Lo bueno de que Sofia este cerca de las fronteras de otros países es que puedes hacer varias excursiones fuera de un día, que son menos agotadoras que ir hasta la otra frontera del país que es el Mar Negro. Así que esta vez voy en tour a Nis, una población de Serbia. Los comentarios de internet sobre la población presagiaban que no iba a ser una gran visita, pero todo lo contrario a la realidad, la población tiene bastante que ver como para estar todo el día entretenido, casi ni tiempo para tomar algo de comer antes de volver hacia Sofia. La frontera esta vez es más normal, es decir, más moderna y nada que ver con la de Macedonia del Norte. Automática y aunque hay algo de cola el registro es normal, dni o pasaporte, revisan maletero, te miran las caras sin bajar del coche y para adelante. Digo dni y pasaporte porque pro la experiencia hay a algunos lugares donde voy con pasaporte también aunque me sirva el dni, la experiencia me ha enseñado que a veces es mejor ser precavido que lamentarlo, aun recuerdo la compañera de trabajo que nunca había viajado y se fue con su pareja a Londres y me pregunto y le dije, aunque al teoría es que con dni entras, llévate el pasaporte por si acaso, a la vuelta me dijo, me acorde de ti Berbe porque al llegar a mí no pero a mi pareja después de dar el dni le pidieron el pasaporte. Y es que lo bueno de viajar es que no solo se viven experiencias, sino que también se ven muchas cosas con las que aprender. Estoy segura que aquí con mi dni no habría tenido problemas, pero teniendo en cuenta que en la frontera para pasar a Macedonia del Norte tuvimos problemas con un pasaporte islandés no quiero ni pensar lo que hubiera sido con un documento de identidad que no es habitual. Pero siguiendo con el viaje pasamos la frontera dirección a Nis una población de Serbia cerca de la frontera y que es una de las más grandes de Serbia, la primera parada fue en el reciento arqueológico de Mediana, esta parada no estaba indicada en el tour y en los blog de viajes que leí no salía esta visita recomendada, solo uno comentó sobre le museo arqueológico pero no sorbe este lugar y en mi opinión si e gustan las ruinas o la historia romana es un lugar que vale la pena parar a ver, además está al lado de la torre de las calaveras que si es muy visitada. La entrada del sitio está frente a un aparcamiento así que si se va en coche propio no es difícil aparcar, el lugar es un amplio territorio con una gran carpa, la carpa protege los restos de la villa imperial del periodo romano. Cuando entras ves la inmensidad del lugar, donde, aunque no se conservan los muros ni las columnas, si los mosaicos. Y hay todo tipo de mosaicos en este lugar, que era el palacio de Constantino el Grande y por tanto es enorme y lleno de detalle. Se ven las flores de amapola, las cruces, las esvásticas que copio Hitler, figuras de dioses, etc. El guía nos comenta mucho sobre el lugar, aunque lo más curioso es saber que en esa zona se hablaba griego y tenían traductores al latín, aunque fuera del imperio romano la lengua no se llegó a extender. En una recreación de una de las zonas de la villa se muestras esculturas que se encontraron en el lugar y que se conservan perfectamente. Para los amantes de las piedras y la historia es un lugar imperdible. De aquí vamos andando a la torre de los cráneos o las calaveras, aunque por el camino hay muchas panaderías y pastelerías así que la gente para a desayunar antes de ir a la torre. En este tiempo el guía nos cuenta la historia de la torre y de los cráneos que se conservan ahí. Uno de los combates más épicos de la Revolución Serbia tuvo lugar en 1809 cerca de Nis y es conocido como la Batalla de Cegar. Aquí las tropas rebeldes del comandante Stevan Sindelic se enfrentaron a un ejército Otomano muy superior. Y cuando estaban a punto de caer derrotados Sindelic hizo explotar su arsenal, acabando con la vida de todos los soldados presentes. En represalia el general Hurshid Pasha ordenó construir una torre en las afueras de Nis cubierta con los cráneos de mil rebeldes como aviso para navegantes. El monumento fue conocido como Torre de los Cráneos y debido al significado de la rebelión de los serbios del lugar contra los turnos todo el mundo de ahí quería ser colocado en la torre, así que esta fue creciendo con los cráneos de más gente del lugar hasta que los limpiaron y dejaron solo los de la época, según el guía solo encontraron un cráneo de mujer en la torre. Y el del cabecilla lo conservan en una urna expuesta junto a la torre. Para verla no puedes buscar una torre, hay que buscar una casita con murales representando la época de la batalla y con texto que se encargan de abrir la torre para las visitas. La torre está dentro de un campanario que se construyó para proteger la torre por eso no es visible si buscas una torre, al lado del campanario hay una escultura del comandante Stevan líder de la rebelión. Una vez entras en el campanario puedes ver la torre protegida por un cristal. La Torre es cuadrada y tiene menos altura que la original, ya que se desmantelo. Lo bueno es que no había nadie más así que puedes recorrerla viendo los huecos donde antes había cráneos y es fácil imaginar que en su época tuvo que ser espectacular. De aquí marchamos hacia el campo de concentración Red Cross. El campo de concentración tiene el nombre actual de 12 de febrero porque fue la fecha en la que tuvo la mayor fuga que protagonizaron 147 presos y convertida en símbolo de la resistencia. Tras la invasión del lugar pro Alemania se inauguró en Nis el Campo de Concentración Red Cross gestionado por la Gestapo, los primeros reclusos, básicamente judíos, gitanos y miembros de la resistencia armada. En principio iba a ser solo un lugar de tránsito para trasladar a los prisioneros a otros campos de concentración de Europa. El edificio principal está convertido en un museo. En las dos primeras plantas hay diferentes salas con fotografías de los reclusos, objetos personales, grafitis en las paredes, y numerosos carteles con información en inglés que incluyen relatos en inglés. La tercera planta ocupa la buhardilla, con una fila de celdas y un techo de madera lleno de telarañas, una de las celdas está abierta y permite imaginar lo que debía ser estar allí encerrado. Además del edificio principal, en el patio hay dos torres de vigilancia; dos garitas de madera; y unos barracones con una fachada donde todavía se puede leer la palabra “Wache”, flanqueada por la esvástica y las letras SS. La verdad es que el lugar no me dijo mucho, tal vez porque uno necesita imaginar la realidad de ese lugar, que es estremecedora. De aquí nos acercamos la ciudad, más concretamente al fuerte. Los Otomanos construyeron un Fuerte sobre una colina junto al río Nisar, se llega a pie desde Red Cross y se accede al recinto por un sendero que cruza un descampado o por la puerta de acceso al fuerte (la entrada es gratis). Dentro del fuerte visitamos el Palacio Octogonal: data del siglo IV y perteneció a alguna personalidad importante. Hoy día solo quedan visibles los cimientos, pero lo bueno es que ponen carteles explicativos en todos los puntos de interés. Luego está el Lapidarium: una colección de lápidas, altares, sarcófagos y esculturas del Imperio Romano que ya estaba expuesta al público en el año 1887. Aquí cerca está la Mezquita Bali Bey: el templo original es del siglo XVI pero fue reconstruido durante los años 70 a su lado está el cartel con el nombre de la ciudad y ahora es una galería de arte y por tanto está cerrada. No tiene minarete y está rodeada por las ruinas de otros edificios. De aquí llegas a ver el Hammam: los antiguos baños turcos, que ahora están ocupados por un restaurante y el Arsenal, el edificio está pegado a la muralla, y es posible contemplar el interior. Nosotros subimos a la parte superior de la muralla para ir hasta la torre de la puerta donde están los agujeros de los cañones y tienes una vista completa de la ciudad de Nis tras el rio. Después bajamos de la muralla para cruzar la puerta de Estambul, el Fuerte de Nis tiene cuatro puertas de entrada y esta es la más espectacular, visible desde el río. Dejando atrás el fuerte vamos al centro cruzando el río, nada mas cruzar hay una fuente y los hongkoneses que vienen en el grupo preguntan si se puede beber y el guía comenta que toda el agua de Bulgaria y Serbia es potable y pueden beber de las fuentes sin problema y los hongkonitas corrieron a rellenar sus botellas de agua. A continuación, nos dedicamos recorrer las calles de Nis la calle Obrenoviceva: es la principal avenida peatonal de Nis y ocupa la zona donde se ubicaba el antiguo Bazar Otomano, que tras la expulsión de los turcos se reformó por completo. La calle arranca en la Plaza King Milan, presidida por el Monumento a los Liberadores de Nis y de aquí toda una calle con docenas de tiendas, terrazas y edificios históricos que lucen columnas y relieves. Aquí encontré donde comer algo mientras miraba las esculturas y fuentes, el centro es un lugar cómodo y limpio para sentarse a tomar algo hasta volver de regreso a Bulgaria. Aunque parezca poco tiempo en realidad estuvimos todo el día ocupados hasta ya el tiempo para comer algo en media hora y volver a Bulgaria de noche.
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Información para viajar: Pendiente
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