Tras el tiempo de ver todo lo posible quedamos con la guía en la puerta por donde entramos para ir a la cueva de san juan de rila o san Iván de rila. Esto es muy curioso porque veo en nombre cambiar según quien lo diga, no sé si es que jamás supieron traducir el nombre búlgaro al español bien o cual es el motivo, la guía lo llamó San Iván así que lo llamaremos San Iván. El motivo de coger el bus es que desde el monasterio hasta la montaña donde se refugio este monje ermitaño hay varios kilómetros que andando se te llevan una hora mínimo. El camino que recorrimos hasta llegar a la montaña del ermitaño en el Parque Natural de Rila está llena de curvas y por la ventana dejan ver los bosques que llenan de frondosidad este parque natural. Y todo junto crea un paraje precioso porque estamos ya entrando en el otoño con sus varios colores decorando las hojas de los árboles. Tras bajar del bus tenemos un cartel que nos enseña al santo, muestra del inicio del treking.
Como había llovido era necesario ir con cuidado, además la gente no suele leer las instrucciones y del grupo (todo españoles) había unas chicas jones que llevaban botas de vestir, no muy apropiadas para andar por la montaña y menos habiendo llovido que deja las rocas resbaladizas, por eso se cayeron un par de veces, muy majas pero un retrasamos un poco a la vuelta, porque subir la montaña puede que cueste, pero bajarla en esas condiciones solo puede suponer ir más lento. Debido a que es un camino lleno de rocas y raíces de los arboles no me pare mucho a hacer fotografías, pero disfruté mucho del paseo porque el paisaje era precioso, con todos los colores otoñales brillando. Tras terminar el camino llegamos al frente de una ermita de montaña, ahí la guía nos comenta que es donde dormía y vivía el monje san iban y que tenia su pequeña iglesia, es posible entrar (gratis) y es rincón pequeño vale la pena como cualquier ermita de montaña (en positivo), la guía comentó que no se podían hacer fotos así que, aunque la visité yo sola, no hice ninguna foto, soy muy cumplidora de las normas, también fuera de la puerta de la ermita está la tumba del santo.
Al otro lado de la ermita de piedra hay unas escaleras que dan a una cueva, y conocer la verdadera cueva donde vivía el monje en todas las estaciones del año, tras subir las escaleras encuentras imágenes religiosas y velas, y al final una escalera de madera, la tradición dice que trepes por las escaleras de madera y te deslices por la piedra hasta salir por el otro lado tres veces si quieres conseguir la suerte que indica la leyenda de este lugar, yo con conseguir salir una vez de esas rocas fue suficiente, es el agujero más pequeño de cueva pro el que he tenido que salir, ríete de las cuevas de la isla de Pascua.
Desde ahí arriba el paisaje sigue siendo bonito y si continuas puedes encontrar la fuente que esta por el camino de subida de la derecha, donde encontraréis una estampa de un santo y que también si bebes el agua tiene no sé qué milagro (tantas leyendas y milagros mi cabeza no recuerda que hace cada cosa) pero además si continuas un poco más te encuentras con una roca con un retrato de san Iván que según la guía es la roca donde el ermitaño se sentaba a rezar, luego ya puedes seguir caminando o bajar por el mismo camino por el que has llegado que es lo que hicimos nosotros para volver al bus, recoger a los que se habían quedado comiendo tranquilamente en el monasterio y volver a Sofia. Sin duda lo más recomendable no es el monasterio sino la cueva de San Iván. Me alegro haber decidido hacer el camino.












































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