Una
travesía de larga duración en barco, por mi parte, puede resultar aburrida,
pero si el paisaje vale mucho la pena, es lo mejor que puede hacerse. Un gran ejemplo
de esto es un paseo en barco por el fiordo de Erik El Rojo.
Los
trayectos por Groenlandia implican moverse en barco de un sitio de la isla a
otro, con fortuna uno de estos trayecto fue un paseo por el fiordo de Erik El
Rojo. Además tuvimos la gran suerte de que cuando lo hicimos el viento que había azotado
la isla y había esparcido por el mar el hielo de los glaciares, formando una capa
de hielo e icebergs que no siempre se puede ver. Es una actividad para la que
hay que ir preparado para pasar frío, pues en cubierta, dada la rapidez del
barco, se puede pasar bastante frío incluso en verano, pero aunque el calor de
la cabina puede atraer, las vistas desde cubierta valen la pena el sacrificio.
Lo
mejor fue ver el mar cubierto de bloques de hielo y oír como se iban rompiendo
al paso del barco, algo que te puedes imaginar en los documentales, pero no
vivirlo tú mismo. Y qué decir de la vista de las caprichosas formas creadas por
el hielo, de sus colores, y el reflejo de los icebergs en el agua mientras el viento golpea tu rostro. En
fin, un actividad recomendable.
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