Y una de las actividades que te trasportan a los tiempos en
que los viajeros eran aventureros con tierras por descubrir es, sin duda, un
paseo en canoa por la selva de Tamán Negara. No sé si alguno le ha pasado que
de pequeño leía libros de aventuras y viajes por la selva, o alguno más mayor
se veía los programas de la ruta Quetzal y los viajes que hacían, pero yo sí lo
hacía, y el paseo que hice en canoa por Tamán Negara me trajo esos recuerdos y
lo viví con entusiasmo.
Hay varias actividades a realizar dentro de Tamán Negara,
una de ellas es ir en canoa. En el restaurante flotante donde comí, y donde se
vendían excursiones, monté en una canoa de madera que fue llevada por el guía (el
mismo que me acompañó durante todo el día por la selva). Comenzamos el
recorrido tranquilamente, viendo las casitas flotantes a un lado y los
frondosos árboles de la selva al otro hasta que finalmente ya solo quedaron a
la vista el río y la selva a ambos lados. De vez en cuando aparecían pequeños
rincones arenosos donde la selva abría un hueco y dejaba adentrarse a su
interior. Una de nuestras paradas fue en uno de esos rincones para hacer un
treking (eso es otra actividad) pero el recorrido en canoa continuaba, el
tranquilo paseo me recordó a esos momentos pasados, donde solo estaba yo, el
guía, el río marrón y la selva.
Sin duda el momento más emociónate fue el pasar los rápidos
en canoa, con el miedo a caer al agua la emoción del recorrido y el roce con la
selva intentado evitar las zonas más peligrosas. El regreso fue más tranquilo,
un largo paseo de vuelta por tranquilas aguas, además salió el sol, el cielo se
volvió azul y los niños de la aldea se lanzaron a jugar en el agua mientras nos
marchábamos y dejábamos tras nosotros la aldea que en poco desaparecería, pues
las tribus de Taman Negara son nómadas.
Comentarios
Publicar un comentario
.