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Ruta Histórica del 5 de Marzo de 1838 en Zaragoza (Cincomarzada) - España

Ruta Histórica del 5 de Marzo de 1838 en Zaragoza

Retomamos el último evento antes de la pandemia, como además ce en fin de semana vienen amigos de Madrid, así que es un extra volver a juntarse. Como otros años, debido a los sistemas tecnológicos el limite son 40 personas para disfrutar de esta tura histórica por el 5 de Marzo de 1838, con recreadores, que no actores, para entender mejor el momento. Como he estado en otras realizadas puedo decir que el Dr. en Historia Daniel Aquillué no remite para, en al caso de que alguien volviera, no escuchara las mismas anécdotas todos los años. Eso lo hace más entretenido. Comenzamos como todos los años en la Puerta del Carmen con el sereno, que no se da cuenta de que los carlistas están por atacar. De aquí nos acercamos a Santa engracia, donde batallones carlistas se apoderan de Santa Engracia y su batería sorprendiendo a los milicianos . De aquí casi se saltan la parada en la calle del cinco de marzo pero mis amigos, que recuerdan muy bien la pasada ruta lo dicen, y si estuviera sola podría haber pasado pero como viene una amiga de Madrid que va a leer el poema que salió en la prensa sobre este día, pues aviso para que no se salten la parada, que ya que viene de propio... Alguna de las cosas nuevas que surgieron en esta parada fue el tema de las mujeres en la guerra carlista y una pequeña descripción de la ropa femenina de la época, con tres puntos de referencia para el periodo de 1830-1840. De aquí nos acercamos a la plaza de España y  de ahí seguimos a San Felipe, donde se lanzan salvas. Y aquí, dadas las horas (ha habido muchas paradas fotográficas) vamos perdiendo gente, pero aún queda unas cuantas para llegar junto al Mercado Central y finalmente a San Pablo (casi voy en dirección contraria) donde llega el abrazo de Vergara y la despedida, no sin antes recordar que el próximo fin de semana toca recreación de Los sitios de Zaragoza, viajáremos a la Zaragoza del 1808. Por viajar que no sea, aunque toque guerra.

Visita: Marzo 2022 

Mis imágenes: pendientes  

Información para viajar: Pendiente 

Paseo en Raquetas de nieve en Biescas - España

Una vez probada la experiencia no pude evitar engancharme a los paseos en raquetas de nieve de forma que me apunté con Os Andarines d'Aragon. Alquilamos las raquetas y bastones y salimos en ruta improvisada por los montes de Biescas dado que la visita original fue cancelada por climatología. Lo más interesante es que el recorrido no era para inexpertos pero no lo sabíamos, menos mal que al menos había usado una vez las raquetas.


Tuvimos una subida interesante hasta la pista forestal. Seguimos por la pista forestal y fuimos subiendo y bajando por diferentes lugares, entre las rocas y las ramas de los árboles. Me gustó mucho y tuvimos un paisaje precioso. Subimos hasta que pudimos, donde había cientos de témpanos enormes de hielo cayendo de la roca, y mientras caminábamos sobre la nieve podíamos disfrutar de los picos nevados que aparecían entre los árboles, de los árboles cubiertos de nieve que bordeaban los caminos, como si fueran postales navideñas, y de los riachuelos y cascadas. Otro recorrido muy interesante de hacer.

 

Paseo en Raquetas de nieve por el Valle del Aneu - España

La primera vez que anduve en raquetas de nieve fue en esta excursión que contraté para hacer por el Valle de Aneu y el Portalet, todos éramos novatos en eso de las raquetas pero a todos nos gustaba andar. Como todos éramos novatos nos enseñaron los tipos de raquetas de nieve que hay y cómo funcionaban. Nosotros utilizamos las raquetas de estilo canadiense y lo cierto es que no lo vi complicado, pero muy útil para andar por la nieve.


El paseo fue espectacular y muy recomendado, el poder ir en raquetas de nieve nos permitió caminar por el valle y subir la montaña sin tanto esfuerzo y dificultad como sin ellas, y el paisaje nevado del valle es precioso. Aunque es cierto que cuando estábamos cerca de la cima empezó a nevar y comenzamos la bajada antes de perder más visibilidad. Una actividad muy, pero que muy, recomendable.


Paseo en dromedario junto al Nilo - Egipto

Una de las actividades que se ofrecía en Egipto, al igual que en otros países del norte de África, era ir a un pueblo nubio en dromedario, de los tres que he montado este era el más sucio, pero claro, si querías ir al pueblo nubio no te daban otra opción que montar o montar.



El paseo se realiza a través de la árida tierra junto al Nilo y tiene unas vistas de las ruinas junto al Nilo y sus aguas y de las casas del pueblo nubio cuando estás llegando al mismo. Hubiera disfrutado mucho más del paseo si no hubiera estado preocupada por los bichos del dromedario más que por las vistas.

Paseo en caballo por las dunas de Matalascañas - España

Una de las actividades que se ofrecían en Matalascañas era un paseo a caballo pro las dunas. Era mi primera vez a caballo y lo que mejor recuerdo es lo difícil que se me hizo montar. Una vez subida a los lomos del caballo seguir las instrucciones del manejo de las riendas era fácil.

Si tengo que recomendar algo es sin duda este paseo, es realmente algo que disfruté mucho, sobre todo cuando el caballo se pone al galope y notas el viento en la cara mientras atraviesas las dunas con el océano a un lado. Además tuve la suerte de que mi caballo estaba un poco loco y mordía a la gente, pero como yo lo montaba a mí no me mordió.


Paseo en dromedario por Lanzarote - España

Una de las actividades que se ofrecía en Lanzarote era dar un paseo montado en dromedario. Esta fue mi primera vez, aunque en países de África repetiría el proceso ya que es algo habitual que incluyen en las visitas a los turistas, es un paseo entretenido aunque no sé cómo lo llevaran los animales. 


No recuerdo mucho del paseo en dromedario dado que yo era pequeña, como tal iba montada en la joroba mientras mis padres iban a cada lado del dromedario en unas sillas, por lo que creo que la que fue más segura (en cuanto a disfrutar del paseo) fui yo, ya que en los laterales se tenía que notar mucho el movimiento del animal. Lo más bonito del paseo es ver la caravana de dromedarios atravesando las rojas tierras de Lanzarote.


Helicoptero sobre el Glaciar Briksdal

Este es el vuelo en helicóptero más aburrido de todos los que he hecho. Este helicóptero es más ancho que los he montado y caben cuatro personas en cada línea, pero el aburrimiento viene por el piloto, sin duda alguna.


Al menos las vistas compensan la actividad del vuelo. Pasamos por el lago y vamos subiendo para estar paralelos a las montañas que muestran el glaciar Jostedal en su esplendor. El Jostedalsbreen tiene muchos brazos accesorios como el Nigardsbreen y Tunsbergdalsbreen, en Jostedal; el Briksdalsbreen, en Olden; el Bøyabreen, en Fjærland; el Kjenndalsbreen, en Loen; y el Austerdalsbreen.


Desde el helicóptero vemos varios de estos brazos y no solo el Briksdal, así como caen las lenguas de hielo a los largo de la montaña hasta el lago, y cómo brillan de blanco y azul la parte superior de los glaciares, es una de las cosas más bonitas del viaje porque tras toda la montaña verde y marrón descubres un fondo de  hielo azul y blanco que cubre los techos de las montañas.


En tren de vapor por España

En Azpeitia se encuentra el museo del ferrocarril, un lugar muy recomendable para visitar. Con la entrada te dan un ticket duro de los “de antes” y que hay que guardar para montar en el tren a vapor que hace un paseo de cinco kilómetros, y que es todo un viaje al pasado. 



Subimos a los vagones y fuimos pasando por diversos vagones hasta encontrar unos asientos de madera libres, y esperamos ansioso el comienzo del viaje. No están numerados así que te puedes sentar donde encuentres hueco.


El silbato del tren pita y comienza el recorrido, vemos pasar por la ventana los árboles y las montañas verdes, el precioso paisaje del país vasco, y abrimos las ventanas para sentir el aire correr y ver como entramos en un túnel. 


Sin apenas darnos cuenta llegamos a la estación donde el tren para y el revisor nos informa que van a proceder a cambiar la locomotora, colocándose esta en la parte frontal. La mayor parte de los pasajeros bajamos para presenciar este evento y ver cómo cabalga sobre los raíles de hierro la locomotora solitaria, sin vagones y echando humo mientras suena el silbato.


El revisor pasa para marcar los billetes del tren y atravesamos un túnel. Atravesar un túnel fuera de los vagones en un tren de vapor te ahoga con el humo del vapor que inunda el túnel, hay que experimentarlo para poder llegar a pensar en algo tan lógico como esto. 

Una interesante actividad para entretener en un viaje en el tiempo a pequeños y mayores.


Paseo en barco de vapor por Holanda

La excursión más aburrida que he tenido ha sido la de ir en barco de vapor por Holanda. Lo cierto es que al inicio tenía su encanto, más si lo imaginamos vestidos de época recorriendo el lugar como entonces pero, siendo sincera, al final es demasiado largo y monótono.

El puerto se encuentra justo al lado de la estación de tren y el vapor esperando presenta otra postal en el tiempo. Por lo que llegar hasta en tren tiene su aliciente. Lo que sí es cierto es que el viaje es algo más aburrido que el tren. Ambos transportes, al ser a vapor, van algo lento. Tanto en el tren como en el barco se puede visitar o bien la cabina donde están manejando, pero una vez hecho solo queda pasar el tiempo viendo la costa y los veleros que navegan por el lago, que antes fue mar. 


Las mejores vistas de todo el viaje es al principio, con la iglesia de Medemblik resaltando, el molino y el tren a vapor. Y también cuando se acerca el final y nos adentramos hacia el puerto de Enkhuizen, donde se ven lo alto de sus edificios antiguos, sus casitas junto al puerto y sus veleros. Así que entre medio del trayecto, cuando uno se aburre y con el frío del lago se puede pasar el rato dentro de la cafetería.

Es decir, lo mismo da ir en barco de vapor que tomar algo en una cafetería. Por lo que no recomendaría esta actividad.



Paseo en barca de bambu por el río Shennong


El río Shennong es un afluente del río Yangtsé, por lo que al hacer un crucero por el Yangtse esta es una de las excursiones que te ofrecen y que no debería perderse. Al comienzo de la excursión, te llevan en un Ferry hasta donde te esperan los barqueros y sus barcas, en la entrada del Shennong. 


La excursión en sí consiste en pasear en barca por el Shennong, el viaje se hace en balsas de bambú puesto que el río se estrecha y no es muy profundo en diversas zonas, lo que no permite el paso de otro tipo de embarcaciones. Aunque podría pensarse que ir en barba de bambú por un río es algo aburrido en este caso el recorrido se hace corto porque el paisaje va cambiando a cada momento. 


Durante un tramo del recorrido se ven las altas montañas que en comparación con las pequeñas barcas de bambú y sus navegantes te hace sentir realmente pequeño. Aunque al hacer este recurrido se pueden ver que el nivel del río se ha reducido varios metros. Esto se realiza durante la temporada de lluvia en el verano para controlar las inundaciones en la zona. 



Cuando puede parecer que te cansas de ver las altas montañas te encuentras con una variedad de fauna que rodea el camino del río: monos, serpientes (sobre todo serpientes), etc. Y también vas observando otros aspectos, en este caso de la flora: cuevas kársticas, cascadas, manantiales, etc. 




Cuando uno puede sentirse cansando de la flora y la fauna ya hemos llegado a un rincón más seco, donde entran en funcionamiento los arrastradores. En las aguas bajas los arrastradores se bajan de las balsas y tiran de ellas con cuerdas, hasta el momento de dar la vuelta para poder cambiar la dirección Durante el siglo XX era frecuente que hombres desnudos tiraran de los barcos pero la modernización y el desarrollo de nuevas infraestructuras puso fin a esta profesión. Ahora lo hacen en un corto trayecto, cantando, para vender los discos de sus canciones a los turistas. 



Y además de esta atracción, durante el paseo podemos ver los “ataúdes colgantes”, tallados en troncos de árboles y situados en las laderas de los acantilados. Estos constituían antiguos cementerios pertenecientes a la tribu Bai, aunque se pueden ver más en otra excursión "Ataúdes colgantes de la dinastia Bo".



En la Infinity pool de Singapur

Dos veces he tenido el placer de disfrutar de este lugar, para los que tienen miedo a las alturas toda una aventura. Y la verdad, es que no me canso de ir allí y eso que a mí las piscinas no me van mucho, no recuerdo haber disfrutado de una desde mi niñez, excepto esta, claro. Estoy enamorada de las vistas de esta piscina.


La infinity pool (piscina infinita) del hotel Marina Bay Sands se encuentra en lo alto de las tres torres que tiene el hotel. Las torres del hotel tienen casi 200 metros de altura y en la parte más alta se encuentra la piscina de 146 metros de largo que si no te acercas al borde parece que el agua cae directamente a la ciudad. 





El acceso a la piscina solo es para clientes (al mirador observador se puede acceder sin ser clientes pero no puedes bañarte en esta piscina). Contrario a lo que uno pueda pensar alojarse aquí no es tan caro si te lo preparas de antemano. La primera vez encontré una habitación por el mismo precio que en España y luego en la piscina por lo que escuché en español no fui la única, cinco años más tarde no conseguí una oferta así pero si que tenía pensado volver y hacer que mis amigas disfrutaran del lujo de esa piscina, a ellas les gustan las piscinas y las vistas desde esta son espectaculares, así que aunque salió un poco máscara lo que hicimos fue equilibrar presupuesto, dos días dormimos en un alojamiento super barato en Taiwan, y el dinero ahorrado lo gastamos en la noche en el Marina Bay Sands. Si no encuentras una mega oferta como yo la primera vez todo es cuestión de equilibrar costes. 





La piscina se encuentra en el piso 57, la primera vez se accedía con una pulserita que te daban en recepción, lo que era un poco molesto porque si te la quitabas ya no tenías acceso, la segunda vez que fui el acceso es pro unos tornos vigilados por el que hay que pasar la llave de tu habitación, así hay más control y también comodidad para el que va. 





Sin duda lo mejor de la piscina son sus increíbles vistas, siempre la visito por la tarde, asi que el atardecer se ve increíble desde el agua y en las alturas, la última vez soplaba algo de brisa y el agua se movía como si fuera a caerse toda la piscina fuera del edificio, mientras que la primera vez estaba tranquila y lista. La piscina cubre muy poquito, no dejan nadar ni salpicas, suele haber mucha gente (al menos por la tarde) pero el lugar es espectacular, las vistas desde el relax del agua son increíbles y una sensación única, no es lo mismo que estar en el mirador sentado en el suelo de madera o de pie, para nada se puede comparar. 





La piscina cierra a las once de la noche, por lo que bañarse y ver la piscina de noches es también otro punto a su favor, los colores que dan la luminosidad de la ciudad al lugar le otorga un toque irreal, entre futurista y místico. La bahía de Singapur de noche es impresionante, pero las vistas desde el agua de la piscina es algo irreal. Una vista diferente y muy recomendable.




Visita teatralizada Alfonso I el Batallador Zaragoza - España

Visita teatralizada Alfonso I el Batallador Zaragoza

Antes de nada decir que no hago publicidad de nada, los que me leéis asiduamente sabéis que solo nombro las agencias si las recuerdo y el tour me ha gustado, y da la casualidad que de todas las visitas que he hecho con Gozate, ninguna me ha decepcionado. Pues así es, otra visita teatralizada con Gozarte, esta sale cerca de casa y hace una noche de verano "fresca" para mi gusto dado que se ha levantado aire, pero así apetece más caminar y aunque tendremos sitio donde sentarnos, el tour dura dos horas enteras, y esta visita no consiste en ver monumentos sino en historia y entretenimiento, que por algo los actores se han llevado varios aplausos durante toda la visita. Aplausos merecidos, todo hay que decirlo. Empecemos por el por qué una visita sobre un personaje: Alfonso I el Batallador. Y es que hace mil años nació el reino taifa de Saraqusta y hace 900 años fue Alfonso I, rey de Aragón quien conquistó la ciudad. Así que conmemorando esos 900 años empezamos la visita junto a la Seo, que antes de la conquista de Alfonso fue la mezquita de la ciudad. Aquí comienza la introducción histórica y geográfica de cómo estaba la península antes de que empezara toda la histórica. De un lugar de La Seo nos movemos a otro donde alguna gente pueda sentarse y ahí nos aparecen el mismísimo Alfonso y Urraca, pero mejor no cuento todo lo que nos dijeron porque quitaría la gracia de quien quiera hacer la visita, solo que doña Urraca tenía mucho genio y que los almorávides les daban mucho mal. De aquí nos fuimos desplazando por la historia de la reconquista y nos movemos junto a la Lonja para descubrir lo que ocupaba la Saraqusta de la época musulmana (cuyas ruinas hay bajo el paseo de la Independencia de Zaragoza). Por no contar la historia vamos a desplazarnos al Ayuntamiento donde hablamos de esos homenajes en cuadros, esculturas y gigantes que tiene Alfonso el Batallador. Y es que entre los gigantes de Zaragoza se encuentran Alfonso y Urraca, que menuda vida tenía la mujer, pero lo dicho, mejor no os cuento. Es muy interesante cómo he aprendido mucho sobre la historia (y los gigantes) que desconocía, y además de una forma divertida, porque por supuesto las risas en estas visitas no faltan, y Urraca daba mucho de qué hablar (que menudo par). Del ayuntamiento nos vamos al Pilar porque en el museo marianista se encuentra el cuerno regalo de la esposa de Gastón de Bearn (un colmillo de elefante labrado) y aquí van otros dos gigantes que desconocía; uno es Gastón y otro la dama bearnesa. Y es que, siguiendo con las vicisitudes de Alfonso, que nos va contando en la visita, con una bula papal consiguió la ayuda de guerreros franceses que habían estado en las cruzadas, y por ayudar en la conquista de Saraqusta le regaló la ciudad a Gastón de Bearn, de ahí la importancia para la ciudad. Y cuando muere Alfonso (ya llegamos a su fallecimiento que no todo son las 29 batallas) dejó toda su herencia (un reino que había duplicado en tamaño) a tres órdenes religiosas (así luego se montó el lío que se montó) y de aquí vamos a San Juan de los Panetes, porque esta es una de las ordenes receptoras de la herencia, y aquí ya Urraca y Alfonso (en espíritu) dan el broche final a la visita. Y no he desvelado muchos detalles para quien se anime a hacer la visita, porque más que monumentos es historia y teatro para pasar un buen rato aprendiendo. En la fotografía tienen esas caras porque era el momento en que dudaban sobre sus nombres (antes eran Urraca la Temeraria y Alfonso el Batallador y ahora serían la feminista y el gay).

Visita: Agosto 2018

Mis imágenes: pendiente

Información para viajar: Gozarte

Recreación Llegada del Tren a Ayerbe 1891 - España

Llegada del tren a Ayerbe 1891 

El domingo salimos de viaje en el tiempo, madrugamos para acércanos a la estación de tren y tomar el canfranero (como llamamos al tren que hace el trayecto Zaragoza-Canfranc). A este viaje se apuntaron mis tíos con los que he hecho más de una excursión porque mi tía no para quieta. Tanto ella como yo íbamos recreando la época (no es la mejor fecha dado que estábamos pasando una ola de calor por toda España) y mi tío iba a disfrutar de la fiesta, que para eso están las recreaciones públicas. Con la excusa de que mi bolsito es muy pequeño y que mi tía hace muchas fotografías no llevé la cámara, así que no tengo muchas fotografías que compartir. Para lo faltar a la rutina los vagones del tren eran los tres viejos vagones usuales, nada de vagones modernos no vaya a ser que entremos todos los viajeros sentados. Porque efectivamente, al igual que cuando viajé a Jaca en mayo para la recreación de los tercios, los tres vagones tuvieron gente. Aunque no se llenaron completamente (hasta no caber sentados) hasta que llegamos a Huesca. En Zaragoza montamos unas ocho personas con destino Ayerbe y su recreación de la llegada del tren por primera vez en 1891. En Huesca subieron varias personas que habían ido expresamente a Huesca para subir ahí al tren y recrear el momento, y fue aquí donde los vagones se quedaron pequeños, aunque la mayoría de los viajeros nos apeamos al llegar a Ayerbe. En nuestro vagón se sentaron dos mujeres ataviadas como mi tía y yo de los pies a la cabeza al estilo cercano a la época de 1891 que iban con tres pequeños; dos niñas y un niño más majos con sus trajes y muy tranquilos. Eran unas señoras de Ayerbe que vivían en la capital (Huesca) e iban al pueblo a ver a su familia ya que se podían permitir el primer viaje en tren. También subió una mujer sufragista que iba por los vagones gritando y pidiendo el voto por la mujer. Y en el mismo vagón que nosotros iba una maestra inglesa que conversó con los niños en su mitad inglés – español. También tuvimos al mosén, el señor cura de la época que subió a bendecir el viaje en ese nuevo invento que lo iba a llevar tan rápido y cómodo a su pueblo. Y durante el trayecto tuvimos el encuentro con una mujer que había subido desde Zaragoza para vender su mercancía, ricos paños a buen precio, y otra loca que buscaba desesperada al paquetero porque tenía muchos paquetes que llevaba de la ciudad al pueblo y necesitaba que se los bajaran. En cada vagón se fueron leyendo, por turnos, los relatos ganadores del primer y segundo premio del concurso de relatos de la Asociación, por lo que sin darnos cuenta llegamos a Ayerbe donde nos esperaba todo el pueblo, el señor alcalde, y hasta los gigantes del lugar para celebrar este hecho histórico en el que Ayerbe tuvo por primera vez tren en 1891. Cuando bajamos al andén de Ayerbe casi no podemos movernos de la gente que había esperando para ver este histórico momento. Los paquetes volaron por el aire y ahí estaba el pastor, el carbonero, las mujeres del pueblo con los niños vendiendo huevos, magdalenas y otros productos artesanales para los agotados viajeros. La estación de Ayerbe es una casita (usualmente cerrada por el poco trayecto de viajeros, dado que solo hay una vía y poco servicio) y al lado hay otra casita de ladrillo con ventanas que está cerrada, y que era la antigua taberna para la llegada de viajeros, y luego hay un camino de piedras que lleva hasta una acera con dirección al pueblo. Después de un rato paseando por el por el andén entre viajeros y foráneos, el alcalde dio un discurso, como en la época, para celebrar la llega del progreso al pueblo, y luego otro de nuestra época (del 2018 y no del 1891) para reivindicar la apertura del Canfranc (cerrado desde 1970). Tras el discurso los músicos, que estaban a la sombra de los árboles que rodeaban la estación, nos tocaron unas jotas y en el andén del frente, con el paisaje de la Hoya de Huesca extendiéndose ante nosotros, nos deleitaron, a foráneos y visitantes, con el baile de una jota. Tras la música y baile, como toda celebración merece, nos ofrecieron, a la sombra de los árboles, tortas y vino (o agua fresquita quien no quisiera vino). Y entre comida y bebida, y la unión de la búsqueda de sombra durante la ola de calor nos fuimos conociendo. También se podía comprar tickets para comer con la asociación, así que todos los recreadores y los no recreadores se unieron a la comida, que costaba doce euros, y además te regalaban una bolsita de tela con la imagen de la recreación de Ayerbe 1891. Tras un rato de “picnic” junto a la estación nos guiaron a ver la sala de arte que han abierto los artistas de la zona. Nosotros íbamos con el grupillo de recreadores que tenía conocidos del pueblo así que fuimos con ellos a la plaza del pueblo a tomar algo fresquito y a comprar tortas de Ayerbe en la panadería. Porque si no lo había comentado las tortas de Ayebe son famosas y la gente de otros pueblos baja a Ayerbe a comprar el pan, así que hubo que hacer algo de fila pero al final todos nos fuimos con las tortas a tomar algo a la plaza. Después de tomar algo visitamos los portales, la campana y la torre, y después entramos a la sala de exposiciones que seguía abierta (todo arte moderno). Tras la visita marchamos hacia el lugar donde se celebraba la comida, en el SEMPA, y en esa gran nave pudimos ver a los gigantes ya recogidos, a algunos recreadores que ya se había cambiado de ropa, y el rancho que estaban haciendo para comer. Estaba muy bueno (para mi gusto al menos) y se podía repetir, también había ensalada y helado de postre (también se podía repetir). Tras la comida hubo cantos, jotas, y por fin un sorteo, pues había vendido boletos al entrar al SEMPA. A ninguno de los de Zaragoza nos tocó nada de los productos de Ayerbe pero así pasó la tarde y luego tuvimos la presentación del libro Objetivo Canfranc, y es que Canfranc es una mina de oro para los escritores desde hace años, entre el oro los nazis, el wolframio, los refugiados judíos que escapaban ocultos de Francia, los espías de la resistencia, etc. Y tras la presentación nos despedimos de los que se quedaban y marchamos hacia la estación de tren, el paseo junto a los juncos y las pajas eran como paisajes de Soralla pero sin mar, los tanques antiguos de agua enormes y la solitaria estación invitaba a viajar en el tiempo, aunque entre el corsé, las enaguas, los guantes, el vestido, el sombrero y la ola de calor uno podría acabar desmayado. El tren salió con media hora de retraso, el motivo es que el de ida estaba retrasado y como solo debe haber una vía había que esperar a que llegara para que nosotros pudiéramos salir, al menos el tren (otra vez de tres vagones) tenía aire acondicionado. Solo que para terminar el día el aire acondicionado se estropeó (normal, siendo tan viejos y haciendo tanto calor), los vagones otra vez se llenaron hasta no tener donde sentarse y tras 2 horas y media (84 km) sin aire acondicionado, el viaje fue una auténtica recreación. Al final fue un domingo muy entretenido y recomendable, para repetir si vuelve a surgir.

Visita: Agosto 2018

Mis imágenes: No hay, las hizo toda mi tía porque viajé sin cámara ni móvil

Información para viajar: Pendiente

Fotografía de entrada: María José Gracia Imaz

Recreación Batalla de Vitoria - España

 Recreación Batalla de Vitoria 

Este fin de semana he estado en Vitoria para la recreación de la batalla. El viernes por la tarde estuvimos dando un paseo por el casco histórico de la ciudad y visitando por dentro la catedral nueva de Santa María. Al día siguiente tocaba desfile por la ciudad de Vitoria, homenajes y salvas. Hubo un lío con el lugar de encuentro, nos dijeron diversos sitios casi parecía que no querían que desfiláramos. El año anterior no fui al desfile porque estaba en la conferencia del museo de la armería y luego en el té en el museo de bellas artes. Lo que más me gustó fue el discurso en ambos lugares donde estuvimos: en la plaza de la Virgen Blanca y en la diputación donde hay una escultura del general Álava. Lo peor fue como siempre, ser la parte civil de una recreación militar. Pero bueno, este año ya no hay más. Tras el desfile y discursos nos llevaron en autobús hasta Armentia, donde estaba localizado el campamento y donde se realizarían las dos batallas, una junto a la ermita basílica y otra junto al campamento. En el campamento nos dieron de comer, y mientras unos tenían tiendas de campaña, con mesas y sillas, otros nos hicimos un picnic a la sombra de los árboles, junto al riachuelo. El lugar era idílico y el tiempo fue espectacular, quizás demasiado calor para ser el norte pero al menos no amenazó con lluvia en ningún momento. Después de disfrutar de la comida picnic y de la charla en compañía, las damas dimos un paseo por esos caminos mientras otros dormían la siesta, limpiaban las armas o jugaban a las cartas, lo que es la vida de campamento. Después cuando el público empezó a llegar algunos hicieron demostración y explicaciones sobre las armas, y luego hubo una demostración por parte de los húsares y sus caballos. Duelos a sable sobre caballo y caídas. Pusieron también una manzana y sandías en unos palos para que los jinetes las cortaran con el sable al pasar al trote con el caballo demostrando así el uso de caballo y las armas. Después del espectáculo nos acercamos a la ermita basílica para ver su interior y su pórtico y rezar antes de la batalla. La batalla era en la campa junto a la ermita, los escoceses y los españoles estaban al otro lado del riachuelo (es un lugar idílico para pasear y estar) y al otro lado junto a la ermita basílica estaban los franceses y los civiles que los acompañábamos para disfrutar de las vistas. Al fin y al cabo las batallas en esa época eran como ver un programa de televisión hoy en día; un entretenimiento. Los escoceses, ingleses y españoles fueron ganado terreno, cruzaron el rio y avanzaron hasta subir la loma hasta la ermita, desde arriba los civiles veíamos la batalla con nuestros catalejos, los disparos a fusil y las batallas a caballo. Al final las tropas avanzan obligando a la retirada a los franceses y los civiles tenemos que correr escapando del lugar. Así con la primera derrota del ejecito francés, acaba la recreación de la tarde. Son las nueve de la noche y van a darles la cena y luego, ya se sabe, campamento, fuego, alcohol, mujeres…yo me fui a Vitoria a descansar otros sé que se quedaron hasta las tres de madrugada de fiesta. Al día siguiente en cambio todos tienen que madrugar para las 10 de la mañana abrir el campamente al público. Los que se quedaron en el campamento a dormir se despiertan a toque de corneta, el resto podemos descansar algo más. La batalla esta vez es más a lo largo, a parte de los soldados y la caballería hay otras cosas en las que fijarse, como las cantineras dando agua a los soldados sedientos, o al espía civil que toma notas de la batalla y luego se las pasa a su mujer para que la nota llegue a buen puerto, es decir, a mano de las familias que van a hacer negocio con conociendo las noticias de la batalla con antelación a los demás. Las compañías de ingleses, escoceses y españoles van avanzando y ganando terreno a las tropas y caballería francesa, de forma que los civiles que estamos viendo la batalla en la retaguardia tenemos que correr hasta el campamento para recoger las cosas de valor y alejarnos antes de que el ejército contrario llegue y lo saquee todo. Pese a escapar las tropas están animadas por haber ganado la batalla y uno de los civiles es atrapado y desnudado por los soldados que se reparten su ropa entre sí, otras luchamos por liberarnos de las garras de los soldados y alguna cae en el suelo y acaba siendo violada. Cosas que pasaban en la batalla, se recrean todas. Fue una recreación con muchos detalles en los que fijarse, claro que hay que ser observador, y donde la pasamos muy bien.

Visita: Junio 2018

 Mis imágenes: Pendientes

 Información para viajar: Pendiente

Recreacion Napoleonica L'Arboç - España

Recreacion Napoleonica L'Arboç

Llegó el domingo y tocaba madrugar (ya echáis de menos que lo dijera) pues sí, vamos de recreación napoleónica y por tanto toca madrugar, aunque seguramente volvamos antes de que acabe la recreación. Esta vez vamos a L’Arboç, un pueblo de Tarragona en el que nunca he estado. para llegar cogeremos el tren regional, que es como más cómodo se viaja si se va con ropa y complementos de época (para ser una moda ligera en cuanto a ropa llevaban muchas cosas encima). El trayecto fue tranquilo y parecía que el día no acompañaría pero al final no llovió y hasta hubo bastante sol, lo suficiente para celebrar cada soplo de aire que nos llegaba. De la estación al centro del pueblo no había mucho trayecto, pero llegamos muy pronto y al final no hubo desfile (casi mejor) pero el motivo de madrugar era el desfile. Como no hubo desfile tomamos algo en una pastelería y luego dimos un paseo por la calle mayor del pueblo. Por lo que vi el pueblo no es muy grande pero tiene unos edificios muy bonitos. En la calle mayor, en frente del ayuntamiento estaba colocada una tienda de ropa y complementos francesa, un grupo de recreadores de Perpiñán se habían desplazado hasta L’Arboç y tenían telas, bordados y medallas entre otras cosas. Más o menos cerca estaba el campamento, al ser un población pequeñita el campamento estaba en la calle central, un par de tiendas para cada regimientos, pero como siempre con los detalles de los cuadros y los soldados: el regimiento de Cameron Highland, es decir, escoceses que dan mucho color al evento, las milicias de Tarragona y el regimiento de línea francés. Unos durmiendo, otros limpiando sus armas, otros desfilando calle arriba y abajo tras las órdenes del capitán. Nosotros estuvimos por ahí, como cualquier otro civil de la época, paseando, aunque nos escapamos cuando empezaron a llegar los trabuqueros, los disparos del trabuco son mucho más fuertes que las armas de los regimientos, por lo que cuando más lejos menos peligro corrían nuestros tímpanos. El problema es que era como si nos siguieran porque nosotros nos alejábamos y ellos seguían avanzando. Finalmente llegamos a una plaza con una iglesia y ahí nos quedamos porque el rincón era muy cómodo, con asientos, con callejones a la sombra y además, juegos antiguos que nos entretuvieron bastante tiempo. A parte de pasear y tomar algo ¿qué pueden hacer los civiles en la época? Pues divertirse con unos juegos simples. Con el que más nos reímos y es que tiene un punto bastante complicado; es el juego del garrote. Había que coger un garrote y lanzarlo con el pie y hacer que quedara colgando de un palo. Caballeros y damas probaron el juego, dicen que un caballero tras mucho intentar lo consiguió (yo no lo vi), también estaban las anillas, aquí yo jugué y la primera fallé pero tras descargare de peso (sombrilla, bolso, etc) conseguí enganchar las otras dos anillas. Luego seguimos paseando y visitamos la exposición de gigantes y cabezudos, y comienzan los bailes tradicionales. Las mujeres que bailan son muy majas que se molestan en quitarse las gafas modernas cada vez que les piden una fotografía, es lo menos que hay que hacer pero muchos recreadores militares no solo no llevan gafas de época sino que además ni las ocultan, por lo que me fijé en ese detalle. Y tras los bailes más juegos y paseos hasta que empezaron los tiros, según ibas caminando por las callejuelas te podías encontrar con soldados francesas disparando en las esquinas. Y finalmente los franceses entran en la plaza y arrastran a mujeres y niños contra la pared. En nada responderán las milicias pero yo me escapo antes de que siga la lucha y me refugió en una esquina con el resto de las damas, al fin y al cabo ya he visto varias batallas. Y una vez finalizada la batalla el resto del grupo, los caballeros al frente vienen a recogernos para ir a ver la ofrenda de flores en homenaje por los caídos en la batalla de hace 210 años y tras un discurso y la ofrenda marchamos paseando a comer por otra de las calles con un bonito edificio. La comida muy buena, de todas las que me han dado invitada como recreadora la mejor, y situados bajo la sombra de las moreras no se estaba mal, aunque todos los trajes peligraban con las moras que caían con el viento. Tras la comida nos marchamos a coger el tren, dado que al ser domingo la frecuencia del tren es menor y hasta Barcelona había más de una hora de trayecto. Un entretenido domingo en buena compañía y de viaje en el tiempo. Y el pueblo tiene rincones interesantes, pero más modernistas, tal vez para otra visita.

Visita: Junio 2018

Mis imágenes: Álbum de Recreaciones 1800-1815

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IX Rally Internacional de Autobuses Clásicos de Barcelona - España

IX Rally Internacional de Autobuses Clásicos de Barcelona

Como ya avisé en la página de facebook del blog el fin de semana se celebraba el Rally de autobuses clásicos de Barcelona. El sábado por la tarde era la inauguración de la exposición de autobuses clásicos en la avenida María Cristina de Barcelona, junto a la plaza de España, y el domingo empezaba el rally. Ya tenía pensado ir a echar un vistazo, porque tenía muy buena pinta, pero además me enteré que iba el grupo Naitilus, que son un grupo de recreadores que iban a ir de vestidos de los años 30-40. Y claro, no es lo mismo ver la exposición de autobuses antiguos que verlos con gente vestida como en la época. Le da otro color a la exposición. Y además los recreadores disfrutan con el lugar, que tiene el ambiente necesario para lucir sus trajes de época. Es decir, que son eventos hechos el uno para el otro. Tenía pensando llegar apenas un par de horas antes de la exposición, pero cuando llegué a la estación vi que todos los trenes con destinos Barcelona iban con retraso, afortunadamente no tenía prisa, pero no resulta de ser curioso que cuando voy a Barcelona es algo habitual. Me encontré con Vany del Grupo Nautilus. Vany y su grupo me aceptaron para acompañarles vestidos de época a la exposición. Vany es una persona maravillosa y fue como una gallina con sus polluelos, me arropó todo el fin de semana, y la gente que conocí era muy maja, y así da gusto ir a cualquier sitio. Pero dejando a un lado las personas, que sé que normalmente no leéis las entradas por las personas sino por los lugares, volvamos a la exposición del rally de autobuses clásicos. El sábado solo estaba la exposición, y el domingo estaba la exposición de los autobuses clásicos que tomarían parte de la salida del Rally, para luego a las 11:00 comenzaría el rally que llega a Caldes de Montbui por la tarde. El domingo tenía otros planes, pero bien podía disfrutar de la exposición ese sábado tarde. Y lo mismo debió pensar mucha gente, porque durante el tiempo que estuvimos hubo una amplia afluencia de público. El recorrido de la exposición comienza con algún coche y autobús antiguo, y luego va avanzando en los años, de forma que los autobuses son más modernos a medida que uno avanza. Aunque es una exposición de autobuses se pueden ver algún coche o carruaje, para dar muestras del inicio de la automoción que luego nos llevaría a los autobuses modernos. Como una no entiende de coches había que leer los carteles para saber de qué época eran y obtener algo de información al respecto, aquí mi única pega es que los carteles no estaban más que en catalán, que yo lo entiendo pero ¿y todos los demás turistas?, cuando viajamos solemos esperar encontrar algo más que el idioma del lugar pero luego olvidamos hacer lo propio en casa. Todos los autobuses eran muy coloridos y llamativos. Si además le añadimos a los recreadores, la estampa era un viaje al pasado. A la gente le gustó mucho vernos vestidos de época, lo que deduzco por la cantidad de fotografías que pidieron hacerse. allá donde íbamos, allá que nos rodeaba la gente. Y un propietario nos dejó subir a su autobús y descubrir que no era nada sencillo en épocas pasadas viajar en ese tipo de transporte, desde fuera parecía que iba a comenzar un rally de la época cuando veías a todos los recreadores subidos al autobus. Una exposición interesante y entretenida para pasar un ratito diferente una tarde de sábado.

Visita: Junio 2018

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Recreación Los Tercios en Jaca - España

Recreación Los Tercios - Jaca

Cambiamos de tercio. Y nunca mejor dicho, porque me voy de viaje a la época de los tercios españoles: la Jaca del Siglo XVI. A primera hora de la mañana ya había fila en la taquilla donde se compraba la entrada para ver la recreación de los tercios en la ciudadela. La entrada no me pareció nada cara, eran cinco euros y podías entrar y salir durante todo el día. Aunque el domingo oía a unos cuantos quejarse del precio, está claro que la gente no ha ido a otros sitios de España donde por menos pagas más. El sábado y domingo hubo bastantes visitas pese al mal tiempo, el sábado viento y un poquito de lluvia y el domingo mucho frío (al menos para mí). Lo cierto es que la ciudadela de Jaca es un lugar único para una recreación porque tienes el rincón perfecto para crear el ambiente de la época. La ciudadela de Jaca se construyó en 1592 y este fin de semana se iba a recrear la vida y batalla de los tercios, que duraron desde 1534 hasta 1704. Un tercio era una unidad militar del Ejército español durante la época de la Casa de Austria. Los tercios fueron famosos por su resistencia en el campo de batalla. Yo me lo pasé muy bien, me gustó muchísimo todo lo que vi y además me encontré con gente muy maja durante todo el fin de semana, lo que ayuda mucho a pasarlo bien. Antes de entrar a la ciudadela, la bandera de los tercios ondea en la entrada custodiada por dos guardias de la época. Desde el momento en que cruzas las puertas de la ciudadela cambias completamente de época y te encuentras sumergido en el siglo XVI. Podrías pasear por la ciudadela o bien quedarte en un rinconcito como un viajero del tiempo dedicado a observar los acontecimientos en silencio. Daba igual lo que decidieras porque en cada rincón la vida de la época estaba presente. Tras cruzar el umbral de entrada a la ciudadela me dirigí al patio central donde el capitán estaba dando instrucciones sobre el uso de la pica, a mi alrededor empezaron a llegar campesinos y nobleza para ver el espectáculo y yo me quede cerca escuchando un poco (no mucho debido al fuerte viento) las instrucciones que el capitán impartía a los piqueros sobre como manejas las picas en el combate bajo la atenta mirada del clero y la nobleza. Como observé que la instrucción iba a ser larga, algo comprensible teniendo en cuenta que las picas miden varios metros de alto, me dediqué a observar los detalles de los trajes de la nobleza cercana. La moda de este siglo nunca me ha interesado pero no deja de ser llamativa la diferencia entra las clases sociales, mucho más que en otras épocas. Además la decoración de las magas, los cuellos, los tejidos, y la complicación de las faldas no dejaban de ser llamativas. Tras despistarme de la nobleza dirigiéndose hacia la capilla observé junto al pazo otra instrucción, donde se estaba dando explicaciones de cómo cargas el arma, colocarla, encender la mecha y disparar, no sabría decir si era una instrucción de mosqueteros o arcabuceros, dado que mi conocimiento sobre armas no me permite distinguir entre mosquetes y arcabuces, y ambos son parte del ejecito español que se colocaban como apoyo a las picas en el ataque de la batalla. Junto al pozo podías ver pasar a los caballos ejecutándose con sus jinetes a sus lomos, o bien al pueblo subir con cestas llenas de comida. Girando hacia la derecha te podías encontrar con otro grupo en instrucción, pero mi duda es la misma, no sé si eran arcabuceros o mosqueteros pero también estaban enseñándoles cómo debían proceder con el arma, sobre todo muy importante, tanto en español como inglés, había algo que no se hacía nunca con los guantes puestos (el viento fue un incordio todo el sábado, tanto porque la cofia no me aguantaba en la cabeza como porque a veces no me dejaba oír con precisión lo que decían). Mientras estaba junto al pozo observando a los soldados en instrucción una dama de la nobleza bajó con su sequito y su guardia personal y conseguí ver a unos rodeleros hablar sobre la paga que habían recibido. Así que me animé y decidir subir a ver que había pro el campamento, yo tenía algunas frutas en mi cesta que se podían vender llegado el caso, y no hay que olvidar mi papel de espía, tenía que descubrir donde estaba la tienda de la persona a la que debía seguir, y localizar cómo vestía porque con tanto sombrero o casco era muy difícil conseguir reconocer a la gente así que tenía que identificar el ropaje para poder vigilarlo en la distancia. La zona de campamento era todo un pueblo viviente, podías encontrar la taberna donde había fuego real y te vendían migas o morcillas cocinadas ahí (y bien ricas), aunque cerca estaba el dentista que con los gritos de sus pacientes y la sangre quitaba un poco el apetito, mientras las tiendas de la nobleza tenían sus mesas y adornos como si fuera un pequeño palacio, nunca llevaban lejos la comodidad que su rango requerida, y hasta estaba la tienda que era la capilla del grupo, con su virgen y sus sacerdotes, mientras alrededor las tiendas de la soldadesca eran un cumulo de armas, jarras de alcohol y comida. Paseando podías ver la tienda donde vendían sardinas, cestería, hierbas, y también había música, para divertirse un rato. Un poco más lejos estaba la zona donde encargarse de los muertos, así como un charlatán que mantenía a la gente entretenida a cambio de dinero, y mientras los niños correteaban jugando con espadas de mentira otra zona de tiendas de la nobleza, y aquí se podía ver a un escribano, también muy útil si uno quería redactar alguna carta para la familia, y empezaban a organizar algún taller de costura mientras la nobleza bebía y comida en sus tiendas resguardados del viento. Mientras paseaba buscando a mi victima disfrutaba de cada rincón y lo que me ofrecía los sentidos. Y así desde arriba pude ver como las picas entrenaban los ataques unas contra otras, mientras en un lado de la muralla estaban otros practicando con las espadas. Junto a mí la nobleza comenzó a bailar y pude observar cómo eran los bailes. Y finalmente lo encontré, había estado practicando con las picas y una vez localizado ya no lo perdí la vista, ya bien de cerca o de lejos, lo tenía localizado. Y como no había sido suficiente en la plaza empezaron a juntarse la gente del pueblo con un par de músicos que comenzaron a enseñarnos bailes de la época y animándonos a bailar con ellos, y había bastante gente pese a que comenzó a llover (nunca llegó a llover muy fuerte pero si cayó algo de agua). Y sin darme cuenta llegó la hora de la comida, donde aproveche para regresar a mi alojamiento y descansar un poco, porque había pasado toda la mañana sin descanso disfrutando de instrucciones, de experiencias ajenas (es lo que tiene ser un observador) y de bailes. Y justo mientras miraba por el balcón de mi habitación, que daba al frente de la ciudadela, vi al objeto de mi seguimiento, así que me prepare y seguí a la persona con calma hasta descubrir que era el momento de la instrucción de los rodeleros. Me quedé observando parte de la instrucción donde los rodeleros practicaban con la espada y el escudo y aprendían a como atacar a las picas. Después subía a echar un ojo al campamento y así observé a los mosqueteros practicar en otro patio de la ciudadela, y mientras estaba sentada en el muro también vi como los pequeños mosqueteros luchaban con los rodeleros. Cuando empezó a llegar la gente me pidieron hacerme varias fotos, al parecer (con la cofia bien puesta) les recordaba a un cuadro, excepto una pareja de japoneses que me pidieron muy educadamente una foto (como son ellos) y luego me intentaron decir a quien me parecía pero no los entendí. Mientras me levantaba y volvía para bajar a ver otra vez el campamento vi como los mosqueteros que estaban desfilando paraban para la bendición del clero, o luego a unos cuantos que estaban luchando con espadas, así que me senté cerca del pozo para ver el combate de esgrima que fue interrumpido por el capitán, porque los duelos estaban prohibidos, pero ellos aludieron que no era un duelo que solo estaban practicando. Luego tuve que dejar la ciudadela un rato para ir a ver a un amigo, que es de Jaca, y cuando regresaba coincidí con los tercios de dar una ronda por la ciudad, desfilando con sus picas por Jaca. Los seguí al interior y en ese momento vi que en el salón estaba la nobleza reunida con el clero, no podía entrar dentro porque la sala estaba escoltada por dos soldados (uno de ellos la persona a la que “espiaba”) y apenas podía escuchar pero entendía que le estaban dictando al escribano el testamento de una de las damas. Dejándoles con su testamento me dirigí a la plaza central donde me encontré con una procesión que llevaba la virgen y el olor del incienso impregnaba el ambienta mientras los niños corrían detrás, escuche a unos decir que era un entierro y luego vi en la televisión que hubo algo en la morgue, pero me lo perdí, es que había muchos cosas y todas a la vez, era pasear y descubrir un rincón nuevo, es decir, como la vida misma, y no una representación cronometrada. También vi a un recreador sacar el móvil un momento (porque hay vida y tiempo fuera de las murallas) y escuchar a una niña toda serie “mama, en aquella época ya había móviles” y la madre sonreír y decirle que no. Así como un padre decir a sus hijos: “mira ya salen los caballeros, no los caballos, sino los caballeros”, cuando los mosqueteros desfilaban por el foso de la ciudadela. Aunque también un profesor de historia nos dijo que estaba enseñando a sus alumnos ese siglo y que les iba a enseñar las fotos porque era la historia viva. Así que hubo de todo entre el público, incluso el que el domingo se quejó que había todo cajas y bolsas de plástico (eso era nada más abrir la puerta de la ciudadela a primera hora del domingo en que la gente todavía ni se había preparado, porque los de fuera no saben lo duro que es vivir un día en otra época. Los recreadores que estaban en la habitación contigua a la mía dijeron “yo he venido a pasármelo bien” y eso precisamente hacemos, pero cuando uno se pega todo el día sin parar, pasándoselo bien, pero sin descansar más allá de una hora para comer, al final acaba muy cansado como para estar listo a primerísima hora, y a eso hay sumarle el frio que llegó de repente para instalarse el domingo, que ni que fuera invierno. Pero no creáis que la tarde del sábado acabó en el entierro o procesión o lo que fuera. Sino que después hubo una explicación de las diversas armas y el uso de estas durante la época, aquí volvió a llover un poco, y al final se hizo el alzado de bandera y un minuto de silencio. Y aunque salimos de la ciudadela luego regresamos tras cenar para comenzar el desfile con antorchas por la ciudad. La noche con el viento y habiendo nevado en las montañas se volvió muy fría y hubo mucha gente que no apareció. Aunque otra mucha más que por el frío no apareció porque falleció tras el intenso día, como una dama de la nobleza, que cayó agotada y por la noche ya no se la vio. Pero el desfile con antorchas por la ciudad es muy interesante porque pese a que los desfiles son lo más aburrido de las recreaciones este tenía un regalo para los recreadores. Me explico, el desfile comienza en la ciudadela donde nos dan antorchas y salimos con ellas encendidas por las puertas de la ciudadela y empezamos a recorrer toda la ciudad, Jaca no es muy grande pero a esas horas todo el mundo está en los bares y restaurantes así que nos dejamos ver y oír porque también salimos con un tambor y la cruz delante de nosotros abriendo camino. Y el tambor con su sonido llama la atención sobre la procesión de tercios y el pueblo con fuego. Pero cuando por fin regresamos a la ciudadela el desfile no acaba aquí sino que vamos a dar una vuelta por la plaza con las antorchas y de regalo nos apagan todas las luces del lugar, y estábamos andando en la noche solo con la iluminación de las llamas de nuestras antorchas. Un momento fabuloso, no para el público pero si para nosotros, que el público ya nos tuvo andando por la ciudad un rato largo, que tras todo el día sin parar (y yo no había estado entrenando o de guardia de pie, o pelando) ya estábamos cansados. Y al final de la noche por fin regresamos a dormir y al día siguiente de nuevo a vestirse y salir. Dentro de lo que cabe yo tuve suerte porque como no tenía traje de la época me apañé uno de pueblo con el baúl de baturra de mi hermana una cofia que tenía, pero la nobleza se levantó a las ocho para empezar a vestirse y terminó a las diez y cuarto. El domingo disfruté de ver la batalla, podía haber participado pero tenía muchísimo frío, dado que no tenía ropa de lana, no me esperaba esas temperaturas a estas alturas. Antes de la batalla disfruté paseando y hablando con la gente del campamento, esta vez había mucho más publico pero o que más me apetecía era acercarme al fuego y comer. La batalla fue muy interesante porque recreaba un ataque unos aldeanos por una partida francesa y luego un regimiento español contratacaba. Me gustó por dos motivos, uno porque incluían a los civiles, cosa normal en la época, pero no usual en algunas recreaciones en ciudad, y otra porque como es una época de la que no conozco apenas la estructuración de ataque fue muy interesante (el cañón tal vez demasiado cargado porque el público nos ahogamos en pólvora y un viento muy fuerte que no dejaba oír las explicaciones, pero por todo lo demás muy interesante y entretenida.

Visita: Mayo 2018 

Mis imágenes: España - Recreaciones VII - S.XVI.

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Recreación Los Sitios de Zaragoza - España

IV Recreación de Los Sitios de Zaragoza

Como habréis visto este año estamos de secano con los viajes, pero no por falta de ganas sino por otras razones. Así que no podía desperdiciar la ocasión de viajar en el tiempo cuando este era prácticamente al lado de casa. A finales de abril se realizaba la cuarta recreación histórica de Los Sitios de Zaragoza, montando este año el campamento en el parque Tío Jorge, en la margen izquierda del Ebro y no muy lejos del centro. Según el programa el viernes por la tarde comenzaba la apertura del campamento. A final de la tarde me acerqué al parque para ver cómo están montando el campamento, todavía no había llegado todo el mundo pero se podía ver cómo iban montando las tiendas; a un lado los franceses y los otros al otro lado. Empezó a nublarse y las gotas se convirtieron en una tormenta de esas que lanzan mucha agua en poco tiempo, y acabamos todos refugiados bajo uno de los toldos que ya estaban montados, todos apretujados porque aunque no durara mucho, la lluvia caía con intensidad. Algunas de las tiendas, por suerte, ya estaban montadas, pero todavía quedaban más por montar. Aunque no sabíamos qué hacer ofrecimos nuestras manos como ayuda, pero no sirve de mucho si no sabemos cómo sujetar los palos de madera para montar el toldo, aunque la intención debería contar. De nuevo volvió a llegar una de esas tormentas que nos obligaron a ir bajo el toldo, esta duró algo más, y la tela empezó a abombarse llena de agua, y además comenzó el viento que trajo el agua de la lluvia dentro. Si seguía así, dormir en el campamento no iba a ser cálido. Finalmente nos fuimos a cenar al mercado, al lado del campamento, donde hacen carne a la brasa bastante sabrosa y nos despedimos hasta el día siguiente. El sábado amanece soleado pero algo fresco a primera hora, por lo que salgo con la chaqueta Spencer pero también con la sombrilla, por si también hace sol. En Sevilla descubrí lo útil que es la sombrilla en esa época. Cuando llego al campamento la gente ya está en sus quehaceres, algunos junto al fuego, otros en las mesas todavía comiendo, la gente de pueblo pasea por el campamento; hombres, mujeres y niños, también la clase burguesa, y hasta la calesa está preparada, así como los caballos. En el campamento podías ver todos los personajes de la época: el pueblo llano agrupándose junto con los soldados, vendiendo viandas, apoyándolos, la clase burguesa con sus calesas, los regimientos de diversos rincones de España, todos tan diferentes entre sí, y el regimiento francés, todos tan uniformados, también podemos suponer que esas mujeres tan arregladas que acompañan a los oficiales son sus esposas o amantes, los niños correteando, la vida del campamento en la ciudad debía ser así de variada llena de color y diversidad, al fin y al cabo no es un campo de batalla sino una ciudad donde vive, trabaja y camina la gente en su día a día, porque no se quedan días enteros encerrados en casa porque estuvieran en guerra. Nosotras hacemos lo mismo, paseamos por el campamento, subimos a la calesa, saludamos a las mujeres conocidas, y curiosamente el lado francés es más abierto que el español, y en el día acabo hablando en inglés y en francés. Y pensar que siempre se me han dado fatal los idiomas, pero que útiles son para comunicarse. Y llega la peor parte de las recreaciones de este tipo: el desfile. Nos colocamos donde nos dicen y paseamos desde el parque hasta la plaza de La Seo donde, como representantes de toda la variedad del pueblo, aclamamos por Palafox. Este año se hace esperar y hasta que no aparecen las tropas españolas, un poco más tarde (una agonía tarde si me preguntan), y es que además de estar de pie esperando un buen rato, nos rodeaba la gente sin ningún orden, hasta coincidimos con una boda en La Seo. Este año podría haber sacado la cámara y no hubiera desentonado, con tanta desorganización, pero preferí disfrutar del discurso, al fin y al cabo ya tenía a una pareja de chinos a la derecha y a otro con un crió sobre sus hombros detrás de mí, y todos con móvil en la mano. Como decía, finalmente llegaron las tropas, aunque no sé cómo consiguieron colocarse dado que la plaza era un desmadre, y Palafox salió al balcón del palacio arzobispal para dar su discurso al pueblo zaragozano. Y después volvimos al desfile, que con tanta gente, tuve que correr para colocarme con la gente conocida y no quedarme atrás. Fuimos entrando a la plaza del Pilar mientras el presidente de los Voluntarios de Aragón explicaba cada grupo representativo, algo que me parece muy interesante, pero que debido a que no éramos pocos al final resultó agotador. Al lado nuestro una mujer se mareó por el calor de las dos de la tarde, a pleno sol en la plaza, y se sentó apoyada en la pared del Pilar y la cubrimos con sombrillas y abanicos mientras con agua y pañuelos húmedos la íbamos refrescando mientras alguien iba a avisar a los sanitarios, luego nos enteramos que no fue el único caso que sufrió del día caluroso y agotador. Fue algo “gracioso” como le decían a la mujer que debería haber comido algo más después de desayunar a las siete y media, bueno, yo tampoco había tomado nada, al fin y al cabo desde que te levantas y te preparas ya no paras a descansar ni un minuto, y no sé a los militares pero al pueblo nos tuvieron de pie bajo el sol muchísimo tiempo hasta que por fin llegamos a la plaza, y digamos que el sacrificio que supone estar en todo momento en la recreación no tiene nada que ver con llevar tu horario de comida, hidratación, y descanso diario. Tras la explicación en la plaza del Pilar, entré al Pilar con una recreadora de Burgos, que era su primera vez en Zaragoza, y luego fuimos andando hasta el campamento para comer, al final comimos a las tres y medía pasadas y a las cuatro abría el campamento, así de dura es la vida de la recreación. La comida la tomamos sentados en el césped del parque, bajo los árboles, junto a las tiendas, hablando con una pareja de franceses muy simpáticos, que también era la primera vez que estaban en Zaragoza. La comida en el parque fue como un picnic, aunque empezó otra vez a nublarse y acabó goteando lo suficiente para hacer que dejáramos la recreación de un picnic de época y nos metiéramos bajo el toldo del bar del parque que, por cierto, estaba lleno de recreadores, y sin duda “hicieron el agosto” ese fin de semana. Por la tarde el campamento se llenó de gente, no había ni un rincón libre para caminar. Todos los visitantes estuvieron entretenidos porque en mi paseo pude ver cómo explicaban cómo hacer licor, explicación de las distintas armas, la carga, y demás cosillas, había tantos grupos que era imposible llegar a seguir todos. Y de nuevo otra vez llegó el desfile y la batalla en el centro de la ciudad en la que afortunadamente no participamos porque había tantísima gente que resultaba un agobio, además la gente no tiene ningún conocimiento y se cruzaban por el medio mientras los recreadores cargaban las armas y se preparaban para disparar, si no hubo ningún disgusto no fue de milagro. Al igual que el otro año, nos fuimos al puente de piedra a sentarnos a descansar por fin (eso de estar tantas horas de pie agota) y esperar que acabaran de darse tiros y vinieran hacia el puente de piedra. Cuando la gente nos preguntaba por cuando iban a venir y que no cumplían el horario les decíamos que hasta que se acabara la pólvora podían tardar, pues eran como niños pequeños jugando. Al final fueron llegando poco a poco con caras agotadas, como si hubieran venido de la guerra, como efectivamente recreaban. Tan cansados estaban que se marchaban directos hacia el campamento “olvidando” que tenían que formar en el puente de piedra para hacer una sala de honor a los caídos. Hubo un momento divertido porque nosotras estábamos sentadas descansando esperando a que vinieran las tropas, y cuando empezaron a llegar y los veíamos alejarse hacia el final del puente, Palafox gritó "alto" y fuimos pasando la voz de “alto” pero las tropas siguieron andando. Luego llegó el orden al mando a mitad del puente y nos dijo ¿Dónde están las tropas? Y nosotras señalando hacia el final de puente “por ahí”, “pero si tenían que formar aquí” dice, “pues como no te des prisa acaban en el campamento”. Fue un momento divertido, para haberlo grabado. Luego volvieron las tropas y lanzaron la salva, como el puente es un espacio muy pequeño estábamos detrás de los franceses y con el humo de los disparos era como estar dentro de la batalla. Finalmente fuimos al campamento donde cenamos de nuevo en el mercado, en el sitio ese con carne a la brasa, y al final acabé echándome a la cama la una del a madrugada, porque en mis viajes en el tiempo lo que menos hago es dormir y descansar, ya lo tengo asumido. Al día siguiente de nuevo toca levantarse pronto para prepararse, cuando llegamos al campamento podemos ver a algunos preparando la pólvora y las armas para la batalla, otros todavía desayunando, algunos recogiendo y algún otro vistiéndose, o dejando que su mujeres le peine el cabello (debería ser al revés, ¿no?). Es decir, el campamento está en pleno movimiento, todos se están preparando para la batalla, ya sea con la pólvora, las armas, o los uniformes. Y de nuevo volvemos la parte de Desfile/marcha. Porque la parte del desfile del domingo siempre acaba resultando una marcha a ritmo rápido, con lo que llegas a la Aljaferia ya cansado. Este año el combate en La Aljaferia es sin caballos porque lo han prohibido, y la organización del combate es diferente, me sorprende ver que dejan acercarse al pueblo, pero es algo muy acertado, porque es lo más real que hubo, dado que aunque vinieron diversos regimientos, el pueblo también estuvo metido dentro de la ciudad y no lo veo algo inusual, en todo caso yo me quedo sentada en un rincón, porque no quiero problemas, y ya me conozco yo las recreaciones españolas. Como otros años, la recreación estuvo muy bien porque el lugar es mucho más adecuado que el centro de la ciudad. Y es que el entorno hace mucho. Como siempre muy interesante ver los combates a fuego y cuerpo a cuerpo, como caían los heridos, como corrían las aguadoras o las mujeres con el médico para auxiliar a los heridos, los cañonazos que cubrían el cielo de pólvora, y el pueblo viendo los combates, porque fue en la ciudad y no en un campo de batalla, por lo que había civiles en el lugar. Tras el combate salimos “casi” en desfile hacia el campamento y mientras esperaba que les repartieran la comida me compré un bocadillo en el mercado para comer con el resto de recreadores en el parque, y finalmente despedirme, de los viejos conocidos y los nuevos, aunque no pude decir adiós a todos. Repasando me parece que fue una recreación con muchos espectadores, tal vez porque hizo mejor tiempo que el programado hubo una gran participación de público que abarrotó el campamento, aun así pudimos disfrutar del fin de semana, de ver a recreadores que hacía tiempo que no veía, y conocer a otros nuevos. Hasta descubrí que todavía recuerdo algo de francés cuando estuve con una pareja de franceses, era la primera vez que venían a Zaragoza y habían estado en la Malmaison en la recreación con Napoleón (el recreador Mark Schneider, el mismo que tuvimos en Florencia). Lo mejor del fin de semana fue la compañía, los viejos y nuevos conocidos de la recreación porque como civil esta recreación militar tenía poquito en lo que participar, y eso que alguna vez he ido de aguadora.

Visita: Abril 2018 

Mis imágenes: Recreaciones VI España

Videos: Discurso final Recreador de Palafox (Jon Valera)

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