Costa Norte
Este tour tuvimos un guía que, en mi opinión, tenía dos defectos; que no le interesaban los turistas que llevaba y que no daba los nombres de los sitios visitados. Por lo demás el guía se sabía el camino y conocía los lugares y la historia ya que nos contó muchas cosas. Este día haremos un recorrido por la costa norte, según algunos sitios de internet el trayecto cuesta unas seis horas y pico. A las nueve y cinco nos recogió el guía en el hotel y nos llevó a la entrada del parque donde llegamos a eso de las nueve y media. El guía nos comentó que normalmente no contratan este tour y que hacia tiempo que no lo disfrutaba, y la primera parada que hicimos fue entrar a Ana Kakenga, llamada la cueva de las dos ventanas. En el tour no se incluía esa visita, pero luego descubriría que lo había hecho en sustitución de otro sitio que no veríamos, aunque en el tour ponía que sí. Lógicamente como no iba diciendo el nombre de los sitios que íbamos viendo hasta no llegar al hotel no pude revisar las fotografías y compararlas con las de internet para así descubrir qué habíamos visto y qué se había dejado de enseñarnos. Por eso no salí tan contenta con el guía porque podía habérnoslo dicho, no somos personas que no entendamos un cambio de recorrido, pero hacerlo a traición no queda nada bien. Pero sigamos con el recorrido, sacamos las linternas (que llevábamos porque en el tour se visita otra cueva) y entramos tras el guía en Ana Kakenga, aquí el guía demostró su poca preocupación dejándonos a nuestro libre albedrio para entrar sin dar ni un solo aviso ni información ni nada, afortunadamente somos mega cuidadosas y yo iba alumbrando los pies a mi amiga para que ella vigilara con su frontal el techo y no llevarse la cabeza en el camino de entrada, ya que ambas somos altas. Y luego ella, como yo, iba avisando “aquí esta el techo mas bajo cuidado la cabeza”, “aquí cuidado el suelo que esta mojado y resbala”. Que suerte tener un guía que conoce la cueva pero que no te dice nada y es como ir sin guía. Una vez terminamos el estrecho acceso de entrada se ve una amplia sala donde el recorrido se divide en dos pasillos con luz, seguimos al guía hacia la primera abertura, que es una de las dos ventanas, que tiene una vista impresionante de la costa y el océano. El día amaneció soleado con alguna nube suelta y eso nos permitió disfrutar de una vista clara del océano desde lo alto de la cueva, el agua del océano en esta isla están limpia y cristalina que desde arriba de la cueva veíamos las rocas del fondo y no solo eso, con indicaciones del guía vimos a un pez amarillo, nos comentó que si veíamos ese peces a su alrededor habría otros de color azul ya que es como una manada donde solo hay un pez amarillo que los guía.es increíble que desde esa altura se vea tan bien el fondo y nos explicó que el agua del océano ahí es una de las más limpias del mundo. Por eso se hace mucho snorkel y buceo, pero que el color del agua en las profundidades es tan azul profundo que los que no están acostumbrados se marean. Luego nos fue contando sobre la historia de la isla, el guía era rapa nui de origen rapa nui y tenía muy presente todo lo que había vivido su pueblo. En el siglo XIX, con la llegada de los colonos se hizo al pueblo rapa nui esclavos, también llegaron los franceses que también mataron y esclavizaron a los indígenas rapa nui (o al menos todos los guías que hablaron de los franceses no contaron nada bueno). Luego el marino chileno Policarpo Toro, tomó posesión oficial de la isla aunque según el guía, la isla nunca había sido suya, sino que el rey rapa nui llego a un acuerdo donde no se consideraba el adquirir la propiedad, luego llego el gobierno chileno y arrendó la isla a una compañía inglesa y a los rapa nui en empleados sin derechos, y para el gobierno chileno los indígenas rapa nui no eran considerados humanos con derechos sino meros esclavos, el guía comentó que incluso en 1960 con otros países visitando la isla y viendo como se trataba a los indígenas como animales sin derechos humanos no se hacia nada. Hasta entrado los años sesenta el gobierno chileno se vio obligado a reconocer a los indígenas rapa nui como personas humanas con derechos. Según el guía en los años setenta su tío creó unos ojos y los coloco en un moai de la isla (el Ahu Ko Te Riku) delante de los guardias del parque nacional en protesta al gobierno chileno demostrando con ese gesto que los ahu y sus moais son parte y propiedad del pueblo rapa nui y no del estado chileno. Es increíble que en 1960 todavía existiera el esclavismo como si fuera principios de siglo, pero como este lugar está tan lejos es difícil saberlo de antemano. Visitamos el otro túnel que tiene otro acceso al océano, su otra ventana, y luego salimos de la cueva, por supuesto por nuestra cuenta, cuando salimos vimos al guía de pie esperando y en nada que salimos las dos se puso a caminar, así que corrimos detrás de él, ese sería nuestro día; 6 horas corriendo detrás del guía. Dejamos atrás ana Kakenga y continuamos caminando entre el verde de la tierra y el azul del océano, disfrutando de la vista, viendo alguna vaca suelta que nos miraba con cara de sorpresa, hay que tener en cuenta que desde que entramos al parque hasta que llegamos a la playa de Anakena no vimos ni una solo persona, ni siquiera una sombra de lejos, éramos como las tres únicas personas en la isla durante seis horas de recorrido, así que normal que las vacas nos miraran con cara de sorpresa. La siguiente parada, y primera parada del tour, fue Ahu Te Peu. En Ahu Te Peu se hallan las ruinas de lo que fue una antigua gran aldea y durante todo el camino aparecen varias construcciones típicas, el guía nos estuvo mostrando las hogueras, los gallineros y demás rocas que no eran simplemente rocas sino elementos de la antigua aldea. Frente al acantilado se hallan los restos de dos ahu o plataforma con enormes bloques bien ensamblados con cuatro moais derribados. Aquí podemos ver de cerca el ensamble de las piedras del ahu, que nos recuerdan a los muros vistos en Perú, aunque como nos dice el guía aquí se construyeron de forma diferente. Se ven las caras de los moais derribados muy desgastadas, algunas boca abajo y otras boca arriba. Una de las cabezas de moai está más alejada y rodeada de maleza. Seguimos el camino donde nos encontramos de vez en cuanto alguna cerca de madera y alambre, ya que aquí suelen dejar a los animales pastar. Según nos dijo un guía los animales; ya sean gallinas, perros, caballos o vacas, son libres. En los caballos te fijas en las patas para ver si tienen dueño, porque es ahí donde los marcan, pero sino lo ves es que son caballos salvajes, el resto de animales igual, no hay perros callejeros son perros con dueño que van libres. También por el camino encontramos huesos de animales muertos desperdigados por el suelo. Ahu Te Peu es el inicio de la ruta de la costa norte de la isla y el paisaje de los acantilados de la isla que nos ofrece al inicio nos muestra un paisaje precioso, que poco a poco se volvería más agreste. El guía para cerca de otro ahu para enseñarnos las piedras, donde vemos la diferencia entre ellas unas piedras de basalto. En teoría la siguiente parada es donde veríamos un moai de basalto pero no creo haberlo visto, así que creo que es esta parte la que se saltó el guía. Continuamos caminando y el recorrido comienza a ser todo piedras negras, el guía nos explica que esas piedras que aparecen como la sal cuando lanzas un puñado, todo desperdigado sin orden es porque son piedras de lava que fueron lanzadas por una erupción del volcán, ya que ahora estamos andando por la ladera del Terevaka, el volcán más grande de la isla. El guía nos comenta que suelen haber tours a caballo por el terevaka ya que desde la cima se tiene vistas espectaculares. Y las otras piedras que vemos hacia los acantilados son tumbas. Nos acercamos y efectivamente vemos huesos en los agujeros de las piedras. Nos comenta el guía que los ahu eran tumbas y que veremos muchas piedras que si observamos de cerca tiene huesos humanos. El guía nos lleva hasta la siguiente parada; Vai Mata. el nombre lo sé porque busque en internet las fotografías de los lugares vs las fotografías tomadas, ya que el guía, como ya había adelantado, no nos dio ningún nombre, si que nos enseñó y explico la zona, pero sin dar ningún nombre por lo que al final de la ruta cuando el del hotel nos pregunto no sabíamos decirle más que habíamos visto ahus, moais, restos arqueológicos una cueva y paisaje. Luego, gracias a internet, ya sé dar nombre a los lugares visitados. En Vai Mata es posible apreciar el asentamiento de un pueblo, con su plataforma “Ahu”, la cual tiene cortes de piedra más precisos. También podemos ver, a escasos metros, algunos Moai que cayeron en su proceso de transporte al lugar, casas barco que fueron la vivienda típica rapa nui de esa época, gallineros, fogones, etc. En este lugar podemos ver grandes moais derribados con las cabezas boca abajo y cortadas, aquí el guía toco el moai ya que aquí no están protegidos pro rocas que delimitan la situación, y mi amiga viendo que el guía lo hacia ella también toco el moai. Hay muchos restos arqueológicos del antiguo pueblo pro esta zona y en uno de los lugres que se usaban para guardar las plantas hay una palmera seca, el guía saca un tremendo machete y se pone a limpiar las partes muerta de la planta, nos comenta entonces que esta zona, como podemos ver, es muy agreste, el sol pega con mucha fuerza (las nubes ya han desaparecido) y no hay agua cerca, por lo que si no hay gente las plantas se mueren. Y ya el guía en el recorrido ha comentado que hace mucho tiempo que la gente no hace este camino y que por lo que ve, los que van siguen la zona de la costa por lo que se pierden estos restos que están arriba de la ladera. No sabemos si será así, pero la verdad es que no vimos a nadie en todo el recorrido y además lo de que no vea que usaran el camino nos dio risa porque literalmente no había camino que seguir, todo el terreno era exactamente igual, y por eso mismo corríamos tras el guía, porque si lo perdíamos no había camino que seguir. Llegados a este punto le comento al guía que vamos más detrás de él porque no estamos familiarizadas con este terreno de piedras salteadas y que no es lo mismo andar rápido en un terreno que conoces que en uno que no es tu lugar habitual, también lo hago para que se de pro aludido para que nos permita parar ya que cada vez que paro para hacer una fotografía o ponerme crema el guía se me escapa, y no hablamos de beber agua que casi ni bebimos porque si parábamos el guía se nos escapaba. Lo único que conseguí con el comentario es que el guía se quejara de que los turistas cogían ese tour sin saber que requiere esfuerzo físico, y cuando le dije, no si es que el sol aquí pega fuerte y no tenemos sombra y le enseñe los brazos que de rojos habían pasado a tener ampollas. El guía solo dijo, los he visto peores, una vez un turista ruso hizo este camino en sandalias sin protección llegó completamente rojo de pies a cabeza. Vamos, preocupación cero. Luego cuando llegamos al pueblo tras acabar el tour fuimos a una de las farmacias a comprar crema para las quemaduras solares y en todo el resto del día y en la propia farmacia la preocupación de todos los que veían nuestros brazos era tangible, pero nuestro guía no dio importancia a nuestras ampollas por todos los brazos. También conseguí algo de información pro la cual creo que el guía no nos llego a enseñar el moai de basalto ya que me dijo que él estaba siguiendo todo el camino de la costa noroeste excepto el lugar del muerto, ya que no le gustaba pasar por ahí. Durante el recorrido el guía nos contó que antes el lugar se podía entrar sin obligación de ir con guía pero que hace unos años, cuando no era necesario guía, un guía que iba con un grupo a caballo (hay tours a caballos por el Terevaka) vi a un hombre sentado en una piedra, tres días después volvió a pasar con el caballo y vio al mismo hombre sentando en la misma piedra, se acercó y estaba muerto. En la isla de Pascua no hay helicópteros y ahí tampoco hay carreteras (no hay ni caminos como tal) así que el servicio de rescate contacto con varios guías de la zona que conocieran bien el lugar y supieran pro donde sería más sencillo el traslado del cadáver, dado que eran necesarios varios hombres para cagar el peso muerto del cadáver a pie hasta el lugar donde pueden llegar los coches (lo que es ahora la entrada al parque). A él lo contactaron porque desde pequeño su tío lo llevaba por esa zona y se conocía varios caminos por ser autóctono de la zona, en este puto lamentó que su tío ya no estuviera porque muchos de los caminos que le enseñó de niño los había él olvidado y la gente no los conocía, por lo que se habían perdido. El caso es que el tema del turista muerto en la ruta le impacto bastante al guía, aunque también nos comentó de un turista que había muerto de una ataque al corazón en la playa de Anakena, y el guía del Poike nos comentó de otro turista que cayó al mar y se murió de un ataque al corazón, y nuestro guía de esta costa norte también comento que un turista subiendo el volcán Rano Raraku se cayó al vacío y murió y que todo lo vio un vecino desde la ventana de su casa y que desde entonces está tocado de la cabeza (y por eso ahora hay más restricciones de subida en Rano Raraku como comenté en mi entrada sobre la visita al lugar). Nos indicó el guía que llego el punto en el que el consejo de la isla se llegó a plantear que los turistas no iban a visitar la isla sino a morir en la isla. Por eso puedo llegar a entender que haya más restricciones al turista. Y también es compresible que nuestro guía no quisiera acercarse al lugar donde murió el turista. Pero siguiendo nuestro recorrido después de haber estado subiendo viendo restos arqueológicos de la antigua aldea llegamos a un punto del terevaka donde nos señala hacia abajo y nos dice que si vemos el moai de piedra abajo en la costa, es complicado de ver pero distinguimos una piedra enorme rodeada de amarillo junto a la costa, el guía nos comenta que ahora tenemos que bajar hasta ahí, en ese lugar nos encontraremos con un gran moai caido y la Ana O' Heu, conocida como la cueva del Make Make por sus petroglifos de este (no esperéis fotografías de ello, los petroglifos se veían muy mal). Conseguimos bajar al ritmo del guía solo cayéndonos una vez, lo que no esta mal teniendo en cuenta en terreno y el ritmo del guía. Una vez abajo nos espera un gran moai caído sobre su cara pero que tiene todavía la forma de las orejas y los brazos perfectos, aquí el guía nos pregunta si en los otros tours los guías nos han dicho que el traslado de los moais se hacía con cuerdas que hacían que los moais andaran, decimos que así es y él nos dice que no cree del todo que esa teoría se aplicara a todos los moais de la isla porque este moai es grande y la ladera de esta zona esta llena de rocas desperdigadas sin sentido y no hay arboles como para hacer tantas cuerdas necesarias para desplazar ese moai hasta ahí, y que él cree que usaban hojas de palmera para arrastrarlo y así llegar a su destino sin romperse, ya que ir hasta ahí con cuerdas era caro y complicado. Cerca se encuentra la entrada a Ana O’Heu o conocida como la Cueva del Make Make, por los petroglifos que se encuentran en su interior corresponden a la imagen del dios Make Make, la cueva hay que entrar en vertical y la verdad que con este guía que no se preocupa de sus turistas aprecie más el no matarme que en fijarme en los petroglifos. Aquí seguimos nuestro camino donde el guía nos lleva hasta Ahu a Tenga, que es una de las plataformas orientadas astronómicamente en la isla. Señala el norte astronómico y fue construida después del contacto europeo ya que se puede ver un petroglifo que emula un barco occidental. Debido a la intensidad del sol casi no es visible ni las marcas de agujeros que sitúan el norte astronómico ni las líneas del barco, pero estamos lo suficientemente cerca para distinguirlos. Seguimos hasta llegar a Hanga O Teo, en este lugar encontramos los restos arqueológicos del clan “Miru” que habitó la zona, ya conocemos las tumbas, las casas, los fogones y demás restos, y aquí cerca ya vemos las ruinas de una vieja estación ganadera donde un conjunto de palmeras se presenta como un oasis en medio de un paisaje mayormente deforestado. Es bajo estas palmeras y su deseada sombra donde paramos a comer e hidratarnos. Mientras comemos nos comenta el guía lo alto del Terevaka donde podemos ver a una vaca solitaria y como más abajo hay un rebaño de más vacas, el guía comenta que siempre que hace esta ruta se encuentra con esa vaca solitaria en lo alto que nunca baja con las demás. A nosotras, llegado este punto, no nos sorprende ver una vaca solitaria, lo que nos sorprendería es a ver a alguna persona humana por la zona. Mientras estamos sentados nos comenta el guía que allá arriba vi en uno de sus tours a una pareja, habían decidido volver de Anakena por la costa sin guía y se había perdido (normal, no hay caminos) y que cuando los vieron sentados corrieron hacia ellos, iban sin agua y la mujer estaba herida, el guía le hizo los primeros auxilios a la mujer que en cuanto llego a ellos comenzó a llorar y les dijo que esperaran ahí, se fue y dejo a su grupo de turistas en la playa y luego volvió a por la pareja, y llevo en su espalda a la mujeres el resto del camino hasta la playa, y que aun hoy sigue en contacto con la pareja. Ya os recomiendo, aunque creáis que es fácil y hay camino, no vayáis por libre de la playa por la costa noroeste. Este lugar hay que hacerlo con un guía, y sin duda nuestro guía era un experto en la zona. Tras comer volvemos al camino y nuestra siguiente parada es la zona de Papa Tekena, donde podemos ver ruinas de viviendas ancestrales y algunos petroglifos que, aunque el sol no deja ver bien, nos orecen una vista de petroglifos distintos. Tras dejar atrás este lugar llegamos a una zona donde hay un camino, ahora ya es más sencillo seguir al guía y en el camino me comenta que cuando el era pequeño la gente creían que los rapa nui eran vagos o tontos porque no tenían estudios pero que es que a ellos no les enseñaban el español y las clases eran en español así que era muy difícil aprender cuando no sabes el idioma con el que están enseñando, ya que solo sabían escribir y hablar rapa nui que es lo que les enseñaban en casa. En cambio, comenta que ahora es al revés, los jóvenes indígenas rapa nui saben español, pero solo saben hablar el rapa nui y no han aprendido a escribirlo y que siente que la lengua se está perdiendo porque no se enseña. Es una pena que siempre prevalezca en la enseñanza un idioma sobre otro, cuando la pluralidad nos da siempre ventajas. Comenta el guía que los rapa nuis van todos al continente a estudiar fuera pero que acaban luego volviendo a la isla para vivir. Y que durante la pandemia la isla estuvo cerrada al turismo y que los indígenas vivieron cultivando y pescando como les habían enseñado y que como no dependieron del turismo tras la pandemia se juntaron para votar si se quería volver abrir la isla al turismo y se mantenía cerrada. El camino a la playa presenta una cerca con caballos y calas con el impresionante color del azul del océano y al fondo la blanca arena de la playa de Anakena. Bajo los árboles hay tiendas de campaña junto a la playa y nos acercamos a la zona donde hay baños y aquí el guía dice que había quedado con el taxista a las tres y media y que no pensaba que llegaríamos en hora. Vaya, pues no hemos parado apenas así que no sé qué se esperaba. Mientras el guía busca al taxista vamos al baño y a comprar agua fresca para hidratarnos. La ruta vale la pena, pero sin duda hay que contratar a un guía que conozca los lugares que visitar. Tras volver al hotel descansamos antes de salir a la farmacia a por crema para las quemaduras.
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