DIARIO 2024: CHILE - Dia 10 - ISLA DE PASCUA - Dia 07 -- Ana Kakenga - Ana Te Pora - Ana Te Pahu - Ahu Huri a Urenga - Hanga Roa
Como en teoría solo íbamos a ver una cueva de forma superficial cogí un tour especifico de cuevas, había tours con más cuevas, pero era más caro así que nos conformamos con el que visitaba cuatro cuevas (más las otra dos que vimos con la costa norte del Terevaka y el Poike son seis cuevas por lo que tampoco estaba mal). El guía que nos tocó era un poco espiritual, pero se preocupaba por aconsejarnos al entrar a las cuevas, alumbrarnos donde sabía que había algún rincón complicado, nada que ver con el guía de la costa norte que nos dejó a la aventura. La primera cueva que visitamos fue Ana Kakenga o cueva de las dos ventanas, esta cueva en teoría no íbamos a verla en ninguno de los tours anteriores, pero sí que la vimos en la costa norte. Aún, así como llovía aprovechamos para entrar de nuevo y verla. Ya fuera porque teníamos otro guía más preocupado por sus turistas o porque ya habíamos estado, pero la segunda vez que entramos se nos hizo más sencillo el acceso, aunque igualmente hay que ir de cuclillas. Esta cueva se utilizó como cueva refugio durante las luchas entre los clanes de la isla, y por eso el único acceso disponible tiene losas para reducir el acceso a la cueva. De esta forma se construyó un pasadizo bastante estrecho, que permitía un mejor control defensivo ante posibles invasores. Una vez terminamos el estrecho acceso de entrada se ve una amplia sala donde el recorrido se divide en dos pasillos con luz, esta vez nos encontramos con otro grupo en la cueva, cosa rara ya que casi no coincidimos con gente de turismo en los últimos días, aunque igual no tan rara porque estaba lloviendo y la cueva era un buen refugio, seguimos al guía hacia la abertura contraria a donde estaba el otro grupo, que es una de las dos ventanas, que tiene una vista impresionante de la costa y el océano. Como llovía y el día estaba de tormenta el océano en la costa estaba más movido que la vez anterior y nos daba una vista diferente. Tras ver ambas salidas de la cueva y viendo que ya no llovía tanto salimos en dirección a la otra cueva; Ana Te Pora “la cueva de la canoa de totora”.
El guía nos lleva hasta una higuera que crece en el suelo y asciende hasta la superficie desde el interior de la cueva, desde arriba la grieta por donde sale no parece un acceso fiable pero es suficientemente grande para que entremos por ahí a la cueva. Una vez traspasado la cueva se estrecha bastante y se vuelve oscura, pero vamos preparadas con frontales, pero pronto se observa que llega luz del exterior. Esta claridad procede del otro acceso a la cueva y vemos un pequeño muro de piedra que da acceso a una gran sala. Continuamos entrando en la sala de la cueva y podemos ver que aparece unas piedras colocadas con una forma rectangular, alguna del centro está muy pulida y redondeada frente a las otras. El guía comenta que no se sabe con seguridad para que se creó ya que las cuevas se usaron como refugio y para esconderse del enemigo. Pasando de largo la cama de piedra nos dirigimos hacia la luz que es la salida que tomaremos de la cueva, una vez fuera vemos que este acceso parece una cavidad reforzada de piedra. Esta entrada se encuentra cerca de un acantilado donde nos acercamos para disfrutar de las vistas hasta el próximo destino.
Y después de aquí fuimos en coche a la cueva, que ya sabíamos, íbamos a repetir, pero terminar de ver, ya que el primer día solo fue un vistazo superficial. cuando volvimos a ir a visitar la cueva de Ana Te Pahu la chica de la entrada al parque le dijo al quia que ya habíamos estado (como ya había contado guardan registro de todo el que entra). Le aclaramos al guía que nos habían llevado, pero solo habíamos visto la entrada y que no habíamos entrado en la cueva. Así que el guía nos lleva por diferentes lugares que no habíamos visto antes ya que esta cueva es una de las más grandes de la isla pues es una conexión de tubos de lava volcánica. Primero El guía nos enseña desde fuera diferentes rincones, como una serie de ramas que cuando te acercas puedes ver que son las ramas de un árbol sale del agujero de la cueva y del que no se ve el tronco ya que está en el interior de la cueva. Y tras ver el exterior seguimos al guía hasta el interior por la zona que vimos la primera vez, por una zona donde hay que bajar unos grandes escalones de piedra, y se puede continuar por la izquierda a través de un pasillo rodeado de vegetación que te lleva a un lugar donde hay un árbol que se eleva hasta al exterior por una abertura en el techo. Regresando por el mismo camino se alcanza de nuevo la entrada.
A la derecha de la escalera se abre una gran boca en forma de arco que conduce a un ancho túnel protegido por unas barreras de piedra. Estos pequeños muros obligaban a los posibles intrusos a entrar uno por uno, facilitando las labores de defensa de la cueva. En el interior es necesario el uso de la linterna para ir explorando diferentes lugares de la cueva. Después de un rato de oscuridad se llega a una zona de claridad causada por un gran tragaluz en el techo. El sol y la lluvia que entran por el agujero han hecho crecer otro macizo de vegetación. A partir de aquí la caverna se estrecha y se oscurece por lo que hay que encender la linterna y agachar la cabeza y en el camino hay profunda oscuridad hasta encontrar huecos de luz entre los muros. Como el guía era muy espiritual nos hizo a todos tomarnos de las manos mientras “oraba”, luego le seguimos y acabamos saliendo por un rincón más alejado de por donde habíamos entrado. Sin duda sorprende la amplitud y ramificaciones que tiene esta cueva y que desde fuera no es posible apreciar.
Y con esto terminamos las visitas de las cuevas, había tours que visitaba alguna más, pero ya habíamos visto una en la costa del Terevaka y otra en Poike por lo que íbamos mas que servidas de cuevas. Después de ir a comer y al hotel a cambiarnos por la tarde nos acercamos al Ahu Huri a Urenga, lo ideal sería ir en coche o taxi, o si hay suerte en algún tour, aunque pocos la incluyen porque no forma parte del Parque Natural, sino que está en terreno privado – aunque el acceso al moai es público-. Pero como íbamos con el presupuesto contado y tampoco estaba tan lejos fuimos andando hasta ahí, pasamos tomar la carretera que sale de Hanga Roa paralela al aeropuerto y giramos a la izquierda en la curva. De ahí seguimos andando recto pro la carretera hasta llegar al gimnasio de Hanga Roa, aquí volvemos a girar a la izquierda y a pocos metros en el lado izquierdo de la calzada vemos el moai, para pasar el muro de piedras hay un torniquete giratorio, y tras pasar hay que subir una pequeña colina hasta el moai Ahu Huri a Urenga. No hay nadie cerca y disfrutamos de la tranquilidad del lugar, el moai se ve perfectamente cuidado ya que al no estar cerca de la costa no sufre el impacto del viento y la sal del océano. La peculiaridad de este moai, aparte de que está en el interior, es que tiene dos pares de manos. No sabemos porque es pero parece que lo estén abrazando por atrás.
Y una vez visitado el moai seguimos por la carreta andando hasta llegar al Mercado Artesanal donde encontramos muchos souvenirs artesanales a buen precio (importante, no ir un domingo por la tarde porque está cerrado) y al lado del mercado se encuentra la iglesia de la Santa Cruz. La iglesia de la Santa Cruz, junto con el cementerio, ofrece una muestra de la mezcla religiosa que se vive en Isla de Pascua ya que se ven relieves con motivos cristianos, así como relieves de peces, figuras del Tangata Manu y el manutara. En algunos aspectos me recordó a la zona de Chiapas en México. Luego nos acercamos a los ahus por la costa para despedirnos de la última noche en la isla.
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