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Muxia - España

Muxia

Como decía en la entrada anterior, tomamos un circuito que incluía primero la visita a Muxia, luego Finisterre, parábamos a comer ahí, y luego íbamos a ver la cascada de Ézaro y el hórreo de Carnota, además de unas increíbles vistas de la costa de la muerte.Nuestro primer destino es Muxia. Tal vez por la hora temprana a la que llegamos nos encontramos solos en el lugar. El pueblo está bastante vacío y el lugar donde ponen el sello oficial en la credencial del peregrino está cerrado, por lo que en un bar que está abierto nos sellan la credencial para dejar constancia que hemos estado en este lugar. El pueblo se deja atrás y a lo largo de la costa, con un paseo marítimo vacío, se llega hasta el santuario de Nuestra Señora de la Barca donde hay, aparte del santuario, un faro y un cruceiro. Desde aquí las vistas son impresionantes. En frente y a lo lejos, aunque gracias al día medio con sol medio con lluvia, se puede ver el otro lado de la costa y otro faro en lo alto de unos rocosos acantilados. Junto al cruceiro comienzan las rocas que llevan al faro a los pies del mar. Según el guía el mar está tranquilo pero las olas golpean con fuerza contra las rocas, y el nubarrón gris que nos persigue presagia mayores olas. El paraje es precioso. Dando un rodeo, pues por las rocas es muy peligroso, dejamos a tras el santuario, enorme y completamente reformado, para llegar a la altura del monte donde hay un monumento junto al kilómetro cero. Muxia y Finisterre se pelean entre sí el ser el kilómetro cero del camino de Santiago, por lo que en ambos lugares hay un mojón del Camino indicando que es el kilómetro cero. El monumento es una piedra roca y se levantó en recuerdo de la solidaridad que hubo cuando debido al naufragio del petrolero Prestige, las costas de este lugar y del alrededor quedaron impregnadas de petróleo. No solo esta desgracia azotó la localidad de Muxia, el santuario que hemos pasado de camino al monumento fue destruido el día de Navidad por un incendio producido por un rayo. Por esa razón está todo reconstruido y no se conserva nada del interior del templo. Resulta curioso y espectacular ver desde arriba el santuario frente al mar, rodeado de las olas del mar, que golpean con fuerza el lugar cuando hay temporal. Se pueden ver los muros de protección del santuario y así hacerte una idea de hasta dónde llegan las olas cuando el mar está bravo. Es un santuario curioso por su localización pero el guía nos cuenta que fue construido ahí por la leyenda que cuenta que la virgen se le apareció al apóstol Santiago en una barca de piedra cuando llegó a Muxia. Bajamos hasta el frente del templo para ver las piedras que formaron la llamada barca de piedra sobre la que apareció la virgen. Una de ellas es conocida como la piedra de abalar, que según el guía tiene la forma de la parte más importante de una barca (yo no entiendo así que me lo creo). Está la tradición de pasar bajo ella para curar todos los males de los riñones y demás lumbalgias. Supongo que la creencia es que si alguien puede pasar por ahí bajo la piedra no tiene muchos problemas de espalda. Nadie se animaba a hacerlo pero yo recordaba que mi tía, mucho mayor que yo lo hizo, así que yo no iba a ser menos. Empecé a pasar bajo la roca y luego siguieron el resto, toda era cuestión de empezar. También cerca de esta piedra está otra que se presenta como la vela de la barca (aquí veo la forma mejor), y luego hay otra que es como el timón de la barca. Estas piedras, frente al santuario también han sufrido por los temporales. Tras disfrutar de la vista y ya cuando empezó a llover nos marchamos para ir hacia Finisterre.

Visita: Noviembre 2014

 Mis imágenes: Pendientes

 Información para viajar: Pendiente

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