Tiberio César había tenido a Poncio Pilato encadenado como castigo por condenar a Jesucristo, después de lo cual Pilato se suicido. Su cuerpo fue arrojado al Tíber, pero el río se rebeló contra él con grandes inundaciones. El cuerpo fue sacado de nuevo y se hundió en el Ródano. Por desgracia el fantasma del condenado volvió a causar molestias una vez más. Entonces, se decidió hundir a Poncio Pilato en un pequeño lago remoto del Oberap (junto al monte llamado ahora Pilatus). Al parecer, como en este alejado lugar de Helvetica no había mucha gente que quejarse el cuerpo se quedó ahí, aunque la población vivía asustada por las tormentas que la furia de Pilatos invocaba. Además, una vez al año, el Viernes Santo, Pilato se deja ver durante la Pasión, sentado en una silla en medio del Lago Pilatus - con una larga cabellera gris y vistiendo el atuendo púrpura de un juez. A mediados del siglo XVI, el miedo comenzó a disminuir y en 1585, el sacerdote de Lucerna, acompañado por un grupo valiente de gente del pueblo subió al monte Pilatus para desafiar al fantasma. Tiraron piedras en el lago, removieron el agua y se metieron en ella - pero el fantasma no reaccionó: la maldición estaba aparentemente rota. Para asegurarse de que el fantasma de Poncio Pilato había dejado también su actividad de invocar tormentas, en 1594 fue excavada una brecha en la pared del estanque del Oberalp para que se secara. No fue hasta 400 años más tarde, en 1980, cuando la gente se atrevió a cerrar la brecha de nuevo.
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