DIARIO 2024: ITALIA - TURIN - BAILE PALAZZO BAROLO - DIA 1

El Palacio Fallettti di Barolo se encontraba muy cerca de mi alojamiento lo que implica que se encuentra muy cerca del Palacio Real. Tras un recorrido turístico por la ciudad me acerqué al palacio para el Baile 1800 que organizaba Margarita de Jane Austen Society Florence. Había dos sesiones, pero para poder hacer todo el turismo que tenía planeado (las recomendaciones eran reservar unas dos horas para el museo egipcio) yo cogí la ultima sesión, para no ir apurada. La entrada al palacio es por el museo, la oficina de entrada no da la impresión de palacio hasta que entras al patio interior donde te encuentras con las escaleras y los ventanales de acceso a la planta superior, ahí es cuando lo ves como el palacio que es.

 
 
 

Una vez subes la escalera estaba el salón de baile con un piano, aunque todavía no había comenzado la clase de bailas, continuas a una de las salas del palacio donde se exponían y los chales de Empire Shawls y donde había sillas para poder sentarse (un gran acierto) y la sala contigua del palacio encontrabas vestidos y complementos varios de la época napoleónica. Tras esas salas había más salas y al final legabas al pasillo que da a la terraza, donde estaba la gente disfrutando del poco fresco de la tarde, pero es que dentro del palacio hacía mucho más calor que fuera (y eso es decir mucho).

 
 
 
 

Después de saludar a conocidos y a la organizadora volví dentro para seguir viendo el palacio, las salas estaban iluminadas con velas así que le daba un encanto de la época, fue en 1800 cuando Napoleón llego a Turín y el propietario del palacio se convirtió en amigo personal de Napoleón, ofreciéndole un regalo en su boda en 1806. Así fui pasando de habitación en habitación del palacio, la más llamativa es la que contenía la cama, con el orinal en una esquina, el escritorio, la camisa de dormir, etc todo lujo de detalles. Una de las cosas más llamativas son los techos de las salas. Tras le primer baile salimos de nuevo a la terraza pro un descanso, ya estaba anocheciendo así la luz de las velas le daba un toque más de la época y encantador (para no variar el agua estaba caliente, que costumbre tienen en Turín con el agua natural ponerla del tiempo, cuando el tiempo es de calor).

 
 

Después de salir un rato y como no tenía nadie quien me acompañara volvía entrar a hablar un rato con Charo, aquí le comenté porque decía que yo que yo iba en viaje parecido, este viaje fue programado como recreación, pero al final se quedó en viaje de turismo, y solo permanecieron dos visitas como recreación. Así que quería aprovechar para hablar un rato con los amigos que hace tiempo no veía, pero al final fue poco el tiempo, la tarde se hizo muy corta, ni siquiera llegué a bailar apenas y es que el calor dentro del palacio era horroroso, notábamos caer las gotas de sudor sin llegar a hacer nada. Y así llegó el final de la noche me despedí de los amigos recreadores hasta no se sabe cuando nos volveremos a encontrar.



DIARIO 2024: ITALIA - TURIN - DIA 1

En verano es muy difícil que consiga algún día de vacaciones, pero con gran esfuerzo conseguí el viernes, perfecto para ir a Madrid y a primera hora coger el avión a Turín. Ya había facturado y estaba dentro del aeropuerto cuando pasó lo del fallo del sistema operativo, como no estaba viendo las noticias no me enteré mucho pero básicamente no funcionaba el programa a nivel global, como ya habíamos hecho todo y hasta teníamos ya la puerta de embarque asignada solo nos quedaba embarcar por lo que tampoco notamos mucho el retraso, que tuvimos, pero apenas quince minutos que no se notó.

 
 

Durante la espera del aeropuerto me encontré con una compañera de recreación que también iba al mismo destino en el mismo avión, así que pasamos el rato de espera hablando y ni personalmente ni me enteré del retraso. Hablamos de todo un poco y no recuerdo muy bien como salió, pero comenté cómo había cambiado Corea del Sur y Singapur de la primera vez que los visité a ahora, y ella comentó que le pasó lo mismo con la costa amalfita la cantidad de gente que había porque ahora todo el mundo viaja. Yo en realidad no lo comentaba por la cantidad de turismo que hay ahora (que lo hay; ahora viaja mucha más gente que antes) sino más bien lo decía por como se transforman los lugares adaptándose y modificándose por y para el turista. Por ejemplo, en Corea del Sur cuando fui no es que apenas hubiera extranjeros frente al turismo extranjero que hay ahora, si, hablamos de ello, pero yo más me refería a que cuando fui no había tiendas de alquiler de hanbok y ahora hay muchas para turismo interno y sobre todo externo, no existía el falso “camino de Santiago coreano” que han creado en la isla de Jeju para que la gente recorra andando la isla viendo los lugares de interés paisajístico e histórico, esas cosas han salido para y por el turismo. Y cambian completamente el paisaje y las ciudades.

 
 
 

Mi tía comentaba lo gris que le pareció Turín cuando ella lo visito, y yo le decía, pues ahora sale en todos los sitios como lugar de escapada, pero claro, se habrá adaptado a tener también turismo. Finalmente llegamos a Turín y del aeropuerto hay dos autobuses para ir a la ciudad ero como había tenia una semana horrible en el trabajo y llevaba una maleta lo suficientemente grande como para tener que facturarla yo me cogí un transfer que más o menos me salió de precio como un taxi en Madrid y Barcelona ( y lo sé porque a la ida salí de Madrid pero a la vuelta regrese pro Barcelona, es la ventaja de vivir en medio, que eliges la mejor opción según el día, y como es muy complicado pedir vacaciones el mismo domingo ya estaba volando de vuelta). Tenía un alojamiento muy céntrico, a cinco minutos andando del Duomo, así que nada más llegar deje el equipaje y me fui de turismo. Fui andando hasta la Plaza Castello donde se encuentra el Palacio Real y el Palacio Madama, y la primera sorpresa fueron los semáforos, hay que tener encontré que como nunca he querido aprender a conducir estoy acostumbrada a verde y rojo, el naranja lo asocio a los coches, claro, el primer semáforo con el que me tope en Turín estaba el peatón en naranja y no tenía claro si podía pasar o no, luego vi que es como cuando parpadea el verde, puedes pasar, pero date prisa que se va a poner rojo.

 
 
 

Me adapté pronto, pero al principio mi instinto era parar, luego decía, ah, que puedo cruzar. Y esto me lleva a comentar algo que me llamó la atención y es que para ser Italia son muy civilizados en la conducción, me paraban más en los pasos de cebra de lo que me paran en España, por pararme me paraba hasta el tranvía, que eso fue muy gracioso, en mi ciudad el tranvía tiene prioridad sobre peatones y vehículos, así que yo vi que venía un tranvía y me quedé quieta, solo estaba yo esperando para cruzar, y el tranvía me paró, solo para que yo cruzara; fue un coque cultural. Es más, había una pareja con dos niñas en el otro lado y la niña le dijo a su padre en español, “mira papa, el tranvía ha parado, si pude parar”, lo que refleja lo que decía, uno se acostumbra a que no puedan parar ni para dar paso a los peatones.

  
 

Y todo esto lo decía porque estuve paseando Turín desde plaza Castello, Plaza San Carlo, plaza Vittorio Veneto, porque con esos edificios elegantes uno puede pasear y disfrutar de los lugares que Turín tiene para ver. Pero siguiendo con las visitas comencé en la plazo Castello visitando el palazzo madame que estaba en obras y tenía zonas cerradas a la visita pero aún así vale mucho la pena, es más, me resultó muy curioso porque buscando que ver en Turín en muchos sitios no se comenta nada del Palazzo Madama así que fui un poco con la intriga de si valdría la pena y la verdad es que es una visita muy recomendada porque tienes de todo, y como no es muy turístico estuve prácticamente sola en la mayoría de las salas.

 
 

El Palazzo es un museo con una variedad muy completa, tienes restos romanos, telas de teatro antiguas, cuadros, miniaturas, esculturas, baúles, ropas, cerámica, muebles de las salas del palacio, etc. No es como otros sitios que uno ve el palacio y sus salas amuebladas, o el palacio con exposición de ropa, o el palacio y exposición de pinturas, o el palacio y exposición de porcelana…no, aquí encuentras de todo, lo que para mi me parece maravilloso y me gustó mucho, sobre todo porque como nadie lo nombra en los blog y revistas de viaje es más sorprendente y muy tranquilo visitarlo.

 
 

Ya se da un toque diferente empezando por el inicio, ya que por fuera tiene una fachada barroca que da a la plaza del Castello junto al palacio real y otra fachada más medieval con sus torreones que dan al monumento comandante Emanuele Filiberto de Saboya, flanqueado por soldados de varios ejércitos de la Primera Guerra Mundial. Una vez dentro tienes las impresionantes escaleras de los laterales, aunque la visita comienza por abajo y vas subiendo poco a poco, las salas del palacio son preciosas pero estaban restaurando el suelo de madera de algunas de ellas, los muebles hay algunos muy curiosos, y las miniaturas me llamó la atención que hay una de 1800 con el chal que reprodujo Empire Shawls, la cafetería se ve desde la plaza, con su enorme lampara, y hay tantas cosas por ver, en una de las torres hay un ascensor si no quieres subir y bajar escaleras para ir visitando las distintas plantas, pero también te permite subir hasta arriba del torneo donde hay una vista de 360 grados de la ciudad. El día estaba nublado, aunque caluroso, pero eso dejó ver más fácilmente las montañas que rodean la ciudad.

 
 

Cuando termine de visitar el Palazzo rodee el lugar camino a la Galería Subalpina, que estaba prácticamente vacía, pasando junto al Cafe Baratti e Milano, sus escaparates son la atención de a quien le guste la moda y el modernismo. Tras visitar la Galerita me dirigía hacia la plaza San Carlo pero me desvié y acabé llegando al Puente Vittorio Emanuele I, otro de los lugares que no puedes perderte de la ciudad, por las vistas del río Po, sino también por las vistas al Mirador Monte dei Cappucini y las montañas. El agua del río Po baja tan tranquila que el reflejo de las casas y los arboles de la otra orilla son como un espejo. Pero como no era mi intención tras un vistazo y cruzar el puente para ver más de cerca la iglesia de Gran Madre de Dios y regresé camino a la plaza de San Carlo para ir al Café San Carlo, este café abrió en 1822 y es uno de tantas cafeterías antiguas de Turín que me rece la pena visitar, no son baratas pero el dulce de aquí es grande y buenísimo, mejor una buena merienda que una cena.

 
 

Y de aquí ya marché a visitar el museo egipcio que en este año cumplía 200 años desde su apertura, por supuesto, para no variar con el resto de la ciudad tenía zonas cerradas por reforma aun así vale la pena visitarlo porque, y hay que tener en cuenta que he visitado el museo del Cairo, es muy completo de todo el arte egipcio, desde objetivos hasta momias, escritura, ataúdes, etc. Lo cierto es que acumulan tantos objetos que a veces te puede llegar a saturar tanta cosa, me recordó a cuando vimos Chan Chan, donde en uno de los museos se acumulaban los objetos en las estanterías uno pegado al otro que era difícil destacar un solo objeto. Pese a todo es una visita obligada y tal vez por eso aquí había mucha mas gente, nada que ver con la visita al palazzo madama por el que fui casi completamente sola. El museo tiene hasta rincones que son como las tumbas que vi en el valle de los reyes en Egipto, en esto se nota que sea un museo de 200 años, sin duda alguna ahora ya no se pueden ver mover tantos objetos preciosos y detallados en colores vivos como en la antigüedad.

 
 

Tras visitar el museo egipcio y tras el paseo bastante completo por la ciudad volví al alojamiento para descansar un poco antes de vestirme para ir al Palazzo Falletti di Barolo que también es visitable como museo, pero yo fui para un baile aunque visite algunas de las salas y también tengo que comentar que hay visitar guiadas en italiano, lo que más me gusto es encontrarme con viejos amigos y la vista del lugar a la luz de las velas.

Veere - Paises Bajos

Veere

Este fin de semana con la excusa de un evento regencia no solo viajamos en el tiempo (entre 1790 – 1820) sino que también visitamos un sitio nuevo. Cuando estuve por los Paises Bajos no llegué a este pueblecito porque no hay tren. Tienes que llegar en bus o en coche. Está más cerca de Belgica y de Rotterdam que de Amsterdam pero por tema de horarios, lugar de compañía (no iba sola sino que me acompañada una amiga de recreación) y precios al final fuimos de Barcelona a Amsterdam y en Amsterdam cogimos un taxi para ir a Veere, que son unas dos horas de trayecto. Si vas solo no te resulta rentable el pago del taxi así que mejor coger la opción de ir en tren hasta Middelburg y de ahí coger el bus hasta Veere o un taxi, que te resultará más barato. Pero como he dicho hay múltiples opciones de salida que si vas solo puedes barajar. Cuando llegamos, aunque era antes de la hora del check in, tuvimos la suerte de que la habitación del bed and breakfast ya estaba preparada, la dueña entendía español y además nos tocó el ático por lo que teníamos la habitación más espaciosa, con ventanas a todos los rincones de la ciudad; al puerto deportivo, al lago, al ayuntamiento, a la antigua iglesia. Preparándonos para ir a la clase de baile escuchamos una música seguida de las campanas dando la hora, esa es una de las cosas típicas de Veere, cada hora suena las campanas antecedidas por una melodía. Las campanas suenan a todas las horas por lo que si no puedes dormir con ruido recuerda llevar tapones. En nuestro caso no teníamos problema al respecto así que en vez de molestar nos ayudaba a controlar la hora, ya que no podíamos dedicarnos solo al turismo, también teníamos citas de recreación a las que asistir. Mucho más útil las campanas del reloj que ponerse una alarma o ir mirando continuamente el móvil. Tras vestirnos de 1800 de día salimos para ver un poco del pueblo antes de ir a la clase de baile ya que teníamos algo de tiempo. Primero admiramos las casitas frente al puerto. El puerto de Veere, con orígenes en el siglo XIV, fue históricamente un bullicioso centro comercial y hoy es un puerto deportivo para yates y barcos. El área del puerto cuenta con varios cafés y restaurantes que ofrecen cocina local y un típico puente que cruza un canal que da al lago. Mientras estábamos mirando cada detalle del puerto empezaron a pasar coche de época uno tras otro. No sabemos que sería exactamente, pero nos pareció muy curioso verlos pasar. De aquí nos acercamos al Grote Kerk. La casita pequeña que hay camino a la antigua iglesia, rodeada de césped y árboles, es donde tuvimos la clase de baile de dos horas con descanso y bebidas y pastas de té (riquísimas). Aparte de la comida del descanso la clase también estuvo interesante, el maestro de baile usaba las castañuelas como guía y explicó que enseña los bailes más difíciles. Hubo uno muy divertido porque tenía un paso llamado “mariposa” porque se movían los brazos como las alas de una mariposa batiendo, pero cuando yo lo hacía parecía la imitación de un pollo. El lugar era pequeño y éramos bastantes así que hacía mucho calor. Tras la clase de baile nos marchamos a hacer turismo por el pueblo ya que apenas habíamos visto el puerto deportivo. Empezamos por la iglesia; Grote Kerk, construido a principios del siglo XIV, es una iglesia monumental en Veere. Tiene una estructura imponente que se ve desde cualquier rincón del pueblo. En el interior, la iglesia funciona como un centro cultural con exposiciones, conciertos y eventos, es muy larga, alta y con techos abovedados, entramos por un lateral, disfrutamos de su jardín y revisamos por dentro la entrada, pero al ver el precio decidimos no acceder, el precio de la entrada nos parecía demasiado caro para lo que veíamos que había. Así que salimos del recinto pro el otro lado, donde hay un cañón, y seguimos el camino rodeando la antigua iglesia hasta lo que parecía un pozo rodeado de césped y n pequeño camino hacia una arboleda y otro camino hacia unas casitas, el pueblo está lleno de pequeñas casitas de estilo holandés, con sus tejados escalonados, estrechas y bonitas muy cuidadas con puertas, ventanas, y vallas pintadas de colores y flores rodeando el camino. Seguimos en dirección contraria al centro del pueblo por otro camino de casitas hasta el molino Koe. Este molino de viento bien conservado ofrece una vista típica de Holanda y se puede ver afuera y fotografiado. Junto a él hay un gran parking que estaba lleno de coches de turismos, nosotras nos acercamos andando hasta la valla donde se veían a unas ovejas durmiendo bajo la sombra de un gran árbol. Una estampa idílica y un lugar imperdible. Hay muchas actividades de ciclismo y paseos por el lugar que salen o pasan por Veere. Del molino volvimos hacia el puerto por el canal que nos llevaría hasta el centro para ver el ayuntamiento, muchas de las casas, calles y edificios del centro histórico de Veere datan de los siglos XV y XVI. Merece la pena ver el antiguo ayuntamiento en el mercado. El ayuntamiento y las Schotse Huizen (literalmente "casas escocesas", en referencia al comercio de lana con Escocia) albergan ahora el museo Veere, aquí no entramos, pero ni miramos el precio, fue por faltaba de tiempo. Despues de ver este rincón cito del pueblo bordeando la la Torre Campveerse volvimos al alojamiento para comer y descansar, y justo a tiempo ya que se puso a llover en cuanto subimos a nuestra habitación. A las seis de la tarde salimos y paseando por el paseo de arboles paralelo a la iglesia llegamos hasta el parking donde coger el autobús a Medelburg. En ese momento llovía por lo que no pudimos hacer nada de turismo en Medelburg más allá de ver el ayuntamiento por fuera y por dentro, ya que el baile era ahí. Al día siguiente salimos caminando por el bastión rodeando el lago para ir a dar un paseo en antiguo velero pesquero de la época. Veerse Meer es una gran laguna que se creó como una medida para contener inundaciones en el año 1961. La laguna está rodeada de reservas de la naturaleza, ideal para senderismo y observación de aves, y los visitantes pueden participar en diversas actividades acuáticas como navegación, windsurf etc. La pesca es popular y cuando montamos en el velero el patrón nos comentó las características de ese velero para navegar. El paseo en velero por el lago fue fabuloso ya que no solo se ven las costas y el pueblecito, sino que también disfrutando de la navegación ya que fue un fin de semana de mucho viento así que las velas desplegaron en su esplendor, tuvimos que agacharnos muchas veces para que “no rodaran cabezas” como decían, por el movimiento de los mástiles al manejar las velas con el viento. Tras el recorrido en velero fuimos hasta el museo de Veere ya que en frente nos esperaba un carruaje de caballos, cubierto por si llovía, para hacer un recorrido por los alrededores de Veere. Quienes llevaban el carruaje vestían como holandeses antiguos y el paisaje que recorrimos de canales, pastos, vacas, ovejas, molinos, etc era idílico para excursiones a pie o en bicicleta, nosotros atascamos un poco el trafico por nuestro carruaje a caballo, pero no podíamos hacer nada al respecto. El casco antiguo también cuenta con pequeñas tiendas, cafeterías y galerías donde los visitantes pueden explorar artesanías y productos locales. Ubicado en el centro, sirve como un punto de partida conveniente para explorar otras atracciones en Veere. Las visitas guiadas regulares ofrecen ideas más profundas sobre la historia y el patrimonio arquitectónico de la ciudad. Tras el paseo de hora y media nos marchamos a comer ya que teníamos hora y media libre hasta la siguiente actividad; un tea, chocolate o café con pastas. Pero tantas pastas que eso era como una cena mas que una merienda, y por tanto nos duró como unas dos horas. Yo esperaba que fuera en el interior, pero al final lo hicieron en el exterior, y tuvimos lluvia, pero nos respectó bastante. Después de descansar un rato mientras llovía intermitentemente salimos para ver la Torre Campveerse. Es una de las hospederías más antiguas de los Países Bajos. Estuve mirando el alojamiento ahí, pero era demasiado caro para nuestro presupuesto. Ya paseando con más calma visitamos el bastión, los cañones, y vimos las medusas flotar por las orillas del puerto, con la calma del viento el lago parecía un reflejo del cielo. El lugar vale la pena visitarlo.

Visita: Agosto 2024 

Mis imágenes: En Instagram

Información para viajar: Regency Weekend in Veere 

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