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Diario 2014: Italia - Florencia - dia 5

El último día en Italia tenía dos opciones, quedarme un ratio más en Portoferraio antes de coger el tren a Florencia o madrugar, coger el primer tren a Florencia, y pasar el día por Florencia. Ya había estado en Florencia pero hace años de la última vez, así que madrugué, cogí un ferry anterior al del billete (coger el billete del ferry por internet te permite, sin necesidad de hacer cambios de billete, coger un ferry anterior al de la hora escogida). Llegué con tiempo sobrante para esperar la salida del tren de Piombino Maritina a Florencia, así que abrí la maleta y saqué una chaqueta, llevaba una chaqueta muy fina de verano, por el calor pasado todos esos días, pero en el ferry con el aire acondicionado había acabado congelada, así que por si acaso cogí otra un poquito menos fina. Cogí asiento en el tren que poco a poco se fue llenando, en cada parada subía más gente y al final acabe en un vagón rodeada de alemanes, cuantísimo alemán que había, parecía que estaba en Alemania en vez de Italia. 

 
 
 
 

El tren llegó a llenarse y ya la gente no cabía sentada (los regionales ahí son como en Suiza, Holanda, etc, sin asiento reservado por lo que si llegas y está todo completo te pasas el trayecto de pie). Para variar unos indios me preguntaron por la parada que tenían que tomar, (es lo que pasa cuando una viaja con apariencia confiada, de no ser así no entiendo por qué siempre me preguntan a mí), menos mal que iban al centro de Florencia y la última parada del tren, en Santa Maria la Novella era donde me bajaba yo y que está justo al lado del centro histórico de la ciudad, así que fue una pregunta fácil. Cuando baje del tren fui directa a dejar las maletas en la consigna (la consigna de la estación está muy mal señalizada, yo sabía donde era porque busque en internet y vi que era pasado el andén 16), cuando regresé cinco horas después estaban poniendo unos carteles señalizadores para llegar a la consigna, parecía que me habían leído la mente. En todo caso, por si acaso desaparecen los carteles, la consigna es pasado el andén 16. 

 
 
 
 

El tren llego con retraso a eso de la una menos cuarto, teniendo en cuenta que había salido a las nueve de la mañana (el tren) pues ya tenía ganas de andar. El día era caluroso pero se estropeo a mitad de tarde, que empezó a soplar un viento fuerte y puede hacer uso de mi segunda chaqueta la que sabiamente había cogido de la maleta en la estación de Piombino Marítima. Mientras esperaba cruzar de la estación a la iglesia de Santa Maria la Novella (de donde toma nombre la estación) un turista me pregunto por un hotel que no conocía, le dije que no sabía pero insistía e insistía así que al final de mal tono le dije que yo también era turista y que no sabía, intento ayudar siempre (aunque yo también sea turista, y creo que alguna vez ya lo eh comentado) pero si digo cuatro veces que no lo sé es que no lo sé. En fin, que no sé si se me agrió la cara pero en todo el día ya nadie me preguntó nada más.

 
 
 

Tras visitar la iglesia de Santa Maria la Novella y pasear por la plaza me dirigí hacia el Doumo, ahí al lado. Mientras me acercaba me dí cuenta que apenas había fila para entrar dentro y, dado que la vez anterior había tanta gente y yo tenía tan poco tiempo (y no pude entrar), no iba a desaprovechar la oportunidad, con más razón siendo que no había que pagar entrada. Así que en un visto y no visto entré a la catedral, que me defraudó un poco porque con lo maravillosa que es por fuera, con esos mármoles de colores: blanco, verde y rosa, por dentro yo esperaba algo como lo que encontré en Siena, y va a ser que no, nada más lejos de la realidad. Afortunadamente al fondo, donde más gente se congregaba, estaba el techo de la cúpula (la fila para entrar a la cúpula sí que era interminable) y las pinturas que lo adornaban valían la pena las filas que se formaban usualmente para ver la catedral. Me quedé un buen rato intentando quedarme con todos los detalles de las pinturas, cuando salí fuera, observe la fila para el Campanile (el campanario antiguamente se construía aparte de la iglesia) y decidí dar un rodeo a la catedral. 

 
 
 

El duomo tenía unos cuantos andamios que hicieron un estruendo tremendo cuando alguno se cayó por al fuerza del aire. Me dirigí de aquí al Bargello y de ahí al Palazzo vecchio, no había mucha gente entrando al museo y (como tampoco había entrado la vez anterior) aproveché la ocasión, disfrutando de las pinturas y esculturas del lugar. En la plaza había mucha gente fotografiando la puerta del Palazzo y muchas más gente fotografiando las esculturas, impresionantes, que seguían tal y como las recordaba. Hay algunas cosas que afortunadamente no cambian con el tiempo. Tras pasar la galería degli uffizi me acerqué al puente Vecchio. 

 
 
 

Primero me dirigí por la orilla del río hacia el puente santa trinidad, para poder fotografiar el puente vicchio, y luego acercarme del otro lado hasta el puente, cruzarlo, hacerme una segunda foto en sus arcos, los que dan a la galería (la primera fue la primera vez que estuve ahí) y luego seguir hasta el mercado. Pero antes me paré para darme un capricho, un goffre con chocolate, que caro es Italia pero que rico está el dulce, ya sea helado o gofres. Con un goffre en la mano y la cámara en la otra me acerqué al jabalí del mercado, con el hocico dorado por los continuos roces de los turistas. Había una familia de andaluces mientras hacia la foto. Tocando el hocico ya tenía una foto de la primera vez, así que esta vez con el animal solo me bastaba. 

 
 
 

Luego regresé, descansé un rato antes de pararme a comer, recuperar mis maletas, y en la misma estación de Santa Maria la Novella coger el autobús al aeropuerto, y llegar al aeropuerto bien de tiempo para descubrir que se había retraso el vuelo (el único retraso de todos los vuelos del aeropuerto), que mala suerte, aunque luego me entere que el vuelo de Pisa a Madrid se retrasó 6 horas, así que mi par de horas de retraso de Florencia a Barcelona no fueron nada, y como no hay autobuses por la noche desde Barcelona a Zaragoza (creo que ya hable de lo mal comunicada que estaba Barcelona) pues ya tenía pensado hacer noche en Barcelona, así que no me preocupó mucho el retraso.

 
 
 

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