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Palazzo Sessa - Italia

Palacio Sessa

Quedamos a las diez y media en la plaza, mi alojamiento se encontraba justo al lado, la ubicación no solo fue perfecta sino que era un bed and breakfast regentado de forma familiar con un desayuno casero delicioso y una habitación en un edificio aparte que era como un apartamento, el mejor sitio donde me he alojado de todos mis viajes a Italia. Pero volviendo a lo que nos interesa, este jueves por la mañana, soleado en Nápoles, nos fuimos encontrando en la plaza dei Martiri recreadores de todo el mundo; canadienses, malteses, estadounidenses, franceses, holandeses, españoles, ingleses, rusos, italianos… las mujeres con sus bonetes, velos o mantillas, y sus sombrillas para protegerse del sol, los hombres con sus bicornios o sombreros, bastones, abanicos, botas, zapatos, chaquetas, un sinfín de complementos y colores llenaron la plaza (muchas gente nos preguntó durante el fin de semana si estábamos rodando una película y todos que estábamos muy bien). De aquí fuimos caminando todos juntos hasta el Palazzo Sessa que se encuentra bastante oculto en la ciudad. Si no fuera porque seguíamos a Margarita, la encargada de este evento en Nápoles, fácilmente nos habríamos perdido, porque encontrar el palacio es como buscar algo entre las laberínticas calles napolitanas porque ha sido absorbido por los edificios napolitanos, el crecimiento continuo de esta gran, ruidosa, caótica y sucia ciudad que a algunos espanta y a otros los enamora (me he encontrado con comentarios de viajeros con una y otra postura). A mi Nápoles, donde ya había estado hace unos trece años (si la memoria no falla) me pareció que no había cambiado nada. El caso es que si te interesa descubrir el palacio Sessa hay que ir por Feltrinelli, atravesar la Cappella Vecchia, pasar por debajo de un pórtico, aquí acabas en un patio que es como una plaza cuyo camino está rodeado por macetas de palmeras enanas, luego te deslizas en una curva cerrada para llegar a un pequeño callejón a la izquierda entras debajo de un arco, sales a un segundo patio y finalmente te encuentras con la fachada interior del palacio. Es en ese arco que se atraviesa dónde nos encontramos con guardias armados. En el edificio hay una sinagoga, por lo que soldados armados regulan el acceso al edificio por seguridad de la sinagoga, así como están prohibidas las fotografías, aunque he de decir que todos hicimos alguna pero nadie nos dijo nada, entiendo que se veía que las fotografías eran a nosotros con nuestros ropajes en ese lugar histórico, y no al edificio en sí. Como decía una vez atravesado el patio (un camino que te recuerda a la antigua Venecia y sus palacios) entramos en el patio que da a la fachada del palacio, el palacio tiene su fachada sin restaurar por lo que encontramos sus balcones como podemos pensar que eran en la época, por aquí entramos por otro arco que parece que continua hasta otro patio pero que en un lateral tiene unas amplias escaleras de piedra, subimos con cuidado las escaleras, como entonces subirían las dama con sus vestidos. Pasamos de la sinagoga y subimos a la segunda planta, actualmente el Instituto Goethe y antigua residencia de Emma Hamilton y donde estuvo Goethe en su visita a Nápoles. Antes de entrar disfrutamos de las vistas del techo de madera que cubre las escaleras del palacio y nos informan que el siguiente piso no existía en la época de Emma Hamilton. Entramos al moderno instituto Goethe donde han conservado todo lo posible algunos de los restos de decoración del palacio original, apenas un par de rincones porque el resto estaba muy desgastado, aquí tomamos asiento para descubrir la historia del lugar, porque al parecer no muchos la saben o como yo no quieren levantar la mano y reconocer que conocen la historia (yo porque tengo la costumbre de investigar antes de viajar). Lady Emma Hamilton nació como Amy Lyon de una familia pobre, trabajó de doncella antes de comenzar a trabajar como actriz. Si hacemos caso a los cuadros que hay de ella, era hermosísima, y de actriz también pasó a ser modelo y amante. Así se hizo amante de Greville quien le pidió que posara para su amigo George Romney, quien hizo varios de sus retratos. Además de hermosa Emma era muy inteligente y aprendía con rapidez, se convirtió en alguien de quien decían era elegante, ingeniosa e inteligente. Llego el momento en que Greville tuvo que casarse por dinero, y como no podía mantenerse con su amante (que a estas alturas ya era altamente conocida en la sociedad) y conseguir casarse con la heredera de dieciocho años Henrietta Middleton que podría no aceptarlo como pretendiente, decidió presentar a Emma a su tío. Y así fue como Emma llegó a conocer a Sir William Hamilton, el tío de Greville. Sir William era un aficionado a las antigüedades y objetos bellos, y conocía la famosa belleza de Emma. Su hogar en Nápoles era bien conocido por todo el mundo por su hospitalidad y refinamiento. Greville le planteó a Emma un viaje a Nápoles como unas prolongadas vacaciones mientras él estaba fuera por negocios. Ya en Nápoles, Emma se convirtió en amante de Sir William y posteriormente en su esposa. Desarrolló como entretenimiento social un tipo de espectáculo que ella llamaba attitudes. Combinaba poses clásicas con encanto moderno y traje livianos inspirados en la antigua Grecia. Nuevamente, gracias a la combinación de su belleza e inteligencia, sus “attitudes” la hicieron famosa. Fue ahí en Nápoles, donde Emma no solo se convirtió en Lady Emma sino que además se codeó con la realeza, y donde conoció al amor de su vida: el almirante Lord Nelson. Como esposa del enviado británico (Sir William), Emma dio la bienvenida a Nelson en 1793, cuando acudió a recoger refuerzos contra los franceses. Emma y Sir William escoltaron a Nelson al Palazzo Sessa donde Emma lo cuidó y se hicieron amantes. Se decía que Nelson y Emma estaban completamente y mutuamente enamorados, y así fue hasta su muerte. Pero cuando Sir William y Nelson murieron Emma y su hija quedaron sumidas a merced de sus parientes políticos, por lo que pronto fue olvidada y murió en la pobreza. Para terminar de transportarnos a la época de este personaje tan curioso como el de Emma Hamilton nos dividimos en dos grupos, uno se queda escuchando lo que Goehte escribió cuando estuvo en Nápoles y en el propio Palacio donde ahora estamos, y otro grupo sale a la terraza a disfrutar de las vistas que tenían en la época. Haciendo referencia a un testimonio de Wolfang Goethe. Goehte, en compañía de su amigo pintor Wilhelm Tischbein, llegó al Palacio Sessa en marzo de 1787 para rendir visita a Lord Hamilton, que tenía su residencia aquí. Por supuesto Goethe admiró los hallazgos de anticuarios y los objetos de arte raros recogidos por el embajador. Pero aun así más que la profusión de tesoros expuestos, el poeta fue golpeado, tal y como indica en la Italienische Reise, con el incomparable encanto de Emma Lyon que eran tan inteligente y astuta como hermosa, sabía cautivar mejor a aquellos caballeros inmersos en la cultura neoclásica, donde lució sus “attitudes” vistiendo en "traje griego" poses inspiradas en mitos antiguos. Uno puede imaginar que en las escaleras o pasillos del palacio Sessa Nelson tuvo la suerte de ver y enamorarse desesperadamente de Lady Hamilton, o como desde los balcones del palacio Emma observaba la flota inglesa, porque por entonces el Palazzo Sessa aún no había sido tragado por los edificios en la calle Morelli y destacaba su fachada exterior al esplendor del golfo (como el Palacio Real), actualmente los balcones del palacio no nos permiten ver el mar. Finalmente salimos del edificio y nos dirigimos a Ristorante Umberto (Via Alabardieri, 30) de cien años de antigüedad y buena comida, y tras la comida aún tuvimos el tiempo justo para poder cambiarse de ropa para la tarde.

Visita: Mayo 2019

Mis imágenes:Fin de semana Napoleónico en el Golfo de Napoles

Información para viajar: Jane Austen Florence Society

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