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Diario 2013: España - Modernismo en el Arrabal de Zaragoza (Aragón)

Aprovechando que ya estaba recuperada del catarro, reservé para hacer una visita que, desde que la había visto en internet, me apetecía mucho hacer: la visita modernista o industrial que se hace en el arrabal (en la margen izquierda del Ebro). Hice la reserva online y todo fueron problemas (una compañera de trabajo había hecho la chocotour online y también tuvo problemas) así que os recomiendo hacerlo por el chat online (en la web hay un chat online para hablar con la oficina de turismo), por teléfono o en la propia oficina de turismo de Zaragoza, pero no en la compra online de la web porque no tengo ninguna experiencia buen que comentar, y si a menos a mi compañera le hubiera ido bien en su día, pero como tampoco, yo aviso. La visita comenzó puntualmente a las seis de la tarde y duró hasta las nueve de la noche aunque usualmente dura hasta las ocho de la tarde pero para nos tocó la tarde de viernes más calurosa de todo septiembre (a 3 días de octubre) y la guía no quería hacernos correr con el calor que hacía. 

 
 

 

 

 

La Casa Solans se visita por dentro por lo que al hacer la reserva hay que facilitar el dni de los que van a ir porque en la entrada hacen una comprobación, tampoco puedes hacer fotos dentro de la casa, y tienes que dejar todos los bolsos y bultos en la entrada, la Casa por dentro es hasta el 2015 Oficina del Agua de la ONU, y esas son las normativas que tiene la ONU. La casa Solans ha perdido mucho de lo que era, se sabe que tenía muchas más cúpulas, entretelas, vidrieras de colores en su exterior pero que con la muerte de los dueños, sin hijos, lo heredaron los sobrinos y quedó más que abandonada. La Casa no era una casa de vivienda, los Solans (la misma familia que los Solans de Pikolin para los que son de Zaragoza) tenía su casa en el centro de la época, la margen izquierda ha sido hasta el dos mil y poco las afueras de la ciudad para todos lo que vivían en la margen derecha, cruzar el río les suponía mucho esfuerzo y la ciudad siempre ha crecido de espaldas al río y en 1902, cuando se casaron Ainsa y Solans, los que construyeron la casa, se entiende que esta no fuera su casa de residencia, dado que por aquel entonces cruzar el río costaba mucho más que en 1998 (aunque para los 90 la opinión de la ciudad con respecto al arrabal era la misma). 

 
 
 
 

 

El caso es que los dueños de la casa eran suficientemente ricos como para no hacer una casa en las afueras, esta era una casa de encuentros sociales y de negocios, para visitas comerciales, el barrio de la arrabal de agrícola se convirtió rápidamente en industrial, aquí Solans tenía sus fabricas: la harinera, la azucarera, la alcoholera y quería una casa cerca de su lugar de trabajo para las visitas comerciales, y de aquí surge la historia del escudo que corona dos veces la casa, pero que no voy a contar, quien esté interesado le invito a apuntarse a la visita. El caso es que pese a no ser vivienda la decoraron con el gusto de la época muy lujosamente, con la guía puedes ver y aprender de los detalles que han quedado y aunque te había que por dentro hay mucha gente que queda decepcionada porque desapareció absolutamente todo: grifería, bañeras, muebles…, a mí, en cambio, me gustó mucho y una pena que la ONU no dejé hacer fotos porque los suelos y techos son magníficos, en cada sala son diferentes, algunos mejor y otros peor conservados, tienen una entrada de mármol con un techo mezcla del techo de la sala de los reyes católicos de la aljaferia y con figuras aladas y leones y Hércules en las cenefas precioso. 

 

 

 

 

 

Si acaso le quita belleza el verla rodeada de muebles de oficina ordenadores, armarios, plannings, carteles, etc. Sin muebles se luciría mucho más los techos y el suelo, pero es lo que hay. Tras la visita a la casa solans nos acercamos a la antigua fábrica de galletas, monumento industrial, no solo las casa modernistas de aquella época son monumentos, las fabricas de entonces, ya con más de un siglo también son monumentos, en New Lanark en Escocia conservan toda la ciudad como un museo viviente de la época industrial, que pese a ser cercana no deja de ser historia que si la dejamos se acabara perdiendo. La fachada y los detalles de la fábrica de galletas se ven desde fuera, la fabrica es de un banco y aunque en muy buen estado está abandonada, y el constructor es el mismo que el del Mercado Central de Zaragoza que vio como se construía la Torre Eiffel de Paris, la historia del edificio y demás detalles arquitectónicos los dejo para quien quiera coger la visita, de aquí vamos a una casa de un antiguo dueño de la fábrica, que están arreglando, y de aquí a la Azucarera y sus dos chimeneas, que siguen en pie, aquí la visita es una mezcla, te informan de lo que es la azucarera y su pasado en la historia industrial y también lo que es la biblioteca kubit y la Zaragoza dinámica que ahí se aloja, que es muy curioso (aviso, no es una biblioteca para estudiar, siempre hay hilo musical, ruido), es un tipo de biblioteca diferente y un tipo de zona de empleo dinámica diferente pero muy interesante, información que dejo para quien quiera hacer la visita, el por qué de esta mezcla de visita es porque por dentro se quiso dejar el edificio conservando lo que quedaba de la azucarera mezclando la arquitectura actual, así ves paredes que parecen de una casa a medio construir, vigas en forma de i latina: pilares de la antigua fábrica tal cual, unas vigas de metal, otras de madera, un conector de cables de porcelana, un trozo de cenefa del despacho de la fabrica entre las habitaciones muy actuales y vivas, los viernes, que son las visitas que permiten para entrar en la casa solans son muy dinámicos. 

 
 
 
 

 

 

Es una combinación de arte de dos épocas distintas, aunque parezcan tan cercanas es casi un siglo de diferencia entre una y otra arquitectura. Y tras la visita a la azucarera nos acercamos a la Estación del Norte, tras una explicación que para incentivar a los que quieran hacer la visita no diré, entramos para hacer una visita a las viejas fotografías de la zona y luego salimos para ver los pequeños detalles de la estación, que es la de viajeros, el edificio de la estación de mercancías fue derruido (estaban uno frente al otro). A mí que me gusta el tren he visto varias estaciones ferroviarias antiguas y algunas son tan bonitas como cualquier otro monumento. Y aquí acabó al visita, a mí me gustó mucho, pero también es cierto que me gusta el arte, la arquitectura y la historia tanto como los paisajes, habrá gente que igual no le interesa nada, a parte del Titanic esta época no mueve tanto interés como otras.

 
 

 

 
  


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