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Castillo de Santa Florentina de Canet de Mar - España

Castillo de Santa Florentina

Salí de Tarrasa antes de que saliera el sol para coger el cercanías hasta Canet de Mar, para ello tenía que ir hasta Barcelona y ahí cambiar de línea de tren y llegar para las 9.30 o antes, dado que desde el tren hasta el castillo hay una media hora a pie (ya solo el tren de Barcelona a Canet tarda una hora, luego no hay trenes cada cinco minutos, es decir, tenía que milímetrar bien el tiempo para poder llegar en hora). Cualquiera podría pensar que es complicarse demasiado el estar en un punto lejano de Canet y decidir ir hasta ahí para visitar el castillo. En realidad esperaba quitarme dos visitas pendientes desde la Feria Modernista de Canet, por un lado el castillo y por otro la casa museo de Domenech, pero por vicisitudes del destino solo visité el castillo. El motivo por el cual hacía este esfuerzo tiene historia. Comenzando por el principio todo empezó con una serie coreana. La serie coreana “legendas de un mar azul” se rodó en parte por España, principalmente Galicia y Cataluña. Cuando vi la serie fui reconociendo lugares, dado que aparte de visitar sitios fuera de España, también he viajado por dentro (aunque no tenga entradas de todos los sitios visitados). Y lo que me dejó mosqueada es que reconocí todos los lugares menos uno, un castillo donde los protagonistas pasaban la noche. No soy muy de buscar localizaciones de series pero cuando fui a la feria modernista de Canet de Mar busqué que había para visitar en Canet y descubrí la fotografía del castillo, que era el mismo lugar que salía en la serie. Por fin había dado con ese lugar, y por supuesto dado que era el único de la serie que no había visto tocaba visitarlo. El problema es que le catillo está ocupado actualmente, por unos rusos creo, y tienen ahí su vivienda, de forma que solo una parte del castillo es visitable y siempre cuando no lo alquilan y solo los tercer fines de semana del mes. Es decir, tienes que estar en Canet de Mar el tercer fin de semana del mes, o no tienes opción de ver el castillo. Y como el tercer fin de semana del mes de mayo coincidía con la noche de los museos y estaba en Cataluña, no podía dejar pasar la oportunidad.me levanté antes de la hora por lo que llegué en el tren anterior al previsto, así que de la estación paré en una cafetería a desayunar y luego caminé despacio mirando las casas, el mercado y alguna fábrica abandonada, todo modernista, que la avenida que llevaba hasta el castillo tenía. El camino andando lleva media hora pero es sencillo y nada difícil perderse dado que es línea recta todo hacia arriba, pues el castillo está en lo alto. Una vez acaba la carretera y la acerca comienza un camino natural, pasando por este camino llegué a un rincón donde había unas verjas y un cartel de propiedad privada, no se veía el castillo pro ningún lado así que seguí subiendo por el camino natural, mientras caminaba me encontré con corredores y paseadores de perros, gente amable que saludaba en catalán o castellano. Cuando llegué a una bifurcación de caminos deduje que el castillo debía estar más abajo, saqué el móvil para poner el google maps y desanduve al camino hasta la zona con verjas. Al parecer esa era la entrada aunque no hay ningún cartel que lo avise. Me quedé esperando ahí pues suponía que habría más gente en la visita (dado que solo se dan una vez al mes) y al poco rato llegó un coche donde el conductor me preguntó si ahí era el castillo (otro igual de perdido, deberían poner señalizaciones de algún tipo, aunque sea una vivienda privada). En el coche había una mujer mayor y su hija, estadunidenses, del estado de Nueva York, la mujer mayor no sabía español pero la hija sí, estaban de vacaciones solo por Cataluña, según me comentó la mujer España tenía muchas regiones y lo que hacían eran dividirse cada año hacían una zona. Luego apareció una familia de rusos y poco a poco nos juntamos un grupo grandecillo de gente. Una de las guías (había dos) abrió la puerta y les dijo en inglés que la visita era en español o catalán pero no en inglés, como la hija sabía español no había problema. Por un camino lleno de frondosos arboles llegamos al castillo, que está bien oculto del camino por todos esos enorme árboles que lo rodean. Aquí hicimos fila para pagar e indicar de donde veníamos. Mientras esperábamos todos nos pusimos a hacer fotos del exterior del castillo visible, dos grandes torreones con sus almenas, sus ventanales y sus gárgolas modernas, digo modernas porque nunca había visto una gárgola que fuera un cocodrilo. Luego la guía explicaría que el castillo fue comprado y reformado por Domenech así que está lleno de escultura y simbología modernista. De ahí las gárgolas con forma de cocodrilo. Una vez todos pagamos la guía (otra mujer distinta a la de la entrada que nos había cobrado) dijo que como había gente de Cataluña, y de otros países la visita guiada se haría en catalán ¿perdón?. Por lo que vi, la mitad del grupo eran mujeres que hablaban en catalán, y el resto éramos otra mujer y yo, los estadunidenses (aparte de la madre y su hija había otro grupillo más, identificables por su acento al habla), los rusos, y los italianos. Pero la mayoría sabía español. Si el 80% entiende español y el 50% entiende catalán ¿no tiene más sentido hacer la visita en español y no en catalán?. Es una decisión unilateral de la guía que no entiendo, pero bueno, yo entiendo el catalán, la hija de la estadunidense entiende el español pero no el catalán, así que yo no proteste pero hubo una mujer que pregunto ¿y en español no?. Quien lo dijo estaba a una persona de distancia de la guía pero la guía, expresamente, la ignoro completamente y pasó de su pregunta. No me cabía la menor duda de que lo había escuchado pero no quiso contestar, fue eso, y no el que decidiera hacer la visita en catalán, lo que ya me dio mala espina. La guía tenía el poder de decir el idioma en la que dar la visita, pero si te preguntan algo y lo entiendes (porque luego hablo –cuando le interesó- algo en español, por lo que lo entendía) lo mínimo es que respondas, en cambio ese gesto ya fue el inicio que demostró que esa guía no tenía ningún aprecio al español, y con esto me refiero a que a las turistas catalanas las trato de una forma completamente distinta que al resto, que bien podríamos haber ido por libre sino fuera porque para vigilarnos y demás de repente recordaba que sabía español. Que yo sepa mis doce euros, así como los de los estadounidenses o los rusos, valen igual que los doce euros de las catalanas. Habla en catalán si quieres pero no nos desprecies. Por desgracia como entiendo el catalán sí que me acercaba a escuchar las explicaciones y tuve que oírla decir algunas cosas que fueron lo que más me enfadaron, como cuando una de las turistas catalanas (que también había que darles de comer aparte) le preguntó qué porque lo decía en español, y la guía contestó que porque así la entendían no porque le gustara. Como decía el castillo es vivienda actual así que no se puede visitar por completo, solo una pequeña parte es visitable. Aunque el castillo es de origen medieval la zona visitable está completamente reconvertida. En la entrada tenemos gárgolas de perros y dos leones con cadenas que representan que en ese castillo durmió un rey, según la guía el objetivo de Domenech era recuperar el título nobiliario que su familia había perdido en el pasado, y finalmente gracias a sus negocios y relaciones lo consiguió (poderosos caballero es don dinero, que todo lo consigue). Desde esta puerta se entra al patio de estilo gótico, lo más bonito de lo que vi del castillo. En la parte de arriba hay una balconada a la que luego subiríamos que estaba decorada con arcos góticos que originalmente pertenecieron a un monasterio y que se llevaron de ahí tras desamortización de Mendizabal. De aquí una puerta de estilo gótico nos da acceso al salón principal, con una gran chimenea, ventanales de coloridas vidrieras, techos de madera pintados, mármol en el suelo, y un gran cuadro de San Jorge con unas cadenas que según la guía representan la liberación del catalán de su opresión. La guía comentó que la chimenea era una de las más fotografiadas de Cataluña desde que se rodó en este castillo la serie “Juego de tronos”. Yo no lo sabía (no sigo la serie) pero eso explica porque al final de la visita la otra guía comentara que iban a ampliar las visitas al castillo y hacer más que solo una al mes (debe ser por la demanda). Junto al salón hay otra sala más austera pero con también sus cuidados detalles, en esta hay un gran cuadro de la leyenda de cómo con sangre se crearon las barras de la Corona Aragonesa y que se usan en las banderas de Aragón, Cataluña, Valencia o Mallorca. Aquí la guía comentó que solo había dos cuadros iguales, este y otro que se conserva en un museo de Zaragoza y que el cuadro representa como se crearon las barras de la corona catalano-aragonesa y que en realidad el cuadro no es leyenda sino un hecho real y demostrado históricamente, aquí decidí irme antes de escuchar que según libros históricos la tierra es plana por lo que es plana. Así que me marché con los turistas extranjeros que estaban haciéndose un sinfín de fotografías en el salón, al parecer había optado por la decisión de “si la guía te ignora, ignora tú a la guía”. Así que ya no os puedo contar mucho más sobre el castillo porque decidí expresamente pasar de lo que contaba la guía (por salud y paz mental). El salón pro el otro lado daba a dos salas un poco más pequeñas con pequeños ventanales de vidrieras, techos de madera pintada, una lámpara de cristal de murano (algo escuchaba a la guía, era irremediable) y un sofá. De aquí volvemos a salir fuera, en el suelo se pueden ver detalles en cerámica que representan la ciudad de Canet de mar, como son los perros, el mar, etc. Por aquí se acceden a dos estancias pequeñas, una es un dormitorio con su cama con dosel y su tocador, y el baño que se encuentra colocado en la torre circular. Resulta curioso ver como se ha aprovechado la torre para hacer un baño se estilo modernista, con sus baldonas y curvas coloridas tan típicas del modernismo catalán. Aquí tuvimos otro desplante por parte de la guía hacia los turistas no catalanes, que contara lo que quisiera y en el idioma que quisiera pero todos habíamos pagado la misma entrada y los favoritismos sobraban. La otra sala es el fumadero, la guía intento hacer que adivináramos para que servía esa sala, sin ventanas pero con una claraboya en el techo por donde entraba la luz natural, también adonada de estilo modernista, y dos grandes lámparas con detalles de dragones. Las paredes y el suelo de la sala estaban recubiertos de madera, y esa era la pista para que adivináramos que era la sala donde fumaban los señores, dado que la madera ayuda con respecto al humo. De esta zona bajamos las escaleras para ver la capilla y la bodega, en la entrada a la capilla hay un hueso colgado y según la guía es una costilla de ballena que regalaron a Domenech y que la colocó ahí para verla. Y la bodega tiene algún azulejo pero no tiene mucho más que barricas y olor a vino, aquí estuvimos como una media hora, el motivo es porque cambiamos de guía, esta guía era la de las entradas y sabía mucho de arte, peo también hacía la visita solo en catalán así que fue rodeada por las turistas catalanas (eran todo mujeres) y el resto nos desperdigamos por la bodega mientras las turistas le preguntaban. Es por eso que digo que sabía mucho de arte porque ante las preguntas que le hacían explicaba muchas cosas con tal detalle que me dio a entender que sabía bastante de arte, lástima que solo lo decía en catalán, porque tanta explicación si no la entiendes cansa, claro, después de estar tanto rato en un sitio (pues una media hora) sin nada que ver (solo barriles de vino) ni entender nada (solo hablaban catalán) pues te aburres, así que los grupos de turistas extranjeros hablaban entre sí. Y de repente una turista catalana se vuelve y les chista para que se callen. Me pareció fatal, porque además de ser obligados a tener una visita en un idioma que no conocemos, a estar en una sala que no tiene nada que ver y tener que esperar mientras ellas están dale y que dale a hablar sobre arte, el resto tiene que quedarse quieto y callado. Mi pequeña venganza a su gesto fue volverme y buscar a la mujer y su hija estadounidenses y ponerme a habar con ellas ¿querías que nos calláramos?, pues ahora yo que estaba quieta escuchando voy y me pongo a hablar, que ya os vale. La mujer estadounidense me preguntó de qué hablan la guía y las otras y le dije que estaban discutiendo de arte, no sobre el castillo. A decir verdad esta otra guía no era tan cerrada como la otra guía y las turistas catalanas del grupo, porque todo comenzó cuando una de las turistas le dijo a la guía que como el modernismo catalán no había nada y que era lo mejor, y la guía le dijo que cada estilo era diferente y que de la época el Art Nouveau francés y belga también era muy interesante y bonito, y ahí comenzaron su discusión sobre el arte que alargo la visita en la que medio grupo estuvo perdido sin nada que hacer. Por desgracia, debido a la media hora de más que duró la visita no llegué a poder ver la casa-museo de Domenech, así que decidí irme directa a coger el tren y comer en Barcelona antes de volver a Zaragoza, cuanto antes me alejara antes se me pasaría la frustración de una visita insatisfactoria. Con lo ilusionada que estaba por ver el castillo de la serie coreana, al final fue una completa decepción, y acabé con un regusto amargo porque un gran fin de semana en Cataluña se había estropeado. Por mucho “Juego de tronos” que se rodara, hay muchos sitios en Cataluña igual de bonitos donde, aun en hablando en catalán, la gente no te trata como un turista de tercera categoría.

Visita: Mayo 2019

 Mis imágenes: España

 Información para viajar: Castillo de Santa Florentina

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