Dicen que no hay nada más bonito que sobrevolar la capadocia
en globo al amanecer. Como tantas otras, esta fue la primera vez que volábamos en
globo. En Zaragoza, para las fiestas, siempre he visto los globos sobrevolar
sobre el Pilar mientras me vestía para la ofrenda, y me he preguntado cómo
sería volar en globo. La realidad es que es mucho más aburrido de lo que
esperaba.
Para poder ver el amanecer mientras se vuela hay que
levantarse de madrugada cuando todavía es noche cerrada. Salimos en furgoneta
hacia la zona donde se estaban hinchando los globos y nos dejaron en una
explanada cercana a los globos, pero sin poder acercarnos hasta que estuvieran
completamente hinchados. Es una parte muy interesante el estar a oscuras,
rodeado de las formaciones rocosas de la Capadocia, sin ninguna luz artificial,
y ver cómo los globos de hinchan con el
calor del fuego, a la vez que se ven iluminados por la luz del fuego; la única
luz existente. Una vez están preparados los globos nos dan las explicaciones de
seguridad respecto al vuelo y nos van asignando sitio donde subir. La subida a la
cesta de los globos también resulta divertida. Finalmente nos elevamos por el
cielo, si toca estar al lado del “conductor” cada vez que lanza fuego se nota
el calor en la zona, pero en la zona exterior se nota el frío de la mañana. No hay
mucho espacio en las cestas porque vamos el grupo completo pero con esfuerzo
nos podemos ir moviendo por la cesta, lo que resulta muy divertido.
Una vez arriba, volando sobre las formaciones rocosas de la
Capadocia y las ciudades, todo resulta muy aburrido. El paseo es muy tranquilo,
y no hay nada especial en el viaje. Lo más atractivo de la actividad son las
vistas: el paisaje de la capadocia y ver el amanecer desde el cielo. Solo por
eso la actividad vale la pena. La Capadocia vista desde el cielo es preciosa. Me
recordó a las vistas de otros lugares naturales cuya vista desde el cielo no
tiene parangón con ninguna otra.
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