Nosotras nos quedamos en Saigon otra noche para poder hacer una excusión que, no he encontrado en blog de viajeros en español, pero que en cuanto la vi supe que nos iba a gustar, y la verdad es que es uno de los tours que más nos gustó. Además, fueron muy atentos porque, aunque teníamos recogida a las ocho de la mañana, el día anterior me escribieron un wasap para ver si nos importaría retrasar la recogida a las nueve o nueve y media porque del parque le habían dicho que la marea no subía hasta el mediodía y no se podía ir en la barca. Como no teníamos problema alguno ya que hacíamos noche en Saigon dijimos que sin problema y salimos sobre las nueve del hotel. Nuestro tour era por los Manglares de Can Gio, un parque natural que solo pro los manglares sabía que me iba a gustar ya que me enamoré de ellos en mi viaje por Langwaki (Malasia). Mi amiga en cambio no había podido disfrutarlos ya que en Mexico que también había casi no los pudimos ver porque el parque natural estaba bastante sucio y casi desaparecido para el turismo.
Hay varios tipos de tours, ya que en el parque natural hay muchos sitios para visitar, el lugar es tan grande que se podrían pasar dos días viéndolo. Nosotras pasamos el día visitando los lugares que elegí leyéndome muchos tours hasta escoger lo que quería hacer, eso sí, todo naturaleza; plantas y animales. Si no te gusta la naturaleza entonces no te llamara la atención. Si te gusta vale más la pena que otros sitios de Saigon. Así que nos recogieron y salimos por carretera camino al ferry de Bihn Khanh.el día anterior en la excursión al delta del Mekong nos dijeron que se podía cruzar el río pro ferry o por el puente que atravesamos y con el que se había ganado mucho tiempo. Para ir a Can gio hay que cruzar en ferry, antes de llegar siquiera a ver el río ya hay una caravana de coches y un paso para las motos. Los empleados del ferry se acercan a los coches para cobrar el peaje y va tan lento que el guía aprovecho para salir y comprarse algo y volvió justo cuando ya nos habían cogido el ticket y estábamos esperando que el ferry volviera del otro lado para entrar. Una vez entró el coche y el ferry salió bajamos del coche para ver el ferry y las vistas desde arriba, porque del ferry había poco que ver, era un ferry vietnamita para cruzar de un lado al otro, nada de lujos por aquí, pero unas buenas vistas del río. El recorrido es cortísimo y en seguida estábamos en el coche, y como la marea subía tarde primero nos dirigimos a la isla de los monos.
Este lugar esta plagado de monos de pequeños a grandes, el coche aparcó lo más lejos posible porque aún así los monos se subían a los coches. El guía cogió un palo y le dio a mi amiga otro palo, para mantener alejado a los monos, también le hizo quitar las gafas, aunque sin ellas no ve, pero fue tajante en que tenía que quitarse las gafas. La verdad es que fue una suerte que le hiciera caso, una de las parejas con las que estuvimos en Sapa también fue a la isla de los monos y ella o no hizo caso al guía o el guía no se lo dijo ero un mono le quito las gafas y le chantajeo con ellas. Tal cual, recuperaron las gafas intercambiándolas por una bolsa de patatas, pero de regalo ella se llevó un arañazo del mono – de cuando se le subió para quitarle las gafas-. El guía nos avisaba “no os paréis”, “no hagáis contacto visual”, vamos, que estaba mas que claro que no eran los animales más mansos del mundo. Aún así nos ofreció si queríamos comprar dulces y darles de comer, mi amiga si lo hizo porque le encantan los bichos, en general, a mi todo animal es un bicho, bonito pero mejor lejos y más estos monos salvajes que hasta le tiraron del pelo cuando ella les dio comida. El guía me preguntó si yo no quería darles comida y le dije que no, y preguntó que si tenia miedo le dije que a mi me gusta el paisaje, las plantas. Y a mi amiga los animales más. Pero vamos, mas que miedo es que a saber que tenían esos monos, aparte de ser chantajeadores (estaban rodeados de objetos de turistas) y abusones (vi como un guía tuvo que darle con un palo a uno para que se le bajara de la espalda de un turista).
Donde están los monos hay un puente que te lleva a una zona donde hay cocodrilos, casi no los vemos porque estaban escondidos en el barro. Normalmente por ahí no se acercan los monos pero había alguno que jugaba a saltar por las ramas altas, burlándose de los cocodrilos. Al volver el guía nos señalo que los monos de ahí eran diferentes a los que habíamos visto mas adelante porque hay varios grupos de monos y que cada grupo tiene un líder, cuando nos lo dijo nos fijamos y efectivamente las cabezas de los monos eran distintas entre ellos, el guía dijo bromeando que habían ido a diferentes peluqueros. Tras la isla de los monos nos dirigimos al embarcadero para coger una lancha que nos llevaría pro el río a través del parque de un sitio a otro de la visita. El guía nos ofreció elegir cuando comer si pronto o tarde, porque sabia que los extranjeros comemos mas tarde. Después de tantas semanas en Vietnam a nosotras nos daba igual, pero al final comimos al final del tour y antes hicimos todas las visitas programadas. Mientras esperábamos la lancha en el muelle pudimos ver en el barro (la marea todavía estaba algo baja) a los peces barro y a diferentes cangrejos.
Cuando cogimos la lancha esta fue nuestro transporte a través del río Saigon para ir a cada uno de los puntos de visita de esta reserva de la biosfera declarada patrimonio por la Unesco y llena de bosque de manglares. Nuestra siguiente parada en la lancha fue entrar a los manglares para coger una barca de remos que nos llevaría a la laguna de los murciélagos y el estanque de los cangrejos. Este paseo fue maravilloso, entrar en el manglar en una canoa de remos, con solo el silencio roto por el ruido de la naturaleza y los remos al chocar con el agua. El paisaje era precioso, pero además pudimos ver a los murciélagos. Lo que más nos sorprendió no fue verlos de día sino verlos en las copas de los árboles. Nunca habíamos visto algo así. La barquera nos fue señalando y pudimos ver como batían sus alas negras en lo alto de los árboles, pero como creo que ya comenté la cámara se me rompió el primer día y solo podía hacer fotografías con el móvil que a la hora de hacer zoom no tiene muy buena calidad, pero aunque no tenga fotos nosotras los vimos. Además el paseo a través de los manglares valía la pena muchísimo, desde que vi los manglares de Langkawi en Malasia me encantaron los manglares y solo ese paseo ya vale la pena.
Después de esto volvimos sobre nuestros pasos para coger la lancha e ir a pescar cocodrilos. El guía dijo lo de pescar, pero en realidad era dar de comer a los cocodrilos, solo que para ello se usan unas cañas como de pesca. Ahí viven decenas de cocodrilos y cuando llegamos nos subieron a un bote cerrado y nos mandaron al río a pescar cocodrilos. En realidad teníamos seis cañas con pequeños trozos de anguila en la punta y que mostrábamos cerca del agua esperando que se acercara algún cocodrilo. El guía nos aconsejó apuntar entre los ojos y la nariz, y de esa forma mi amiga estuvo jugando engañando a los cocodrilos que se tiraban a por la comida sin poder cogerla, uno incluso se subió a la verja de la jaula-bote y lo movió, porque son pesados y tienen fuerza. En mi caso solo lo probé una vez, ya he dicho varias veces que los bichos no son lo mío, pero había que probar. Tiene mucha fuerza porque costó bastante que se cortara el hilo de la caña una vez el cocodrilo mordió el anzuelo. La fuerza que hacían cuando se lanzaban pro la comida no tenia nada que ver con lo sigilosos que se movían antes de atacar. De aquí volvimos a dar un corto paseo por el manglar (como me gustan los manglares) y ver como una vez subida la marea el agua cubría buena parte de las raíces de los arboles que a primera hora de la mañana estaban completamente al descubierto.
Hay manglares rojos y negros, las raíces de los manglares negros salen del suelo como pudimos ver. De aquí nos dirigimos a comer en un restaurante del parque con un paisaje espectacular, a esas horas solo había una pareja comiendo y nosotras. Y el paisaje era precioso con un pequeño lago y los árboles, pero además fue uno de los sitios donde mejor comí. Tras la comida nos acercamos a la torre Tang Bong donde subimos para tener unas vistas increíbles del parque. Es difícil de imaginar que este bosque fue bombardeado durante la Guerra de Vietnam y luego fue completamente replantado tras la guerra casi por completo. Cualquiera que lo viera ahora no lo diría. Tras disfrutar de las vistas volvimos andando por el manglar hasta el muelle a esperar a que la lancha nos recogiera y nos llevara hasta el coche para tomar el camino de regreso, en el ferry de regreso no salimos, el trayecto es corto y poco interesante si ya lo has hecho una vez, además así disfrutamos de la fauna humana, como la mujer vendiendo pescado fresco en el ferry. Volvimos a Saigon contentas con una de las mejores excursiones en Vietnam.
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