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Diario 2021: España - Ruta de Villanua a Canfranc, fuerte Coll de ladrones y Cuevas de las Guixas (Aragón)

Salimos otro día más a hacer una ruta con Aragon Xperience, esta vez vamos camino a Villanua. En el trayecto, aparte de la parada de descanso de rigor, paramos a un lado de la carretera donde hay una panadería, que debe ser conocida porque está a un lado de la carretera y hay varios coches con excursionistas parados haciendo fila para comprar. Una vez terminada esta parada alimenticia nos dirigimos hacia Villanua. Frente a la oficina de turismo y junto a un puente que da al río hay un cartel indicando que este es un punto del Camino de Santiago. Efectivamente al lado de la oficina de turismo hay un camino empedrado por donde se identifica la GR65.3, y que es parte del original Camino francés, y el actual Camino de Santiago. Nosotros subimos lo vamos a hacer al revés y dirigirnos de Villanua hasta Canfranc, donde esta la entrada a la península por Somport.

 
 

Comenzamos subiendo la calzada empedrada y el guía nos avisa que este tramo del camino lo subiremos dos veces, ya que pro la tarde visitaremos las cuevas de Guixas y para llegar a ellas desde Villanua hay que pasar por este camino. Al poco de subir nos encontramos con unos carteles sobre las cuevas y sobre el camino, aunque está roto y no se lee por completo. Siguiendo un poco más hay un cruce de caminos con varios carteles, uno hacia las cuevas, y otro sigue el camino de Santiago. El camino discurre paralelo al río y al inicio podemos ver la central hidroeléctrica, con una vista de las aguas azules del río y las montañas de fondo. Sigue el camino de piedras junto a trozos de vegetación que nos alivian a ratos del calor, y vistas de las montañas al fondo. Vamos subiendo el camino por un tramo de roca natural con vistas a las montañas al fondo y vistazos al río, momento en el que captamos a un pescador.

 
 

El camino pasa por debajo de dos puentes modernos, entre puente y puente podemos encontrar un merendero desde donde ver variedad de flores, una antigua locomotora al fondo, y un bunker de la Guerra Civil Española. Seguimos el camino entre el verdor del valle y los paisajes de postal, de vez en cuando alguna flecha amarilla marca que este sendero es el camino de Santiago, y nos cruzamos con algún peregrino, con su identificativa concha colgando de su mochila. Y así acabamos llegando al puente nuevo, un puente de piedra de 1599 según la piedra que puso su constructor, según un cartel informativo el puente es llamado actualmente como el puente de los peregrinos por el uso del mismo de los peregrinos del camino de Santiago. A cada lado del puente tenemos sendas vistas de postal, por un lado el valle por el que discurre el río de agua cristalina, y por otro un antiguo cementerio, muy cuidado.

 
 

Siguiendo paralelo al cementerio llegamos a la antigua iglesia de la Trinidad, en ruinas, y al lado comienza el antiguo pueblo de Canfranc. La calle principal nos lleva hasta la plaza de la Iglesia donde nos encontramos con la iglesia de la Ascensión, y enfrente el edificio de las antiguas escuelas nacionales. En un lateral tenemos un antiguo vagón de tren, más concretamente un coche salón, y al otro lado un bar con la bandera republicana. Bajando por unas escaleras junto a la fuente que hay junto a la iglesia acabamos en un camino que discurre paralelo al río, con preciosas vistas.

 
 

La ruta de Villanua a Canfranc la acabamos en el pueblo de Canfranc y para aprovechar el tiempo el resto del camino hasta Coll de ladrones lo hicimos en coche. Para ello seguimos la carretera hasta la estación de Canfranc y de ahí continuamos subiendo la montaña por una carretera de tierra. Aunque no parece que sea un camino para hacer usualmente en coche vimos que muchos coches habían subido hasta ahí ya que hay varias rutas senderistas que salen o pasan por ahí, así que parece algo habitual.

 
 

Durante la subida, entre los huecos que dejan los árboles se tiene una vista impresionante de las montañas y del mismo tono gris que la piedra de la montaña se puede ver un edificio con ventanales como los antiguos fuertes (me recuerda al edificio del Morro de La Habana). La pared que se encuentra junto al edificio está libre de vegetación y es muy vertical, por lo que no es raro que cuando nos marchemos veamos a escaladores subiendo por ella. cuando aparcamos junto a otros coches en una explanada cerca, nos acercamos al camino que lleva al fuerte, al inicio del mismo hay un cartel explicativo sobre el fuerte, y cuando llegamos a la puerta vemos que está cerrada.

 
 

El guía nos comenta que a veces han mirado de hacer visitas por su interior. Mientras dejamos de lado la puerta de entrada al fuerte y subimos sobre la montaña para disfrutar de las increíbles vistas que hay desde el fuerte. desde un lado podemos ver el pueblo y la antigua y larga estación de Canfranc. Girando un poco más tenemos las montañas con sus cumbres nevadas, Otro poco más que giramos y tenemos los edificios que quedan en pie del fuerte. Y yendo hacia el otro lado tenemos la vista de otra montaña y abajo, muy abajo, un hotel. Seguimos girando y tenemos más montaña, rojiza, verde, gris, marrón, blanca, diferentes colores adornando el paisaje.

 

Después de un rato disfrutando de esas increíbles vistas, ya que no se puede entrar al fuerte, bajamos hasta la Estación para verla por fuera, ahora que está arreglada y pintada (parece otra en comparación con la última vez que la vi). De aquí marchamos a Villanua a comer antes de la siguiente parada del día.

 
 

Comemos en Villanua porque a las cuatro y media de la tarde tenemos la visita a las Cuevas de las Guixas en Villanua. La visita comienza en la oficina de turismo y centro de interpretación que es justamente por donde pasa el camino de Santiago, antiguo camino original francés. Pese a las horas, que son más de siesta (y sobre todo en esos bancos bajo los árboles y junto al río que hay frente a la oficina) hay bastante gente (17 personas conté). La ruta comienza en la plaza junto a la Oficina de turismo, donde hay una escultura de madera como si fuera un árbol, nos explica la guía que es el homenaje a las quince brujas de Villanua que fueron juzgadas y condenadas. Y que cada rama representa a una de las brujas.

 
 
 

Comenzamos el camino hacia la cueva subiendo por el Camino de Santiago. Nos comenta la guía que se conserva parte del camino empedrado del original camino francés a Santiago y que es patrimonio de la Unesco. Después de subir por segunda vez (ya que hemos hecho antes la ruta del camino de Villanua a Canfranc) llegamos a la bifurcación de caminos donde, esta vez, cogemos las escaleras que nos llevan a la entrada de una cueva en la roca. Ahí, junto a la puerta de entrad ala guía nos enseña las semillas que bañan el suelo de entrada del lugar y que asociado a la historia de las brujas de Villanua dio nombre a la cueva, que originalmente se llamaba, simplemente, Grutas de Villanua como indica grabado en piedra un cartel.

 
 

La verja dice la guía que es original de la época en que se abrió en los años treinta (digo de memoria, igual me equivoco), lo que si es cierto que tiene unas flores de hierro como se hacían antaño, y no como ahora que no se adornan. La guía nos cuenta que esta es una de las cincuenta grutas que hay por la zona, y que es una cueva viva por lo que no siempre se puede visitar. entramos en la cueva bajando una serie de escaleras hasta llegar a una pequeña zona donde paramos para recibir algunas de las explicaciones de la guía.

 
 
 

La cueva está formada por la disolución de la roca caliza, y nos explica sobre su antigüedad y como su acceso al hombre inicialmente no fue por el agujero por donde hemos entrado sino por una gatera por la parte superior, debido a los restos arqueológicos que han descubierto pueden saber el uso de la misma. Seguimos la visita hasta llegar a un gran agujero en el techo de la cueva que se formó de manera natural. Aquí es donde comienza la guía con las historia de las brujas del lugar, que claro, ya se sabe, que si sabían de plantas que te curaran que bien pero como murieras, bruja eras, o que para mantenerse jóvenes se desnudaban dentro de la cueva, donde se está fresquito todo el año, aunque he de decir que esta vez no hacía mucho frío, si para una chaqueta pero no para el polar que me sobraba un poco.

 
 

Puedo contar varias historias que nos dijo, pero lo mejor es hacer la visita y interesarse in situ. Y si además coincides con el festival de las brujas tienes visita teatralizada a las cuevas, pro lo que aún más interesante. Lo que si afirmó la guía es que en esa cueva había reuniones pero no hubo aquelarre. Seguimos caminando por la cueva hasta nuestra siguiente parada, una sala donde nos encontramos estalactitas, estalagmitas, figuras y cortinas de piedra formadas por el agua. Una de las salas más llamativas donde vamos descubriendo figuras e imágenes en las formas de las rocas. 

 
 

De aquí seguimos hasta la sala de la Catedral, con una altura considerable y con las paredes cubiertas de estalactitas alargadas. Hay una serie de escaleras que suben arriba del todo donde habitan los murciélagos y que antes del covid se podían visitar, ahora por el covid no se puede subir hasta arriba así que tenemos la explicación de la guía sobre la cueva y los murciélagos en esta sala.

 

En este rincón la guía nos muestra el sifón y las alarmas para avisar que va a subir el agua. Como ya había dicho antes esta es una cueva viva, eso significa que cuando hay fuertes lluvias o deshielo el agua que circula por ella sube de nivel hasta cubrirse por entero. Nos comenta alguna ocasión en que el agua salía por la puerta de entrada (recordemos que la entrar tuvimos que bajar varias escaleras) y que hay puesto varios avisos para identificarlo porque una vez dentro el agua sube muy rápido y es muy peligroso quedarse dentro. Por eso es habitual que uno intente visitar la cueva y justo ese día se halle cerrada. Es algo que no es fácil de pronosticar y depende completamente de la naturaleza. Me recordó un poco al camino de Sakadang en el parque nacional de Taroko, en Taiwan, donde también es habitual ir y encontrarlo cerrado.

 
 

Comenta la guía que han ido espeleólogos a intentar marcar la cueva buceando pero tiene tanto movimiento continuo que ha sido imposible, al estar muy viva y las aguas se mueven con mucha fuerza, y al comentarlo nos enseña como hay una piedra redonda incrustada en la forma de las paredes, y es fácil imaginar la fuerza del agua que ha llevado a colocar esa piedra en esa zona tan inusual. La otra parte de la explicación no trata sobre el peligro de la cueva, sino sobre los habitantes usuales de su interior que además son especie protegida: los murciélagos.

 
 

Estos animales se podía ver más de cerca en las visitas anteriores al covid, están vigilados y revisan que no estén estresados, pues al ser reservorio de virus si s estresan pueden liberar virus (no ha pasado con los de Guixa). Entre los murciélagos existentes en la cueva hay varias especies: de herradura, de oreja de ratón, de cueva, y otros que no recuerdo el nombre. Estos animales además nos libran de los insectos, cosa que aprecio mucho porque esos bichos me tienen mucho cariño (pero yo ninguno).

 
 

Aquí termina la visita y la guía nos deja salir por nuestra cuenta, ella detrás, por lo que nos da tiempo a parar a hacer alguna fotografía y nos recuerda que al lado de la oficina de turismo, cruzando una verja, hay un camino que lleva a la cascada que se forma al caer el agua de la cueva, y que nos acerquemos a verlo antes de irnos. Al salir nos encontramos con el otro grupo, sin darnos cuenta ha pasado ya una hora completa de visita.

 
 

Siguiendo las instrucciones de la guía todo el grupo acabamos caminando por un caminito de madera paralelo al río que nos lleva a esa cascada que nace de la roca, el agua cae con fuerza y eso que no hay peligro de inundación, lo que hace fácil imaginar como sería si lo hubiera. Además es una imagen preciosa para acabar el día. Regresamos para coger el coche y retornar a Zaragoza y dar por finalizado el día.

 
 

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