenían tiendas de campaña, con mesas y sillas, otros nos hicimos un picnic a la sombra de los árboles, junto al riachuelo. El lugar era idílico y el tiempo fue espectacular, quizás demasiado calor para ser el norte pero al menos no amenazó con lluvia en ningún momento. Después de disfrutar de la comida picnic y de la charla en compañía, las damas dimos un paseo por esos caminos mientras otros dormían la siesta, limpiaban las armas o jugaban a las cartas, lo que es la vida de campamento. Después cuando el público empezó a llegar algunos hicieron demostración y explicaciones sobre las armas, y luego hubo una demostración por parte de los húsares y sus caballos. Duelos a sable sobre caballo y caídas. Pusieron también una manzana y sandías en unos palos para que los jinetes las cortaran con el sable al pasar al trote con el caballo demostrando así el uso de caballo y las armas. Después del espectáculo nos acercamos a la ermita basílica para ver su interior y su pórtico y rezar antes de la batalla. La batalla era en la campa junto a la ermita, los escoceses y los españoles estaban al otro lado del riachuelo (es un lugar idílico para pasear y estar) y al otro lado junto a la ermita basílica estaban los franceses y los civiles que los acompañábamos para disfrutar de las vistas. Al fin y al cabo las batallas en esa época eran como ver un programa de televisión hoy en día; un entretenimiento. Los escoceses, ingleses y españoles fueron ganado terreno, cruzaron el rio y avanzaron hasta subir la loma hasta la ermita, desde arriba los civiles veíamos la batalla con nuestros catalejos, los disparos a fusil y las batallas a caballo. Al final las tropas avanzan obligando a la retirada a los franceses y los civiles tenemos que correr escapando del lugar. Así con la primera derrota del ejecito francés, acaba la recreación de la tarde. Son las nueve de la noche y van a darles la cena y luego, ya se sabe, campamento, fuego, alcohol, mujeres…yo me fui a Vitoria a descansar otros sé que se quedaron hasta las tres de madrugada de fiesta. Al día siguiente en cambio todos tienen que madrugar para las 10 de la mañana abrir el campamente al público. Los que se quedaron en el campamento a dormir se despiertan a toque de corneta, el resto podemos descansar algo más. La batalla esta vez es más a lo largo, a parte de los soldados y la caballería hay otras cosas en las que fijarse, como las cantineras dando agua a los soldados sedientos, o al espía civil que toma notas de la batalla y luego se las pasa a su mujer para que la nota llegue a buen puerto, es decir, a mano de las familias que van a hacer negocio con conociendo las noticias de la batalla con antelación a los demás. Las compañías de ingleses, escoceses y españoles van avanzando y ganando terreno a las tropas y caballería francesa, de forma que los civiles que estamos viendo la batalla en la retaguardia tenemos que correr hasta el campamento para recoger las cosas de valor y alejarnos antes de que el ejército contrario llegue y lo saquee todo. Pese a escapar las tropas están animadas por haber ganado la batalla y uno de los civiles es atrapado y desnudado por los soldados que se reparten su ropa entre sí, otras luchamos por liberarnos de las garras de los soldados y alguna cae en el suelo y acaba siendo violada. Cosas que pasaban en la batalla, se recrean todas. Fue una recreación con muchos detalles en los que fijarse, claro que hay que ser observador, y donde la pasamos muy bien.

Visita: Junio 2018

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Del Pais Vasco a Cantabria - España

De San Sebastián a Castro Urdiales

Todas las veces anteriores que he ido a Castro Urdiales ha sido en coche desde Bilbao o en autobús desde Zaragoza, por lo que esta vez desconocía el recorrido. Salí de San Sebastián en autobús de ruta hasta Castro Urdiales, la primera parte del trayecto es la más bonita que me ha tocado ver. Me sorprendió ver como el autobús recorre parte de la costa, de forma que uno tiene unas vistas impresionantes de la costa, los acantilados, las playas, etc. Además en vez de las tormentas que presagiaban en el tiempo, en realidad hubo sol y con el cielo despejado las vistas de la costa eran espectaculares. Pasamos por un pueblo, del que no recuerdo el nombre, con una playa rodeada de montañas. En el mar había un montón de surferos esperando la llegada de una ola que tomar. Pasamos algunos rincones con montañas, ríos, y murallas, pero con el sol y el trayecto acabé durmiéndome y desperté al llegar a Bilbao, donde ya quedaban apenas unas paradas para llegar a Castro Urdiales. El autobús iba completo, algo que no me esperaba un domingo por la mañana, pero al igual que el tren en el camino a San Sebastian, el bus iba lleno de turistas extranjero camino a Santander.

Visita: Septiembre 2017

Mis imágenes: España I

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Recreación Andoain 1837 - España

Recreación civil Andoain 1837 

El sábado cuando me levanté todavía era de noche y llovía, vestirse uno solo de 1837 es muy difícil, con tanta ropa y capa (y es ropa de verano). Al tercer intento (el corsé de época limita mucho los movimientos) conseguí terminar de vestirme (menos un par de broches arriba del todo que no se veían). Cuando miré por la ventana ya era de día y el arco iris aparecía sobre San Sebastián. Desde mi ventana se podía ver la ribera y la escultura en lo alto del monte. Al salir hacía sol pero hice uso del paraguas porque llovía, pero solo use el paraguas ese día durante el trayecto del alojamiento a la estación de tren. La supuesta lluvia y frío que daban en el tiempo durante varios días, o no había llegado o pasaba de largo. Esperando al cercanías para ir de San Sebastián a Andoain la gente me preguntó por mi aspecto. Lo más curioso fue la pregunta de si iba de boda o disfrazada, les dije que ninguna de las dos, que de recreación. Pero me sorprendió lo de la boda. No me imaginaba ir de boda con la moda de 1837, que no es precisamente “minimalista”. Andoain está en la montaña, es muy bonito, con sus montes verdes, el cielo estaba azul profundo y pocas nubes, eso era buen pronóstico. Habíamos quedado en la Goikoplaza, la plaza principal, donde está el ayuntamiento y la iglesia. Al principio nos íbamos a reunir los recreadores ahí para hacer un recorrido turístico histórico al pueblo, recreando la visita del pretendiente al trono, Carlos II, a Oriamendi. Pero lamentablemente el guía tuvo un evento familiar que impidió que tuviéramos el recorrido, así que nos entretuvimos por la plaza y la iglesia, recreando un paseo matinal de las clases de la época y viendo la boda que había en el ayuntamiento. Y sin darnos cuenta era la hora de comer y aparecían unas nubes negras en el cielo que presagiaban malos augurios, así que en vez de hacer el picnic programado en los montes, comimos en un restaurante de la plaza. Y cuando acabamos de comer ya no llovía y el cielo retomaba su color azul. Se quedaron algunas nubes pero blancas y poquitas, así que el día volvía a tener buena pinta. La comida fue algo incómoda porque estar mucho tiempo sentada con el corsé me agobia demasiado porque aprieta mucho más y estaba mejor de pie que sentada (al día siguiente me dolieron las costillas). Por la tarde, y dado que no pudimos hacer picnic, los ferrotipistas ambulantes Equipo 108 (jabisoto.com) montaron su laboratorio ambulante y cámara en el porche de la iglesia, lugar donde aprovechamos para tomarnos unos ferrotipos. El ferrotipo es uno de esos procesos que se realizaron antes de que llegara la fotografía a todos, en 1853, donde la imagen se exponía en una placa de metal de hierro, la cual anteriormente se había teñido de negro mediante barniz, y añadido una capa de material sensible (nitrato de plata y colodión). Debido a la plata la imagen brilla como un espejo y según la posición de la luz a veces uno se ve reflejado en vez de ver la imagen. Y la imagen que resulta en la placa es como un espejo donde ves lo contrario a lo que hacías, por ejemplo en una miraba hacia la izquierda y la imagen sale mirando a la derecha. Este equipo había estado en la batalla de Vitoria (época anterior) pero fue el día en que yo no estuve, así que fue la primera vez que tomaba con ellos. Fueron tan amables de venderme uno de los dos ferrotipos que realizaron, hay que tener en cuenta, que como los fotógrafos que van a estos eventos, sus fotografías/ferrotipos son para ellos su trabajo de arte, para exponer y publicar. Aún así conseguí llevarme uno de los ferrotipos en los que salía con pose de la época. Hay que tener en cuenta que el ferrotipo tiene más dificultades que la fotografía, por un lado está el tema de la luz ultravioleta, depende de la persona saca todas las manchas u oscuridad de la piel, por lo que no sale bien. Por otro lado, al ser al aire libre el control de la luz es peor y en el ferrotipo no existen negativos ni copias digitales, solo hay una imagen que pueda salir. Tanto si sale bien como mal es algo único. A veces gastas todo el tiempo que supone, hacer la fotografía y el revelado en la placa para que no salga una imagen adecuada. A parte del tiempo del proceso químico también está el tiempo que uno tiene que estar quieto en la zona de fotografía, es importante que al quitar el obturador no te muevas ni un poco, ni siquiera parpadear o mover los ojos porque , tal y como me dijo Elena del Equipo 108, puedes parecer la niña del exorcista. Así pasó al tarde, dado que el proceso es largo, y llegó la batalla de Andoain. Se suponía que era una recreación de la batalla que tuvo lugar en 1837 entre carlistas y liberales (aunque lo de recreación…). Tal y como hice en otras ocasiones, mi intención era ver la batalla con el público, igual que hice en Waterloo, Tarifa o Vitoria, pero mientras estaba con el publico un tipo mal vestido de fraile nos mandó para el final, para, claramente, no quitarle protagonismo, por supuesto ni le hicimos caso, si la gente me pedía fotografías yo no digo que no, y si voy con el publico puedo ir vestida como me dé la gana, como si voy de payaso. La organización de la batalla se escuda en que sino confundíamos al público y que mi traje y mi sombrero eran de dudoso rigor histórico. No voy a entrar al debate, quien dude que haga investigación, pero lo que me molesta es que la batalla es de todo menos recreación, se podría decir que es más un musical histórico (como lo es Los Miserables), donde actúan y cantan (esto último mucho), pelean un poco, y al final hay un coro cantando que resucita a todos los muertos. Por supuesto a la gente le encanta pero eso tiene poco de reconstrucción histórica y bastante de obra musical. Por lo que uno puede ver la obra de la batalla de Andoain, pero no es ninguna recreación histórica. Hubo gente que me había visto durante la mañana que nos preguntó por qué no íbamos con ellos o si nos habíamos perdido, no contesté lo que me hubiera gustado (por que los de aquí no han dicho que nos escondamos) pero ahora en el blog puedo decirlo con total sinceridad: quieren absoluto protagonismo por lo que ir vestidos de forma comedida si vais de público, no vaya a ser que os pidan esconderos. Tras la batalla, y cuando se despejó la plaza, nos reencontramos todos (entre tanto público era difícil vernos) y nos fuimos a tomar algo, invitados por los padres de un recreador, porque la gente de Andoain es muy maja y dan muestras claras de la hospitalidad vasca. Que los del musical de la batalla nos trataran así no significa que la gente de Andoain no sea encantadora. Y cuando ya de noche empezó a chispear regresé a San Sebastian.

Visita: Septiembre 2017

Mis imágenes: Recreación 1837 

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San Sebastian - España

San Sebastian

Como no tengo coche para ir a San Sebastian tenía dos opciones: el autobús y el tren. El tiempo de trayecto, curiosamente, es el mismo. Así que siendo que iba a tardar lo mismo preferí el tren que te puedes mover libremente y no estar sentada todas las horas. Siendo viernes por la mañana no esperaba que hubiera mucha gente en el tren (suele tener sentido que se coja por la tarde como salida de fin de semana) pero en cambio el tren iba completo. Las maletas de varias personas fueron al sitio de minusválidos (no había ninguno) porque no quedó ni un rincón donde dejar las maletas. Por lo que pude comprobar al menos tres de los vagones estaban llenos de turistas extranjeros (japoneses, ingleses, etc). Tuve la mala suerte de tener a mi lado a dos niñas inglesas muy monas pero que en cuatro horas de trayecto no pararon de cantar, saltar y dar mal en inglés. Fue muy curioso, no esperaba que en estas fechas hubiera tantos extranjeros, pero al parecer ir de Barcelona a Donosti en tren es un trayecto usual. Como en el tiempo daban tan malos días (borrasca de frío solar) esperaba llegar a San Sebastian con la misma lluvia y frío con la que salí de Zaragoza y dedicarlo a descansar (sobre todo después del dolor de cabeza de las pesadas del tren) pero fue salir de la estación de tren y ver el cielo azul y el sol de San Sebastián que invitaba a pasear que cambié de idea. Así que me registré, vacié la maleta y salí a la calle. Nada más salir de la estación uno se encuentra con el puente María Cristina, fui a comer junto a la ribera, en una terraza al sol, y luego crucé para dar un paseo por la ribera hasta ver el puente que cruza hasta el Kursaal, un centro de convenciones de estilo postmoderno. La imagen era de postal; arriba el cielo era azul, el puente blanco y verde en medio, y abajo el mar de color azul. Con sol brillando en el cielo San Sebastián se ve mucho más bonito. Continué el trayecto cruzando por el hotel María Cristina, un lugar perfecto para alguna recreación de la Belle Epoque dado que la reina regente María Cristina estableció aquí su residencia real durante el verano y de aquí llegué al paseo que se abre a la bahía circular con aguas cristalinas y playa de arena blanca La Concha está adornada por lujosas mansiones que se elevan en la colina. El paseo a lo largo de La Concha está rodeado por una ornamentada barandilla blanca que cuando el mar y el cielo se combinan en azul ofrece un aspecto muy marítimo y relajante. Había bastante gente en la playa, además de gente paseando y sentada al sol. El día era más de verano que de temporal polar. Por la noche, después de cenar di un paseo nocturno por la ciudad, que iluminada es muy bonita. De noche me fijé por primera vez en el antiguo edificio de Tabakalera que está junto a la estación de tren. Nunca me había fijado en él y me pregunté qué edificio era, porque la parte de arriba era moderna, y la de debajo de estilo modernista.  

Visita: Septiembre 2017

Mis imágenes: España I

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Recreación un paseo en San Sebastian 1860 - España

Recreación un paseo en San Sebastián 1860

El domingo amaneció con un cielo despejado de un profundo color azul y un sol generoso. Como el viaje en tren es bastante largo cogí la vuelta a la hora de la comida para no llegar excesivamente tarde, ya que las recreaciones me suelen cansar bastante y al día siguiente tocaba trabajar. Como no tenía más que la mañana, y aunque nublada, ya había visto San Sebastián, decidí ir a la recreación que se realizaba en el parque de Cristina Enea. Este parque está muy cerca de la estación por lo que me venía perfecto. Quedé con el resto de recreadores amigos en la puerta del parque y procedimos a dar un paseo por el mismo recreando los paseos de domingo, que tras misa, harían los dueños del lugar en su época. En este parque se está representando la obra de teatro “Sueño de una noche de verano” de Shakespeare y como el parque es de estos parques que por la noche cierran, el escenario de la obra es todo el parque. Por lo que al pasear nos encontramos espejos, que teniendo en cuenta a nosotros vestidos de época 1840-1860 me sentí como Alicia a través del Espejo, un paisaje mágico. Continuamos el paseo y Carlos Rilova, doctor en historia y recreador, nos guió el paseo por el parque contándonos la historia del lugar, que perteneció al Duque “consorte” de Mandas (personaje que recreaba) y que murió sin descendencia y legó el parque a la ciudad. El lugar es muy bonito, y con la sombra de los grandes árboles el sitio idóneo para estar un domingo soleado. Cuando llegamos al palacete, que conserva algo de la estructura original aunque se le han hecho muchas modificaciones modernas, y posábamos junto al busto del duque, llegaron del Diario Vasco. Tanto a los periodistas como a nosotros, los recreadores, Carlos nos deleitó con mucha más historia del parque con el fin de animar a la gente a vivir la reconstrucción histórica civil. La casa del guarda, que está junto al palacete, sí que ha conservado gran parte de la estructura original. Cerca del palacete hay una explanada que era el campo de criquet. Bajando cerca del estanque y un gran árbol con candelabros colgados de sus ramos nos acercamos a una parte con más espesura y es que el parque tiene un diseño inglés, asemejándose más a un bosque que a un parque. Cuando los periodistas se marcharon la gente siguió preguntándonos (no sé qué manía tiene la gente en considerar que vamos disfrazados o somos actores, cuando no es ninguna de las dos cosas) y conocimos a una señora que vivía en Francia y que nos dijo ser descendiente de Isaac Peral. El duque de Mandas, por cierto, invirtió en el submarino de Isaac Peral (por supuesto toda la información salió de Carlos Rilova). En la zona que rodea el palacete se ven bastantes pavos reales, a los que se puede uno acercar sin mucho problema. En definitiva, un parque de estilo inglés con mucha historia y muy interesante para disfrutar, y si además disfrutas de un paseo cómo los de la época, en un domingo para hacer negocios, disfrutar del clima y lucirse un poco, aún mejor. En cuanto a la recreación y la historia del fin de semana lo mejor es remitiros al blog de Carlos Rilova y la entrada sobre ello: http://blogs.diariovasco.com/correo-historia/2016/07/04/historia-ferrocarriles-y-autoconciencia-1869-2016/.

Visita: Julio 2016

 Mis imágenes: Dentro del Álbum España - Recreaciones País Vasco (Facebook album)

Recreación en Iraeta - España

Recreación civil en Iraeta

De Azpeitia regresamos a Iraeta donde descubrimos que ya no llovía, en el campo de maquetas de Iraeta procedimos a realizar un picnic de época, solo estábamos nosotros en el lugar y el paisaje acompañaba para realizar un picnic idílico: montañas verdes a nuestro alrededores, césped cubierto de florecillas blancas. Descargamos las cestas con la comida: jamón, queso, cerezas cogidas del árbol de uno de los recreadores, copas de cristal y tazas de porcelana para el vino, el agua y el té, y el delicioso pastel vasco. Hay que reconocer que tanto la compañía como el lugar hicieron del picnic una maravilla pero en esa época las mujeres debían tener muy complicado poder sentarse en el suelo, aunque en los libros o en las imágenes nos parezca algo tan sencillo con la ropa de la época no lo es. Por la tarde llegaron modelistas de toda España para poner en marcha sus trenes a escala en el circuito de Iraeta, donde por cierto, era nuestro picnic. Me monté en uno de los trenes a escala, antes pasando por la taquilla para hacerme con uno de los billetes de época, y, aunque la ropa de época no ayuda, es muy divertido. El público que montaba en los diversos modelos de trenes a escala, circulaba a nuestro alrededor mientras nosotros pasábamos del picnic a la lectura de poemas de Edgar Allan Poe sentados sobre las mantas. En uno de los momentos los caballeros discutieron, se lanzaron los guantes a la cara y acabaron cogiendo las espadas para batirse en duelo a primera sangre, las damas horrorizadas vimos como el tranquilo picnic se estropeaba mientras los espectadores circulaban en sus trenes a escala y alentaban a uno u otro. Tras la primera sangre, apenas un rasguño en la mano, el honor quedó saldado y procedimos a golpear el clavo de oro que unía la costa este con la oeste, representando (a escala) la fotografía y el momento de esa unión, que se conmemoró clavando el elemento representativo: el clavo de oro (y así dar por inaugurada la nueva zona del circuito de trenes a escala de Iraeta). Para hacerlo más interesante los recreadores quedaron en fallar los dos primeros intentos de clavarlo con el mazo, pero los presentes no lo sabían y fue muy divertido ver la reacción de los mismos. Una tarde muy entretenida con gente majísima, y una interesante afición la de los trenes a escala. Espero verla alguna vez más.

Visita: Julio 2016

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Fotografía de entrada: Koldo.

Recreación en ferrocarril de Azpeitia 1840-1860 - España

Recreación en ferrocarril en Azpeitia 1840 - 1860

Amaneció con lluvia. En el tiempo habían pronosticado sol viernes, lluvia el sábado y sol el domingo, y se cumplió, para no dejar mal a los de las predicciones meteorológicas, el sábado llovió. Aún así me vestí de época de 1840 para coger el cercanías para ir de San Sebastián a Andoain donde un compañero de Recreación me recogería para ir a Iraeta, donde nos íbamos a reunir todos los recreadores. Cuando llegué a Andoain seguía lloviendo con fuerza y continuadamente, y aunque el compañero tuvo buena intención quiso enseñarme el paisaje del interior de Guipúzcoa y lo que obtuvo de mí fue un ¿qué paisaje? porque solo se veía niebla y más niebla, por lo que paisaje poco podía ver. Llegamos a Iraeta y el bar estaba cerrado, y seguía lloviendo, afortunadamente la iglesia, con pórtico cubierto en su entrada estaba frente al bar así que nos refugiamos de la lluvia, cuando todos los recreadores estábamos presentes y vimos que el día no tenía intenciones de parar de llover nos acercamos hasta Azpeitia. En Azpeitia no llovía y ahí se encuentra el museo del ferrocarril, un lugar muy recomendable para visitar. Con la entrada te dan un ticket duro de los “de antes” y que hay que guardar para montar en el tren a vapor que hace un paseo de cinco kilómetros. Aprovechando que había tiempo visitamos el museo, que es un poco como el de trenes de Hoorn en Holanda, solo que algo más pequeño. En el museo hay varias locomotoras y vagones de diversas épocas, y cuando entrabamos al hangar donde hay más vagones y otros vehículos como trolebuses y tranvías una pareja japonesa nos vio y estuvieron encantados de hacerse fotografías con nosotros. Algunos de los pequeños también se fijaron y luego vimos a algunos de los visitantes del museo en la recreación de Iraeta. Hay una guía que va enseñando el museo, pero como llegamos algo más tarde nos perdimos sus explicaciones, excepto aquella en la que presentaba el tranvía de Zaragoza, que está ahí y funciona, y todos se subieron en el tranvía para ir hasta donde estaba parado el tren a vapor, luego descubrí que mi abuelo fue conductor de tranvía en Zaragoza. Nosotros fuimos andando hasta el tren a vapor porque como habíamos llegado más tarde nos faltaba de ver la sala de las máquinas donde se conservan las antiguas máquinas para reparar los trenes antiguos. Tras la interesante visita al museo nos acercamos hasta el tren a vapor para poder empezar nuestro viaje al pasado. Subimos a los vagones, las damas con ayuda de los caballeros puesto que la ropa de aquella época y las escaleras de los vagones no tenían la comodidad de hoy en día. Fuimos pasando por diversos vagones hasta encontrar unos asientos de madera libres, y esperamos ansioso el comienzo del viaje. El silbato del tren pita y comienza el recorrido, vemos pasar por la ventana los árboles y las montañas verdes, el precioso paisaje del país vasco, y abrimos las ventanas para sentir el aire correr y ver como entramos en un túnel, la cesta de viaje permanece sobre mis rodillas mientras disfruto del paisaje mientras el caballero de enfrente enciende su puro. Sin apenas darnos cuenta llegamos a la estación donde el tren para y el revisor nos informa que van a proceder a cambiar la locomotora, colocándose esta en la parte frontal. La mayor parte de los pasajeros bajamos para presenciar este evento y ver cómo cabalga sobre los raíles de hierro la locomotora solitaria, sin vagones y echando humo mientras suena el silbato. Tras unas conversaciones de los caballeros con los maquinistas volvemos a nuestros vagones para comenzar el viaje de regreso. Parte del camino pasa junto a la carretera y los coches nos saludan, salimos al descansillo que une los vagones y vivimos la velocidad del tren a vapor, sentada en los vagones parece que va lento pero una vez fuera hay que sujetarse los sombreros para que no vuelen, o sujetarse a la barandilla para no caerse. El revisor pasa para marcar los billetes del tren y atravesamos un túnel. Atravesar un túnel fuera de los vagones en un tren de vapor te ahoga con el humo del vapor que inunda el túnel, hay que experimentarlo para poder llegar a pensar en algo tan lógico como esto. Finalmente llegamos de nuevo a Azpeitia y celebramos la aventura en tren a vapor con una fotografía de grupo, puedo decir que a veces lo mejor del viaje no son el lugar o la época sino la buena compañía.

Visita: Julio 2016

 Mis imágenes: Dentro del Álbum España - Recreaciones País Vasco (Facebook album)

Fotografía de entrada: Julia Rodriguez.

San Sebastian - España

San Sebastian

Han pasado ya varios años desde la última vez que estuve en San Sebastián, pero aún recuerdo la playa de la concha en un día gris. Y por supuesto, recuerdo que no subimos al monte Urgull. Mi objetivo del viaje era hacer ejercicio disfrutando de la ciudad. Lo de disfrutar de la ciudad es habitual en mí, lo de hacer ejercicio es porque Zaragoza es plana y planeamos ir de viaje a Noruega en septiembre y subir el “pulpito”, y sé por experiencia tras subir el WaynaPichu, que necesito hacer algo de ejercicio que suponga subir escaleras o cuestas, para no agotarme en el transcurso. Se podría decir que San Sebastián tiene tres montes, el Urguell, donde está el castillo, la isla del centro y el monte Igueldo. Como de costumbre decidí aprovechar todo el día, me alojaba cerca de la estación por lo que empecé mi recorrido por la ciudad en el puente de Maria Cristina, el más lujosamente adornado con sus torres con caballos, barcas y demás detalles arquitectónicos. De aquí llegué a la catedral del buen pastor, donde comenzaría mi recorrido turístico, fui pasando por la Diputación, que tiene en el centro de la plaza con parque botánico un interesante medido de temperatura, y de ahí hasta el ayuntamiento donde la playa de la concha da acceso al casco viejo y el puerto. Cerca del casino paré a desayunar, como casi todo el mundo sabe no son muy de viajes culinarios, la gastronomía y yo somos poco afines, pero en el norte se come muy bien, asi que disfrute del desayuno y de la comida en el puerto. Tras el desayuno comencé a recorrer el casco histórico pasando por la iglesia de san Vicente, el museo de San Telmo, la iglesia de Santa María, la plaza de la Constitución, ... callejeando por el casco histórico (y sus estrechísimas calles) descubrí una placa con la interesante historia del asedio de la ciudad durante la guerra de la independencia, lo napoleónico me persigue. Junto a la iglesia de Santa María hay un cartel que indica la subida al castillo, desde ahí comencé mi subida al monte Urgull. Encontré a la primera la subida al castillo por el camino más corto, aunque por el afán de hacer ejercicio luego me recorrí (arriba y abajo) muchos de los otros caminos que existen. Si se quiere subir directamente al castillo hay que seguir el camino hacia el castillo que empieza en la iglesia de santa María, tras el primer tramo hay dos bifurcaciones, hay que seguir hacia arriba, y aquí nos encontramos con el baluarte mirador. Un precioso baluarte que recorrer y desde donde poder tener unas vistas del mar y del museo de San Telmo y el paseo nuevo. Desde aquí hay dos caminos, hacia el baluarte de las damas y el otro que va subiendo, hay que seguir el que sube y es contrario al baluarte de las damas, y este te lleva directo al castillo. Aunque he dicho que sube en realidad el otro camino comienza a ser un laberinto de subidas y bajadas y más subidas, con lo que acaba alargándose la cosa mucho más. Lo primero fue subir hasta el castillo, por el camino al castillo uno se puede parar en visitar varios de los baluartes que existen, y disfrutar del paisaje. Una vez llegados al castillo en el centro de las murallas está el edificio de acceso gratuito con un museo sobre la ciudad de San Sebastián, muy interesante, y también unas escaleras que permiten subir hasta la escultura que preside la cima del monte, y el punto más alto. La subida merece la pena porque tiene una vista impresionante de la concha y del casco viejo. No es tan elevada como la del monte Igueldo pero permite ver con más detalle lo que es todo el aspecto de la ciudad por lo que no es de extrañar que fuera refugio en la guerra napoleónica. Es un lugar muy recomendable y no muy visitado. Casi todos los que estaban ahí hablaban inglés, francés, alemán…para turistas de fuera. Tras varios caminos recorridos y baluarte visitados, con sus respectivos miradores, bajé hasta la unión del paseo nuevo y el puerto para volver a subir el monte y dirigirme hacia el cementerio inglés. El lugar está bastante abandonado, no había nadie y daba hasta algo de miedo meterse en la espesura del lugar para ver las tumbas, hasta caminar atravesando las verjas abiertas sobre las hojas secas daban la impresión de abandono. Pero hay mucha historia si te paras a leer los carteles. Tras ver el cementerio inglés bajé hasta el puerto y el museo nabal. Después de comer caminé por la playa de la Concha mientras la gente disfrutaba del sol y de los baños (lo del sol es relativo; hacia sol pero estaba nublado, aunque hacía tiempo que no se me ponían las orejas rojas). Por mi paseo por la Concha llegué al antiguo balneario de La Perla, y de aquí al Palacio de Miramar, el jardín está decorado con interesantes y modernas esculturas, pero es mucho más bonito las fabulosas vistas que se tienen desde el palacio. De aquí continúe hasta llegar al monte Igueldo para tomar el funicular y subir hasta arriba, donde tener una vista magnifica de toda la ciudad de San Sebastián y todos los lugares a su alrededor. Una vez abajo pensaba continuar para ver el peine del viento pero el camino para llegar a la escultura estaba cerrado por obras en adecuar la montaña para evitar desprendimientos. De regreso decidí seguir caminando para recorrer el puente de Santa Catalina, ver el teatro, el puente de Zurriola y la Kursal, y tomar el paseo del norte que estaba muy frecuentado por paseantes y ciclistas. San Sebastián en verdad es muy bonito, aunque en un día se puede ver casi todo.

Visita: Julio 2016

 Mis imágenes: Dentro del álbum España I (pagina de facebook)

Vitoria - España

Vitoria

Tras pasar el día de recreación decidí aprovechar el domingo para escaquearme de la batalla y visitar la ciudad de vitoria, en todo este tiempo solo había estado de pasada y tomé la decisión al poco de regresar de Italia. Busque para reservar una visita a la catedral vieja, la más antigua y que está en obras desde hace años, y quedaba una plaza libre para el primer turno de visitas guiadas, así que fue como cosa del destino determinar que el domingo tocaba visita turística a la ciudad. Todo el recorrido del domingo lo haría a pie dado que casi todos los lugares están muy concentrados en el casco histórico y el hotel donde me alejaba estaba apenas unos minutos del centro. Comencé el recorrido caminando hasta la plaza de España y de ahí cruzando la plaza que es cuadrangular y rodeada de edificios llegué a la plaza de la virgen blanca, donde se encuentra el famoso cartel vegetal de Vitoria Gasteiz. Realmente acercarme a la plaza de la Virgen Blanca fue un capricho porque el recorrido dejaba esa parte para el final. Regrese por la plaza de Espala a la calle por donde había entrado, para pasar junto a la balconada de Los Arquillos, y subir por la calle hasta la casa del cordón, donde lo más llamativo es su antiguo torreón. Sigo por la calle que a cada rincón muestra una casa interesante por ver hasta que llego a la plaza de la Bullería, aquí puedo encontrar la catedral, una serie de “esculturas” modernas, una casa estilo palacio que es el museo de arqueología, El Portalón que es una antigua posada de la época medieval, y el torreón de los Anda con otra antigua casa de otro estilo al lado. Digamos que esta plaza está llena de edificios de diversos estilos y épocas, un rincón poco concurrido pero muy interesante y la entrada para la visita de la catedral de Santa María. Como todavía tenía mucho tiempo seguí por otra calle para llegar al Palacio de Escoriaza y Esquivel donde una serie de escaleras mecánicas bajaban varias calles hasta otra iglesia, aquí tomé las escaleras para ir a desayunar y regresar para ver la catedral a la hora de la visita. La visita a la catedral no es barata, pero siendo el note de España tampoco puedo decir que sea cara. En principio el recorrido es de una hora, nosotros estuvimos una hora y cinco minutos y se me hizo como diez minutos, el lugar están interesante que una hora sea hace corta. Es más, iba corriendo tras la guía porque iba rapidísimo y no daba tiempo para pararse a ver los detalles. Demasiada catedral para solo una hora de visita. No todo el mundo que tenía reservado se presentó a la visita, una lástima porque vale la pena. Empezamos con un video sobre la obra de la catedral y lo que se ha ido descubriendo sobre la ciudad a través de sus obras. La catedral se cerró porque estaba a punto de derrumbarse porque con las obras que hicieron a lo largo de los años en vez de arreglarla se estropeó más. Aquí nos ponemos los cascos de obra para evitar accidentes y empezamos la visita por la base de la catedral, por debajo de los suelos de la misma donde encontraron donde estaba la antigua ermita antes de la catedral y donde se puede ver el deterioro que hubo. Aquí planean poner un museo, y pudimos ver algunas miniaturas ya construidas para tal efecto. De aquí abajo pasamos a subir a la planta principal de la catedral donde se pueden ver todavía grietas en los muros pero ya sin andamios se ven los detalles de la catedral. Tras ver la planta subimos a recorrer el exterior de la catedral, todavía en obras, con una increíble vista de los montes cubiertos de nieve y verde y que eran la parte de la catedral que servía de muralla protectora de la ciudad. De aquí entramos a recorrer una parte del camino de ronda, este se construyó de forma decorativa por lo que es algo estrecho, solo cabe una persona, pero por lo general el camino de ronda era para que los peregrinos escucharan misa. No es habitual el poder recorrer esta zona de las catedrales que lo tienen así que fue una pena que fuéramos tan rápido, pero tiene una perspectiva y vista diferente. Por aquí pasamos por túneles estrechos y escaleras de caracol para llegar a donde se encuentra el órgano, frente al altar, y de aquí salimos hacia el pórtico de la catedral, con tras entrada de las cuales la central es la que más policromía conserva. Para no hacer una entrada monotemática de la catedral pasaré al siguiente paso. Salimos de la catedral directamente a la plaza de San Macos donde abandoné el grupo y continúe el camino para pasar por las murallas, el centro cultural y llegué a los lienzos de las murallas, que con el soleado día que hacía dejaban una imagen de postal. De aquí se llega a la iglesia de San Vicente, al palacio de Villa Suso y al mirador de la ciudad donde se puede ver la catedral nueva y las montañas. Cerca está la iglesia de San Miguel, y al monumento del Celedón, personaje que da inicio a las fiestas de Vitoria, y de aquí a la plaza de la Virgen Blanca. Dejé la plaza de la virgen Blanca para tomar la calle de la correría hasta el cantón de la carnicería para disfrutar de las casas de las calles hasta bajar por la calle de la herrería, pasar por la Iglesia de San Pedro y seguir hasta volver a la plaza de la Virgen Blanca donde continuar el camino hasta la Plaza de los fueros y la catedral nueva, es interesante pero por dentro no tiene nada que mejore a la catedral vieja excepto más amplitud. Como era el Corpus había procesión así que continúe el camino para volver al hotel, donde cruzaré las vías para ir la zona de los museos, llena de antiguas casas palaciegas donde visité el museo de bellas artes (antiguo palacio y desde el 18 de mayo gratuito) y el museo de la armería, pequeño pero muy interesante. El día anterior, durante la recreación, los vi de pasada y supe que si tenía tiempo tenía que verlos con tranquilidad. La recreación de la batalla fue en la Campa de Olarizu por lo que para haber ido de recreación pude ver bastante de la ciudad. Y recomiendo ver la catedral vieja, aunque esté en obras. El regreso lo hice en tren, cuya estación está muy céntrica. Ya sabéis que disfruto de los viajes en tren y aunque el regional tarda más que el autobús es mucho más cómodo y disfruté de los paisajes del país vasco y navarra hasta llegar a Zaragoza.

Visita: Mayo 2016

 Mis imágenes: Dentro del Álbum España I (Página del Facebook)

Recreación Batalla y té en Vitoria - España

Recreación Batalla de Vitoria & Picnic y té en 1813

La recreación y el campamento de la batalla de Vitoria era en las campas de Olarizu, como no soy de Vitoria pensaba que el parque sería más pequeño y en cambio es bastante grande, recorrí como la mitad del parque hasta que llegué a las campas, aún hoy no estoy segura si las campas era donde fue la batalla y el campamento, u ocupaba más espacio. De cualquier manera, cando llegué al campamento pensaba que me había equivocado y estuve dando vueltas buscando otro campamento porque el que había era muy pequeño, me temo que comparado con los campamentos de Waterloo otros campamentos parecen pequeños. Lo que sí cabe resaltar es el lugar donde fue la batalla y el campamento un lugar precioso y perfecto, todo rodeado de árboles, verde, monte, cielo y ningún edificio moderno a la vista, lo que ayuda a localizar el lugar como en la época napoleónica, un campamento más real. Aunque las predicciones eran de lluvia hizo una mañana soleada por lo que esperaba que hubiera más publico visitando el campamento, cuando iba de camino hacía allí, a través de tanto verde del parque toda la gente que paseaba, andaba y corría por ahí me preguntó sobre el evento, porque aunque eran de Vitoria no lo sabían. En principio iba a ir a una conferencia en el museo de la armería sobre el baúl de té que regaló Wellington al general Álava y luego ir al picnic con té que se haría en el museo de bellas artes, justo enfrente. Conocí a Julie, una australiana que estaba de vacaciones con su marido y que son recreadores así que aprovecharon para estar en el campamento de recreación, y ya que el marido dejaba el campamento para desfilar por la ciudad de Vitoria la mujer se venía al picnic. Para no dejarla sola ni hacerla andar todo el camino hasta el museo esperamos a quien nos llevaba en coche, asi que con mucho gusto me quedé en el campamento haciendo compañía a Julie mientras las dos esperábamos para que nos llevaran al té. Debido a ello pude ver que cuanta más gente se acercó por la mañana fue cuando ya no quedaba casi nadie, así que fuimos las más fotografiadas de esa mañana, todos preguntaban al respecto y un fotógrafo incluso comentó que según el horario que había recibido esperaba verlos ahí, pero le comenté que estaban todos en el desfile por la ciudad. Por fin fuimos al picnic acompañados de otras dos personas más, reflejando cada uno un estilo diferente de la época. Llegamos hacia el final de la conferencia, a mi me hubiera gustado verla entera, pero no pudo ser. Y Julie la australiana me comentó que las imágenes eran muy útiles porque podía leer un poco y así enterarse de algo. Y por fin, tras la conferencia, fuimos al picnic, solo que por algún motivo no se hizo en el jardín, sino que se subió al palacio, que es un lugar precioso para hacerse fotografías, y donde pudimos comer algunas galletas de té, pero nada de la recreación que esperaba. Luego, a última hora y deprisa y corriendo tomamos un “picnic” en el jardín del palacio-museo de bellas artes. El lugar era perfecto, pero tal vez si se quería hacer una recreación hubiera que haber dado más información a los recreadores, porque en mi opinión fue un poco caótico. Luego regresamos al campamento para comer y esperar a lucirnos hasta la batalla. Tuvimos suerte de que lloviera en un interludio entre la comida y la hora de las muestras de caballería, duelo, y vida en el campamento, por lo que estuvimos bajo las carpas de las tiendas a cubierto de la lluvia. Luego volvió a salir el sol y vino la gente a ver la batalla, nosotros, los civiles, nos refugiamos tras un árbol y tuvimos una buena vista de la batalla. Estuvo muy bien, la única pega que no se escuchaba al comentarista, para lo que se le oía mejor que no hubiera habido. en fin, que me gustó mucho y lo vi bastante bien, aunque alguien me dijo que era muy positiva, pero no es así, comparándolo con otras lo vi bien. puede que no hubiera una gran cantidad de espectadores como en Waterloo pero teniendo en cuenta que no había mucha promoción lo vi bastante bien. Las reconstrucciones más grandes que he visto por España por ahora han sido en Aragón.

Visita: Mayo 2016

Mis imagenes: álbum España-Recreaciones del Facebook

La Arboleda, Mirador a Oruella entre otros - España

Mirador de La Arboleda

Aprovechando que CastroUrdiales no está muy lejos del País Vasco nos acercamos hasta Ortuella y de ahí nos dirigimos hacia la montaña, curva tras curva, entre vacas pastando por ladera y ladera, hay un mirador antes de llegar al pueblo de La Arboleda. Desde ese mirador, si hace buen tiempo, se puede ver abajo Ortuella, enfrente el puerto de Santurce, un poco más a la derecha Barakaldo y al otro el pueblo de El Valle. Una bonita combinación de colores, toda las gamas de verdes, marrones azules y grises que puede haber. A la Arboleda se puede subir en funicular, y ver las zonas verdes y sus lagos pero si se tiene coche hay que aprovechar y hacer las curvas de la carretera para poder ver el paisaje dese el mirador: Impresionante.
Visita: Octubre 2012

Mis imagenes: Pendientes

Información para viajar: Pendientes

Ortuella - España

Ortuella

Ortuella, en el País Vasco, es el pueblo de una amiga que hice durante mi viaje a Tunes. Cuando fui a visitarla me llevo a su pueblo que estaba en fiestas. Las fiestas de ahí, son casi iguales que a las fiestas de cualquier otro pueblo, con las peculiaridades vascas, como se ve en la foto. El pueblo estaba entre montañas, y todo era ladero y para subir las cuestas tenían escaleras mecánicas. Me choco bastante porque nunca antes había visto en la propia calle al iré libre unas escaleras mecánicas. Abajo en la falda de la montaña estaban las vías del tren, y aunque llovió algo no tanto como debería. Escuché vascongadas y disfrute del lugar, y de la gente.

visita: 2007

Bilbao - España

Bilbao

Bilbao me sorprendió en cuanto a que esperaba que fuera una gran ciudad, tan importante que es, y en realidad sea pequeñita. Tiene su casco histórico, sus casa y calles, su zona industrial, su ría, sus puentes, su museo gughengeim y sus edificios modernos, y aunque tiene su encanto, como creo que tienen todos los rincones y ciudades, porque cada detalle, hasta la entrada del metro, resulta interesante. Pero se puede ver en un día, y no es de aquellos lugares que no me importaría repetir.

viaje: 2008

Desde Santurce a Bilbao - España

Camino de Santurce a Bilbao

Así comienza la canción, y tomando en coche ese camino se pueden disfrutar de los bonitos paisajes de la costa norte, la zona cantábrica y vasca que adorna de color y de formas el camino. Para quien este acostumbrado puede que este camino no sea tan especial, quien vive entre secano y llano lo apreciara como un paisaje nuevo.

Viaje: 2008

Presentación

Curriculum Viajero - Presentación