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Ahu Tongariki - Isla de Pascua - Chile

Ahu Tongariki

Tras la pequeña parada en Rano Raraku para proveerse para la comida continuamos el recorrido hacia Ahu Tongariki. Nada más entrar nos dirigimos hacia la plataforma sobre la que se encuentran 15 moais alzados sobre el ahu dando la espalda al mar. El guía nos comenta que los moais suelen estar dando la espalda al mar porque son figuras de ancestros, por tanto, deben mirar a sus descendientes, hacia las personas, por eso dan la espalda al océano. Ni una sola de las figuras son iguales, ni en anchura, ni altura ni en rasgos, algunos consiguieron ser reconstruidas con su tocado en la cabeza. El lugar donde se encuentran es precioso, a su izquierda está el volcán Poike con sus acantilados agrestes sobre el océano, al fondo se levanta el islote conocido como Motu Maratiri, motu es islote, y frente a los moais se encuentra el volcán de Rano Raruko. Así que uno no, por muchas fotografías que haya visto, no puede evitar verse impactado por la majestuosidad del ahu tongariki. Esta gran construcción representa lo grande que debía ser la aldea que se colocaba aquí, luego tras la época de decadencia como de lucha entre tribus los moai fueron derribados del ahu, pero el mayor desastre al que se enfrentaron fue durante 1960 ya que el terremoto de 9.5 en Santiago de chile provoco que llegará un tsunami a la isla de pascua (que está a cinco horas y pico en avión), y la gran ola impacto directamente en esta zona. Toda la zona estaba cubierta de cantos rodados de la costa, piedras procedentes del ahu y restos de estatuas, mezclados con huesos y cráneos humanos de las tumbas que habían estado bajo la plataforma (como ya había comentado los ahu son plataformas de tumbas) y animales muertos. Y en los años de 1990 se empezó la reconstrucción de la zona, colocando en pie 15 de los moais sobre el ahu reconstruido. Cerca de la entrada se puede ver el llamado moai viajero, es un moai que se envió en un buque hasta Japón, para que fuese exhibido en la feria industrial de Osaka y Tokio y cuando el moái volvió a Isla de Pascua recibió ese nombre (lo que tiene sentido ya que en Zaragoza también llamamos patio viajero al patio de la infanta porque fue trasladado piedra a piedra a Paris y luego regreso de vuelta). Dimos toda la vuelta al ahu y nos marchamos, aunque hay más cosas por ver ahí nosotras íbamos a repetir la visita y aprovecharíamos para ver esas zonas ese otro día, la ventaja de que en este lugar si se pueda volver a entrar más de una vez. La siguiente vez que visitamos este ahu fue para ver el amanecer. El último día en la isla cogimos un tour para ver el amanecer en Tongariki, ya que todos decían que era algo imprescindible. A las cinco de la mañana nos recogieron para por un camino de piedra y de noche ir hasta Tongariki. Hay mucha gente que indica que no vale la pena pagar la entrada cuando se puede ver desde fuera, pero teniendo en cuenta que la entrada vale para diez días y puedes entrar a este lugar las veces que quieras, es un sin sentido no aprovechar a entrar todas las veces que se pueda. Al llegar nos encontramos que había ya una pequeña fila porque no habían abierto la entrada del parque, la guía hablaba con la de la taquilla y la de la taquilla decía; “si me dejaran abriría ya, cuanto antes entren antes se irán”. En cuanto entramos nos sentamos en unas piedras para esperar ver el amanecer, el día estaba nublado, pero eso no impidió que se viera como poco a poco la luz iba surgiendo del cielo iluminando los moais marcando su silueta. Cuando ya el sol estaba coloreando el cielo, aunque todavía no se había alzado del todo, nos acercamos al moai grande tumbado que se encuentra en esta zona y que permite ver como las sombras de los moais se deslizan alargadas sobre el césped a medida que el sol va subiendo, y que desde este lugar llegaremos a ver los diferentes petroglifos de Papa Takaku Poki que también están en esa zona. La guía en el coche nos comentó que si bien antes se podían ver muy bien sobre todo antes de que el sol diera demasiada luz de lleno para distinguirlos ahora se podían ver perfectamente a cualquier hora porque alguien había echado harina con algo más sobre ellos, lo que no saben cómo se les pudo escapar ese vandalismo a los guardias del parque y la verdad es que, aunque así se ven muy bien definidos tal y como decía la guía cuando lo echaron era un blanco nuclear que impactaba, porque si algo no pega ahí es el blanco. Según la guía la intención era buena pero no era el material más correcto, ellos habían heredado de sus antepasados como reforzar las figuras y aunque esta prohibido si ella veía a un nativo hacerlo, que sabía que conocía la técnica y forma para hacerlo miraba hacia otro lado, pero el de la harina no siguió la práctica tradicional, aparte de que está prohibido. Vimos muchos petroglifos por la isla pero estos al amanecer son los que mejor se veían, ya que otros por el intenso sol se veían pero costaba apreciar todos los detalles de las figuras marinas o de los dioses dibujados en las piedras. Después recorrimos de nuevo el ahu de los 15 moais por delante y por detrás, y al salir aún nos ofreció parar para ver el amanecer desde otro lado.

Visita: Noviembre 2024 

Mis imágenes: Instagram 

Información para viajar: Pendiente 

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