Adios 2021

Decimos adiós al 2021 que no ha sido tan bueno pero tampoco tan malo como el 2020.
Aunque los viajes de largas distancias se han quedado en "agua de borrajas" (vamos, que por varios motivos no han llegado a salir, ni siquiera ese viaje a las Canarias en noviembre) al final del año sí que puedo comprobar que ha estado lleno de pequeños viajes. Así que aunque seguimos en Pandemia la cosa ha cambiado mucho y espero el 2022 sea mejor todavía en cuanto a viajes. 

Aunque pequeños recorridos, aún hemos salido de casa. El destino; el que tuviéramos la oportunidad, que dados los vaivenes de la pandemia ni tan mal.

Marzo:












Feliz Navidad

Feliz navidad a todos.
Este año aprovecho una fotografía de mi escapada a Barcelona ver a mis amigos de Nautilus.




1891 Mora la Nova - España

1891 Mora la Nova 

Salimos de Zaragoza (y esta vez uso correctamente el plural ya que voy acompañada de otra recreadora de Zaragoza) camino a Mora la Nova, donde hemos quedado por la fiesta del tren. Llegamos hacia las seis de la tarde al Museo del Ferrocarril de Mora la Nova, que está muy cerca de la estación de tren y desde ahí la responsable nos acercó a cocheras donde íbamos a dormir para al día siguiente estar a la hora de apertura del museo listos y preparados para el 1890. La aventura de dormir en las cocheras del museo es nueva, y la verdad es que estuvo muy bien, pero tampoco voy a explayarme en la noche dado que solo fueron experiencias nuevas, competición de tazas de té, bailes con la música del acordeón junto a los trenes y las vías, en fin, otro tema aparte (lo disfruté mucho ya que siempre se tiene una buena noche cuando se está en buena compañía, aunque he de reconocer que tanto tiempo sin viajar el cuerpo se acostumbra a lo bueno y me costó bastante dormir en la litera del vagón). Al día siguiente comenzamos la aventura arreglándonos para los años 1890, por lo que el pasillo y los compartimentos del vagón estaban llenos de nosotros a medio vestir de época. Desayunamos fuera de cocheras, al aire libre porque hacia un día buenísimo para ser diciembre, y nos dirigimos en grupo desde cocheras hasta el edificio del museo andando paralelo a las vías del tren y así pudimos ver los rincones que lo rodean. La llegada del ferrocarril en 1891 y el hecho de que se encuentra justo a la mitad de camino entre las ciudades de Barcelona y Zaragoza (a unos 150 kms, que era la distancia que solían recorrer las locomotoras de un depósito) hizo que la población de Móra la Nova se convirtiera en un centro de actividad ferroviaria. Fue el empresario Francesc Gumà que, con la idea de unir a Barcelona y Madrid con un ferrocarril, y aprovechando que tenía ya comprada un parte de la vía de Aragón decidido que económicamente salía mejor que la unión de esas dos ciudades pasara por Zaragoza, para ello fue creando diversos trayectos, donde en 1891 se terminó el trayecto de Marçà-Móra la Nova, y que luego seguiría ampliándose. Es por ello que nosotros hemos empezado la mañana como si estuviéramos en los años de 1890, recordando el origen de esta estación, que además su historia está vinculada con mi ciudad. El paseo de un sitio a otro por la mañana nos aportó momentos de recreación, pero si solo se va a ver el museo no es que sea un paisaje espectacular, todo depende a lo que se va. De camino al edificio del museo vimos el trenecillo que se mueve entre el edificio del museo y mitad del museo, así que montamos para llegar en tren hasta el edificio central del museo. Entramos al edificio que tiene tres plantas, la más interesante para mí fue la segunda planta donde se muestran una serie de objetos ferroviarios y recrean el despacho de un revisor de estación, con su teléfono, máquina de escribir, libro de registro, etc. Sin duda merece la pena echar un vistazo al edificio del museo, aunque sea pequeñito está cuidadosamente decorado con los objetos históricos. Y desde la tercera planta se tiene una vista de todas las vías y se ve hasta cocheras, por lo que pude ver que venían dos de las compañeras de recreación que iban a llegar en la mañana, cuando estábamos esperando que llegaran de repente se dieron la vuelta de nuevo a cocheras así que estuve con otros recreadores en el museo, disfrutando del lugar. Y así vi llegar a dos amigos recreadores que también llegaban por la mañana. Algunos de los visitantes estaban encantados con vernos, otros nos hacían fotografías, otros querían fotografiarse con nosotros, y algunos se interesaban por nuestros trajes, así que enseñamos más de una vez la ropa interior, y estaban encantados con ver los detalles. Los dos amigos querían ver el museo, y subí con ellos a la segunda planta, pero estaba abarrotada de gente, así que aunque pensaba acompañarlos como ya había estado tres veces en la misma planta decidí salir a la escalera a esperarlos, pero en la escalera también empezó a haber atasco de gente y al final salí del edificio a esperarlos fuera. Mientras estaba en ello vi que el resto iba a coger el tren que acercaba a cocheras para encontrarse con el resto del grupo, que si recordáis había comentado que se dieron la vuelta al poco de llegar al edificio, así que cruce las vías hasta el tren y busque al final del mismo al resto y esperé mirando por la ventanilla a ver si salían del edificio los dos amigos para que se unieran a nosotros en nuestra vuelta a cocheras a unirnos con el resto del grupo dispersado, pero al final el tren salió sin ellos, y cuando íbamos en el tren, mirando pro la ventanilla veo que el grupo que estaba en cocheras estaba volviendo al edificio del que nosotros nos alejábamos, esto parecía una película cómica, no había forma de encontrase. Estuve un rato mirando si volvía o no, pero no dejaban cruzar las vías del tren así que siguiendo los gestos de uno de los recreadores me dirigí finalmente hacia la zona de cocheras donde estaban los trenes antiguos, y ya de ahí no me moví. Una vez de pequeña me perdí en las ferias, y cuando me encontraron me dijeron que si me volvía a perder no diera vueltas buscando, sino que me quedara fija en el mismo lugar para que me encontraran. Visto el despropósito de idas y venidas con la que no hacia mas que desencontrarnos decidí quedarme ahí en la zona cercana a cocheras y en algún momento conseguiría ver al resto del grupo, y si había suerte incluso estar todo el grupo junto, cosa que nunca llegó a pasar porque cuando no faltaban unos faltaban otros, siempre había alguien en algún otro lado, eso sí, los visitantes del museo podían estar contentos ya que fueran donde fueran siempre había algún viajero del 1891 vagando entre las vías. En esta parte de cocheras se podía disfrutar de ver varios tipos de trenes, y así como ver algunos de ellos en movimiento (como la cuco), volviendo a la historia hay que tener en cuenta que Móra la Nova se convirtió en estación de 1ª categoría (única entre Reus y Zaragoza), y que por tanto tenía todo tipo de instalaciones. Cuando se convirtió en museo se trajeron dos locomotoras que son las que más atención llamaban, y con las que más disfrutamos nosotros, que eran “la bonita”  241F-2238, y la “cuco” de 1886. En esta ultima se montaron algunos de mis compañeros (el resto los despedimos, como corresponde a los viajeros de 1891) y es la locomotora de vapor en funcionamiento más vieja de las expuestas en centros museísticos catalanes y se apodan como “Cuco” por el balanceo que hacen cuando circulan por la vía. La “bonita” en cambio es una maquina de vapor de enormes dimensiones, y aunque cuesta subirse (con mis faldas y zapatos de 1891 fue imposible) se puede ver su maquinaria y el calor que desprende esa fuente de energía que es el carbón. Como buenos recreadores también disimulamos la estampa de huida de viajeros frente a un tren de vapor, y eso es algo que a algunos niños les gustó, porque hubo una familia que me pidieron que le hiciera una fotografía con la “cuco” y el niño se ponía en pose de correr como habíamos hecho nosotros. Aunque finalmente no pude encontrarme con ninguno de los desaparecidos más que unos minutos pasé un día entretenido, disfrutando del sitio y la gente, no sé luego si será así, pero sí que hubo quienes disfrutaron de vernos en el lugar, viajeros del 1891 que acompañan a los trenes. Fue un día largo, intenso, pero con el buen tiempo me dio hasta pena que se acabara cuando llego la hora de la comida y de irnos. No sé si habitualmente pasean las locomotoras y los trenes tanto o solo fue porque era la fiesta del tren. Si alguna vez coincide que podéis acercaros durante las fiestas del tren al museo y cocheras os lo recomiendo, lo único que eché en falta en la fiesta del tren es un poquito más de información ya que el lugar es muy grande y habría que informar a la gente de todo lo que puede encontrar ya que puede perderse información y hay mucho por ver y disfrutar. El lugar tenía bastantes familias con niños y es una pena que no estuviera todo algo más claro ya que es muy interesante y entretenido para pasar el día. Igualmente os recomiendo pasar por ahí cualquier día para disfrutar de los trenes que tienen, los amantes de este mundo disfrutaran como niños.

Visita: Diciembre 2021  


Video de la Cuco

Información para viajar: Museo del Ferrocarril

Paseo modernista por Barcelona - España

Paseo Modernista por Barcelona

Como decía en la entrada anterior del Palau Güell de Barcelona, el día empezó vestidos de modernistas para un paseo por la ciudad con mis amigos de Nautilus. Primero quedamos en el café de la Ópera aunque yo estuve desde las 10 y diez paseando por la rambla sin encontrarlo, después a las once fuimos de visita al Palau Güell. Y tras salir del Palau nos acercamos al café bar El Paraigua que conserva el estilo modernista y que tal y como estábamos vestidos era como viajar en el tiempo. El lugar es pequeño, como el antiguo Gran Café de Zaragoza que también era de estilo modernista y que han desmantelado durante la pandemia (una pena, siempre que tomaba algo me imaginaba ir ahí un día vestidos de época) pero no es tan caro como habíamos esperado, porque estos lugares suelen ser caros, además porque están céntricos, pero aunque no era barato no era caro tomando en cuenta todos los puntos anteriores. Ahí estuvimos como en las épocas anteriores, de tertulia. Nos sentamos junto a la puerta, que tiene un gran espejo y nos daba mucho juego y en la esquina del lugar se podían encontrar los baños y la antigua caja registradora. En la web del lugar hay fotografías dedicadas solo a la caja registradora, y a otros detalles modernistas. El lugar no fue originariamente un café, pero supieron aprovechar el estilo (readaptando toda la decoración de una tienda modernista fundada a principios del s.XX, dedicada a la venta de paraguas y abanico) creando un lugar con el ambiente de la época. Tras una buena tertulia salimos para dar un paseo por Barcelona. Me comentó Vany de Nautilus que éramos como ciertas personas (es que no recuerdo el nombre que me dio) que paseaban la ciudad embelleciéndola, nuestro paseo pasó por el árbol de navidad, el barrio gótico y la última parada de metro que conserva un cartel antiguo, ya que según me dijeron los han ido desmantelando todos (eso me suena de por aquí). Lógicamente en nuestro paseo algunas personas nos paraban, suele pasar cuando vas vestido de época así que, entre la ropa, el viento (no era un día muy propicio para el paseo de las señoras ya que todas íbamos con la mano en el sombrero agarrándolo (esto es importante dado que cuando salí del hotel pro la mañana me acerque a las ramblas a pie pero nada más pasar la plaza España se me voló el sombreo, afortunadamente, aunque la ropa no es la más propicia para correr, conseguí alcanzarlo. También se me desató el zapato tres veces (que con el corsé y sin bancos cerca era un poco complicado volverlos a atar), en fin, que luego es normal que no encontrara el café ese y pasara de seguir dando vueltas, me había estresado un poco nada más empezar el día. Por la tarde en cambio el viento fue un poco más tranquilo, aunque de vez en cuando tocaba agarrar sombreros. Y tras el paseo nos acercamos a comer en un lugar que, no sé si por azar o no, el interior no desentonaba con nosotros. Comimos bien y a buen precio (o igual es que Zaragoza se ha puesto muy cara) y sin darnos cuenta ya eran las cinco de la tarde, el día se había pasado volando, pero lo cierto es que echaba de menos pasar tiempo con los amigos de Nautilus y ya se sabe, que cuando uno se lo pasa bien el tiempo pasa volando. Muy amigablemente me acompañaron en metro hasta la estación de tren, dado que la verdad, ya estaba un poco perdida. Demasiado tiempo sin volver por Barcelona. Una cosa interesante es la cantidad de rincones acordes al modernismo que se encuentran por Barcelona, lastima que en Zaragoza decidan echar abajo todo lo modernista que nos quedaba. No sé si habéis leído mis entradas del Modernismo en la margen izquierda del Ebro en Zaragoza pero en uno de los lugares que se conservan van a poner un gimnasio, así que veremos cuando destruyen en el proceso. Seguimos sin aprender.

Visita: Noviembre 2021 


Información para viajar: pendiente

Barcelona - España

Palau Güell de Barcelona

Cualquier excusa es buena para volver a viajar, y la verdad, el tren iba lleno tanto a la ida como a la vuelta, así que la gente no se está quedando en casa, aunque hay que tener en cuenta que a la ida fui en el Avlo, que es el low cost del ave y excepto que no hay tanto espacio para equipaje pro el resto es muy parecido, y siempre es mejro que el autobús sobre todo a esos precios (7 euros). Llegue a Barcelona con tiempo para quedar en el Café la Opera antes de visitar el Palau (donde había quedado con los amigos de Nautilus al conservar el interior del estilo modernista) pero he de reconocer que no fui capaz de encontrarlo así que me dediqué a recorrer la Rambla de arriba abajo como media docena de veces hasta que me cansé y dije, no sigo dando vueltas arriba y abajo. Si el bolso que llevaba no fuera tan pequeño podría haber sacado el móvil, pero el móvil estaba guardado en la faltriquera bajo el vestido para solo emergencias, y lo saque un par de veces, pero no conseguí coger las llamadas cuando sonaron ni llamar cuando lo tuvieran a mano, así que con este desencuentro dejé la reunión en el café de lado, porque me estaba empezando a cansar de dar vueltas. A las once teníamos la cita para coger las entradas y visitar el Palau Güell, he de reconocer que pese a las veces que he ido a Barcelona ninguno había llegado a visitarlo (ni saber de este sitio). La puerta de acceso es gris y si no te fijas puede pasar desapercibida, pero si la miras con detalle se ven los elementos que identifican el lugar, son de hierro forjado y dos serpientes forman las letras E y G, aludiendo a Eusebi Güell dueño de la casa. El primer sitio que se visita nada más entrar es el sótano donde se encuentra el antiguo establo y unas caballerizas a las que se accedía a través una rampa suave a los caballos y de una rampa pavimentada con guijarros, utilizada por las personas. Lo más incomodo es la rampa en sí, pero está abierta y te permite ver detalles de la casa. Esta zona está cubierta de ladrillo, techos abovedados, y poca luz. En el patio exterior que da a la rampa se pueden ver algunas decoraciones, que, aunque sea zona de caballerizas, no deja de mostrar esos detalles para hacer gala de la riqueza de los señores de la casa, como dos de las argollas con forma de unicornio utilizadas para atar a los caballos. Volvemos sobre nuestros pasos y acabamos de nuevo en la entrada de la casa con una gran escalera de honor de acceso, eso sí, una vez subas la casa va a ser un completo laberinto, no sé cómo podían vivir ahí. Esta escalera conduce a la planta del entresuelo donde estaba el despacho de negocios, un archivo y la biblioteca del palacio, al final de la escalera hay una vidriera con los colores de la Corona de Aragón que hoy son los colores de la bandera catalana (aragonesa, mallorquina y valenciana). Las paredes de la casa son de un tono gris y un material muy oscuro, con lo que o gastaban mucho en iluminación o no paseaban mucho por la casa. Después de acceder al vestíbulo hay otra escalera de honor de piedra que nos lleva a la planta noble. Esta escalera te lleva a un ventanal que da a la calle que daría más luz si no estuviera cerrado por unas columnas, pero no más llamativo de esta zona son los techos de madera, su artesanado es muy elaborado y todo el recorrido por esta planta me recordó a los palacios de los reyes católicos donde uno se dedica a mirar al techo y su laborioso artesanado ya que es lo más impresionante. Ciertamente en esta planta el techo no es lo más impresionante pero aún así no hay que perder de vista el techo, porque junto con el resto de elementos (paredes, ventanas, y demás elementos decorativos) crean un autentico palacio de lujo. Por eso de toda la casa la planta noble es la más espectacular del Palau Güell. En la antesala hay unas bonitas vidrieras de cenefas inspiradas en diseños ingleses, la primera sala donde entramos en la sala de confianza, utilizada por la familia como lugar de reuniones y tertulias y el lugar donde las hijas de la familia tocaban el piano, que no sería, supongo, el que está en la sala. Al fondo, tras un cristal, se encuentra la sala de fumadores con una gran mesa y armario para guardar lo licores, pero no veo que se pueda entrar a verlo de cerca. También está la sala de visitas, el tocador para las señoras que ahora está vacía, que además da acceso a través de la sala de los pasos perdidos al salón central. La visita al Palau Güell vale la pena por esta sala que se utilizaba como espacio para dar conciertos. Las visitas se situaban en este salón central junto al escondido teclado del órgano a la derecha y un piso más arriba se disponían la orquesta y las corales. Mientras estas dentro (cada media hora) escuchas el tono del órgano, aunque cuesta verlo a primera vista debido a la decoración de tonos dorados y marrones. Los tubos están visibles pero muy arriba y consigues verlo cuando te das cuenta de la cúpula estrellada en el techo. Hay muchísimos detalles en esta sala, te recuerda un poco al barroco por lo sobrecargado del lugar, pero igual que el barroco es impresionante la cantidad de elementos y detalles bonitos que adornan las estancias. Desde esta sala se suben unas escaleras hasta las estancias matrimoniales, y resto de dormitorios, aquí la mayoría de las salas están vacías, algunas conservan algún mueble, pero no muchos, lo que contrasta con la belleza de las otras salas. Subiendo otro tramo de escaleras, estas más estrechas, que entiendo serán del servicio, se encuentra una sala vacía donde, coincidiendo con nuestra visita, se exponen trajes que usó Montserrat Caballé. Un extra en la visita. Y una vez recorrida la sala volvemos a las escaleras (es como una media luna) y vuelta a subir por ellas y llegamos a la terraza. Allí encontramos varias chimeneas y una aguja central con elementos construidos con un estilo y unos materiales que Gaudí repetiría en otros sitios de la ciudad y que identifican completamente a su creador. Con solo verlo sabes que es algo hecho por Gaudi. Algunas parecen guerreros y otras son formas más propias de la naturaleza, desde aquí se puede ver la catedral y los tejados de una gran cantidad de la ciudad. Recorrí la casa dos veces porque, la verdad, perdí al grupo de Nautilus, así que una vez vista la casa volví al centro de partida y rehíce el camino de nuevo. Cuando digo que tiene una estructura complicada no me quedo corta, puede ser un laberinto difícil de seguir, pero lo bueno es que me la vi dos veces, pro a la segunda vuelta conseguí encontrar al grupo y ya fui con ellos de nuevo hasta la terraza, y luego ya bajamos las estrechas escaleras hasta la puerta principal. Es curioso, pero cuando bajas estas escaleras (dos veces en mi caso) te parece que hay muchas plantas que las que te ha parecido subir, dada la estructura del lugar. Es, sin duda, una casa rara. Al salir de la casa nos encontramos con un grupo de japoneses que estaban rodando un documental sorbe Barcelona para la televisión japonesa y que nos preguntó si nos podías grabar, hay que recordar que íbamos vestidos de la época modernista, que no es lo habitual para ver. Sigo contando esta escapada en otra entrada aparte, dedicada más a el paseo y encuentro vestidos de época que a la visita del Palau Güell. Por cierto, normalmente la visita son 12 euros pero por el covid nos salió a 5 euros, así que si puedes hay que aprovechar esta oportunidad.

Visita: Noviembre 2021 

Mis imágenes: album de España &  Instagram 

Información para viajar: Palau Güell

Jornadas Históricas 1800 Tarragona - España

Jornadas Históricas 1800 Tarragona

El fin de semana eran las Jornadas Históricas de Tarragona 1800. Desde L’Arboç estaba pendiente de ir a estas jornadas, y aunque al sábado por la tarde no llegaba porque quería terminar de ver la ciudad, si fui a la salida de las jornadas, a esperar en la puerta (junto con un periodista) a que acabara la charla para ver a mis amigas de Nautilus. No tengo apenas fotografías de las jornadas porque me lo pasé tan bien con la compañía que no caí en nada más. Solo estuve en la charla sobre moda femenina del domingo pro la mañana en Casa Canals pero para el tiempo que había me pareció muy completa y detallada, y todos figurantes participamos. Luego además tuvimos tiempo de tomarnos fotos con aquellos que lo querían, y pude ver la Casa Canals, así como la terraza, con unas vistas increíbles, y la terraza con los músicos de época. Debido al covid hay restricción de aforo por lo que no pudo ir todo el mundo que quisiera, esperemos otros años pueda ir más gente. La gente también nos preguntaba al vernos por la calle pero claro, las jornadas ya habían acabado. La presentación de vestimenta femenina empezó con la ropa interior y luego con los diversos vestidos; de día, de visita, de baile, de corte. También se vieron telas, zapatos, chaquetas, abrigos, sombreros, escotes, y hasta sombrillas (nada de sombrillas con encaje de Battenburg). Me encantaría poder comentar más pero me lo pasé tan bien que no puedo describir todo con detalle, pero animo a quien le interese que visite las jornadas del próximo año. Siempre se aprende algo nuevo.

Visita: Noviembre 2021 

Mis imágenes: Pendientes

Información para viajar: Jornadas Históricas Tarragona 

Tarragona - España

Tarragona

Estuve en Tarragona dos días y medio, pero de visita solo un día y medio porque el otro estuve en las jornadas históricas de Tarragona 1800. El caso es que en un día se pueden ver los puntos más importantes de la ciudad, pero si se tiene más tiempo se pueden ver muchas más cosas de la ciudad. De Zaragoza fui en tren a Camp de Tarragona y en vez de coger bus, pro tema de la maleta grande y comodidad, cogí el taxi. Menos mal que el ave me salió a 8 euros porque el taxi son 28 euros. Camp de Tarragona y Tarragona no están precisamente cerca y si uno piensa coger el ave para visitar Tarragona, buscad ofertas o excluid la comodidad, ya que ambas cosas no son compatibles. Lo bueno del Ave es que en una hora estas ahí, lo que significa que salí el sábado a las 9 y a las diez y media ya había dejado la ropa colgada en el armario de la habitación y salía por la ciudad de turismo. Me aloje cerca del paseo de España por lo que tenía como primer punto de pasada el balcón del mediterráneo. Para llegar al balcón hay dos formas, por la manera tradicional que son unas escaleras en la muralla y por la más actual que es una larga y rampa curvada, que lo hace más largo, pero muchísimo más cómodo porque no hay elevación ni escaleras. De ambas maneras acabo llegando al balcón del Mediterráneo que da a la Rambla Nueva donde hay varias terrazas donde desayunar, comer, y lo que se tercie. Desde el balcón del Mediterráneo tenemos una vista de la playa del Milagro y el anfiteatro romano. Tomando el camino de las palmeras acabo frente al a Torre del Pretorio y el circo romano, la primera visita con entrada. La entrada al circo romano se encuentra escondida tras los muros que se conservan en pie, ahí me explican los monumentos visitables y me dan un plano de la ciudad (aunque yo ya llevaba). Cojo la entrada combinada (que es la más rentable si se pretende ver más de dos monumentos) aunque me avisan que la Casa Canals está cerrada a turismo por unas jornadas históricas, lo que ya sé ya que estoy inscrita en la reserva de las jornadas. El recorrido por el circo está marcado para entrar por un sitio y salir por otro, como no hay mucha gente me tomo mi tiempo para ver todos los detalles. Primero se sube por las escaleras que llevan a los asientos que nos da una vista de la arena y los pasillos de acceso a la misma. Desde aquí podemos ver la torre de los monjes que fue construida en 1300 como defensa de la ciudad frente a las entradas por el mar, y es que en Tarragona aprovecharon todas las construcciones anteriores por lo que hay muchas casas y lugares construidos con muros romanos. Bajamos por el mismo sitio y seguimos el camino visitando diferentes túneles y zonas del circo romano, como la zona para las carreras de cuadrigas y caballos, que nos conectan con la Torre del Pretorio. La torre consta de tres pisos, y el segundo es la salida del circo (creo que antes del covid se podía entrar por ambos lugares, pero ahora mismo hay una entrada y una salida, creando un recorrido único para no cruzarse). En la torre tenemos la primera planta que nos da una vista a otra entrada del museo, ahora no usada, y cuyas piedras y estructura me recuerda a otros lugares como Egipto, qué maravilla que hayan conseguido conservar tanta altura de estructura. La tercera planta es la terraza de la torre del Pretorio donde tenemos una vista de la ciudad donde destacan dos elementos: el anfiteatro romano junto al mar, ya que desde que aquí se ve su curvatura semicircular, y la catedral de Tarragona, que sobresale sobre el resto de edificios ya que se construyó a posta en lo más elevado de la ciudad. Esta torre, como la otra, se construyó en la edad media adosada a las ruinas romanas del circo, aprovechando ya la construcción anterior (siendo incluso un palacio de los reyes de la Corona de Aragón). Y llegando a la segunda planta tenemos las almenas y una escalera para bajar y salir del reciento. Lo lógico si se mira el plano es que después del balcón del Mediterráneo hubiera hecho el anfiteatro, y de ahí al circo, pero hay un motivo por el cual no lo he hecho así. Al ser invierno los horarios son más ajustados y las casas Castellarnau y Canals cierran a las dos y media. Habiendo llegado a las diez y media y con el tiempo que me tomo en ver los lugares si estoy sola podía implicar que no llegara a ver la casa (cierran el acceso media hora antes), así que primero tome el circo cuya salida da a la plaza del Rey y desde ahí se coge una calle que me lleva directa a la Casa Casternalleu, y he de decir que fue muy inteligente no excluirla de la visita, porque es impresionante. Sin duda una parada obligatoria, aunque no en todos los sitios la comentan. Pues como decía salí del circo a la Plaza del Rei, ahí podemos encontrar el Museo Nacional Arqueológico de Tarragona, que no sé por qué estaba cerrado, y las iglesias de Natzaret y de la Trinitat que estaban abiertas mostrando las esculturas de la procesión de semana santa (de forma gratuita). Tome la calle para llegar a la Casa Casterllaneu, desde fuera no dice mucho, pero por dentro es una pequeña maravilla. Aunque no muy grande la casa conserva los muebles y la decoración de la época modernista. Cuando entré estaba terminando una visita teatralizada en el patio de la casa y lo que hice fue verme el interior yo sola sin nadie alrededor, y cuando acabé bajé a ver el pequeño patio de la casa que ya estaba vacío. Aunque si vi turistas en la ciudad es cierto que la mayoría de las visitas las hice completamente sola. En la casa se pueden ver los dormitorios con las camas, los armarios, espejos, también se puede ver la cocina, con la chimenea y la despensa, así como la botica de la casa en el piso superior. Luego está el saloncito, el salón principal con sus pinturas en el techo, las lámparas y espejos, y la sala de billar. Aquí hay que mirar a todos los lados, laterales, muebles, suelos, techos, todo está lleno de detalles. Sobre todo me fijé en el suelo de la sala de billar ya que en la Casa Solans de Zaragoza también está esa sala con un pequeño resto de suelo (nada comparable con la de Tarragona que es un pequeño tesoro que conservar). Tras salir de la casa me dirigí hacia la puerta del Roser para visitar las murallas romanas. Hay dos entradas y salidas de este paseo, y el que yo escogí es el menos frecuentado de entrada porque además de ir prácticamente todo el camino sola cuando me encontraba gente siempre era de frente, o sea, que venían de la otra entrada del paseo. Pero según el plano este recorrido era el más lógico para luego, donde acababa la muralla continuar hasta el anfiteatro romano que había dejado pendiente por tener un horario más amplio. El paseo alrededor de la muralla romana no está mal pero me decepcionó un poco porque no tiene nada especial como para cobrar entrada, pero como estaba dentro del lote al menos no pago los tres euros de la entrada en solitario. Como comentaba estuve prácticamente sola excepto por unos cuantos gatos, el lunes descubriría que Tarragona es colonia gatuna y están protegidos, así que los alérgicos a los gatos vayan preparados, porque no puedes escapar de ellos en la ciudad. El paseo de la muralla acaba en la puerta de San Antonio, aquí podemos encontrar otro de los miradores de la ciudad al Mediterráneo con el que disfrutar de las vistas, y al lado contrario se encuentra la parte trasera de la Casa Canals y otra serie de viviendas que aprovecharon la muralla romana para construirse. Voy bajando por el paseo de San Antonio que me lleva a la parte superior del Parque del Anfiteatro. Hay un ascensor para bajar, pero también se puede ir haciendo zigzag por los caminos del parque, lo bueno de los caminos es que tienes diferentes vistas del anfiteatro a medida que te acercas, el inconveniente el que a veces son laberintos sin salida y si tienes prisa es un problema, y así lo bueno del ascensor es que es más rápido y te deja en el camino recto al anfiteatro, lo malo que te pierdes el paseo por los diferentes rincones. Yo hice ambos por eso lo comento. La entrada al anfiteatro está algo más metida por lo que la verja del museo está abierta y la gente puede entrar y hacer fotografías desde arriba, y solo cobran la entrada si se quiere entrar dentro del propio anfiteatro. Como yo tenía la entrada combinada por supuesto entré, pero las vistas desde arriba antes de entrar son las que te permiten tener un panorama general del anfiteatro. Cuando uno entra en el anfiteatro puede ver de cerca los restos de las iglesias que se construyeron en el centro del mismo, así como los asientos del anfiteatro mientras se pasea por la arena del mismo, también se entrar y sale del mismo por la inmensa puerta de entrada a la arena, que como con el Circo romano no deja de ser sorprendente. Tras ver el anfiteatro volví al balcón del Mediterráneo para tomar la Rambla nueva, donde como he dicho antes hay varias terrazas, y paré a comer. Que todo este andar tiene que ser repuesto. Tras la comida continue el camino por la Rambla y antes de llegar a la fuente del centenario bajé por una calle que me llevó al Mercado Central, de estilo modernista, y otra plaza llena de terrazas y gente comiendo (como hacía buen tiempo – estuve llevando el abrigo colgando del bolso todo el fin de semana- las terrazas estaban llenas). En una calle cercana al Mercado central se encuentra la entrada al foro romano. El Foro romano conserva un par de columnas en pie que me recordaron a las de un aplaza en Atenas porque apenas son un par de resto, impresionantes por su altura, pero muy poca cantidad (Grecia me decepcionó por los pocos restos que quedan en pie), y el resto son cimientos de lo que había en el foro. Es otro de los lugares que tampoco son tan resaltables, pero como está incluido en la entrada, se amortiza y se ve todo: casas, cisternas, paseos y columnas. Tras salir del foro romano me dirijo hacia el teatro romano, el lugar está cerrado ya que solo hacen visitas guiadas los domingos, pero el domingo tenía planes que no incluían turismo así que me acerco para ver si se puede contemplar algo de las ruinas o está todo tapado. Afortunadamente hay algunas ventanas con rejas entre los muros que rodean el teatro y puedo ver las ruinas que se conservan del mismo. Tras ver el teatro romano subo hasta llegar a la Plaza de la Font, esta plaza es rectangular y de grandes dimensiones, y también llena de terrazas, aquí es donde puedo ver el Ayuntamiento de la ciudad con su fachada neoclásica. De aquí me dirijo hacia la calle mayor que me lleva hasta la catedral de Tarragona, donde no entro ya que he reservado una visita guiada para el lunes, que estoy medio día y es lo único abierto. Junto a las escaleras que llevan a la catedral están los pórticos de la calle Mercerias que, aunque antiguos, pasan desapercibidos. Desde aquí me acerco a la plaza del foro donde aparte de más terrazas se conservar un par de ruinas del antiguo foro romano. Desde aquí me acerco a la plaza de los ángeles donde está la antigua judería, aunque está llena de andamios y queda muy poco glamurosa para las visitas, y de aquí voy pro la calle que me lleva directa a la Casa Canals donde voy a esperar a que salgan de las Jornadas Históricas mis amigas de Nautilus (ya que no queda mucho para que acabe) para irnos a cenar. Una cosa que me sorprendió es que no hay muchos monumentos iluminados de noche en Tarragona, aunque con el precio de la luz, casi mejor no gastar en eso. Y del sábado pasamos al lunes, ya que el domingo vi la Casa Canals pero no hice nada más de turismo, por cierto, la Casa Canals tiene también su salón y salas muy bonitas, aunque está menso conservada que la otra casa. Y volviendo al lunes, me acerqué de mi alojamiento hasta la catedral y di un rodeo a la misma por las callejuelas es algo muy recomendable ya que hay restos romanos en algunas paredes, se ve el claustro de la catedral, el antiguo hospital gótico y la entrada la capilla de Sant Pau (que por tema de horarios no llegué a ver, como otros lugares más alejados de la parte alta de la ciudad – hay que priorizar-). Tras el rodeo a la catedral entré a pagar la entrada reservada y me puse a recorrer la catedral hasta la hora en la que viniera el guía, tuve bastante suerte por dos motivos, por un lago porque la visita no se canceló – solo éramos tres personas- ya que al ser temporada baja no todas las visitas salían, y que el guía era un recreador de las jornadas históricas e iba a tener una visita muy entretenida y didáctica. Como decía me vi el interior de la catedral antes de la visita guiada y, como en la Casa Castellarneu, estuve yo sola en la misma (los lunes no son días de turismo por lo que parece). Cuando llegó el guía descubrí que era Paco, el recreador organizador de las Jornadas Históricas 1800 de Tarragona. La visita consiste en la entrada y visita a la catedral y subida a la torre de la misma. Sin duda solo la subida a la torre vale el precio de la visita guiada. Eso sí, la subida se hace con varias paradas porque son 150 escalones y no es cuestión de matar a los turistas en cuanto llegan. En la subida se hacen tres paradas, la primera parada se puede ver la sala de mantenimiento del reloj que antes en la catedral nos ha enseñado el guía, la siguiente parada tenemos una buena vista del seminario y del mar Mediterraneo. De aquí subimos hasta donde se encuentran las campanas, aunque no es la última subida, la ultima la hacemos para llegar a lo alto del campanario, a aguardar a que toque la campaña las doce, y mientras disfrutar de la mejor vista de la ciudad, ya que es el punto más alto y se puede ver hasta el cabo de Salou desde aquí. Ningún otro mirador o torre tiene una vista igual. Tras el toque de campanas comenzamos la bajada para continuar la visita que termina en el claustro. Con la entrada puede verse la catedral, y también el interior del claustro, los muros del antiguo templo romano que se usó para la construcción de la catedral (algo muy habitual en esta ciudad) y el museo diocesano, así que cuando me despido de Paco voy a ver lo que me falta antes de salir corriendo hacia la estación de tren, donde comeré en una terracita antes de coger el Ave de vuelta a Zaragoza.

Visita: Noviembre 2021 

Mis imágenes: Album España I

Información para viajar: Museo Historia Tarragona 

Artículos de Viaje

Muy recomendable encontrar estos artículos sobre guías para mujeres viajeras, donde algunos de los consejos siguen operativos a día de hoy (propinas, alojamientos, ladrones, ligero de equipaje, etc).

Os dejo el enlace para que disfrutéis de la lectura:

https://www.traveler.es/viajeros/articulos/primer-manual-de-viajes-para-mujeres-hints-to-lady-tavellers-de-lillias-campbell-davidson/13533?fbclid=IwAR3WZn543NQbm1Uld8xG4u-7JhHr0yfyojmMgNqgOBqFMLyjwvb2EyIM_po


Diario 2021: España - Ruta Estrechos del río Ebrón, Cascada de Calicanto y Tormón (Aragón)

Esta ruta se puede hacer empezando desde el Cuervo o comenzando desde Tormón. Si comienzas desde Tormón acabarás en un merendero donde comer antes de llegar al pueblo de El Cuervo, ideal para pasarlo en familia, eso sí, no todo el recorrido es para niños, pueden ir pero solo si estas muy acostumbrado a escalar por la montaña, dado que hay una zona más complicada, un resbalón y puedes acabar muy mal. Aunque dadas las señales uno de lo puede imaginar cuando ve que 2,8 km son más de 1 hora de camino (el camino no puede ser muy sencillo). Si comienzas desde el Cuervo cuando llegues a Tormón tienen un bar donde tomar algo pero no hay merendero para tomar el bocadillo. Nosotros dirigimos hacia El Cuervo, pro lo que hay momentos en los que el coche entra en la Comunidad Valencia y pasamos un par de pueblos, identificables por la palmerita que le pone la comunidad valenciana. Pero en nada volvemos a Aragón y llegamos al pueblo, al final del pueblo hay una piscifactoría, carteles sobre la ruta de los estrechos y varios coches aparcados.


Aquí hay que tomar una decisión: aparcar y comenzar la ruta, o seguir con el coche hasta el merendero, donde también hay un aparcamiento. Desde la piscifactoría hasta el merendero hay unos 3 kilómetros que discurren al lado del río donde no hay nada resaltable. Como vamos con Aragon Xperience podemos ir con la furgoneta hasta el parking, despacio porque el camino es de id ay vuelta y dos coches a la vez no ceben, pero al final de todo pasa. en el camino hay que cruzar el río, pro lo que si se tiene un coche bajo igual no interesa llegar con el coche hasta ahí. nosotros con la furgoneta de Aragon Xperience pasamos sin problema y aparcamos en la zona habilitada para ello en el merendero. Y desde ahí comenzamos la ruta. Nada más comenzar empieza la primera escalera, como es una ruta interesante y es domingo hay mucha gente, la zona solo permite ir una persona así que hay que esperar y dejar pasar o pasar rápido mientras otros esperan para pasar. Pero no es aburrido porque hay todo tipo de camino: escaleras, plataformas metálicas, rocas, etc.



Lo bueno de este primer tramo es que hay unas vistas preciosas del río y la vegetación a su lado. Al final de este pequeño trozo interesante llegamos a un valle, el río se ve con cierta altura, de un tono tan cristalino que no hay duda de la limpieza de sus aguas. Allá donde da el sol el agua adquiere un tono verdoso brillante como el que vimos por el parrizal de Beceite. Y también tenemos a su alrededor todo el desfiladero de roca lleno de vegetación. En el medio hay un puente que no hay que cruzar, hay que seguir por el lateral derecho hasta el final ya que sino nos desviamos de la ruta. afortunadamente están los carteles amarillo de "Senderos de Aragón" que nos indican cual es el camino a seguir para llegar a Tormón. Seguimos un cruzamos un par de puentes hasta llegar a uno de los tramos más diferentes, pero también bonito. Es en esta zona donde están las pasarelas sobre el agua desde donde disfrutar del impresionante color turquesa que toma el agua en este rincón.


El fondo es todo transparente, y la luz que se filtra entre las rocas que estrechan el paso hace todo juego de colores. cuando salimos de ese rincón de azul turquesa transparente pasamos un par de pasarelas y llegaremos a un puente de madera que nos da unas preciosas vistas del río y la vegetación. Aquí el color es el reflejo de lo que le rodea, y se podría pintar un paisaje natural por los colores y las formas que aparecen. El camino sigue pasando una serie de puentes sobre el río que nos permite tener una vista de las pequeñas cascadas de agua cristalina y el discurrir del río por la vegetación del lugar. 

 

 
 
 
Y aquí empezamos a subir y a alejar de nosotros el río ya que el resto de la ruta va por lo alto del desfiladero. Aquí empieza el desnivel y el esfuerzo y hay que elegir, o volver por donde has venido o seguir hasta Tormón, teniendo en cuenta que el camino ya no va a ser sencillo, ni de andar ni en tema de esfuerzo físico. digamos que la parte familiar de ir con niños ya ha pasado. El camino discurre ya sin sombra y comenzará la subida hacia los miradores del desfiladero del Ebrón.


Nos encontraremos algunas escaleras sobre la roca y zonas pegadas al barranco. durante el camino la vista son las formaciones rocosas de la montaña, y los pinos y vegetación que la rodea. Desde algún mirador se puede ver el rio a lo lejos, pero ahora ya camino por la montaña. Así llegamos una bifurcación. Nos encontramos con un grupo de rumanos a los que el guía les pregunta y no recomiendan ir por la derecha, y luego volver por el otro lado, porque volver por el lado (ahora derecho) es mucho más complicado. Desde esta bifurcación hay una vista preciosa del río discurriendo entre las rocas rojizas características de esta zona. Así se ven los "estrechos". Tras fotografías de rigor en esos miradores naturales que vamos encontrando comenzamos con este tramo, el más duro con una subida con más desnivel hasta llegar a lo alto del desfiladero. Lo cierto es que se hace un poco pesado porque no dejas de subir, y subir y subir, y alrededor solo tienes los pinos y de fondo ya solo se ve la montaña, que si es cierto que permite verse las formaciones ondulantes reflejo de que esto antiguamente era un mar, pero entre tanta subida y subida enseguida se nos hace repetitivo y cansado. Sobre todo esto ultimo porque parece que la ruta no tenga fin.


Pero al final llegaremos al fin del desfiladero y se abrirá una explanada antes nosotros, con una pradera llena de verdor que nos lleva hasta cruzar otro puente y el río de nuevo y así llegamos hasta unas pasarelas para cruzar el río que nos ofrecen una imagen del agua cristalina y los árboles iluminados pro la luz dorada del sol que crean el efecto de un cuadro paisajístico. Al terminar de cruzar el río nos encontramos de nuevo con los carteles, que nos indican dos caminos. A la derecha se encuentra la cascada de Calicanto. andando un poco más y pasando de largo de unas casas abandonadas podemos encontrarnos con esta bonita cascada con enorme vegetación por todos sitios, toda la pared frontal está llena de musgo y parece sacada de otro lugar. Regresando por nuestros pasos tomamos el camino hacia las casas viejas que nos llevarán hasta la carretera para llegar a Tormón.


El último repecho de esfuerzo y luego ya es carretera. No es mucho el trecho de carretera, por lo que enseguida llegamos al pueblo de Tormón, donde nada más llegar, como decía al inicio, tenemos un bar donde refrescarnos. Lo ideal sería comer y volver por el otro camino, para ver diferentes miradores superiores al río Ebrón, pero teniendo en cuenta que nos ha costado unas tres horas el recorrido (un amigo la hizo y les costó lo mismo) , el guía desiste de volver andando, porque sino se hará muy de noche y todavía tenemos mucho camino hasta llegar a Zaragoza, que Aragón es un territorio muy extenso. Así que, para no variar, se marcha corriendo por el camino por el cual hemos venido para ir a buscar la furgoneta e irnos a buscar a Tormón.

Aún así se nos queda la pena de no haber hecho la otra parte del camino, sobre todo porque dos horas en el pueblo es demasiado para gente como yo que se come el bocadillo en diez minutos, y que creo que algunos podríamos haberlo hecho sin tanto retraso, porque además dicen por internet que es menos complicado. No es mucho el camino por carretera que hay que recorrer y nos permite tener una vista elevada de la entrada al pueblo, que se identifica por la gran formación rocosa que se alza sobre el pueblo como un torreón. Nada más entrar en el pueblo está la terraza de un bar donde nos sentamos a tomar algo y comer los bocadillos. Pero para pasado el tiempo de descanso damos un paseo por el pueblo. El pueblo nos es muy grande pero está muy cuidado en sus casas y calles, la fuente del pueblo está limpia y llena de flores y la iglesia tiene el tejado de su campanario de coloridas tejas. en el acceso a la iglesia hay una cerámica del Gobierno de Aragón en recuerdo a los fallecidos por el covid.


Nunca he visto un guía que corra tanto solo para que los clientes, ya habréis leído en otras entradas que no es la primera vez, y la verdad, pocas veces lo he visto ya que normalmente uno tiene que saber a lo que se apunta (y llevamos ya unas cuantas excursiones/tours hechas), cuando subimos al Huayna Picchu en Perú el documento de acceso lo dejaba bien claro, es una montaña, no es un camino adaptado y conlleva todos los riesgo de subir una montaña, y había que firmar eximiéndoles de responsabilidad. si subes es porque tu sabes como estás de forma física y habilidad para subir, que ellos ya te avisan de todos los riesgos, lo único que se controla el acceso, para que no haya atascos (que tampoco es que haya muchos huecos como para ir acumulándose la gente).


Siguiendo la carretera principal llegamos a un puente que cruza el río, a la izquierda hay un cartel que indica hacia la cueva de la Ermita, pero alguien del grupo pregunta a los aldeanos y le comentan que no vale la pena porque está muy mal señalizado y tampoco tiene nada resaltable. cruzando el puente y a la derecha nos encontramos con una fuente (de agua no tratada, como indica el cartel) justo tras una caseta, rodeando la caseta vemos que es el lavadero, que está muy cuidado y por el que pasa el agua cristalina del río. Regresando por nuestros pasos y dejando atrás la inmensa formación rocosa que, desde lejos podría confundirse con un torreón, nos acercamos a una rampa que nos lleva hasta el río, hay un camino junto al río que nos ofrece un precioso paisaje, lo curioso de andar por este camino son las hierbas que encontramos en el agua, no solo verdes sino también de un intenso color rojo, como las algas. Hay pequeños rincones interesantes junto al río, al final el camino acaba de nuevo en la carretera que tomamos para volver al pueblo a esperar a que Aragon Xperince nos recoja para volver a Zaragoza.

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