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Ana Te Pahu - Isla de Pascua - Chile

Ana Te Pahu

El día amaneció con lluvia y otro tour de día completo. Empezamos yendo a Ana Te Pahu lo que fue un acierto por parte del guía ya que en el camino a la cueva comenzó a llover, pero en la cueva estuvimos resguardados. Esta cueva es conocida como la cueva de los plátanos debido a la gran cantidad de estos árboles que hay en la entrada situada a unos metros bajo la superficie. Junto a ellos crecen parras, paltos y tubérculos como el taro o el ñame. En la entrada de Ana Te Pahu también se pueden observar huellas petrificadas de la palma endémica de Rapa Nui, y de una colmena de las abejas endémicas de la isla. En esta primera visita no veríamos mucho más que el agujero donde entrar poder entrar y ver lo arboles que crecen en su interior así como los paneles de abejas endémicas pero el penúltimo día en la isla tomamos un tour exclusivo de cuevas donde se visitaba este lugar, la chica de la taquilla le dijo al guía “ya han estado aquí” pero como nosotras le especificamos no llegamos a entrar dentro de la cueva, que es mucho más extensa de lo que vimos el primer día.Y cuando volvimos a ir a visitar la cueva de Ana Te Pahu la chica de la entrada al parque le dijo al quia que ya habíamos estado (como ya había contado guardan registro de todo el que entra). Le aclaramos al guía que nos habían llevado, pero solo habíamos visto la entrada y que no habíamos entrado en la cueva. Así que el guía nos lleva por diferentes lugares que no habíamos visto antes ya que esta cueva es una de las más grandes de la isla pues es una conexión de tubos de lava volcánica. Primero El guía nos enseña desde fuera diferentes rincones, como una serie de ramas que cuando te acercas puedes ver que son las ramas de un árbol sale del agujero de la cueva y del que no se ve el tronco ya que está en el interior de la cueva. Y tras ver el exterior seguimos al guía hasta el interior por la zona que vimos la primera vez, por una zona donde hay que bajar unos grandes escalones de piedra, y se puede continuar por la izquierda a través de un pasillo rodeado de vegetación que te lleva a un lugar donde hay un árbol que se eleva hasta al exterior por una abertura en el techo. Regresando por el mismo camino se alcanza de nuevo la entrada. A la derecha de la escalera se abre una gran boca en forma de arco que conduce a un ancho túnel protegido por unas barreras de piedra. Estos pequeños muros obligaban a los posibles intrusos a entrar uno por uno, facilitando las labores de defensa de la cueva. En el interior es necesario el uso de la linterna para ir explorando diferentes lugares de la cueva. Después de un rato de oscuridad se llega a una zona de claridad causada por un gran tragaluz en el techo. El sol y la lluvia que entran por el agujero han hecho crecer otro macizo de vegetación. A partir de aquí la caverna se estrecha y se oscurece por lo que hay que encender la linterna y agachar la cabeza y en el camino hay profunda oscuridad hasta encontrar huecos de luz entre los muros. Como el guía era muy espiritual nos hizo a todos tomarnos de las manos mientras “oraba”, luego le seguimos y acabamos saliendo por un rincón más alejado de por donde habíamos entrado. Sin duda sorprende la amplitud y ramificaciones que tiene esta cueva y que desde fuera no es posible apreciar.

Visita: Noviembre 2024 

Mis imágenes: Instagram 

Información para viajar: Pendiente 

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