El tercer día ya no podíamos madrugar, así que salimos sobre las nueve y media- diez de la mañana. Después de dos intensos días visitando la ciudad el cansancio ya hacia mella en nosotras. Primero las llevé a ver la plaza del rosario y al fachada de la Casa del tío Jorge, donde las calles se conservan como en la época de los sitios por los franceses, cuando era niña la plaza del Rosario tenia pintada una puerta, ahora tiene un retrato del tío Jorge, personaje histórico de los Sitios de Zaragoza. Paramos en el peirón, y bajamos por el balcón de San Lázaro al mirador al ras del Ebro desde donde se puede contemplar el Ebro, el puente de piedra, y las dos catedrales, La Seo-Catedral de San Salvador y la Basílica-Catedral de El Pilar. Cruzamos una de las arcadas el puente de piedra hasta llegar a la arboleda de Macanaz y subimos para cruzarlo hasta la margen derecha y visitar El Pilar.
La razón por la que había dejado a basílica para el final es porque abre todos los días del año desde las seis de la mañana hasta las 12 de la noche, a veces hasta más tarde, por lo que era lo único que ver por dentro no tenía dificultad de horarios de cierre. Que decir del Pilar que no se haya dicho ya, lo más llamativo son las bombas que recuerdan cuando cayeron sobre el Pilar y no explotaron, las pinturas de Goya y otros artistas que decoran las cúpulas del techo, el altar mayor que es impresionante lleno de figuras y detalles como el de sirenas peinándose. Y la iglesia dentro de una iglesia que es la cúpula que cubre la columna y la virgen del Pilar, que a todo el mundo llama la atención su tamaño, según todos la virgen del Pilar es muy pequeñita. En teoría según el cartel de la entrada no están permitidas las fotografías pero todo el mundo hace fotos dentro del Pilar, sobre todo a la virgen y con la virgen. Por la parte trasera de donde está la virgen se puede tocar y adorar un trozo de columna sobre la que se le apareció la virgen al apóstol Santiago, desgastado por el paso de los fieles. La importancia de esta aparición la cantan los infanticos del Pilar y se escucha por Zaragoza en las horas puntas, y es que se le apareció cuando todavía estaba viva, cuando sus restos de apariciones fueron ya muerta. El día 1 de noviembre es uno de los dos únicos días en los que se puede visitar la cripta del Pilar, donde está por ejemplo enterrado el general Palafox, pero cuando llegamos todavía estaba cerrada.
Como todavía estábamos a tiempo de llegar a la ruta de los sitios nos marchamos corriendo para poder ver algo de la ruta (a la que no nos dirigimos nada más salir porque salimos muy tarde) y a la vuelta, tras la visita de la gente de la asociación de la cripta se abrió completamente al público, aunque esperaba un poco más. Tras la ruta de los sitios y la visita del Pilar nos acercamos a ver por fuera la Casa Solans y la fábrica de galletas Patria antes de irnos a comer. Tras la comida nos costó salir a seguir viendo la ciudad, cada vez pesaba más el cansancio. Esta vez tocaba ver toda la parte nueva creada tras la Expo de 2008. Comenzando por el puente de piedra caminamos por la ribera, pasando por debajo del puente de Santiago, de la Almozara, la pasarela del voluntariado, así hasta llegar a la zona de la Expo, con su ciudad de la justicia en antiguos pabellones, el acuario fluvial, las fuentes modernas, las esculturas, hasta llegar al palacio de congresos y la figura del alma: la figura de una persona formada con letras creada para la Expo y que quedó de recuerdo y adorno. Otra de las cosas que quedaron tras la Expo fue el pabellón puente, afortunadamente estaba abierto (no siempre lo está) aunque solo estaba abierta la zona de paseo entre riberas dado que la de exposiciones al ser festivo estaba cerrada.
El pabellón puente parece una nave espacial y tiene corrientes de aire aunque ese día el cierzo no soplaba. A veces, cuando sopla el viento y te colocas sobre uno de los focos parece que estas siendo abducido por los extraterrestres. A mis amigas les gustó mucho el pabellón puente, creo que es lo único moderno de Zaragoza que no es un horror, me refiero a que las farolas de la plaza del pilar, del paseo de independencia, el cubo de la plaza de la Seo y el museo Pablo Serrano les parecieron bastantes feos (hasta a mí me lo parecen). Tras el puente llegamos al parque del agua pero estaba tan cansado que nos paramos y ya no llegamos a ver ni la playa, ni la noria siria, sino que volvimos desandando lo andado por la ribera, para ver la ciudad de noche de puente en puente. Como les comenté a mis amigas todavía quedaron sitios por visitar pero que por horarios de apertura (principalmente fines de semana) no habían podido ser. Y es que, para sorpresa de ellas, Zaragoza no se ve en un día.
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