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Hong Kong - China

Hong Kong

Salimos de Singapur a las seis de la mañana, esperábamos dormir algo en el aeropuerto pero por desgracia la temperatura era polar, hacía tanto frío que nadie de los que estábamos ahí podíamos ni dormir ni estar cómodos, yo llevaba manga larga, manga corta, una chaqueta, el polar y el impermeable corta vientos, y un pañuelo y aun así pasé frío. La maleta de una de mis amigas salió la última así que salimos bastante tarde. Llegamos al hotel en Tsim Sha Tsui, dejamos las maletas y fuimos a un centro comercial que hay cerca a desayunar. Después salimos a recorrer este barrio lleno de hoteles y altos edificios y mucho tráfico y vendedores ambulantes de relojes (un poco pesados), me recordó a Nueva York. Aquí muchos de los edificios estaban cubiertos con andamios de bambú, cuando estuve en Shanghái ya los vi y me dijeron que es porque son más resistentes que el acero. También el paseo marítimo estaba cortado. Luego recordamos que hacía poco había habido una tormenta que provocó varios daños en la isla de Hong Kong. En cualquier caso nos acercamos al embarcadero del Star Ferry, aquí comenzando en la Torre del Reloj de la época colonial y seguimos el Paseo Tsim Sha Tsui donde hay unas colas de ballena como adornos del paseo, aunque lo importante de este paseo son las espectaculares vistas de la bahía, luego pasamos por el Hong Kong Cultural Centre y nos encontramos que donde comienza la avenida de las estrellas está cortado por obras, así que regresamos al muelle. . En la parte superior de los muelles hay un paseo mirador hacia la bahía, subimos al mismo para disfrutar de las vistas de día de la inmensa bahía Victoria con sus barcos, barquitas, ferry, sampán (veleros típicos) y los rascacielos imponentes junto a la montaña. Aquí nos preguntaron varios grupos de niños hongkoneses, estaban practicando inglés y eran preguntas en inglés sobre los osos pandas, a un grupillo no los entendimos, a otros sí que los entendimos y nos hizo mucha gracia porque leían a dúo como si estuvieran cantando dado que la daban una entonación musical. Lo cierto es que no éramos las más indicadas para el ejercicio pero no había tantos turistas extranjeros para tantos grupos de niños. Luego caminamos para ver si podíamos ir a la avenida de las Estrellas por algún otro lado pero desgraciadamente está completamente cerrada por reformas. Ciertas obras están en el Jardín de las Estrellas al que nos acercamos siguiendo a un grupo de turistas chinos, pero pudimos ver que la escultura de Bruce Lee estaba cubierta en medio de las obras, imposible acercarse. Conseguimos verla porque para ir al jardín de las estrellas hay que subir unas escaleras mecánicas y tienen una terraza a la bahía, y desde arriba se podían ver las obras de la avenida. En el jardín de las estrellas se pueden ver algunas figuras pero sobre todo las manos de artistas. A mí me sacas de Jackie Chan y no conozco a más. No conseguí encontrar nada de Jackie Chan, con la de películas que me he visto en las que actuaba. Después de la desilusión de la avenida de las estrellas y con muchísimo sueños decidimos irnos al hotel a dormir y recuperarnos de toda la noche despiertas porque por la tarde noche íbamos a hacer un paseo en velero por la bahía, así más valía que consiguiéramos tener los ojos abiertos. Tras recuperar algo de sueño salimos del hotel para ir hasta el muelle, disfrutamos de la bahía iluminada y luego del espectáculo de luz y sonido (Symphony of Lights) que comienza las 8 de la tarde. Lo cierto es que después de Singapur el espectáculo de luz y sonido de la bahía de Hong Kong es poca cosa y como leí en un blog “te deja frío”, lo cierto es que con lo que tiene la bahía podía ser algo mejor: muy decepcionante. Se compone de diferentes partes y según donde estés puedes escuchar la música y la historia. Lo que no nos defraudo, sino que fue una de las cosas que más nos gustaron de Hong Kong, fue el paseo en velero por la bahía. En el mismo muelle desde donde vimos el espectáculo cogimos una excursión en velero por la bahía. Durante una hora estuvimos recorriendo la bahía, y como hacía buen tiempo lo hicimos sentadas en cubierta junto a las velas del sampán, lo que nos dio la oportunidad de disfrutar aún más de las vistas. Primero navegamos de un muelle a otro además para recoger gente y luego navegamos por la bahía mientras veíamos todos los edificios iluminados y coloridos, incluso los que desde el muelle y el paseo no pudimos ver. Hay que tener en cuenta que además ver los rascacielos de Hong Kong, aún sin espectáculo, es algo muy resaltable dado que a los asiáticos les encantan las luces. El recorrido fue tan agradable que se nos hizo corto, de lo mejorcito que hicimos y muy recomendable una de las cosas que yo recomendaría hacer en Hong Kong (si no tienes problemas con navegar o el agua). Tras este recorrido fuimos a cenar (casi no podemos porque a las diez de la noche está todo cerrado, lo que nos pareció muy curioso) y a dormir hasta el día siguiente. Al día siguiente salimos a desayunar y coger el Star Ferry para ir de un lado de la bahía a otro, podemos hacerlo en metro pero lo haremos en el ferry porque los barcos Star Ferry son un clásico que gusta, llevan desde el año 1888 transportando a los pasajeros entre la Isla de Hong Kong y Kowloon. National Geographic ha incluido la travesía en Star Ferry en su lista de los "50 lugares que hay que ver antes de morir" y el caso es que nos gusta tanto el paseo y las vistas que cuando regresamos lo hacemos de nuevo en ferry. El recorrido de la bahía es lo más positivo de Hong Kong. Una vez llegamos al otro lado vamos a seguir los carteles hasta llegar al punto donde coger el tranvía que sube al pico Victoria. Para ellos los carteles, hechos para turistas, te hacen el recorrido lardo que te permite ver todo lo que hay entre el embarcadero y la salida del tranvía. Hay muchos túneles que cruzan las calles entre edificio y edificio, esto lo hacen porque es mucho más sencillo cruzar esas avenidas llenas de tráfico por arriba que por abajo, por este motivo cruzamos muchos edificios en nuestro recorrido, y casi es más cómodo que a pie de calle. Así llegamos a la Torre del Banco de China y al lado los leones del otro edificio famoso por su arquitecto. Por el camino nos encontramos antiguos edificios coloniales entre medio de tanto rascacielos, así como una antigua iglesia protestante. Muy cerca está el inicio del Tranvía, en la mayoría de los blogs de viajes recomiendan subir en taxi porque te ahorras la fila, pero nosotras que estuvimos casi dos horas de fila para subir al tranvía damos fe de que también había fila para los taxis. Es lo que tiene que fuera fin de semana, que daba igual qué transporte usaras para subir, te tocaba hacer fila larga. Mientras haces fila para subir al tranvía puedes entretenerte viendo la antigua maquinaria o los objetos y trajes de la época, hasta fotogramas de las escenas iniciales y finales de la película Cita en Hong Kong de 1955, con Clark Gable como protagonista. Casi hay que hacer un curso de lucha libre para, una vez llega el tranvía, conseguir sitio al lado de las ventanas. Porque, claro, lo interesante de subir en tranvía son las vistas mientras se va subiendo. El tranvía sube al punto más alto de la Isla de Hong Kong y la zona más exclusiva desde la época colonial. Una vez llegas ahí tienes dos opciones, bajar andando y conseguir llegar a un pequeño mirador público o pagar para subir al mirador que han construido en la zona desde donde mejor se ve la bahía. Aquí nos dividimos, y la única que paga soy yo, pero una vez hemos subido hasta aquí no tener esas vista de la bahía y, por qué no decirlo, esa fotografía de postal que sale en todas las guías, sería una pena. Todo el mundo recomiendo subir aquí por las vistas. He de decir que son impresionantes, pero solo si hace un día tan soleado y bueno como tuvimos nosotras, porque sino no hay mucho más atractivo excepto el consumismo puro y duro. Tras pasar un rato sentadas a la sombra decidimos bajar en tranvía en vez de andando, tantos días ya están pasando factura, y a la vuelta la cola no es tan larga y enseguida cogemos el tranvía de bajada. Una vez abajo caminamos hasta la escalera mecánica de central-midi que es el sistema de escaleras mecánicas más largo del mundo, por la mañana funcionan de bajada para que la gente pueda ir a trabajar, y luego ya funcionan de subida, que dadas las montañas que tienen todas las islas que forman Hong Kong tiene bastante sentido. También se puede ir andando pero los hongkoneses están muy avanzados para ello. No hacemos toda la escalera mecánica porque decidimos meternos en Hollywood Road, una de las primeras calles construidas en la época colonial que atraviesa por el medio de tesoros escondidos en el laberinto de calles y callejones. Hay muchísima gente haciendo turismo por aquí por lo que es normal andar más pro la carretera que pro la calle que es muy estrecha. Increíble la afición de los turistas por las paredes pintadas más que por otros rincones más originales y autóctonos. De aquí llegamos al templo de Man Mo, donde nos colocamos con el olor a incienso. Esto es debido a que el techo está cubierto de largas espirales de incienso y al consumirse echan mucho humo que inunda el templo. El incienso para llamar la atención de los dioses o para mostrar respeto a los fallecidos. En este templo encontramos muchas chinas con eso trajecitos chinos bordados, tan monos y que no sirven más que para cierto tipo de cuerpos. Es algo muy curioso ver a tantas chinas así vestidas haciéndose fotos cuando el templo está dedicado a Man Cheong ( dios de las letras y literatura) y Mo ( dios de la Guerra), no pegan rezando ni pegan como turistas. Y una vez salimos de ahí seguimos caminando hasta llegar al embarcadero del Star ferry para coger de nuevo este ferry de paseo corto pero agradable y así disfrutar de las vistas de la bahía y también ver a la tripulación con los trajes de marineritos. Una vez al otro lado cogemos el metro para ir a Chi Lin Nunnery pero cuando llegamos ya está cerrado, no así el jardín de Nan Lian. Los jardines de Nan Lian Garden están diseñados según el estilo de los jardines clásicos chinos. Construídos para seguir una única ruta circular, en la que durante el paseo vas escuchando la relajante música, el sonido del agua, caminando entre los viejos árboles, las colinas, las cascadas, los estanques con peces de colores, los pabellones... todo ello en perfecta armonía. Además como hemos llegado tarde ya se ha hecho de noche y el lugar adquiere un tono misterioso con las luces que reflejan más los colores verdes y azules del jardín. Hacemos el recorrido circular de noche pero que tiene muchísimo encanto con la iluminación que le dan. Es todo un contraste ese rincón de jardines chinos rodeados de rascacielos. Y de aquí íbamos a ir al mercado de Temple Street pero ya sabéis, los mercados no son nuestro fuerte. Al día siguiente cogemos el vuelo de regreso a España pero todavía tenemos tiempo para ver más cosillas. En concreto decidimos coger el metro para ir a la Isla de Lantau y llegar hasta el Monasterio Po Lin y El Gran Buda con el Ngong Ping 360, el transporte que ofrece unas vistas increíbles porque sobrevuelas el paisaje montañoso de Lantau, como siempre queríamos las cabinas transparentes pero después de hacer otra fila monstruosa (es fin de semana y es lo que toca) la chica de la ventanilla nos dijo que teníamos dos horas de espera para las cabinas transparentes así que al final fuimos en una cabina normal y regresamos en una transparente. Durante el trayecto en teleférico hay unas vitas impresionantes y pudimos observar todos los caminos que hay por la montaña y a bastante gente recorriéndolos aunque parece bastante increíble. Cuando sales del teleférico te encuentras en la cima del monte Ngnong Ping y entras de lleno en Ngnogn Ping Villare que es una zona con variedad de tiendas y restaurantes ofrecen una experiencia de compras y comida. Atravesando este poblado se llega a una plaza que a un lado deja el Monasterio de Po Lin y al otro la estatua del Buda Tian Tan. Aquí subimos las escaleras que llevan al buda Gigante, con una mano extendida y la otra en alto. Una vez arribas puedes ver las esculturas de las esculturas de las mujeres que ofrecen regalos a Buda y las vistas desde lo alto de la montaña, a un lado las montañas con el monasterio de Po Lin y al otro lado el mar con las diferentes islas. Lo mejor sin duda son las vistas. Luego bajamos para dirigirnos al monasterio, dentro de las salas no dejan hacer fotografías y la mayoría del monasterio eran salas vacías para comer y rezar, bueno, vacías no porque había mucha gente. Tras recorrer el monasterio nos planteamos hacer le sendero de la Sabiduria pero al final decidimos regresar al teleférico para hace el cambio contrario pero con cabina de cristal.Tras regresar a la isla de Hong Kong nos acercamos al templo de Wong Tai Sin para ver la parte más supersticiosa de Hong Kong. En este templo hay mucha gente y un guarda vigilando que se recorra el templo en un solo sentido. Aquí vimos a la gente hacer fila para arrodillarse y mover la caja con palitos hasta que cae uno, y según el número que le sale en el palito o se levantaban o tiraban las piedras para ver como caían. Todo lo dejaban al azar, y había una fila continua para tomar lugar y mover los palitos. Hay gente que tenía más práctica y enseguida sacaba uno y otros que no tenían mucho arte en eso de sacudir la cajita y hasta que conseguían que cayera uno casi era un milagro. De aquí volvimos a los jardines de Nan lin para entrar a Chi Lin Nunnery, complejo monástico de los jardines, donde hay estanques de lotos y estructuras de madera, de la dinastía Tang. Primero se accede a un precioso jardín con estanques de nenúfares, lotos, al fondo preside el conjunto un hermoso claustro de madera con columnas, en los que no se ha utilizado ni un solo clavo en su construcción. Atravesando el claustro se llega a las dependencias del monasterio, con imágenes de Buda y donde está prohibido el uso de cámaras fotográficas. La guardia del lugar nos avisó que cerraban a las cuatro y media así que nos dimos prisa por verlo todo, dentro las monjas estaban con sus cánticos de oración. Es una zona completamente distinta a la anterior, una es toda paz y tranquilidad, oración y reposo, y la otra es algarabía y movimiento. Tras ver el monasterio volvimos al jardín para hacer el recorrido del mismo pero de día, ya que lo habíamos visto de noche. La verdad es que nos gustó mucho más de noche que de día. Tenía otro par de templos más (el de los 10.000 budas por ejemplo) pero al final pasamos de ir, quizás ya estábamos un poco saturadas de templos y budas.

Visita: Noviembre 2018

Mis imágenes: Álbum de China en Facebook e Instagram

Información para viajar: Pendiente

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