Picnic Regencia Madrid - España

Picnic Regencia Madrid

El picnic se llamó regencia, goyesco e imperio para añadir varios años que marquen la época de recrear. Saliendo del Museo de América nos dirigimos hacia el parque. Caminamos desde lo alto del parque hasta los arboles inferiores del parque, menos vistas y más sombra y sobretodo una fuente de agua cerca, dado el día caluroso hay que tener agua a mano. Tal vez por las horas (la de la comida) el sol estaba alto en el cielo y fuerte, y por ello apenas había gente en el parque, más tarde, cuando el sol no estaba tan fuerte el parque se fue llenan pero por ahora teníamos opción de elegir dónde hacer nuestro picnic. Una amplia zona de césped verde bajo la sombra de varios árboles y con mesas y sillas cercanas para los que no pudieran sentarse en el suelo, así que ahí decidimos comer. Extendemos los manteles sobre el césped, sacamos los platos y vasos de barro y cristal, dejamos los bastones, bolsos, sombreros y mantillas así como los guantes, también las chaquetas de los caballeros. Disfrutamos la comida, las charlas y la bebida, y tras ello llegaron las actividades, como la siesta (he dicho ya que el día era abrasadoramente caluroso para ser inicio de junio), el ajedrez, la lectura, el juego de los aros, el juego del diávolo y algún baile. Y así llego el momento (ya muy rodeados de más gente en el parque) de ir a la ermita de San Antonio o en mi caso, ir a la estación a coger el tren de vuelta. Un día entretenido en buena compañía que me recordó al picnic en Florencia, con ese horrible y agotador calor que hace que uno no tenga ganas de hacer nada.

Visita: Junio 2019

 Mis imágenes: Picnic Goyesco Madrid - Recreaciones

 Información para viajar: Pendiente

Grand Tour - Italia




PAESTUM - ITALIA

HERCULANO - ITALIA

PALACIO DE PORTICI - ITALIA

Museo de America en Madrid - España

Museo de América


Para terminar de viajes de recreación histórica fui al Picnic Regencia, Goyesco e Imperio de Madrid (por no tener limitaciones en cuanto a trajes de época, que hay mucho purista que selecciona a un año concreto y todo lo que se pasa se mira mal). Era todo el fin de semana pero coincidía con la Champions League (algo que nadie cayó cuando se organizó porque no somos aficionados a ello – hay mundo más allá de la liga de futbol-) así que me salía más barato ir y volver en el día con el AVE que dormir ahí, el problema es que los horarios no estaban con antelación así que cogí los billetes de tren al azar. De esa forma llegué dos horas antes y me marché antes de poder visitar la iglesia de San Antonio, pero al menos pasé un día entretenido. La mañana quedamos en visitar el Museo de América en Madrid, que pese a las veces que he estado en Madrid nunca había visitado (y no tenía mucha gente, aunque había una pareja con camisetas rojas de fútbol así que hasta ahí llega el público de la Champions League). El Museo se encuentra en lo alto de un monte pero afortunadamente tiene pinos muy grandes y altos que dan buena sombra porque este fin de semana daban unas altísimas temperaturas, más de lo habitual para ser junio. Llegué enseguida y me dediqué a dar una vuelta por los alrededores, sábado por la mañana y con el sol que hacía no había ni una sola persona por ahí, ni siquiera paseando perros o corriendo. Una vez conseguimos reunirnos todos (a mucha gente no la conocía) entramos en grupo al museo vestidos de época napoleónica. El museo se creó en 1943 con los restos del Museo Arqueológico Nacional y del Museo de Ciencias Naturales, así como por las donaciones y demás. Empezamos subiendo a la planta de arriba donde la sala está cubierta de madera y en sus estantes puedes ver los objetos de América. Aunque la vista es evocadora, porque es fácil imaginar que el museo se creó antes y que los visitantes napoleónicos son de la misma época (los objetos que hay son más antiguos), pronto acaba y entramos en la zona más moderna del museo, aunque en las estanterías hay todo tipo de objetos interesantes relacionados con América. Aunque lo que más nos atrajo fueron los cuadros del mestizaje español, porque hay pueblos que conquistaban y otros que se mezclaban y para las mezclas los españoles crearon nombres. Había nombres desconocidos, y otros más conocidos como: Familia de indios, español con india hace mestizo, mestizo con española hace castiza, castiza con español hace español. Aunque solo es uno de tantos tipos que había; lobo, notentiendo, etc. Recorrer el museo nos llevó varias horas, y el calor (por conservación olvidaros del aire acondicionado) no ayudó a que acabáramos menos cansados, por lo que hicimos uso de las sillas del pasillo que da al patio (el museo tiene un patio cuadrado muy cuidado y bonito). Tras el museo estábamos más que preparados para ir al parque de picnic y descansar al frescor de la sombra, aunque eso es otra historia.

Visita: Junio 2019

Mis imágenes: Picnic Goyesco Madrid - Recreaciones

Información para viajar: Pendiente

Napoles - Italia

Napoles

Nápoles o te disgusta por su suciedad y caos o te apasiona, yo me he encontrado con gente con las dos reacciones. por mi parte la primera vez no me entusiasmo nada, ni pude entrar al castillo, el museo arqueológico, tanto entonces como ahora es un caos de dejadez y los palacios son bonitos pero no tienen nada que no tengan otros palacios de Italia, pero con lo que sin duda me quedo es con el Nápoles subterráneo y sus catacumbas. Igual por ser diferente es por lo que se me hizo más especial. Pero volviendo al tema, en el resto de día que tenía libre sin recreación napoleónica me di un recorrido rápido por los lugares turísticos de Nápoles. Empecé la mañana entrando en el lugar más aragonés de una ciudad en la que Aragón y España están por todas partes: el Castel Nuovo. Atravesé el extraordinario arco de triunfo que hizo Alfonso V el Magnánimo de Aragón para conmemorar su entrada aquí y desde sus terrazas uno podría disfrutar el maravilloso panorama del Golfo a nuestros pies, el Vesubio al fondo y Nápoles a nuestra espalda, por desgracia sigue lloviendo como si no hubiera un mañana y dedico mi tiempo a recorrer el castillo por dentro, y como hay zonas cerradas los seis euros de la entrada no vale lo que se ve. De aquí me acerco a la majestuosa plaza del Plebiscito con el palacio real y la iglesia de San Francisco di Paola. Muy cerca está el teatro San Carlo y los dos castillos (Castel Nuovo y el Castel dell'Ovo). De aquí se puede ir caminando por la orilla y disfrutar de una brisa marina y las vistas de Nápoles y del mar, y del castillo. La pena es que por el paseo marítimo no hay bancos por lo que es normal encontrar a algún turista sentado en el suelo junto a la barandilla. Cosas de Nápoles. Después de ir y volver por el paseo voy a entrar en la Galería Vittorio que, tanto la primera vez como esta, no me llamó la atención porque hay parecida en Milán. De aquí subo por la Vía Toledo para entrar en el barrio español. Esta parte de la ciudad se construyó por el virrey español Don Pedro de Toledo. La Vía Toledo es una de las calles más importantes de Nápoles, es la vía comercial que va desde la plaza Dante hasta la plaza Trieste y Trento. Al oeste de la vía Toledo está el barrio de los españoles, con sus callejuelas estrechas, pequeñas tiendas y la ropa colgada en las ventanas, tan típica de Nápoles. Este barrio se construyó para albergar a las tropas españolas de Don Pedro. Hacia el norte, se encuentra el museo arqueológico Nacional en el que ya estuve durante la recreación (y hace año). La opción antes del museo arqueológico era el Palacio real de Caserta, me dio mucha pena porque aquí no había estado y me iba a quedar sin estar, pero está alejado de la ciudad y en medio día no me da para ir y volver, en todo caso por lo que leí a los recreadores que fueron; es otro palacio italiano. Luego seguí por el centro histórico de Nápoles que sigue el trazado original de la antigua Nápoles. Está formada por tres de calles paralelas entre sí. En esta zona se encuentran los lugares de interés más importantes, siendo la zona de la ciudad más antigua, más caótica y más auténtica. La calle mayor corresponde a la vía dei Tribunali, la calle superior son Via della Sapienza, Anticaglia y Via Santissimi Apostoli y la calle inferior llamada Spaccanapoli estña formada por Via Benedetto Croce, Via San Biagio dei Librai y Via Vicaria Vecchia. Y por aquí llegué al Nápoles subterráneo. Es fácil perderse entre tanta calle, pero también descubrir los rincones turísticos del centro. Las catacumbas de San Genaro son otro punto pendiente, y por supuesto muchas iglesias y conventos. Algo mejor que la primera vez (la Nápoles subterránea está muy bien), pero sigue sin apasionarme Nápoles.

Visita: Mayo 2019

Mis imágenes: Cuaderno fotográfico de Italia

Información para viajar: Pendiente

Paestum - Italia

Templos de Paestum

Cuando estuve en la isla de Sicilia visite unos cuantos templos griegos mucho mejor conservados que los que vi en Grecia, pero fueron vistos por fuera porque por dentro no estaba permitido, en cambio en Paestum puedes entrar en los templos y caminar entre sus columnas, tocarlas, sentir lo que los viajeros del Grand tour vivieron. Desconocía este lugar cuando estuve en Nápoles y realmente vale la pena conseguir acercarse hasta Paestum para disfrutar de sus templos griegos, nosotros estuvimos hasta el cierre y hubiera estado mucho más tiempo si hubiera sido posible (por supuesto, sacrifiqué ver el museo, pero dicen que vale la pena, para otro viaje con más tiempo queda apuntado). Desde Portici he estado hablando sobre el Grand Tour (que si Portici fue incluido en el Grand Tour, que sí Herculano) bueno, a quien no lo sepa le explicaré lo que es el Grand Tour. El llamado Grand Tour era un itinerario de viaje por Europa, antecesor del turismo moderno. El término Grand Tour apareció escrito en la obra El Voyage d' Italie (El viaje a Italia) de Richard Lassels, en la que hace referencia al viaje por Europa que realizaban jóvenes aristócratas -principalmente británicos- como parte de su educación, su valor residía en el acceso tanto al arte clásico y del Renacimiento como a la sociedad aristocrática del continente europeo (considerada de moda). Un grand tour podía llevar desde varios meses a varios años, dependiendo del presupuesto. El recorrido era muy variado, para un viajero inglés el Grand Tour solía iniciarse bien en Calais o viajar directamente en barco a Italia, para luego regresar por tierra. El recorrido por Italia estaba muy influenciado por Winckelmann y Goethe que convirtió el viaje a Italia en un estudio de la Historia del arte. La visita a Italia solía concluir en Nápoles, por aquel entonces la mayor ciudad de Italia, donde se admiraban las ruinas de Pompeya, Portici o Herculano. Así que como viajeros en el tiempo nos convertimos en viajeros del Gran Tour por Italia en búsqueda del arte clásico. Pero volviendo a Paestum, ya desde el autobús empezamos a ver a zona, bastante grande, donde se encuentran los tres grandes templos griegos. Nada más bajar esperamos a Margarita que fue a recoger la entrada (que no son en la caseta de entrada sino en el museo, un poco más alejado calle arriba). Y una vez entramos, con lluvia o no (a veces caían intensas lluvias como se paraba), tuvimos Paestum para nosotros solos. Nada más pasar la entrada principal tenemos uno de los templos más bonitos de Paestum, el Templo de Atenea situado en lo alto de una colina. Es visiblemente parecido al Parthenon de Atenas pero más pequeño. Este templo no podemos verlo pro dentro pero enfrente quedan algunas ruinas que si se pueden tocar y que sirvieron de asiento para algunos de nosotros cuando comenzó a caer un buen chaparrón, otros se refugiaron bajos los grandes pinos, pero lo mejor que tuve fue la vista desde ese montículo porque pude observar al agente vestida de época napoleónica paseando entre las ruinas que llenan Paestum y que las hierbas cubren, era como ver las pinturas antiguas de la época, así que me sentí como un pintor de la época, si hubiera sido España podría haber sido Goya, no hay palabras para describir un cuadro de época. Baje por el otro lado el montículo para seguir las ruinas hasta el segundo templo de Hera o Apolo dedicado a Poseidón, y que es el templo mejor conservado del recinto. Conserva casi toda la parte superior y uno se queda muy pequeño a medida que va avanzando hacia él. De aquí al templo hay bastantes ruinas que uno va encontrando pro el camino, además de calles empedradas en un excelente estado de conservación rodeadas de edificios a los que apenas han sobrevivido sus cimientos. A esto súmale que en vez de turistas en pantalón corto ves a hombres y mujeres ataviados como en la época napoleónica. El templo de Hera dedicado a Poseidon es una maravilla, se puede subir las escaleras y entrar dentro, disfrutar de sus interminables y gigantes columnas de piedra que se elevan hasta el techo ya desaparecido. Me encantó poder estar dentro y observar y tocar las piedras del templo griego, mucho más impresionante de los de Atenas, tal vez porque estos son más cercanos y menos destrozados. Después de recorrerlo y contemplar su saltas e impresionantes columnas interiores fuimos al templo de al lado, casi en paralelo y muy cerca se encuentra el primer templo de Hera, en él se puede entrar pero solo caminar alrededor de una parte, la otra está vallada para impedir el acceso, tampoco conserva el tejado y es que es el templo más antiguos de todos: 2500 años, y después de visitarlo volví al templo de Poseidon, porque uno no se cansa de disfrutarlo, tanto es así que nos dio la hora de cierre (las siete y media), como soy muy cumplidora salí de las primeras por lo que me dio tiempo a ver, por fuera, el anfiteatro y el foro. Y es que el recinto no solo conserva esos tres grandes templos griegos, lo que pasa es que es lo más impresionante de todo lo que te puedes encontrar. Tras el cierre los autobuses nos acercaron al restaurante Nettuno (Via Nettuno, 2) que es una antigua granja de inicios del siglo dieciocho desde donde se tiene una fabulosa vista del templo de Hera y Poseidon iluminados de noche. Y como era el Grand tour tuvimos una pequeña sorpresa teatral durante la cena donde se reflejaba la “vida” de aquellos. Aún sin recreación napoleónica ni Grand Tour una parada en Paestum resulta claramente obligatoria (no sé por que no sale en todos los tours pero si puedes hay que hacer una parada).

Visita: Mayo 2019

Mis imágenes: Fin de semana napoleónico en el Golfo de Napoles

Información para viajar: Jane Austen Florence Society

Herculano - Italia

Herculano

Después de comer en Portici nos acercamos andando hasta Herculano, dado que no está muy lejos de ahí. Dicen que tres horas es el tiempo medio de visita a las ruinas de Herculano (Ercolano) aunque puede ser más larga si vas haciendo fotos y leyendo toda la información que se proporciona en la guía gratuita (en varios idiomas, incluyendo el español) que puedes coger en la entrada (en mi caso fue la francesa Claire quien, sin decirle nada, de repente me llamó por mi nombre y me dio el folleto en español – se había acordado de mí y había cogido un folleto en español para mi a la vez que cogía uno en francés para ella, sin duda lo mejor de este viaje fue la gente tan agradable que conocí, esas personas que tienen pequeños detalles sin hacerlo a cambio de nada – no como otros-). En nuestro caso como después de aquí teníamos que ir a Paestum y no podíamos alargarnos fue una visita menos larga de lo que me hubiera gustado por lo que el museo quedó fuera de mi recorrido dado que quería ver cuánto pudiera de Herculano, y las vistas de la ruinas con nosotros andando entre ellas le daba un aspecto de Grand Tour que no se vería en otras visitas (pese a algunos de los andamios que rodeaban algunas de las ruinas). Dicen que la estructura de la ciudad sigue el mismo modelo geométrico de Nápoles, y nada más entrar desde arriba se puede ver la estructura de la ciudad, las casas, las calles, esculturas, fuentes y plazas así como el río que la recorre. Herculano se alzaba sobre una colina volcánica que caía a pico en el mar. Estaba amurallada y tenía dos puertos fluviales. La gran erupción del Vesubio expulsó tanta lava y escoria que cambió el entorno de la costa. Herculano debía de ser una ciudad pequeña (afortunadamente porque en tan poco tiempo no podríamos haber visto apenas) y se cree que llegó a ser una ciudad de vacaciones de la aristocracia romana. En el programa original el día lo pasamos en Pompeya pero debido a un cambio de dirección se nos revocó el acceso en ropa de época por lo que Margarita cambió la visita a Portici, Herculano y Paestum, que personalmente me gustó mucho más (en Pompeya ya había estado pero en Portici, Herculano y Paestum no por lo que por mi parte me parecía mucho mejor). Pompeya es realmente increíble, pero Herculano es más real porque al ser más pequeña al andar por sus calles, contemplando las casas y sus pinturas parece que estás en un lugar abandonado hace poco tiempo y no hace miles de años. Así, tras la erupción, Herculano fue cubierto por el barro y se conservaron los pisos superiores de las casas -en Pompeya no-, varios restos orgánicos, villas con sus camas y sus fuentes, sus decoración en pinturas y mosaicos, vigas de madera, balcones, hornos y tabernas con barriles. También una de las termas mejor conservadas del mundo antiguo y fuentes de mármol en todos los cruces de caminos. También se pueden ver los esqueletos que son los restos de los habitantes de Herculano que buscaron refugio en los almacenes que había en la antigua playa. Murieron asfixiados por el humo tóxico. Los arqueólogos no crearon moldes con la forma exacta de sus cuerpos, por eso siguen siendo esqueletos (que se pueden ver en Pompeya, según recuerdo de mi visita pasada). Y en el museo que ha reabierto una de sus salas recientemente se dicen que hay varios restos increíbles para ver pero ya no nos daba más tiempo y además estábamos cansados. Una visita muy recomendable, sin duda Pompeya es un gran lugar pero vale la pena perder una tarde en Herculano, que te da la oportunidad de descubrir una villa romana más completa.

Visita: Mayo 2019

Mis imágenes: Fin de semana napoleónico en el Golfo de Napoles

Información para viajar: Jane Austen Florence Society

Palacio de Portici - Italia

Palacio de Portici

El domingo, justo el día que salíamos de la ciudad de Nápoles para conocer rincones del Golfo de Nápoles, amaneció lloviendo y pasó prácticamente todo el día lloviendo. Aun así eso no nos detuvo, a los que no tenía paraguas se compraron uno antes de subir al autobús a las diez de la mañana, ciertamente los paraguas modernos rompían el aspecto histórico del resto de nuestros trajes pero era algo inevitable, con lo que estaba cayendo no protegerse de la lluvia no era una opción. Llegamos al Palacio de Portici y pese a la lluvia lo primero que hicimos fue salir al patio para disfrutar de la vista de sus jardines, que es lo más llamativo del palacio (todavía con grandes partes en reconstrucción). Y es que el Palacio muestra una fachada magnífica con amplias terrazas y balaustradas y se constituye de una parte inferior y una superior divididas por un vasto patio por donde pasa la antigua “Calle Real de las Calabrias” que ahora se llama “viale Universitá”. El Rey Carlos edificó el Palacio Real de Portici en 1737, a causa de una tempestad, la pareja real se vio obligada a detenerse en Portici. La Reina María Amalia se enamoró al instante del lugar y el Rey tuvo la idea de construir allá una residencia real, y que fue ampliando comprando palacetes ya existentes. El Palacio Real nació como residencia de veraneo de la Corte pero luego se convirtió en residencia real y casa del Museo Ercolanense para albergar los resto encontrado en Herculano (así Portici se convirtió en una de las etapas del Grand Tour). De aquí subimos al primer piso, las escaleras están decoradas con pinturas en las paredes y el techo que hacen que se cree una visión de profundidad y decoración que no existe, estas escaleras dan lugar a la Sala de Guardias y la Sala del Trono, que muestran parte de los adornos originarios y que son las dos mejores sales del palacio, desde el suelo al techo todo está decorado. Después de estas salas las restantes están decoradas con diversos objetos y restos de Herculano, así como mosaicos romanos. Después de visitar el palacio visitamos el jardín botánico con guía, desgraciadamente estaba y había llovido tanto que un enorme agujero de agua impedía la entrada al invernadero (incluso del guía con ropa moderna). Afortunadamente mis botines de época me protegieron de la lluvia, las damas con bailarinas o sandalias no tuvieron tanta suerte. El parque representa una de las maravillas del Palacio, como se puede percibir pese a la intensa lluvia. Se constituye de un jardín inglés hacia el mar y largos bulevares. Más allá del jardín se extiende el bosque, diseñado según las necesidades de diversión típicas de la Corte. En el jardín también visitamos el muro de Pallacorda al final del jardín. Por lo que vi el pallacorda es un juego entre el tenis y la pelota vasca. Bajo la lluvia pudimos ver el gran muro de piedra que se conserva desde antes del imperio napoleónico, en el medio está la puerta de acceso y Ben nos explicó lo que se usaba como raqueta y la pelota. El juego consistía en lanzar la pelota, golpearla con esa especie de raqueta hasta que la pelota golpeaba la pared y rebotaba y tocaba volver a darle. Teníamos permiso para golpear la pelota contra el muro, así que pese a la lluvia y el césped mojado se lanzó la pelota hasta conseguir golpear el muro (hay un video en la página de Facebook del blog).La cancha para el juego de la pelota es uno de tantos lugares antiguos e interesantes que hay en los jardines del palacio de Portici, gracias a eso pudimos comer a refugio, como llovía y no podíamos tener nuestro picnic bajo las palmeras nos refugiamos para tener el picnic en el antiguo edificio que servía como zona botánica de la reina.

Visita: Mayo 2019

Mis imágenes: Fin de semana napoleónico en el Golfo de Napoles

Información para viajar: Jane Austen Florence Society

Baile en el Palazzo Reale de Napoles- Italia

Palazzo Reale de Napoles

Me alojaba en la zona de Chiaia a unos cinco o diez minutos andando del Palacio Real. Sobre las cinco y media salí para ir caminando lentamente (las zapatillas de cintas planas no son el mejor calzado para andar por las calzadas de Nápoles, por lo que tranquilamente fui andando hasta el palacio, en las torres de vigilancia de la puerta se encontraba la guardia imperial Napoleónica hacia guardia a las puertas del Palacio, tras la puerta en el primer pasillo de entrada al Palacio encontré más gente (y yo que pensaba que había llegado pronto) que estaba esperando la llegada de la familia Murat-Bonaparte. Aprovechando mientras los turistas se entretenían haciendo fotografías me dediqué a atar una cinta de mi zapatilla que se había deslizado hacia abajo (no se desata sino que al ser raso al llevar medías se desliza hacia abajo) al atármela se me cayó el broche, me coloqué el broche y se me soltó la peineta, parecía un chiste. Finalmente, conseguí recolocarme y esperar fuera, por la cantidad de gente ya parecía que estábamos todos los asistentes al baile. Y así llegaron Joaquim Murat y Carolina Bonaparte. Tras la familia real y su comitiva fueron cubiertos por la guardia real, y tras ellos los invitados fueron entrando en la Palacio en fila. Yo me quedé al final y Oxana me llamó e hizo que Dimitri me diera el brazo, a su derecha Oxana, yo a la izquierda, para así desfilar entrando al palacio. Tras la primera puerta central uno accede al patio del Palacio, desde el patio central y sus corredores se ven las ventanas, es muy curioso pero hay ropa colgada en una de las ventanas, muy napolitano, cuyas calles están llenas de ropa colgada (después descubríamos que era una pequeña tienda de ropa y complementos de época para que las damas aprovecháramos si algo se quedó olvidado en casa). Caminando por los porches del patio llegamos a la puerta que da acceso a la gran escalera central del Palacio, completamente blanca e inmensa me recuerda a la del Hermitage en Rusia, esas escaleras son imperiales. Fuimos subiendo poco a poco tras la familia real, y aún en las escaleras en la última fila la vista era impresionante. Una vez arriba fuimos pasando por las diversas salas-museo del palacio. En teoría teníamos una media hora para visitar el palacio real pero al final todos estábamos pasando por las salas del palacio en fila india, sin saber muy bien que hacíamos, siguiendo a la familia real. Así que en un momento rompimos filas y nos acercamos a la gran escalera, para disfrutar de ella con luz, es un lugar impresionante pero si a eso le sumas todos nosotros vestidos de época napoleónica es fácil imaginarse cómo era el Palacio en la época de Murat. Después de las grandes escaleras de acceso al Palacio eche un vistazo a algunas de las salas como el teatro del Palacio o la iglesia, y cuando entré en otra de las salas vi al grupo en la terraza y llegué justo a tiempo para oír las explicaciones del guía. Teníamos una visita guiada en inglés a la terraza jardín restaurada del Palacio. Desde aquí hay unas vistas del mar, el puerto y el Vesubio impresionantes. Entre el palacio de Capodimonte y el palacio Real me quedo con el palacio real por dos razones: sus escaleras de acceso y su terraza jardín colgante. La terraza es una auténtica maravilla, es cierto que todavía no está completamente restaurada, la fachada todavía no está en perfecto estado pero el lugar tiene esas vistas tan magnificas, con esos pasillos de jardín cerrado y esos suelos de mármol blanco, que uno se quedaría paseando por esos pasillos verdes o sentándose en uno de los bancos de piedra admirando las vistas. Tras acabar el guía se puso a llover así aunque la familia real salió a la terraza yo entré dentro para terminar de ver las salas del palacio que me faltaban, a las ocho el museo cerraba las puertas y solo tendríamos abierto la sala d’ercole donde se haría el baile, la salita al lado sería el salón de juegos, y tendríamos todos los pasillos y escaleras para nosotros (para pasear y airearse porque dentro de la sala tras un baile hacía mucho calor. Como decía una vez cerrado el museo nos reunimos en la sala ercole donde Carolina Bonaparte y Joaquim Murat abrieron el baile, el primero después de hace cientos de años. Uno de los inconveniente de ir sola es que a veces tengo pareja de baile y muchas otras no, en cualquier caso baile unos cuantos bailes, y tras un par de baile ya se estaba sudando, era una sola donde hacia bastante calor para mantener los muebles y decoración de la sala. Tras los bailes pasear por el salón abanicándose o escapar a la sala de juegos es una opción tan buena como salir a pasear por los pasillos del palacio o disfrutar de las escaleras, como me gustan esas escaleras. Tras acabar uno de los bailes, cuando todavía estábamos en el centro de la sala aplaudiendo nos sorprende una profunda voz cantando, y es que tenemos a un cantante para deleitarnos esta noche como sorpresa. Tras el canto toca un descanso y la cena de buffet frío en los pasillos del palacio y el área Ambulacro (pasta y más pasta, acabé harta de tanta pasta). Tras la cena volvemos al baile, esta vez la sala tiene una buena acústica para la música en directo y también es amplia para que podamos movernos todos. Después de otro baile tuvimos otra de las sorpresas de la noche con la presencia de las attitudes de Lady Hamilton. Usando unos pocos chales, posaba como diversas figuras clásicas; como Medea, la reina Cleopatra, la maja desnuda de Goya, la Venus de Canovas, Madame Recamier, y otras más. Realmente no sé decir los nombres de los cuadros o esculturas pero excepto uno reconocí haber visto todos, realmente un gran talento que con solo telas y los gestos corporales consiguen recrear una obra de arte. Continúa el baile y pruebo a entrar en la sala de juegos, al menos una de las ventajas de no tener pareja de baile es poder cotillear todos los demás rincones y entretenimientos que se pueden encontrar en el palacio. A medianoche el baile termina y espero en la escalera ver como poco a poco los asistentes bajan la gran escalera y dejan el palacio entre las tenues luces que alumbran el lugar, los pasillos del patio exterior están ya oscuros y apenas un guardia se encuentra en la salida del palacio.

Visita: Mayo 2019

Mis imágenes: Fin de semana napoleonico en Napoles

Información para viajar: Jane Austen Florence Society

Museo y Parque Real de Capodimonte - Italia

Museo y Parque Real de Capodimonte

A las diez de la mañana tomamos el autobús para ir hasta el Parque Real y Museo de Capodimonte. El lugar está algo alejado del centro (me alojaba en la zona de Chiaia) pero en el trascurso se puede ver el puerto y el tráfico caótico e Nápoles. Primero visitamos el palacio, dentro se pueden observar tres enormes patios y porches abiertos al exterior con grandes arcos, nosotros estuvimos en el patio interior del palacio esperando para entrar porque al ser un museo y ser un grupo tan grande teníamos que entrar en grupos de veinte personas poco a poco para no llenar las salas de golpe. Podíamos ver los dos primeros pisos, aunque las escaleras son muy oscuras las salas valen la pena porque aunque el museo es inmenso, lleno de obras de Miguel Ángel, Caravaggio, Tiziano, Goya, Fortuny, aunque también tiene exposición de armería. Es un museo muy completo, del cual te puedes perder detalles si no tienes tiempo suficiente para descubrir todas sus salas. Aunque lo ideal fue visitar el palacio en sí porque sus salas conservan las pinturas de sus techos, sus suelos brillantes, lámparas preciosas, techos pintados, porcelanas, sofás, mesas, espejos, etc auténticos rincones donde todos coincidimos que creaba un ambiente único para la recreación. Mientras paseábamos por las salas de este palacio de repente llegó una música de piano hasta nosotros, acercándonos hacia la música llegamos a uno de los salones principales donde un piano d cola y un pianista tocaba para el público. Entre las lámparas, las columnas, los ventanales, los suelos, los techos, nuestros ropajes y la música, todos evocamos lo que sería hacer ahí un baile. Aunque no sé si este palacio, que tiene varias salas, pero no muy grandes, tuvo bailes. El palacio Real de Capodimonte se creó por Carlos de Borbón como una residencia para la Corte junto a una reserva de caza. Así alrededor del palacio hay un gran parque que fue coto de caza real, desde el museo hay caminos entre árboles, fuentes y unas vistas inolvidables de la ciudad y el mar. Los momentos más memorables de la visita fueron encontrar ese espejo en una sala con el que observar al resto, la música del piano sonando de fondo en el palacio, descubrir de repente un cuadro de Goya (con un vestido amarillo, el color de moda – ya veréis-) y sobre todo el paseo por el Parque real. Imaginad salir del palacio por uno de los laterales y encontrar un paseo cubierto por frondosos verdes árboles, un par de farolas (de las de estilo antiguo no moderno) y ver caminar a los caballeros con las damas del brazo, así hasta llegar a una plaza con fuente al otro lado del palacio, con un mirador hacia el mar donde sentarse y pasear y hablar. Un paseo ideal para acabar la mañana antes de regresar al centro para comer y prepararse para el baile.

Visita: Mayo 2019

Mis imágenes: fin de semana napoleónico en el Golfo de Napoles

Información para viajar: Jane Austen Florence Society

Certosa di San Martino - Italia

Certosa di San Martino

Tras salir del museo arqueológico montamos en los autobuses para ir hasta la plaza que se encuentra en frente de Certosa di San Martino. Hay bastante distancia (aunque con el tráfico de Nápoles igual parece mucha y no es tanta), pero la vista con la que te encuentras es la mejor recompense para ir hasta aquí. Nada más bajar el autobús nos encontramos con una vista de la ciudad de Nápoles desde arriba espectacular. Nos gustó tanto que había que seguir a Margarita hasta el restaurante y la mayoría se quedaron retenidos por la impresionante vista de la ciudad a nuestros pies. Pero el restaurante tenía un punto positivo, estaba aún más arriba de esa misma calle y por tanto tenía un mirador en su terraza desde donde podías ve la catedral, el mar, pero lo más impresionante fue el Vesubio, tan cambiante según anochecía, la luz cambiaba y las nubes se movían. Mientras disfrutábamos de las vistas, era subyugante observar como cambiaba el aspecto del volcán con el paso del tiempo, sacaron aperitivos deliciosos. Y cuando anocheció entramos a cenar sentados en el interior las luces eran muy modernas, no pegaban mucho con nuestros atuendos pero la cena fue también espectacular, hubo tantos deliciosos platos que en vez de retirarnos a las diez y media acabamos marchándonos a las once y media, por lo que de nuevo, otra noche que llegamos a medianoche. Estos días de recreación son madrugar y no parar hasta la medianoche. Recomiendo una escapada hasta Certosa di San Martino, las vistas valen la pena el trayecto.

Visita: Mayo 2019

Mis imágenes: Pendientes

Información para viajar: Jane Austen Florence Society

Museo Arqueologico de Napoles - Italia

Visita y práctica de baile en el Museo Arqueológico de Napoles 

Tras la comida y un rápido cambio de ropa cogimos el autobús que nos llevó al Museo Arqueológico de Nápoles. Según el programa inicial esta tarde íbamos a ir al Palacio Real de Caserta pero debido a un cambio en la directiva los permisos para entrar en ropa de época (no, no se puede entrar a los sitios vestidos como uno quiera) fueron cancelados. Pero Margarita consiguió, en poco tiempo, encontrar un reemplazo, visitaríamos el Museo Arqueológico de Nápoles, con la exposición de Cánovas, y tendríamos la práctica de baile entre las esculturas de la Sala Farmeso. Yo ya había estado en el museo arqueológico la primera vez que estuve en Nápoles, y pasé varias horas recorriéndolo, y sorprendentemente el museo no había cambiado ni un poco, así que excepto la exposición de Cánovas, el resto del museo ya me lo había visto en su día, por lo que el tiempo libre de visita se me hizo un poquito largo, para entretenerme me dediqué a observar a la gente. Lo primero de todo al entrar todos los turistas se quedaron mirándonos, éramos dos autobuses de 60 personas llenos y vestidos de época que llegamos y entramos en fila en el museo, no son precisamente poca gente. Nada más entrar ya se mostraba una exposición de algunas de las esculturas así que casi todos revoloteamos por la entrada, según Margarita el baile era en la sal del Toro pero no sabíamos localizarla, Oxana, tan simpática ella, mandó a su marido Dimitri a ir a buscar un folleto en español del museo para buscar la sala. Ni en ruso ni en español la encontramos, pero al final era la sala del toro Farmeso. Una de las mejores imágenes eran las escaleras del museo pero con tanto turista no había forma de imaginarse la escena con solo nosotros, así que volví a recorrer las salas del museo, empezando por la zona donde se muestran los resto romanos de los lupanares de Pompeya, y luego el resto del museo. El museo es muy grande y como recordaba haberlo visto hubo momentos en los que me dediqué a estar sentada descansando (y no fui la única). No sé cuánto cuesta la entrada pero si te gustan los museos, hace años valía la pena la visita y hoy en día sigue valiendo la pena, aunque está igual de desordenado que hace años, aquí, en Nápoles, parece que no pasa el tiempo. Finalmente subí a la zona superior donde había más esculturas de la exposición de Canovas, aquí pudimos ver algunas esculturas famosas como Las tres Gracias o la Venus Victoriosa, y que incluso yo que no he estudiado arte las reconocí. La más curiosa, dado nuestros atuendos, fue la escultura de Paulina Bonaparte como Venus victoriosa. Esta escultura forma parte de la serie de mujeres tumbadas que se producen en esa época, como Madame Recamier de David y las Majas de Goya. Paulina yace aquí desnuda, según el estilo Imperio, en consonancia con la recuperación arqueológica del mundo clásico, los recientes descubrimientos de Herculano y Pompeya y la toma de modelos históricos. Aquí lo más curioso eran los puntos negros que cubrían toda la escultura, más tarde investigué al respecto (lo había estado hablando sentados con uno de los holandeses) y resulta que es el método que usaba Canovas para crear copias de las esculturas. Había una máquina de sacar puntos o puntómetro para lograr un copiado. Cuantos más puntos se transportan del modelo al bloque, más precisión se alcanza en la reproducción. Una vez sacados los puntos el acabado final se realiza por medio de la talla directa. Con el sacado de puntos, el maestro realiza una figura en barro y serán los operarios los que se encarguen de realizar el resto. De esta forma el artista ganaba tiempo para seguir creando hasta que retomaba la escultura los últimos retoques. Canova exponía en su taller distintos modelos en yeso; una vez elegido uno por el cliente, era copiado en mármol. Con el sacado de puntos, un modelo puede repetirse tantas veces como se quiera. Me resultó una información muy curiosa, pero también es como ver una escultura que realmente no la creó del todo el autor. Además de las esculturas, el techo de esta sala era como el de un palacio, todo decorado y con unas enormes puertas, con museos como palacios es un lujo pasear vestido de época. En la parte superior de la escalera muchos se dedicaron a recrear escenas de época, y ahí es cuando yo me coloque en la escalera y me dedique a observar. Finalmente (fueron dos horas libres para visitar el museo) nos acercamos todos a la sala Farmeso, había algunos turistas, no muchos porque ya era más tarde y no es una de las salas principales ni la que más turistas atrae, que se quedaron a vernos bailar. Aquí, como es usual, el maestro Donald Francis nos enseñó los pasos de cada baile, y luego bailamos con la música entre las esculturas del museo. No deja de ser curioso eso de bailar entre las gigantes esculturas de la sala Farmeso, la pena era la acústica, bastante mala para escuchar las directrices del maestro de baile. Además de los bailes habituales nos enseñó un baile basado en la coreografía de Gennaro Magri. Magri fue el maestro de baile del Palacio de Caserta en 1773. Estuvimos bailando hasta las siete y media, hora en la que el museo cierra sus puertas.

Visita: Mayo 2019

Mis imágenes:
Fin de semana Napoleónico en el Golfo de Napoles
Fin de semana napoleónico en el Golfo de Napoles II

Información para viajar: Jane Austen Florence Society

Palazzo Sessa - Italia

Palacio Sessa

Quedamos a las diez y media en la plaza, mi alojamiento se encontraba justo al lado, la ubicación no solo fue perfecta sino que era un bed and breakfast regentado de forma familiar con un desayuno casero delicioso y una habitación en un edificio aparte que era como un apartamento, el mejor sitio donde me he alojado de todos mis viajes a Italia. Pero volviendo a lo que nos interesa, este jueves por la mañana, soleado en Nápoles, nos fuimos encontrando en la plaza dei Martiri recreadores de todo el mundo; canadienses, malteses, estadounidenses, franceses, holandeses, españoles, ingleses, rusos, italianos… las mujeres con sus bonetes, velos o mantillas, y sus sombrillas para protegerse del sol, los hombres con sus bicornios o sombreros, bastones, abanicos, botas, zapatos, chaquetas, un sinfín de complementos y colores llenaron la plaza (muchas gente nos preguntó durante el fin de semana si estábamos rodando una película y todos que estábamos muy bien). De aquí fuimos caminando todos juntos hasta el Palazzo Sessa que se encuentra bastante oculto en la ciudad. Si no fuera porque seguíamos a Margarita, la encargada de este evento en Nápoles, fácilmente nos habríamos perdido, porque encontrar el palacio es como buscar algo entre las laberínticas calles napolitanas porque ha sido absorbido por los edificios napolitanos, el crecimiento continuo de esta gran, ruidosa, caótica y sucia ciudad que a algunos espanta y a otros los enamora (me he encontrado con comentarios de viajeros con una y otra postura). A mi Nápoles, donde ya había estado hace unos trece años (si la memoria no falla) me pareció que no había cambiado nada. El caso es que si te interesa descubrir el palacio Sessa hay que ir por Feltrinelli, atravesar la Cappella Vecchia, pasar por debajo de un pórtico, aquí acabas en un patio que es como una plaza cuyo camino está rodeado por macetas de palmeras enanas, luego te deslizas en una curva cerrada para llegar a un pequeño callejón a la izquierda entras debajo de un arco, sales a un segundo patio y finalmente te encuentras con la fachada interior del palacio. Es en ese arco que se atraviesa dónde nos encontramos con guardias armados. En el edificio hay una sinagoga, por lo que soldados armados regulan el acceso al edificio por seguridad de la sinagoga, así como están prohibidas las fotografías, aunque he de decir que todos hicimos alguna pero nadie nos dijo nada, entiendo que se veía que las fotografías eran a nosotros con nuestros ropajes en ese lugar histórico, y no al edificio en sí. Como decía una vez atravesado el patio (un camino que te recuerda a la antigua Venecia y sus palacios) entramos en el patio que da a la fachada del palacio, el palacio tiene su fachada sin restaurar por lo que encontramos sus balcones como podemos pensar que eran en la época, por aquí entramos por otro arco que parece que continua hasta otro patio pero que en un lateral tiene unas amplias escaleras de piedra, subimos con cuidado las escaleras, como entonces subirían las dama con sus vestidos. Pasamos de la sinagoga y subimos a la segunda planta, actualmente el Instituto Goethe y antigua residencia de Emma Hamilton y donde estuvo Goethe en su visita a Nápoles. Antes de entrar disfrutamos de las vistas del techo de madera que cubre las escaleras del palacio y nos informan que el siguiente piso no existía en la época de Emma Hamilton. Entramos al moderno instituto Goethe donde han conservado todo lo posible algunos de los restos de decoración del palacio original, apenas un par de rincones porque el resto estaba muy desgastado, aquí tomamos asiento para descubrir la historia del lugar, porque al parecer no muchos la saben o como yo no quieren levantar la mano y reconocer que conocen la historia (yo porque tengo la costumbre de investigar antes de viajar). Lady Emma Hamilton nació como Amy Lyon de una familia pobre, trabajó de doncella antes de comenzar a trabajar como actriz. Si hacemos caso a los cuadros que hay de ella, era hermosísima, y de actriz también pasó a ser modelo y amante. Así se hizo amante de Greville quien le pidió que posara para su amigo George Romney, quien hizo varios de sus retratos. Además de hermosa Emma era muy inteligente y aprendía con rapidez, se convirtió en alguien de quien decían era elegante, ingeniosa e inteligente. Llego el momento en que Greville tuvo que casarse por dinero, y como no podía mantenerse con su amante (que a estas alturas ya era altamente conocida en la sociedad) y conseguir casarse con la heredera de dieciocho años Henrietta Middleton que podría no aceptarlo como pretendiente, decidió presentar a Emma a su tío. Y así fue como Emma llegó a conocer a Sir William Hamilton, el tío de Greville. Sir William era un aficionado a las antigüedades y objetos bellos, y conocía la famosa belleza de Emma. Su hogar en Nápoles era bien conocido por todo el mundo por su hospitalidad y refinamiento. Greville le planteó a Emma un viaje a Nápoles como unas prolongadas vacaciones mientras él estaba fuera por negocios. Ya en Nápoles, Emma se convirtió en amante de Sir William y posteriormente en su esposa. Desarrolló como entretenimiento social un tipo de espectáculo que ella llamaba attitudes. Combinaba poses clásicas con encanto moderno y traje livianos inspirados en la antigua Grecia. Nuevamente, gracias a la combinación de su belleza e inteligencia, sus “attitudes” la hicieron famosa. Fue ahí en Nápoles, donde Emma no solo se convirtió en Lady Emma sino que además se codeó con la realeza, y donde conoció al amor de su vida: el almirante Lord Nelson. Como esposa del enviado británico (Sir William), Emma dio la bienvenida a Nelson en 1793, cuando acudió a recoger refuerzos contra los franceses. Emma y Sir William escoltaron a Nelson al Palazzo Sessa donde Emma lo cuidó y se hicieron amantes. Se decía que Nelson y Emma estaban completamente y mutuamente enamorados, y así fue hasta su muerte. Pero cuando Sir William y Nelson murieron Emma y su hija quedaron sumidas a merced de sus parientes políticos, por lo que pronto fue olvidada y murió en la pobreza. Para terminar de transportarnos a la época de este personaje tan curioso como el de Emma Hamilton nos dividimos en dos grupos, uno se queda escuchando lo que Goehte escribió cuando estuvo en Nápoles y en el propio Palacio donde ahora estamos, y otro grupo sale a la terraza a disfrutar de las vistas que tenían en la época. Haciendo referencia a un testimonio de Wolfang Goethe. Goehte, en compañía de su amigo pintor Wilhelm Tischbein, llegó al Palacio Sessa en marzo de 1787 para rendir visita a Lord Hamilton, que tenía su residencia aquí. Por supuesto Goethe admiró los hallazgos de anticuarios y los objetos de arte raros recogidos por el embajador. Pero aun así más que la profusión de tesoros expuestos, el poeta fue golpeado, tal y como indica en la Italienische Reise, con el incomparable encanto de Emma Lyon que eran tan inteligente y astuta como hermosa, sabía cautivar mejor a aquellos caballeros inmersos en la cultura neoclásica, donde lució sus “attitudes” vistiendo en "traje griego" poses inspiradas en mitos antiguos. Uno puede imaginar que en las escaleras o pasillos del palacio Sessa Nelson tuvo la suerte de ver y enamorarse desesperadamente de Lady Hamilton, o como desde los balcones del palacio Emma observaba la flota inglesa, porque por entonces el Palazzo Sessa aún no había sido tragado por los edificios en la calle Morelli y destacaba su fachada exterior al esplendor del golfo (como el Palacio Real), actualmente los balcones del palacio no nos permiten ver el mar. Finalmente salimos del edificio y nos dirigimos a Ristorante Umberto (Via Alabardieri, 30) de cien años de antigüedad y buena comida, y tras la comida aún tuvimos el tiempo justo para poder cambiarse de ropa para la tarde.

Visita: Mayo 2019

Mis imágenes:Fin de semana Napoleónico en el Golfo de Napoles

Información para viajar: Jane Austen Florence Society

Napoles Subterraneo - Italia

Nápoles subterráneo

Estuve en Nápoles hace mucho tiempo, cuando empecé a viajar uno de mis primeros destinos lo tenía claro: Italia. Pero después de tanto tiempo seguro habían cambiado algunas cosas, así que busqué en internet que había que ver en Nápoles (y que no hubiera visto ya en mi anterior visita) y encontré varias visitas, de las cuales pero llamó la atención la de Nápoles subterráneo y las catacumbas de San Genaro. No tenía mucho tiempo libre en Nápoles por lo que entre las dos elegí la de Nápoles subterráneo, dado que ya había visto varias catacumbas y tenía curiosidad por lo que se vería en esta visita. Hay visitas en italiano, inglés, español y francés. Solo que las visitas en español y francés no son cada dos horas como las otras, sino que son a las 12, a las 2 y a las 6 de la tarde. Mi vuelo llegaba justo para, con el tráfico italiano (y más el napolitano), llegar al bed and breakfast donde me alojaba y dejar las maletas para salir corriendo hacia la visita. Desde donde me alojaba hasta la entrada de la visita tenía unos cuarenta minutos andando. Afortunadamente la ruta para llegar era bastante sencilla (hasta que entras en las laberínticas calles del centro, entonces es fácil perderse). A las dos de la tarde pensaba que no habría mucha gente, teniendo en cuenta que además era jueves, pero todo lo contrario, había varios grupos de turistas, primero entran los de habla inglesa e italiana y luego fuimos los españoles. La visita vale la pena, son dos horas de recorrido donde ver algo diferente, conocer la historia de la ciudad, y escapar del calor de la superficie. Por supuesto no es apto para claustrofóbicos. La única pega que le encontré es que la guía iba demasiado rápido (pro eso tengo muchas fotos borrosas, de hacerlas en movimiento para no quedarme atrás) por lo demás muy recomendable. Aunque si planeas hacerla si lees toda mi entrada posiblemente te estropee todas las sorpresas de la visita guiada, por lo que si esperas que te sorprendan, no continúes leyendo demasiado dado que peco de dar mucho detalle. La visita a Nápoles subterráneo comienza junto a la plaza de San Gaetano. Uno comienza la visita frente a unas escaleras de 121 escalones que hay que bajar para descender 40 metros y comenzar la visita al subsuelo, abajo recomiendan llevar una chaqueta porque es cierto que no hace el calor que hace en la superficie (yo tuve que ponérmela), cosa que me sorprendió porque en Turquía las ciudades subterráneas eran agobiantes de calor cuanto más se descendía. Nada más bajar nos encontramos con una gran cavidad con mucho espacio y en un rincón un jardín, aquí la guía nos explicó que el Nápoles subterráneo se remonta a antes de Cristo, cuando los griegos que habitaban la zona, ante la necesidad de crear depósitos subterráneos para acumular agua, empezaron a crear grandes depósitos subterráneos de agua. Seguimos a la guía y bajamos algunas escaleras más para llegar a otra zona aún más espaciosa, donde podemos ver un agujero en el techo desde donde cuelga una bomba, y abajo junto a la piedra hay otras dos bombas. Aquí la guía nos comenta otra de las utilizaciones de ese Nápoles subterráneo, porque tras los romanos y los griegos los túneles quedaron semiolvidados y usados de vertederos. Pero cuando durante la Segunda Guerra Mundial, tuvieron que buscar un refugio para la ciudad para defenderse de los bombardeos, y cayeron en que tenían una red de túneles bajo tierra que podían usar de refugio, pero tanta gente afinada ahí abajo les hacía extrañar la luz y además creían que las iglesias no serían bombardeadas así que sobre la iglesia hicieron un agujero, el que estábamos viendo, pero se equivocaron y si fue bombardeada, de aquí se pasa por unos amplios pasillos donde tras una rejas hay una réplica de un tanque de la guerra y lo que si son reales son las máscaras de gas de las figuras tras las rejas. Aquí nos cuentan cómo vivieron bajo tierra durante la guerra y se pueden ver la zona que usaron como aseos. Aquí también podemos ver unas líneas de color en las paredes, son las que nos indican hasta donde llegaba el subsuelo original. Resulta que tras una grave epidemia de cólera, se decidió dejar de utilizar los depósitos subterráneos de agua de Nápoles. Por entonces, la ciudad ya tenía un increíble laberinto de galerías y túneles subterráneos, a los cuales se accedía por largos pozos que descendían desde cada una de las casas del barrio español de Nápoles y se decidió usar esos acueductos de agua como vertederos. Los tunes se llenaron de basura y hoy en día no se han podido recuperar muchos de los túneles originales y por los que pasamos están sobre metros y metros de basura. Se puede decir que Nápoles está sobre un cúmulo de basura. Algunos de los túneles se recuperaron como refugio en la guerra pero no se pudo recuperar la profundidad real que tenía en subsuelo de Nápoles. De aquí seguimos por los tunes a la guía que nos lleva hasta lo que representa la antigua cantera, tras la llegada a Nápoles de Carlos I de Anjou, se acentuó la extracción de toba volcánica para construir edificios en la ciudad. Y con el propósito el limitar el crecimiento desordenado de Nápoles, se prohibió introducir materiales de construcción en la ciudad. Lo que llevó a los napolitanos intensificaran el proceso de extracción de toba volcánica de los subterráneos. Seguimos hasta una zona donde el techo casi roza nuestras cabezas, aquí la guía nos señala la marca roja que nos refleja que esta zona está llena de basura bajo nuestros pies y por eso el techo está más cerca de nosotros que nunca, dado que las galerías originales eran mucho más profundas y con unos techos amplios como los que hemos visto al bajar inicialmente. Aquí la guía nos enseña varias salidas de los pozos y nos habla de la profesión del pocero, hombres menudos que se encargaban de la limpieza y del mantenimiento de las cisternas. Para acceder a las mismas utilizaban huecos en los que apenas cabían y se desplazaban por ellas mediante una ingeniosa red de agarres que aún hoy se pueden ver en los laterales de algunas de las cisternas. También nos comenta que los italianos pensaban que los poceros encontraban grandes tesoros bajo tierra y que como se conocían todos los túneles estos poceros podían visitar a una mujer casada cuando su marido no estaba en casa, y cuando el marido llegaba y veía el dinero decía “ya nos ha visitado el pocero”. Aquí la guía avisa que los tunes que pasmaos a pasar son estrechos, muchos de ellos hay que hacerlos de medio lado y sin bolsos ni mochilas por lo que avisa que quien tenga problemas con las zonas estrechas que es libre de no hacerlo, pero claro, si no lo haces te pierdes ver las cisternas napolitanas. En esta parte del trayecto te dan velas eléctricas para iluminar el camino, aunque es mucho mejor la linterna del móvil, el camino es realmente estrecho, lo usual es pasar rozando todas las paredes, pero se puede respirar sin problemas. Aquí la guía fue muy rápido pero así llegamos a la primera de las cisternas artificiales, dado que tras el desuso de los túneles solo tras la creación del metro se decidió recuperar la zona subterránea de Nápoles, y se llenaron de agua dos de las cisternas que había. De arriba del techo había un cántaro romano, y las escaleras originales, el agua es de un tono verde que me recuerda al agua de las termas de Bath. Mientras se recorren los estrechos túneles se escucha el agua correr. Y en una de las cisternas se pueden ver los agujeros que usaban los poceros para moverse por las paredes y los túneles. Finalmente acabamos saliendo a la misma sala por donde hemos entrado, si alguien no quería entrar los hubiéramos encontrado, pero todos en mi grupo entraron. De aquí nos acercamos a dos de las zonas de los túneles que los estudiantes universitarios utilizan como cultivo, en un experimento científico de ver si las plantas puedes crecer bajo tierra. De camino de un jardín artificial a otro pasamos junto a un sarcófago, pero la guía no se detiene a comentarnos que es, el lugar es enorme. De aquí nos lleva a una zona que parece una antigua bodega y nos explica que normalmente por falta de tiempo esa zona no la enseña (como hemos ido tan rápido es normal que nosotros si la podamos ver) y es la parte de un convento, dado que no solo las casas sino también los conventos hacían uso de los túneles subterráneos para guardar vino, alimentos o para encontrarse con amantes. Aquí acabamos esta parte del recorrido y nos toca subir los 130 escalones que nos separan de la superficie. Arriba se puede ver una exposición de uniformes y objetos de la segunda guerra mundial, que sirven de entretenimiento hasta recuperar el aliento y seguir con la visita, porque la visita no acaba aquí. La guía nos lleva por el exterior hasta una casa, donde entra con las llaves, por fuera parece una casa normal excepto que hay un cartel sobre un teatro greco-romano. En el interior nos encontramos con una antigua televisión, una cama y otros muebles y unos arcos. La guía nos cuenta que hace trece años (después de visitar por primera vez Nápoles, así que esta visita no existía cuando estuve en Nápoles) estaban investigando donde se podían encontrar los resto del antiguo teatro grecorromano, si es que todavía se conservaban tras las construcciones de las casas actuales (como en Zaragoza que apareció el teatro romano cuando demolieron un antiguo edificio, los que querían reconstruir se quedaron con las ganas ya que ahora se encuentra el museo del teatro romano). El caso es que encontraron esa casa con esos arcos y cuando preguntaron a la mujer que vivía ahí ella reconoció que tenían un escondite secreto que usaron en el pasado, la guía mueve la cama, que se introduce en la pared y deja un tablón de madera con una cadena del cual tiras y te abre unas escaleras al subsuelo napolitano, y que bajando nos lleva directamente a los resto del teatro grecoromano. El teatro se conserva casi en su totalidad pero sus muros se aprovecharon para construir casas en las que hoy en día continúan viviendo vecinos por lo que, aunque lo vemos en parte, la amplitud real del teatro nos lo tenemos que imaginar. Está muy bien conservado y es curioso como encima de este teatro tan bien conservado (lo usaron de bodega) se encuentran las casas actuales. De aquí pasamos a otra casa, donde se conserva resto del teatro, aunque no tanto como en la otra casa, por lo que en su interior podemos encontrar otros alicientes, resto de una película donde salió Sofía Loren y muchos variados belenes napolitanos. Aquí acaba la visita al Nápoles subterráneo, las prisas habían valido la pena.

Visita: Mayo 2019

 Mis imágenes: Italia

 Información para viajar: Pendiente

Castillo de Santa Florentina de Canet de Mar - España

Castillo de Santa Florentina

Salí de Tarrasa antes de que saliera el sol para coger el cercanías hasta Canet de Mar, para ello tenía que ir hasta Barcelona y ahí cambiar de línea de tren y llegar para las 9.30 o antes, dado que desde el tren hasta el castillo hay una media hora a pie (ya solo el tren de Barcelona a Canet tarda una hora, luego no hay trenes cada cinco minutos, es decir, tenía que milímetrar bien el tiempo para poder llegar en hora). Cualquiera podría pensar que es complicarse demasiado el estar en un punto lejano de Canet y decidir ir hasta ahí para visitar el castillo. En realidad esperaba quitarme dos visitas pendientes desde la Feria Modernista de Canet, por un lado el castillo y por otro la casa museo de Domenech, pero por vicisitudes del destino solo visité el castillo. El motivo por el cual hacía este esfuerzo tiene historia. Comenzando por el principio todo empezó con una serie coreana. La serie coreana “legendas de un mar azul” se rodó en parte por España, principalmente Galicia y Cataluña. Cuando vi la serie fui reconociendo lugares, dado que aparte de visitar sitios fuera de España, también he viajado por dentro (aunque no tenga entradas de todos los sitios visitados). Y lo que me dejó mosqueada es que reconocí todos los lugares menos uno, un castillo donde los protagonistas pasaban la noche. No soy muy de buscar localizaciones de series pero cuando fui a la feria modernista de Canet de Mar busqué que había para visitar en Canet y descubrí la fotografía del castillo, que era el mismo lugar que salía en la serie. Por fin había dado con ese lugar, y por supuesto dado que era el único de la serie que no había visto tocaba visitarlo. El problema es que le catillo está ocupado actualmente, por unos rusos creo, y tienen ahí su vivienda, de forma que solo una parte del castillo es visitable y siempre cuando no lo alquilan y solo los tercer fines de semana del mes. Es decir, tienes que estar en Canet de Mar el tercer fin de semana del mes, o no tienes opción de ver el castillo. Y como el tercer fin de semana del mes de mayo coincidía con la noche de los museos y estaba en Cataluña, no podía dejar pasar la oportunidad.me levanté antes de la hora por lo que llegué en el tren anterior al previsto, así que de la estación paré en una cafetería a desayunar y luego caminé despacio mirando las casas, el mercado y alguna fábrica abandonada, todo modernista, que la avenida que llevaba hasta el castillo tenía. El camino andando lleva media hora pero es sencillo y nada difícil perderse dado que es línea recta todo hacia arriba, pues el castillo está en lo alto. Una vez acaba la carretera y la acerca comienza un camino natural, pasando por este camino llegué a un rincón donde había unas verjas y un cartel de propiedad privada, no se veía el castillo pro ningún lado así que seguí subiendo por el camino natural, mientras caminaba me encontré con corredores y paseadores de perros, gente amable que saludaba en catalán o castellano. Cuando llegué a una bifurcación de caminos deduje que el castillo debía estar más abajo, saqué el móvil para poner el google maps y desanduve al camino hasta la zona con verjas. Al parecer esa era la entrada aunque no hay ningún cartel que lo avise. Me quedé esperando ahí pues suponía que habría más gente en la visita (dado que solo se dan una vez al mes) y al poco rato llegó un coche donde el conductor me preguntó si ahí era el castillo (otro igual de perdido, deberían poner señalizaciones de algún tipo, aunque sea una vivienda privada). En el coche había una mujer mayor y su hija, estadunidenses, del estado de Nueva York, la mujer mayor no sabía español pero la hija sí, estaban de vacaciones solo por Cataluña, según me comentó la mujer España tenía muchas regiones y lo que hacían eran dividirse cada año hacían una zona. Luego apareció una familia de rusos y poco a poco nos juntamos un grupo grandecillo de gente. Una de las guías (había dos) abrió la puerta y les dijo en inglés que la visita era en español o catalán pero no en inglés, como la hija sabía español no había problema. Por un camino lleno de frondosos arboles llegamos al castillo, que está bien oculto del camino por todos esos enorme árboles que lo rodean. Aquí hicimos fila para pagar e indicar de donde veníamos. Mientras esperábamos todos nos pusimos a hacer fotos del exterior del castillo visible, dos grandes torreones con sus almenas, sus ventanales y sus gárgolas modernas, digo modernas porque nunca había visto una gárgola que fuera un cocodrilo. Luego la guía explicaría que el castillo fue comprado y reformado por Domenech así que está lleno de escultura y simbología modernista. De ahí las gárgolas con forma de cocodrilo. Una vez todos pagamos la guía (otra mujer distinta a la de la entrada que nos había cobrado) dijo que como había gente de Cataluña, y de otros países la visita guiada se haría en catalán ¿perdón?. Por lo que vi, la mitad del grupo eran mujeres que hablaban en catalán, y el resto éramos otra mujer y yo, los estadunidenses (aparte de la madre y su hija había otro grupillo más, identificables por su acento al habla), los rusos, y los italianos. Pero la mayoría sabía español. Si el 80% entiende español y el 50% entiende catalán ¿no tiene más sentido hacer la visita en español y no en catalán?. Es una decisión unilateral de la guía que no entiendo, pero bueno, yo entiendo el catalán, la hija de la estadunidense entiende el español pero no el catalán, así que yo no proteste pero hubo una mujer que pregunto ¿y en español no?. Quien lo dijo estaba a una persona de distancia de la guía pero la guía, expresamente, la ignoro completamente y pasó de su pregunta. No me cabía la menor duda de que lo había escuchado pero no quiso contestar, fue eso, y no el que decidiera hacer la visita en catalán, lo que ya me dio mala espina. La guía tenía el poder de decir el idioma en la que dar la visita, pero si te preguntan algo y lo entiendes (porque luego hablo –cuando le interesó- algo en español, por lo que lo entendía) lo mínimo es que respondas, en cambio ese gesto ya fue el inicio que demostró que esa guía no tenía ningún aprecio al español, y con esto me refiero a que a las turistas catalanas las trato de una forma completamente distinta que al resto, que bien podríamos haber ido por libre sino fuera porque para vigilarnos y demás de repente recordaba que sabía español. Que yo sepa mis doce euros, así como los de los estadounidenses o los rusos, valen igual que los doce euros de las catalanas. Habla en catalán si quieres pero no nos desprecies. Por desgracia como entiendo el catalán sí que me acercaba a escuchar las explicaciones y tuve que oírla decir algunas cosas que fueron lo que más me enfadaron, como cuando una de las turistas catalanas (que también había que darles de comer aparte) le preguntó qué porque lo decía en español, y la guía contestó que porque así la entendían no porque le gustara. Como decía el castillo es vivienda actual así que no se puede visitar por completo, solo una pequeña parte es visitable. Aunque el castillo es de origen medieval la zona visitable está completamente reconvertida. En la entrada tenemos gárgolas de perros y dos leones con cadenas que representan que en ese castillo durmió un rey, según la guía el objetivo de Domenech era recuperar el título nobiliario que su familia había perdido en el pasado, y finalmente gracias a sus negocios y relaciones lo consiguió (poderosos caballero es don dinero, que todo lo consigue). Desde esta puerta se entra al patio de estilo gótico, lo más bonito de lo que vi del castillo. En la parte de arriba hay una balconada a la que luego subiríamos que estaba decorada con arcos góticos que originalmente pertenecieron a un monasterio y que se llevaron de ahí tras desamortización de Mendizabal. De aquí una puerta de estilo gótico nos da acceso al salón principal, con una gran chimenea, ventanales de coloridas vidrieras, techos de madera pintados, mármol en el suelo, y un gran cuadro de San Jorge con unas cadenas que según la guía representan la liberación del catalán de su opresión. La guía comentó que la chimenea era una de las más fotografiadas de Cataluña desde que se rodó en este castillo la serie “Juego de tronos”. Yo no lo sabía (no sigo la serie) pero eso explica porque al final de la visita la otra guía comentara que iban a ampliar las visitas al castillo y hacer más que solo una al mes (debe ser por la demanda). Junto al salón hay otra sala más austera pero con también sus cuidados detalles, en esta hay un gran cuadro de la leyenda de cómo con sangre se crearon las barras de la Corona Aragonesa y que se usan en las banderas de Aragón, Cataluña, Valencia o Mallorca. Aquí la guía comentó que solo había dos cuadros iguales, este y otro que se conserva en un museo de Zaragoza y que el cuadro representa como se crearon las barras de la corona catalano-aragonesa y que en realidad el cuadro no es leyenda sino un hecho real y demostrado históricamente, aquí decidí irme antes de escuchar que según libros históricos la tierra es plana por lo que es plana. Así que me marché con los turistas extranjeros que estaban haciéndose un sinfín de fotografías en el salón, al parecer había optado por la decisión de “si la guía te ignora, ignora tú a la guía”. Así que ya no os puedo contar mucho más sobre el castillo porque decidí expresamente pasar de lo que contaba la guía (por salud y paz mental). El salón pro el otro lado daba a dos salas un poco más pequeñas con pequeños ventanales de vidrieras, techos de madera pintada, una lámpara de cristal de murano (algo escuchaba a la guía, era irremediable) y un sofá. De aquí volvemos a salir fuera, en el suelo se pueden ver detalles en cerámica que representan la ciudad de Canet de mar, como son los perros, el mar, etc. Por aquí se acceden a dos estancias pequeñas, una es un dormitorio con su cama con dosel y su tocador, y el baño que se encuentra colocado en la torre circular. Resulta curioso ver como se ha aprovechado la torre para hacer un baño se estilo modernista, con sus baldonas y curvas coloridas tan típicas del modernismo catalán. Aquí tuvimos otro desplante por parte de la guía hacia los turistas no catalanes, que contara lo que quisiera y en el idioma que quisiera pero todos habíamos pagado la misma entrada y los favoritismos sobraban. La otra sala es el fumadero, la guía intento hacer que adivináramos para que servía esa sala, sin ventanas pero con una claraboya en el techo por donde entraba la luz natural, también adonada de estilo modernista, y dos grandes lámparas con detalles de dragones. Las paredes y el suelo de la sala estaban recubiertos de madera, y esa era la pista para que adivináramos que era la sala donde fumaban los señores, dado que la madera ayuda con respecto al humo. De esta zona bajamos las escaleras para ver la capilla y la bodega, en la entrada a la capilla hay un hueso colgado y según la guía es una costilla de ballena que regalaron a Domenech y que la colocó ahí para verla. Y la bodega tiene algún azulejo pero no tiene mucho más que barricas y olor a vino, aquí estuvimos como una media hora, el motivo es porque cambiamos de guía, esta guía era la de las entradas y sabía mucho de arte, peo también hacía la visita solo en catalán así que fue rodeada por las turistas catalanas (eran todo mujeres) y el resto nos desperdigamos por la bodega mientras las turistas le preguntaban. Es por eso que digo que sabía mucho de arte porque ante las preguntas que le hacían explicaba muchas cosas con tal detalle que me dio a entender que sabía bastante de arte, lástima que solo lo decía en catalán, porque tanta explicación si no la entiendes cansa, claro, después de estar tanto rato en un sitio (pues una media hora) sin nada que ver (solo barriles de vino) ni entender nada (solo hablaban catalán) pues te aburres, así que los grupos de turistas extranjeros hablaban entre sí. Y de repente una turista catalana se vuelve y les chista para que se callen. Me pareció fatal, porque además de ser obligados a tener una visita en un idioma que no conocemos, a estar en una sala que no tiene nada que ver y tener que esperar mientras ellas están dale y que dale a hablar sobre arte, el resto tiene que quedarse quieto y callado. Mi pequeña venganza a su gesto fue volverme y buscar a la mujer y su hija estadounidenses y ponerme a habar con ellas ¿querías que nos calláramos?, pues ahora yo que estaba quieta escuchando voy y me pongo a hablar, que ya os vale. La mujer estadounidense me preguntó de qué hablan la guía y las otras y le dije que estaban discutiendo de arte, no sobre el castillo. A decir verdad esta otra guía no era tan cerrada como la otra guía y las turistas catalanas del grupo, porque todo comenzó cuando una de las turistas le dijo a la guía que como el modernismo catalán no había nada y que era lo mejor, y la guía le dijo que cada estilo era diferente y que de la época el Art Nouveau francés y belga también era muy interesante y bonito, y ahí comenzaron su discusión sobre el arte que alargo la visita en la que medio grupo estuvo perdido sin nada que hacer. Por desgracia, debido a la media hora de más que duró la visita no llegué a poder ver la casa-museo de Domenech, así que decidí irme directa a coger el tren y comer en Barcelona antes de volver a Zaragoza, cuanto antes me alejara antes se me pasaría la frustración de una visita insatisfactoria. Con lo ilusionada que estaba por ver el castillo de la serie coreana, al final fue una completa decepción, y acabé con un regusto amargo porque un gran fin de semana en Cataluña se había estropeado. Por mucho “Juego de tronos” que se rodara, hay muchos sitios en Cataluña igual de bonitos donde, aun en hablando en catalán, la gente no te trata como un turista de tercera categoría.

Visita: Mayo 2019

 Mis imágenes: España

 Información para viajar: Castillo de Santa Florentina

Noche de los Museos de Tarrasa - España

Noche de los Museos de Tarrasa

Gracias a la gente de la asociación Retrofoturista Nautilus no solo puedo disfrutar de su compañía, sino que como están presenten en varias ferias, recreaciones o simplemente quedan entre ellos con proyectos e ideas en mente para recrear una época o estilo no dejo de hacer cosas nuevas. No es la única asociación de recreación que hay, pero son tan agradables y amables que no puedo evitar estar con ellos todo lo que puedo, casi parece que viva en Cataluña por la de veces que los visito. Es debido a ello que acabé disfrutando de una noche de los museos diferente en Tarrasa. Debido a la celebración de su Día Internacional (18 de mayo) los museos ofrecen puertas abiertas de día y hasta bien entrada la noche. Con el objetivo de animar las visitas, los museos programan una serie de propuestas como exponer piezas únicas, visitas guiadas, conciertos y representaciones teatrales. El Museo Textil centró su interés en "Vestidos de películas" y las representaciones de escenas de la película. Nosotros llegamos antes para ensayar las escenas de las películas que el público tenía que adivinar, como acompañante teníamos a una pianista en directo. También podíamos visitar el museo con varios trajes. En mi caso hice de pareja de “Casanova” (traje de Malena Atelier) y lo mejor fue el buen rato pasado entre amigos. También teníamos muchas ganas de saber que les pareció a los espectadores porque es la primera vez que hacíamos esto, tocamos un poco de todo. Creo que empezaron con Drácula (no pude verlo así que no lo tengo muy claro), luego fue Jurasic Park, música y humor con El Golpe, de ahí pasamos a Braveheart,  el beso de Persuasión, la tierna niña Ana de las Tejas verdes, y una lucha de Mad Max, luego los sorprendimos con El Mago de Oz, con la canción en directo de Under the Rainbow con Dorothy al piano, y de ahí la escena de Dorothy y Toto con las  brujas buena y mala, luego fuimos Casanova y nuestro baile de mascaras y finalmente música y baile de la niñera Mary Poppins y uno de sus niños cantando y bailando al son de "Supercalifragilisticoespidialidoso". Para los que vinieran es algo diferente y entretenido, para los que no, supongo que como tocaba Eurovisión mucha gente se quedó viendo la televisión. Por mi parte desde las siete de la tarde hasta las doce y media de la noche la pase en buena compañía, con amigos que hacen cosas divertidas, y disfrutando del buen arte que tienen en hacerse esos trajes tan parecidos a los de la película. Luego me costó una media hora llegar al hotel y casi una hora conseguir deshacer el peinado, y antes de todo esto había pasado el día visitando Terrasa, pero no importa el cansancio cuando se pasa bien (por cierto, a quien le gusten los trajes el museo textil de Tarrasa tiene varias plantas y es muy interesante, apuntadlo también como otro lugar para visitar).

Visita: Mayo 2019

 Mis imágenes: Imágenes en la biografia

 Información para viajar: Diario de Terrassa

Tarrasa - España

Tarrasa

Aprovechando que había estado el fin de semana anterior, ya tenía mirados los horarios de los lugares que visitar en Tarrasa. Como era el día de los museos no había que pagar entradas pero eso implicaba que había más gente de lo habitual, aunque nada comparable a las inmensas filas de visitantes del fin de semana anterior durante la Feria Modernista, en esta ocasión se podían visitar los sitios sin tanto agobio y agradecí el poder aprovechar el día al máximo. Salí temprano de Zaragoza (los dos trenes a Barcelona estaban llenos, para que luego se quejen de que no venden) y en Sants cogí el cercanías a Terrassa Nord. Que yo viera, hay dos paradas de tren en Tarrasa pero yo cogí la Nord porque era el camino más recto hacia mi hotel y necesitaba una referencia, dado que al día siguiente me tocaba coger el tren de vuelta de madrugada y la otra parada implicaba callejear más, y no conozco la ciudad como para hacerlo a ciertas horas de la madrugada, en este caso prefiero un camino recto. De la estación norte bajé andando todo recto hasta llegar al teatro de Tarrasa, de estilo modernista en su exterior, y continuando por aquí se pueden ver casas antigua con la fecha de cuando son en las paredes, y así llegué hasta la Casa Alegre. Aquí me preguntaron de donde venía, y si entendía el catalán o no para darme explicaciones en otro idioma, muy amable y de agradecer por su parte (algunos pensaran que es un museo y por tanto no debería ser algo resaltable, pero por desgracia últimamente he visitados sitios en Cataluña donde ignoran el darte información en otro idioma que no sea el catalán, que aunque yo entiendo el catalán no deja de parecerme un poco mal para el turismo de fuera de Cataluña – incluidos países de América de habla hispana-), le comenté que podía leer los carteles sin problema y entré en la primera sala, ahí escuche que hablaba en catalán con una familia que había entrado y le ofrecía dejar sus mochilas en la entrada, así que salí de la sala y le pedí que si yo también podía (para no perder tiempo de visitas no me acerqué al hotel hasta la hora de la comida) y no tuvo problemas en ello (puedo no saber hablar catalán pero es muy útil entenderlo, así me quité un peso de encima mientras visitaba la casa). La diferencia entre visitar la casa Alegre el día de los museos a visitar en la Feria Modernista es el volumen de gente, el otro día había muchísima gente como para andar y visitar todos los rincones de la casa y hacía un calor que mareaba, esta vez en cambio eran dos familias y yo las únicas personas y no hacia ese calor bochornoso del otro día. La casa Alegre por fuera puede pasar desapercibida, a decir verdad yo pasé de largo y tuve que volver atrás para poder visitarla, pero por dentro es una visita imprescindible de la ciudad. Nada más entrar hay dos pasillos, el de la izquierda te lleva a dos salas despacho con muebles originales, no hay continuación por lo que de esas salas vuelves a la entrada, donde hay otro pasillo a la derecha con una sala llena de libros. De ahí regresas de nuevo a la entrada y accedes al salón de la casa. Este espacio está lleno de detalles interesantes que ver, está el salón con columnas, pinturas en la pared y piano, está el baño con vidrieras y los sofás que da acceso al comedor con más impresionantes vidrieras y la chimenea. De aquí puedes volver a la galería que da paso al patio de la casa y al jardín privado de la misma. Una vez de nuevo dentro de la casa el salón da paso a una escalera que te hace mirar hacia arriba, con sus pinturas, detalles en la pared, y vidrieras en el techo y ventanales. Subiendo a la planta de arriba descubres que la casa es bastante grande, llena de salas y baños, es como un pequeño palacete. El precio de la entrada lo vale. Es una visita en la que no te importa pagar porque lo vale. Al final salí de la Casa para seguir con mi visita de la ciudad. La mujer que estaba en la entrada era muy agradable, y cuando me fui aún me regaló un punto de lectura de Tarrasa. Lo cierto es que en todos los museos de Tarrasa me trataron bien, y estoy bastante contenta con escribir una entrada donde puedo recomendar todo el turismo por la ciudad sin ninguna pega o descontento. Es una ciudad donde hay varios sitios que visitar por dentro y por fuera, muchos museos, y gente agradable y amable. De aquí me fui hasta la plaza Vella donde se encuentra la catedral del Santo Espíritu y la Torre del Palau, por más vueltas que di no encontré la base de la torre, solo conseguía ver la parte de arriba de la torre, así que busqué la catedral, que casi pasa desapercibida por encontrarse en un lateral que hace esquina. Podría parecer que es una catedral muy nueva y sin ninguna decoración pero si uno se fija bien tiene varias esculturas y gárgolas interesantes de ver. De aquí me metí por una callejuela (con una historia divertida en cerámica en la pared) y que daba al Ayuntamiento, el ayuntamiento por fuera tiene un estilo que me recuerda los ayuntamientos de Bélgica, lo vi de pasada durante la Feria modernista pero en esa zona había tenderetes y mucha gente, por lo que no se podía disfrutar de los detalles, por lo que también lo tenía en mi lista de pendientes. De aquí seguí el paseo hasta el mercado de la independencia, pasando junto a una antigua farmacia modernista, y de aquí continué hasta el museo de la ciencia y la tecnología que se encuentra junto a una antigua fábrica textil que hoy es parte del museo. Busqué la entrada y pregunté para poder visitarlo, lo cierto es que con eso de que era gratis me dijeron que podía entrar y pasaron de mí, por lo que a la hora de visitar el museo di algún rodeo y tomé caminos laberínticos al revés del recorrido recomendado, pero en fin, yo intenté seguir las flechas y verlo como mejor pude. Tampoco vi ningún cartel de si se podían hacer fotografías, no me dijeron nada en la entrada, y vi a una pareja haciendo fotos así que supongo que no había problema para hacerlas sin flash. El museo es enorme y si te interesan las maquinas, coches u aviones antiguos, o bien la ciencia, este es tu museo. Recuerdo que el museo no tenía fin, y es que tiene varias exposiciones de máquinas y están dentro de lo que era la antigua fábrica, que al ser de estilo modernista conserva su tejado que representa las formas de las olas, por fuera no llegué a verlo (a veces hay visitas a la parte superior del tejado pero en la página web no está claro y como era el día de los museos tampoco dan información en la entrada a menos que específicamente preguntes) pero por dentro la arquitectura del techo también vale la pena verla. Por las dimensiones que tiene la planta debía ser una gran fábrica textil. Tras recorrerlo dividiría el museo en partes, por un lado la parte tecnológica, la zona hecha para que los niños, y no tan niños, jueguen con la ciencia, la parte dedicada al desarrollo industrial, con las maquinarias antiguas, la parte de los aviones, coches y motocicletas antiguas, y la parte dedicada a la antigua fábrica textil. Esta parte la hice al revés, y me di cuenta cuando descubrí a un grupo con guía que iba al sentido contrario a mí. En esta zona puedes ver las máquinas de las calderas, la parte del carbón y la chimenea, la zona del laboratorio químico, las máquinas de tejes de la época, el antiguo despacho, y la zona de los trabajadores. Me encantó esta zona y estoy segura que preguntando en la entrada dan visitas guiadas. Una vez terminada esta visita regresé por otro camino, uno que da a la plaza nueva donde hay una pequeña chimenea y unos edificios que tienen forma de antiguas linternas. Este rincón, donde creo que hay un museo o sala de exposiciones, no recuerdo bien, lo descubrí en la Feria modernista gracias a nuestro guía Paco, de la asociación retrofuturista Nautilus, que quiso mostrarnos pequeños detalles de Tarrasa durante la feria. Fue por ello que sabía que tenía rincones pendientes que visitar con tranquilidad en esta ciudad llena de sorpresas. De aquí me marché al hotel para dejar la mochila y luego irme a comer, dado que durante las horas de la comida todo estaba cerrado. Tras comer volví de nuevo a recorrer la ciudad, esta vez di un paseo por el parque y pasé junto a la escuela industrial, edificio de estilo modernista, y de aquí llegué al Castillo de Vallparadis, lo había descubierto cuando el fin de semana anterior nos acercamos al museo textil (dado que están uno junto al otro), el castillo actual conserva pocos restos del original, rodeado de un foso y con una gran torre central, es de planta rectangular, de muros con almenas y con cuatro torres cuadradas en los ángulos y tres medias torres en el centro de los lados norte, sur y este. Las transformaciones arquitectónicas para adecuarlo a su función de cartuja aún se conservan. Destaca el claustro, de dos pisos -el inferior de aberturas bastante irregulares y el superior de arcos apuntados y capiteles sin decorar-, así como la sala capitular, cubierta con una bóveda de crucería. Cuando entré e indiqué de donde venía escuche al hombre de la entrada decirle a la mujer de al lado que por la mañana había ido otros dos de Zaragoza, supongo que lo habitual es tener turismo interior. Al entrar a las salas había un cartel de prohibido comer, beber, fumar y hacer fotografías, pero en los patios no vi ningún cartel así que hice fotos, luego me quedó la duda de si aunque estaba fuera de las salas de exposición se podía o no hacer fotografías, no vi ningún cartel ni nadie me dijo nada, pero tampoco vi a nadie haciendo fotos. Si no se podía mi sugerencia es que pongan algún aviso general y no solo en las salas de exposiciones (no soy de esas personas que hacen fotografías cuando se les ha dicho que no se puede). El museo es muy pequeñito y me lo vi antes de lo esperado, aunque lo que más me gustó fue el exterior, que con la tarde soleada que hacía los colores que creaba la luz del sol acompañaban al del castillo, un rincón pequeñito y muy bonito para visitar, aunque claro, no tuve que pagar entrada y todo depende del precio que suponga el acceso. De aquí me fui a ver por fuera la Maxia Fraixa, durante la Feria Modernista habíamos visitado su interior por lo que deje la visita a su exterior (con tanta gente durante la Feria fue imposible) para por la tarde (aunque por la tarde no se puede visitar por dentro). Al rededores de la Maxia hay un parque donde había varías parejas y familias, hacía un día para estar en la calle y la Maxia relucía con su impoluto color blanco y sus formas redondeadas. de aquí regrese sobre mis pasos para parar en un bar a tomar algo y descansar un ratito hasta la hora en la que habíamos quedado en el Museo Textil para prepararnos para la noche de los museos, pero eso, es otra historia. Muy recomendable la visita a Tarrasa, tiene muchos sitios interesantes que visitar por dentro y por fuera, y la gente con la que tratar es muy amable. Eso sí, en un día es imposible verlo todo, afortunadamente yo ya había visto algún sitio durante la Feria del fin de semana anterior.

Visita: Mayo 2019

Mis imágenes: España

Información para viajar: Pendiente

Presentación

Curriculum Viajero - Presentación