Nos levantamos y vimos que estaba nublado, la suerte no había continuado con nosotras y finalmente la lluvia hizo su presencia, afortunadamente cuando llegamos a nuestro destino ya no llovia. El tren a Zermatt salía a las ocho así que desayunamos deprisa y salimos hacia la estación. Nos dimos tanta prisa que al final pudimos hasta comprar el billete de tren a Gornergrat. En realidad no estaba planeado coger el billete en Interlaken pero ya que no había mucha gente en la fila aprovechamos la ocasión. El viaje desde Interlaken hasta Zermatt está cubierto con el swiss pass, y una vez que se pasa un largo túnel deja unas vistas preciosas, todo montañas y profundos precipicios, ríos de aguas claras corriendo y cascadas cayendo de las rocas. Y eso que lo vimos muy de mañana y todo nublado, que con sol tenían que ser unas vistas aún mejores. Aún así el tren no tenía mucha gente, debe ser que todos se alojan en Zermat, porque el pueblo si estaba lleno de turistas, muchos turis
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