Camino de Santiago IV: De Melide a Arzua
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El camino de Melide a Arzua fue el más duro que nos había tocado hasta ahora. Y agradecí haber dividido la etapa, porque una cosa es hacer más o menos kilómetros y otra hacerlos con cuestas. Aun así llegamos más o menos como en el resto de etapas por lo que tras comer hicimos la parte de turismo que habíamos estado mirando el día de antes en Melide. Salimos de Melide y llegamos hasta un pueblo con cruceiro y una iglesia grande y con pinta de ser románica, aquí nos hacemos una foto grupal y seguimos caminando. Pasamos por un par de casas, una con un bonito pozo de piedra y rodeada de verdes prados, muy idílica. Mientras voy quitándome ropa (salí demasiado abrigada) el camino sigue por los prados y los bosques de eucaliptos y poco a poco nos vamos alejando unas de otras. Pasamos junto a otro pueblo donde se encuentra un curioso tenderete sin vigilancia. Aquí hay frutas, agua, .. todo con un precio, unas horas y boli y una hucha donde dejar el dinero a cambio del alimento que cojas. Durante el camino y antes de llegar a otro puente y un bonito río, las liebres (que es como llamamos a las que van siempre primeras) se han pasado y han seguido caminando por un camino que no es el de Santiago (es por ir con prisas, si uno va andando tan deprisa es como si fuera a una competición de velocidad y no a disfrutar del camino). Afortunadamente una persona les avisa y regresan rápido al camino. Pero siguiendo en su ritmo pasamos junto a otro pueblo, donde hay una iglesia donde se puede sellar la credencial porque está abierta (increíble). Hay un cartel muy grande que pone stamps y credencial, para que se vea que ahí se puede sellar la credencial, pero las liebres pasan de largo, asi que las llamo por el movil para que regresen si quieren tener el sello de la iglesia (como el resto del grupo). Lo bueno es que la etapa era corta asi que los kilometros de más que hacen las liebres no lo notarán. En el Camino se siguen intercalando pronunciados descensos con violentos ascensos, y así seguimos subiendo y bajando. Tras pasar por un arroyo vuelven otra vez las pendientes, las subidas de esta etapa son matadoras. Hay un cartel que indica que el camino ha sido desviado por obras, y por el resto del camino, en subida, no se preocupan de dejar ninguna indicación que indique al peregrino que no se ha perdido y que va bien. Finalmente llegamos al punto donde las obras acaban y volvemos a tener nuestros mojones y nuestras flechas amarillas indicándonos si vamos bien o mal. Seguimos subiendo y bajando bajo la lluvia mientras pasamos otro puente y su río hasta arriba de agua, rodeado por verdes prados. Así, subiendo y bajando, llegamos a Ribadiso: un lugar muy bonito, con preciosas casas, flores, y vistas, solo que tiene unas horribles cuestas. En la guía pone algo de que la despedida a este pueblo es doblemente dolorosa, una por la belleza del lugar que se abandona y otra por las cuestas. Afortunadamente estas serían ya las últimas cuestas, aunque corta había sido una etapa matadora con tanta cuesta empinada. Y dejando atrás la cuesta pasamos una gasolinera, y según la guía ya queda poco para llegar a Arzúa, aquí me llamó mi amiga Leyre porque al sacar el móvil no debí de bloquearlo correctamente y según ella yo le había llamado. Aquí recibí malas noticias del trabajo pero se me olvidó todo hasta que regresé a casa. Es lo que tiene el camino, que te olvidas de otras preocupaciones. Y así entramos en Arzúa. Dejamos las cosas en el albergue, que se encontraba al inicio del pueblo, y comimos frente al albergue. Quedamos con el taxista para después de comer visitar las cascadas. Según la guía hay tres cosas interesantes que ver en los alrededores (fábrica de miel, presa con transbordador y cascadas), y como somos varias al final decidimos entre todas ver solo una: las cascadas. A la vuelta de ver las cascadas nos quedamos en el centro del pueblo donde anduvimos hasta un supermercado para procurarnos la cena y esperar hasta que la iglesia abriera para misa. Me cayeron muy mal los feligreses de Arzua porque nos “obligaron” a quedarnos toda la media hora del rosario, y luego la misa, para después decir, riéndose, que el sello lo sacan a la entrada cuando termina la misa. No fuimos las únicas que se quejaron del “engaño”, había otros peregrinos que comentaron que hasta ahí todas las iglesias del camino les daban mejor acogida que esta. En fin, todos podríamos habernos ido a sellar la credencial a un bar (te dan la compostelana igual) así que tampoco es que tuvieras que quedarte sino el que te engañen de esa forma y se te rían en la cara, eso es lo que a mí me cayó mal, por eso no guardo un buen recuerdo de Arzúa.
Visita: Noviembre 2014Mis imagenes: Pendientes
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