Motu Kao Kao, Iti y Nui
Nos acercamos sobre las once al puerto de Hanga Piko y tras echar un ojo a la pesca del día salimos en bote hacia los islotes que se encuentran frente a la isla. Tuvimos la suerte de que el océano estaba muy calmado y hacia buen día para navegar. Primero pasamos por la zona de las cuevas formadas hace siglos, más concretamente nos acercaron el bote a la cueva Ana Kai Tangata destaca por ser uno de los mejores lugares del antiguo arte rupestre de Isla de Pascua. Lamentablemente con el tiempo la zona ha ido en deterioro y ahora está prohibido el acceso pro peligro de derrumbe. Y aunque a pie no podamos acceder a través del bote nos acercan para mirar las cuevas. Tras ello nos veremos desde el mar la zona de Mataveri, para dirigirnos a continuación los islotes o motus: motu Kao Kao, Motu Iti y Motu Nui. Acercándose a los motu se puede tener una vista desde debajo de los acantilados del volcán y la zona donde se encuentra el poblado de Orongo, donde finalizaba la competencia del hombre pájaro (Tangata Manu). Nos acercamos con el bote al Motu Kao Kao, es el menor de los tres y el más cercano a la costa de la isla. En realidad, más que una isla, es una enorme roca peñasco terminada en punta, donde aparte de pájaros no vemos más pero aquí es posible nadar si se desea. Aunque el océano puede dar la impresión de ser frío cuando entras te das cuenta de que lo que te dicen de que el agua está caliente tipo Mar Mediterráneo es cierto. Tras nadar un poco volvemos al bote para acercarnos al Motu Iti y el Motu Nui, el capitán del bote nos comenta que este islote Motu Iti está protegido porque es reserva de la biosfera. El Motu Nui es el más grande y se pueden observar la mano del hombre ya que ahí era donde estaban los competidores del Tangata Manu y dejaron su huella en él. Varados junto al Motu Nui podemos hacer snorkel si se desea y aunque desde el bote el agua tiene un profundo color azul y parece que no se va a ver nada, una vez metes la cabeza bajo el agua te sorprendes con la transparencia del agua, ya que se podía ver todo el fondo marino; erizos de mar, peces de todo tipo y las rocas del islote tapizada de corales, todo con perfecta claridad como si fuera un acuario. Nunca he visto un océano con tanta claridad. Tras un rato disfrutando del snorkel volvimos al bote para terminar la vista de los islotes y regresar a puerto.
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