Santiago de Chile
Este viaje empezó diferente a los otros, normalmente como los días libres los tengo que asignar a inicio de año ya tengo pensados los viajes, eta vez por motivos laborables no lo tenía tan claro así que tardó mucho más decidir a donde ir, finalmente decidí irme a la Isla de Pascua, pero como todo el mundo indica que en tres días se ve (si no alquilas coche o pides taxis entonces te llevará un poquito más) el resto de día decidí aprovecharlo en ver la Patagonia chilena y tierra de fuego chilena. El inicio de viaje comenzó antes de lo esperado ya que a cinco días de irnos de viaje cancelaron el vuelo y nos dieron dos opciones; recuperar el dinero o reprogramarnos en otro vuelo. Afortunadamente conseguimos que nos incluyeran en el vuelo del día anterior a Chile así que llegamos un día antes. Aún así no tuvimos un día más porque, ya contaré, hubo una serie de circunstancias en los transportes. La cuestión es que debido al tema del vuelo de ida a Chile los planes tuvimos que cambiarlos. A este viaje voy con la amiga a la que le gustan los tours porque no es lo mismo leer sobre el sitio que te lo expliquen en el mismo lugar (aunque el disfrute depende exclusivamente de que toqué un buen o mal guía), así que tuve que reorganizar los tours, y al final tuvimos algunos contratiempos. El caso que finalmente conseguimos ir de Madrid a Santiago de Chile, a la llegada íbamos preparadas con toda la documentación que pueden pedir (Pasaporte, billete de ida y vuelta; medios económicos demostrables para la estancia ) pero no nos pidieron nada, según el conductor que nos llevo al hotel comentó que en inmigración se fijaban mucho más en los inmigrantes Venezolanos, lo dijeron muchos chilenos con los que hablamos, decían que no tienen nada contra ellos pero que en Chile no había tenido una serie de delincuencia como la que han generado ciertos grupos de inmigrantes venezolanos; como los secuestros, asesinatos con violencia y mutilaciones. En la entrada aparte de largas colas lo único que si se fijan mucho es el tema de la comida, plantas, flores, etc. El SAG (Servicio Ganadero y Agrícola) está presente en todos los aeropuertos, para entrar es indispensable haber completado la declaración jurada, y cuidado con mentir, a mi amiga le toco que le abrieran la maleta porque llevaba unos dulces en la maleta, pudo pasar porque esta aceptado, pero si declaras que no llevabas nada y sale algo, no te libras de la multa. Una cosa muy importante que no te dicen es que el papelito que te dan en inmigración hay que guardarlo para presentarlo en la salida, si lo pierdes luego puedes tener problemas al salir del país. El papel es como una factura que te dan en un baro cafetería por lo que depende de donde lo guardes es fácil que lo tires a al basura sin darte cuenta. Tras esperar a que saliera mi amiga cogimos el taxi, que como digo, le dio por hablar al taxista, nos contó sobre lo de los venezolanos para que en algunas zonas de Santiago tuviéramos cuidado con los móviles y la pinta de turistas. Pero la verdad es que creo que es porque vivían demasiado seguros antes porque nosotras no vimos, ni tuvimos, ninguna sensación de peligro como pasa por algunos lugares de Barcelona. Pero según nos contó una mujer en Punta Arenas ahí todavía viven sin cerrar las casas, así que es normal que si ahora tienen delincuencia les parezca peligrosísimo, aunque no sea ni tanto como se puede vivir en algunas ciudades de Europa y sobre todo nada comparable a los otros países de América Latina. Tras hacer el check in en el hotel salimos por la zona que se encuentra cerca del centro Gabriela Mistral, recorriendo la plaza Baquedano y el parque forestal Rubén Darío donde había mucho movimiento; paseos en pareja, familia, corredores, y muchas bicicletas, sin duda un clásico debe ser pasear por Santiago de Chile en bicicleta. El paseo no dio para mucho excepto para ver desde la avenida la virgen en lo alto de uno de los cerros de la ciudad. Paramos a comer antes de coger un tour para la tarde, el tour nos recogió y fue a buscar al resto al Mercado Central (no entramos, con verlo por fuera es suficiente para nosotras que no somos amantes de los mercados o las comidas, aunque tengo que decir que aquí en Chile si saben comer bien, cordero, marisco de todo tipo, pescado, cerdo, etc si hasta tienen patatas con sabor jamón serrano en el supermercado). Tras recoger a la gente en el Mercado Central nos dirigimos hacia el sector moderno de la capital, conocido localmente como "Sanhattan", que es reconocido por sus modernos edificios, donde pasas a ver todo rascacielos, y viviendas carísimas por lo que contó el guía. Y así llegamos al Parque Bicentenario. Como era domingo nos encontramos que el bar y restaurante del parque estaba lleno de gente, así como el parque estaba lleno de parejas y familias en el césped disfrutando del día soleado y del parque. Uno de sus principales atractivos del parque son la variedad de árboles, así como la laguna norte, lugar donde conviven cisnes de cuello negro, flamencos, taguas, garzas y triles, junto a cientos de peces que dan vida a la fauna del parque. Tras recorrer el parque fuimos al Cerro de Santa Lucia, en lo alto del cerro hay una puerta amurallada construida por los españoles que fundaron la ciudad y que se llamaba Castillo Hidalgo y tiene un escudo de España antiguo, pero no se puede decir que sea un castillo como los conocemos. Es un buen lugar para de disfrutar de unas buenas vistas panorámicas de la ciudad desde el mirador del Castillo Hidalgo y diferentes terrazas y su acceso es gratuito, pero si no vas en coche toca andar. Al lado de lo que llaman Castillo Hidalgo hay una gran roca y en lo alta la escultura del indio mapuche Caupolicán que se considera un héroe dado que asesinó a Pedro de Valdivia, el conquistador que fundo la ciudad y del que se rebelaron los indios mapuches, indígenas de esta zona. Aun así, aquí no se nota el odio que tienen en los otros países de América a España, y prueba de ello es que se conserva en perfecto estado el escudo de Carlos V de España. Aquí en el cerro pudimos ver también el árbol típico de la zona (ya no recuerdo el nombre, pero se parece a una especie de pino). De aquí nos acercamos a la Plaza de Armas para dar un paseo. En la Plaza de Armas el guía nos avisó de ocultar las cámaras y los móviles, que había muchos robos, al parecer todos los chilenos que conocimos estaban bastantes impactados por la inseguridad, pero nosotras no notamos nada, entiendo lo de las bandas venezolanas les haya dado esa inseguridad ya que puede asociarse a lo de las bandas latinas en Barcelona, uno no está acostumbrado a ello y de repente te encuentras que no puedes andar tranquilo ni vivir en una casa que no tenga seguridad privada. Sobre todo, nos avisaban de lugares en Santiago de Chile, de la ciudad de Valparaíso y Viña del Mar. Al parecer el resto del país no sufre de esos casos. Al ser domingo la plaza estaba llena de gente, sobre todo bajo las palmeras que rodean la fuente central. En los bordes de la plaza te encuentras las letras “STGO” de la ciudad y la escultura a caballo de Pedro Valdivia y en el suelo los planos de como era la ciudad fundada por los españoles, que no lo sabíamos, pero Santiago de Chile se llamaba entonces Santiago de Nueva Extremadura. En la misma plaza está el Palacio de la Real Audiencia (ahora museo nacional), el edificio de correos junto a un alto rascacielos de cristal y la catedral, como en otro lateral una escultura del rostro del indígena mapuche. Como había mucha gente seguimos caminando hacia el Palacio de la Moneda pasando junto al Palacio de la Real Aduana (museo de arte precolombino actual) y el Palacio del ex Congreso Nacional de Chile, donde nos contaron sobre como crearon dos nuevas constituciones y a la hora de votar no aprobaron ninguna y siguen con la vieja constitución. Entramos por una calle peatonal con una estrella de David en un cruce y el banco Santander, hasta llegar a la parte trasera del Palacio de la Moneda. Aquí pudimos escuchar al guía y ver la escultura de Diego Portales que conserva un agujero en la cara que recibió durante el golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973 cuando murió Salvador Allende. Y de aquí volvimos para el barrio de Lastiarra y a nuestro hotel ya que al día siguiente teníamos un treking por el cajón del Maipo y nos recogían a las seis de la mañana. Al siguiente día del treking podríamos haber hecho otro tour a otro sitio, pero todo el mundo decía que la Isla de Pascua era muy cara y que aprovecháramos a comprar comida que se permite llevarla. Así que habíamos dejado la tarde libre para compras, pero la verdad es que los precios de la Isla de Pascua eran como los de Santiago de Chile, ya que la vida en Santiago de Chile ha subido mucho. El caso es que no había necesidad de llevar comida ni nada, se podía comprar ahí como en Santiago por los mismos precios. Eso no significa que fuera barata, sino que salía como irse a Francia, Austria o algún otro sitio así. Pero es que Chile no se parece al resto de países de América Latina, con esto no solo me refiero a los precios, o a la seguridad ciudadana, también por como son, son mega amables sin ser empalagosos, en España los que atienden cara al público son todos super bordes en comparación con los chilenos, en todo el viaje todos los chilenos fueron super amables, y ninguno pidió propina, solo en los bares y restaurantes, pero en los tours, taxis, supermercados, hoteles, etc nadie te pide propina pero son super amables y educados. En los bares y restaurantes si que te ponen sumado al total la “propina sugerida”, y luego ya uno puede pagar ese total o el total sin propina sugerida pero la verdad es que son tan amables que no te cuesta nada pagar el total de la factura. Pero quitando bares y restaurantes en el resto no piden propina, pero no dejan de ser amables, no como en otros países donde solo son amables para que les des dinero. El caso es que como no sabíamos que la Isla de Pascua ya no tiene tanta diferencia de precio usamos el día entero en Santiago de Chile, y nos llevamos comida que luego nos sobro. Comenzamos el día con un tour que nos llevaría al cerro de San Cristóbal, a este cerro se puede subir andando, en teleférico o funicular. El tour subía en teleférico y bajaba en funicular, y se puede hacer andando, pero es mucho más alto que el cerro de Santa Lucia así que tómalo con calma y lleva agua si decides hacerlo andando. A nosotras nos encantan los teleféricos, allá donde hay alguno siempre acabamos cogiéndolo, así que encantadas de hacer la cola para subir, y mientras en la cola había máquinas de algodón de azúcar. Lo bueno del teleférico son las visas que se tienen mientras subes hasta la cima del cerro. Puedes ver la ciudad de Santiago desde arriba, expandida con sus casitas y rodeada por las montañas y la cordillera de los Andes, y en un rincón los altos rascacielos, sobresaliendo el Sky costanera sobre todo lo demás. Una vez llegamos arriba hicimos el recorrido del vía crucis porque aparte de que hay una cruza diseñada de forma distinta las vistas que hay desde ahí son el mejor mirador del lugar. La iglesia es pequeñita, pero al lado están las escaleras para subir hasta la figura de la Virgen de la Inmaculada Concepción donde están las siguientes mejores vistas del cerro, donde poder ver toda la ciudad. Se sube por las escaleras junto a la iglesia y se baja pro las escaleras al lado del cementerio. Y antes de bajar para tomar el funicular paramos en los puestos que hay en las escaleras para probar el ante con huesillos, que es la bebida típica de ahí. Ya sabéis, los que me leen, que yo no soy de comidas o bebidas que no sea a las que estoy acostumbrada, pero tenía curiosidad por el ante con huesillos que es dulce, pero para mí asqueroso, no puede tomármelo. Una vez finalizado el reto de la bebida fuimos a la cola del funicular, para tomarlo a la bajada y ver otras vistas. El Cerro San Cristóbal acoge también el Parque Metropolitano y un Zoológico, y el funicular tiene parada ahí, y pasa junto a las mismas jaulas de los animales. El paseo en el funicular no dura más que unos minutos, pero al pasar entre los arboles del cerro y ser abierto da un cierto frescor que se pierde en cuanto llegamos abajo. De aquí nos vamos al cerro de Santa Lucia, nosotras ya habíamos estado, pero por la tarde y la verdad es que por la mañana se puede disfrutar de las vistas sin el sol dando de lleno, y así poder disfrutar de sus caminos. Después de la parada inesperada en el cerro de Santa Lucia nos fuimos a la plaza Mayor para entrar a la catedral, ya que el día anterior al ser domingo con tanta gente no pudimos entrar. La catedral esta bien, nada fuera de lo normal, pero ya que estábamos ahí no nos íbamos a marchar sin verla. Nos sobro tiempo y lo pasamos bajo los arboles de la plaza ya que el sol pegaba con fuerza. De aquí nos acercamos a las calles peatonales adyacentes a la plaza mayor para comer una empeñada de pino también tipo y que estaba buenísima, porque aquí la salsa la ponen aparte, así que me pude comer la empanada de pino que, como dijo la guía, la hacen distinta porque ahí la hacen de cebada de trigo y no de maíz, tal vez pro eso me la comí toda, porque el sabor del pan de la empanada más la carne era como un bocadillo de carne sin salsa ni sabores raros. Ni siquiera he sido capaz de comer las empanadas gallegas porque un mordisco y ya me dan arcadas, pero la comida de chile es tan parecida a la que estoy acostumbrada. Y los que me conocen saben que como soy tan especial con la comida cuando salgo fuera de España pierdo peso, en vietnam fueron 4 kilos los que perdí, pero en este viaje, como en Chile comen tan parecido a casa pues volví habiendo engordado 4 kilos, un desastre, pero por fin pude disfrutar de la comida fuera de España. El bar donde comimos la empanada de pino estaba junto a un “Café con piernas” que son las cafeterías donde van los oficinistas y las camareras sirven mostrando mucho las piernas, ejem, muy japones el concepto. Después de comer nos dirigimos al Palacio de la Moneda pero a la cara del frente que el otro día no vimos, hay una gran bandera de Chile al frente y alrededor del edificio están las esculturas de todos los presidentes de Chile menos de Pinochet. En la parte de atrás había un tablado de madera montada para el cambio de guardia por lo que tuvimos suerte de haber visto la parte de atrás sin nada que tapara el edificio ni el despacho del presidente. Debido a que solo estuvimos dos días en Santiago no pudimos coordinarlos para poder ver el cambio de guardia que se hace cada día impar, no tiene un calendario fijo. De aquí volvimos al hotel para descansar un rato del sol para luego salir al barrio Lastarria, muy cerca de nuestro hotel, para ver el ambiente lleno de gente, tenderetes, bares y restaurantes. Desde aquí nos acercamos a la plaza mayor para visitar la real audiencia que es hoy el Museo Nacional, la entrada es gratuita y a nosotras nos encantan los museos así que nos lo recorrimos entero. Es un museo donde hay de todo; ropa, cuadros, objetos. Un compendio de la historia de Chile desde su liberación (independencia de España) en 1818 hasta la actualidad. Cuando acabamos de ver el museo esperamos sentadas en su patio porque a y media daban un tour gratuito a la torre del edificio. Llegado el momento el guía solo nos tenía a nosotras dos para el tour así que se recorrió todo el museo de arriba abajo para recopilar mas gente, hasta trajo a un par de estadunidenses que no entendían español – y el guía no lo daba en inglés- para que el recorrido le valiera la pena. Tras recopilar a la gente del museo como si fuera un barrendero el guía nos abrió paso a la escalera de caracol que sube al primer piso de la torre, ahí nos explicó como esta construido el edificio, ya que Santiago de Chile tiene una gran actividad sísmica pero el edificio sigue después de tantos siglos en pie porque se construyó para resistir los terremotos. Luego subimos a la segunda planta donde estaba la cuerda del reloj, la torre se amplio en plantas para que el reloj pudiera ser funcionar ya que el reloj de la torre es de cuerda y para ponerlo en hora lo visita cada dos días un relojero y necesita que la cuerda mida ciertos metros, por eso ampliaron las plantas de la torre. En la última planta tenemos un balcón desde donde podemos ver la plaza de armas y su alrededor desde lo alto. Aunque solo fuera por las vistas desde la torre el recorrido vale la pena, y es gratuito. Una vez terminamos de ver la torre nos acercamos a comprar un helado en la plaza de Armas para comerlo de camino a la parada de metro más cercana. Una cosa que nos llamó la atención es que las paradas de metro no están anda señaladas, pero habíamos investigado pro donde estaba la parada más cercana, pero si no lo saben no hay ninguna señal que viéramos que lo identifique. En el metro no hay billetes, sino que tienes que comprar la tarjeta que luego vas recargando con lo que necesites, como nosotras solo lo íbamos a usar para ir y volver del Sky Costanera solo la recargamos con el dinero necesario para ello. En contra de lo que pasa en otros lugares el metro no va pro zonas sino va por periodos de tiempo (como la luz en España), así que tienes un precio para el periodo valle, llano y hora punta. Como nuestra vuelta coincidía con la hora punta nos toco pagar más pero aún teníamos que ir a comprar la comida (si hubiéramos sabido que no es necesario, que cuesta lo mismo en Santiago que en la Isla de Pascua habríamos organizado de otra manera). El metro te deja justo junto al centro comercial sobre el que se eleva el Sky Costanera, eso es algo habitual, ya que también somos habituales a visitar los rascacielos de las ciudades ya sabemos que eso lo hacen en todos los sitios. Como ya es noviembre en el centro comercial ya está todo decorado con el ambiente navideño, y ahí pudimos ver que a Papa Noel lo llaman el Viejito Pascuero. En el rascacielos Sky Costanera deben tener bastante turismo brasileño ya que en el ascensor cuando suben y te explican sobre el lugar te hablan en español y en portugués. Una vez arriba tienes dos plantas, la primera planta te permite verlo todo en un giro de 360 grados por lo que se ve toda la ciudad rodeada por la cordillera de los Andes, los cerros y hasta más allá. En la segunda planta tienes la misma vista, pero desde más alto y sin el bar entre medias. Cada poco hay binoculares y carteles que explican los edificios que se ven en la distancia. La torre del Costanera Center era la más alta de Latinoamérica, aunque ya no lo es la vista es impresionante y mientras estábamos sentadas disfrutando de la vista avisaron que había un tour gratuito, así que ahí que nos unimos y había gente de todos los lugares; Brasil, Venezuela, Colombia, Perú, España, etc. El guía nos explicó como ese rascacielos había paso dos terremotos sin caerse, uno durante su construcción y otro de 9.5 poco después de su inauguración. Pero como construyen a prueba de terremotos el edificio lo que hizo fue desplazarse a los laterales, y en caso de estar dentro de él durante un terremoto hay que dirigirse al centro a esperar que salte la alarma que indica cuando bajar por las escaleras, y siempre han de bajar los más rápidos primero. A las 7 de la tarde nos avisaron de que había un espectáculo de luz con el atardecer (también gratuito) pero como era entrada la primavera en Santiago ya anochecía sobre las diez de la noche así que no nos quedamos porque teníamos que comprar. Cogimos el metro de vuelta y pasamos por la plaza que no tiene mas que un pedestal sin figura que es la plaza donde se inició una revuelta por la diferencia entre los pobres y los ricos en la ciudad, y esa plaza marca el limite de la zona alta y la zona baja. Y aquí fuimos a comprar comida y bebida – que luego nos sobraría-, y una de las cosas que nos llamó la atención eran los tamaños de las bolsas y de las bebidas, las botellas de agua no eran de 500ml o 1,5l sino de 600ml o 1,6l, las botellas de Coca-Cola de 591ml. Eran medidas inusuales y, sobre todo, más grandes que en España. Y los refrescos los llamaban “bebida de fantasía”. Marchamos pronto al aeropuerto porque la noche anterior había visto en la pagina del aeropuerto que había huelga, y nos toco que la huelga durara todo nuestro viaje de casi tres semanas, aunque el mayor impacto lo vimos este día; el primer día de huelga es cuando más se notaron las cancelaciones y retrasos. Las colas que vimos en el aeropuerto eran kilométricas, ni siquiera veías hacia donde se hacía cola. La taxista que nos toco también le gustaba hablar. Tengo que decir que todos los chilenos con los que hablábamos acababan diciendo lo mismo sobre el tema de delincuencia con violencia de los grupos venezolanos y vuelta de nuevo nos lo contó la taxista que nos llevó al aeropuerto, nos dijo que ella trabajaba en la cooperativa de taxi con venezolanos, pero que no solo iba la buena gente de ese país, sino también la mala.
Visita: Noviembre 2024
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Información para viajar: Pendiente
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