Adios 2021

Decimos adiós al 2021 que no ha sido tan bueno pero tampoco tan malo como el 2020.
Aunque los viajes de largas distancias se han quedado en "agua de borrajas" (vamos, que por varios motivos no han llegado a salir, ni siquiera ese viaje a las Canarias en noviembre) al final del año sí que puedo comprobar que ha estado lleno de pequeños viajes. Así que aunque seguimos en Pandemia la cosa ha cambiado mucho y espero el 2022 sea mejor todavía en cuanto a viajes. 

Aunque pequeños recorridos, aún hemos salido de casa. El destino; el que tuviéramos la oportunidad, que dados los vaivenes de la pandemia ni tan mal.

Marzo:












Feliz Navidad

Feliz navidad a todos.
Este año aprovecho una fotografía de mi escapada a Barcelona ver a mis amigos de Nautilus.




1891 Mora la Nova - España

1891 Mora la Nova 

Salimos de Zaragoza (y esta vez uso correctamente el plural ya que voy acompañada de otra recreadora de Zaragoza) camino a Mora la Nova, donde hemos quedado por la fiesta del tren. Llegamos hacia las seis de la tarde al Museo del Ferrocarril de Mora la Nova, que está muy cerca de la estación de tren y desde ahí la responsable nos acercó a cocheras donde íbamos a dormir para al día siguiente estar a la hora de apertura del museo listos y preparados para el 1890. La aventura de dormir en las cocheras del museo es nueva, y la verdad es que estuvo muy bien, pero tampoco voy a explayarme en la noche dado que solo fueron experiencias nuevas, competición de tazas de té, bailes con la música del acordeón junto a los trenes y las vías, en fin, otro tema aparte (lo disfruté mucho ya que siempre se tiene una buena noche cuando se está en buena compañía, aunque he de reconocer que tanto tiempo sin viajar el cuerpo se acostumbra a lo bueno y me costó bastante dormir en la litera del vagón). Al día siguiente comenzamos la aventura arreglándonos para los años 1890, por lo que el pasillo y los compartimentos del vagón estaban llenos de nosotros a medio vestir de época. Desayunamos fuera de cocheras, al aire libre porque hacia un día buenísimo para ser diciembre, y nos dirigimos en grupo desde cocheras hasta el edificio del museo andando paralelo a las vías del tren y así pudimos ver los rincones que lo rodean. La llegada del ferrocarril en 1891 y el hecho de que se encuentra justo a la mitad de camino entre las ciudades de Barcelona y Zaragoza (a unos 150 kms, que era la distancia que solían recorrer las locomotoras de un depósito) hizo que la población de Móra la Nova se convirtiera en un centro de actividad ferroviaria. Fue el empresario Francesc Gumà que, con la idea de unir a Barcelona y Madrid con un ferrocarril, y aprovechando que tenía ya comprada un parte de la vía de Aragón decidido que económicamente salía mejor que la unión de esas dos ciudades pasara por Zaragoza, para ello fue creando diversos trayectos, donde en 1891 se terminó el trayecto de Marçà-Móra la Nova, y que luego seguiría ampliándose. Es por ello que nosotros hemos empezado la mañana como si estuviéramos en los años de 1890, recordando el origen de esta estación, que además su historia está vinculada con mi ciudad. El paseo de un sitio a otro por la mañana nos aportó momentos de recreación, pero si solo se va a ver el museo no es que sea un paisaje espectacular, todo depende a lo que se va. De camino al edificio del museo vimos el trenecillo que se mueve entre el edificio del museo y mitad del museo, así que montamos para llegar en tren hasta el edificio central del museo. Entramos al edificio que tiene tres plantas, la más interesante para mí fue la segunda planta donde se muestran una serie de objetos ferroviarios y recrean el despacho de un revisor de estación, con su teléfono, máquina de escribir, libro de registro, etc. Sin duda merece la pena echar un vistazo al edificio del museo, aunque sea pequeñito está cuidadosamente decorado con los objetos históricos. Y desde la tercera planta se tiene una vista de todas las vías y se ve hasta cocheras, por lo que pude ver que venían dos de las compañeras de recreación que iban a llegar en la mañana, cuando estábamos esperando que llegaran de repente se dieron la vuelta de nuevo a cocheras así que estuve con otros recreadores en el museo, disfrutando del lugar. Y así vi llegar a dos amigos recreadores que también llegaban por la mañana. Algunos de los visitantes estaban encantados con vernos, otros nos hacían fotografías, otros querían fotografiarse con nosotros, y algunos se interesaban por nuestros trajes, así que enseñamos más de una vez la ropa interior, y estaban encantados con ver los detalles. Los dos amigos querían ver el museo, y subí con ellos a la segunda planta, pero estaba abarrotada de gente, así que aunque pensaba acompañarlos como ya había estado tres veces en la misma planta decidí salir a la escalera a esperarlos, pero en la escalera también empezó a haber atasco de gente y al final salí del edificio a esperarlos fuera. Mientras estaba en ello vi que el resto iba a coger el tren que acercaba a cocheras para encontrarse con el resto del grupo, que si recordáis había comentado que se dieron la vuelta al poco de llegar al edificio, así que cruce las vías hasta el tren y busque al final del mismo al resto y esperé mirando por la ventanilla a ver si salían del edificio los dos amigos para que se unieran a nosotros en nuestra vuelta a cocheras a unirnos con el resto del grupo dispersado, pero al final el tren salió sin ellos, y cuando íbamos en el tren, mirando pro la ventanilla veo que el grupo que estaba en cocheras estaba volviendo al edificio del que nosotros nos alejábamos, esto parecía una película cómica, no había forma de encontrase. Estuve un rato mirando si volvía o no, pero no dejaban cruzar las vías del tren así que siguiendo los gestos de uno de los recreadores me dirigí finalmente hacia la zona de cocheras donde estaban los trenes antiguos, y ya de ahí no me moví. Una vez de pequeña me perdí en las ferias, y cuando me encontraron me dijeron que si me volvía a perder no diera vueltas buscando, sino que me quedara fija en el mismo lugar para que me encontraran. Visto el despropósito de idas y venidas con la que no hacia mas que desencontrarnos decidí quedarme ahí en la zona cercana a cocheras y en algún momento conseguiría ver al resto del grupo, y si había suerte incluso estar todo el grupo junto, cosa que nunca llegó a pasar porque cuando no faltaban unos faltaban otros, siempre había alguien en algún otro lado, eso sí, los visitantes del museo podían estar contentos ya que fueran donde fueran siempre había algún viajero del 1891 vagando entre las vías. En esta parte de cocheras se podía disfrutar de ver varios tipos de trenes, y así como ver algunos de ellos en movimiento (como la cuco), volviendo a la historia hay que tener en cuenta que Móra la Nova se convirtió en estación de 1ª categoría (única entre Reus y Zaragoza), y que por tanto tenía todo tipo de instalaciones. Cuando se convirtió en museo se trajeron dos locomotoras que son las que más atención llamaban, y con las que más disfrutamos nosotros, que eran “la bonita”  241F-2238, y la “cuco” de 1886. En esta ultima se montaron algunos de mis compañeros (el resto los despedimos, como corresponde a los viajeros de 1891) y es la locomotora de vapor en funcionamiento más vieja de las expuestas en centros museísticos catalanes y se apodan como “Cuco” por el balanceo que hacen cuando circulan por la vía. La “bonita” en cambio es una maquina de vapor de enormes dimensiones, y aunque cuesta subirse (con mis faldas y zapatos de 1891 fue imposible) se puede ver su maquinaria y el calor que desprende esa fuente de energía que es el carbón. Como buenos recreadores también disimulamos la estampa de huida de viajeros frente a un tren de vapor, y eso es algo que a algunos niños les gustó, porque hubo una familia que me pidieron que le hiciera una fotografía con la “cuco” y el niño se ponía en pose de correr como habíamos hecho nosotros. Aunque finalmente no pude encontrarme con ninguno de los desaparecidos más que unos minutos pasé un día entretenido, disfrutando del sitio y la gente, no sé luego si será así, pero sí que hubo quienes disfrutaron de vernos en el lugar, viajeros del 1891 que acompañan a los trenes. Fue un día largo, intenso, pero con el buen tiempo me dio hasta pena que se acabara cuando llego la hora de la comida y de irnos. No sé si habitualmente pasean las locomotoras y los trenes tanto o solo fue porque era la fiesta del tren. Si alguna vez coincide que podéis acercaros durante las fiestas del tren al museo y cocheras os lo recomiendo, lo único que eché en falta en la fiesta del tren es un poquito más de información ya que el lugar es muy grande y habría que informar a la gente de todo lo que puede encontrar ya que puede perderse información y hay mucho por ver y disfrutar. El lugar tenía bastantes familias con niños y es una pena que no estuviera todo algo más claro ya que es muy interesante y entretenido para pasar el día. Igualmente os recomiendo pasar por ahí cualquier día para disfrutar de los trenes que tienen, los amantes de este mundo disfrutaran como niños.

Visita: Diciembre 2021  


Video de la Cuco

Información para viajar: Museo del Ferrocarril

Paseo modernista por Barcelona - España

Paseo Modernista por Barcelona

Como decía en la entrada anterior del Palau Güell de Barcelona, el día empezó vestidos de modernistas para un paseo por la ciudad con mis amigos de Nautilus. Primero quedamos en el café de la Ópera aunque yo estuve desde las 10 y diez paseando por la rambla sin encontrarlo, después a las once fuimos de visita al Palau Güell. Y tras salir del Palau nos acercamos al café bar El Paraigua que conserva el estilo modernista y que tal y como estábamos vestidos era como viajar en el tiempo. El lugar es pequeño, como el antiguo Gran Café de Zaragoza que también era de estilo modernista y que han desmantelado durante la pandemia (una pena, siempre que tomaba algo me imaginaba ir ahí un día vestidos de época) pero no es tan caro como habíamos esperado, porque estos lugares suelen ser caros, además porque están céntricos, pero aunque no era barato no era caro tomando en cuenta todos los puntos anteriores. Ahí estuvimos como en las épocas anteriores, de tertulia. Nos sentamos junto a la puerta, que tiene un gran espejo y nos daba mucho juego y en la esquina del lugar se podían encontrar los baños y la antigua caja registradora. En la web del lugar hay fotografías dedicadas solo a la caja registradora, y a otros detalles modernistas. El lugar no fue originariamente un café, pero supieron aprovechar el estilo (readaptando toda la decoración de una tienda modernista fundada a principios del s.XX, dedicada a la venta de paraguas y abanico) creando un lugar con el ambiente de la época. Tras una buena tertulia salimos para dar un paseo por Barcelona. Me comentó Vany de Nautilus que éramos como ciertas personas (es que no recuerdo el nombre que me dio) que paseaban la ciudad embelleciéndola, nuestro paseo pasó por el árbol de navidad, el barrio gótico y la última parada de metro que conserva un cartel antiguo, ya que según me dijeron los han ido desmantelando todos (eso me suena de por aquí). Lógicamente en nuestro paseo algunas personas nos paraban, suele pasar cuando vas vestido de época así que, entre la ropa, el viento (no era un día muy propicio para el paseo de las señoras ya que todas íbamos con la mano en el sombrero agarrándolo (esto es importante dado que cuando salí del hotel pro la mañana me acerque a las ramblas a pie pero nada más pasar la plaza España se me voló el sombreo, afortunadamente, aunque la ropa no es la más propicia para correr, conseguí alcanzarlo. También se me desató el zapato tres veces (que con el corsé y sin bancos cerca era un poco complicado volverlos a atar), en fin, que luego es normal que no encontrara el café ese y pasara de seguir dando vueltas, me había estresado un poco nada más empezar el día. Por la tarde en cambio el viento fue un poco más tranquilo, aunque de vez en cuando tocaba agarrar sombreros. Y tras el paseo nos acercamos a comer en un lugar que, no sé si por azar o no, el interior no desentonaba con nosotros. Comimos bien y a buen precio (o igual es que Zaragoza se ha puesto muy cara) y sin darnos cuenta ya eran las cinco de la tarde, el día se había pasado volando, pero lo cierto es que echaba de menos pasar tiempo con los amigos de Nautilus y ya se sabe, que cuando uno se lo pasa bien el tiempo pasa volando. Muy amigablemente me acompañaron en metro hasta la estación de tren, dado que la verdad, ya estaba un poco perdida. Demasiado tiempo sin volver por Barcelona. Una cosa interesante es la cantidad de rincones acordes al modernismo que se encuentran por Barcelona, lastima que en Zaragoza decidan echar abajo todo lo modernista que nos quedaba. No sé si habéis leído mis entradas del Modernismo en la margen izquierda del Ebro en Zaragoza pero en uno de los lugares que se conservan van a poner un gimnasio, así que veremos cuando destruyen en el proceso. Seguimos sin aprender.

Visita: Noviembre 2021 


Información para viajar: pendiente

Barcelona - España

Palau Güell de Barcelona

Cualquier excusa es buena para volver a viajar, y la verdad, el tren iba lleno tanto a la ida como a la vuelta, así que la gente no se está quedando en casa, aunque hay que tener en cuenta que a la ida fui en el Avlo, que es el low cost del ave y excepto que no hay tanto espacio para equipaje pro el resto es muy parecido, y siempre es mejro que el autobús sobre todo a esos precios (7 euros). Llegue a Barcelona con tiempo para quedar en el Café la Opera antes de visitar el Palau (donde había quedado con los amigos de Nautilus al conservar el interior del estilo modernista) pero he de reconocer que no fui capaz de encontrarlo así que me dediqué a recorrer la Rambla de arriba abajo como media docena de veces hasta que me cansé y dije, no sigo dando vueltas arriba y abajo. Si el bolso que llevaba no fuera tan pequeño podría haber sacado el móvil, pero el móvil estaba guardado en la faltriquera bajo el vestido para solo emergencias, y lo saque un par de veces, pero no conseguí coger las llamadas cuando sonaron ni llamar cuando lo tuvieran a mano, así que con este desencuentro dejé la reunión en el café de lado, porque me estaba empezando a cansar de dar vueltas. A las once teníamos la cita para coger las entradas y visitar el Palau Güell, he de reconocer que pese a las veces que he ido a Barcelona ninguno había llegado a visitarlo (ni saber de este sitio). La puerta de acceso es gris y si no te fijas puede pasar desapercibida, pero si la miras con detalle se ven los elementos que identifican el lugar, son de hierro forjado y dos serpientes forman las letras E y G, aludiendo a Eusebi Güell dueño de la casa. El primer sitio que se visita nada más entrar es el sótano donde se encuentra el antiguo establo y unas caballerizas a las que se accedía a través una rampa suave a los caballos y de una rampa pavimentada con guijarros, utilizada por las personas. Lo más incomodo es la rampa en sí, pero está abierta y te permite ver detalles de la casa. Esta zona está cubierta de ladrillo, techos abovedados, y poca luz. En el patio exterior que da a la rampa se pueden ver algunas decoraciones, que, aunque sea zona de caballerizas, no deja de mostrar esos detalles para hacer gala de la riqueza de los señores de la casa, como dos de las argollas con forma de unicornio utilizadas para atar a los caballos. Volvemos sobre nuestros pasos y acabamos de nuevo en la entrada de la casa con una gran escalera de honor de acceso, eso sí, una vez subas la casa va a ser un completo laberinto, no sé cómo podían vivir ahí. Esta escalera conduce a la planta del entresuelo donde estaba el despacho de negocios, un archivo y la biblioteca del palacio, al final de la escalera hay una vidriera con los colores de la Corona de Aragón que hoy son los colores de la bandera catalana (aragonesa, mallorquina y valenciana). Las paredes de la casa son de un tono gris y un material muy oscuro, con lo que o gastaban mucho en iluminación o no paseaban mucho por la casa. Después de acceder al vestíbulo hay otra escalera de honor de piedra que nos lleva a la planta noble. Esta escalera te lleva a un ventanal que da a la calle que daría más luz si no estuviera cerrado por unas columnas, pero no más llamativo de esta zona son los techos de madera, su artesanado es muy elaborado y todo el recorrido por esta planta me recordó a los palacios de los reyes católicos donde uno se dedica a mirar al techo y su laborioso artesanado ya que es lo más impresionante. Ciertamente en esta planta el techo no es lo más impresionante pero aún así no hay que perder de vista el techo, porque junto con el resto de elementos (paredes, ventanas, y demás elementos decorativos) crean un autentico palacio de lujo. Por eso de toda la casa la planta noble es la más espectacular del Palau Güell. En la antesala hay unas bonitas vidrieras de cenefas inspiradas en diseños ingleses, la primera sala donde entramos en la sala de confianza, utilizada por la familia como lugar de reuniones y tertulias y el lugar donde las hijas de la familia tocaban el piano, que no sería, supongo, el que está en la sala. Al fondo, tras un cristal, se encuentra la sala de fumadores con una gran mesa y armario para guardar lo licores, pero no veo que se pueda entrar a verlo de cerca. También está la sala de visitas, el tocador para las señoras que ahora está vacía, que además da acceso a través de la sala de los pasos perdidos al salón central. La visita al Palau Güell vale la pena por esta sala que se utilizaba como espacio para dar conciertos. Las visitas se situaban en este salón central junto al escondido teclado del órgano a la derecha y un piso más arriba se disponían la orquesta y las corales. Mientras estas dentro (cada media hora) escuchas el tono del órgano, aunque cuesta verlo a primera vista debido a la decoración de tonos dorados y marrones. Los tubos están visibles pero muy arriba y consigues verlo cuando te das cuenta de la cúpula estrellada en el techo. Hay muchísimos detalles en esta sala, te recuerda un poco al barroco por lo sobrecargado del lugar, pero igual que el barroco es impresionante la cantidad de elementos y detalles bonitos que adornan las estancias. Desde esta sala se suben unas escaleras hasta las estancias matrimoniales, y resto de dormitorios, aquí la mayoría de las salas están vacías, algunas conservan algún mueble, pero no muchos, lo que contrasta con la belleza de las otras salas. Subiendo otro tramo de escaleras, estas más estrechas, que entiendo serán del servicio, se encuentra una sala vacía donde, coincidiendo con nuestra visita, se exponen trajes que usó Montserrat Caballé. Un extra en la visita. Y una vez recorrida la sala volvemos a las escaleras (es como una media luna) y vuelta a subir por ellas y llegamos a la terraza. Allí encontramos varias chimeneas y una aguja central con elementos construidos con un estilo y unos materiales que Gaudí repetiría en otros sitios de la ciudad y que identifican completamente a su creador. Con solo verlo sabes que es algo hecho por Gaudi. Algunas parecen guerreros y otras son formas más propias de la naturaleza, desde aquí se puede ver la catedral y los tejados de una gran cantidad de la ciudad. Recorrí la casa dos veces porque, la verdad, perdí al grupo de Nautilus, así que una vez vista la casa volví al centro de partida y rehíce el camino de nuevo. Cuando digo que tiene una estructura complicada no me quedo corta, puede ser un laberinto difícil de seguir, pero lo bueno es que me la vi dos veces, pro a la segunda vuelta conseguí encontrar al grupo y ya fui con ellos de nuevo hasta la terraza, y luego ya bajamos las estrechas escaleras hasta la puerta principal. Es curioso, pero cuando bajas estas escaleras (dos veces en mi caso) te parece que hay muchas plantas que las que te ha parecido subir, dada la estructura del lugar. Es, sin duda, una casa rara. Al salir de la casa nos encontramos con un grupo de japoneses que estaban rodando un documental sorbe Barcelona para la televisión japonesa y que nos preguntó si nos podías grabar, hay que recordar que íbamos vestidos de la época modernista, que no es lo habitual para ver. Sigo contando esta escapada en otra entrada aparte, dedicada más a el paseo y encuentro vestidos de época que a la visita del Palau Güell. Por cierto, normalmente la visita son 12 euros pero por el covid nos salió a 5 euros, así que si puedes hay que aprovechar esta oportunidad.

Visita: Noviembre 2021 

Mis imágenes: album de España &  Instagram 

Información para viajar: Palau Güell

Presentación

Curriculum Viajero - Presentación