El 3 de mayo de 1814, tras cuatro días de travesía, Napoleón Bonaparte, el hombre que había dominado el mundo, desembarcaba, desterrado, en Elba, una isla situada al oeste de Italia. Durante los diez meses del “reinado” de Bonaparte la isla fue transformada completamente para adaptarla al deseo del emperador, que conservó su título tras su exilio. En el 2014 no solo pude descubrir la maravillosa isla de Elba, que tiene naturaleza y rincones históricos dignos de visitar, sino que disfrute de unos momentos inolvidables debido al bicentenario de la expulsión y vida de Napoleón a la Isla de Elba en 1814. Y es que un evento recreacionista, dentro de la villa que Napoleón se construyó en lo alto de Portoferraio en Elba, o navegar en un velero de la época alrededor de la Isla como en su día tuvo que viajar Napoleón, es como vivir la historia. Si un lugar por si solo cuenta una gran historia cuando lo visitas, y te llena de sentimiento, recrear el momento historio lo hace aún más rea