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Palma de Mallorca - España

Palma de Mallorca

Tras dejar el coche de alquiler en el puerto marítimo como eran las siete de la tarde decidimos volver al hotel andad y cenar en algún sitio de camino. El puerto marítimo es enorme pero entre mástiles se ve la iluminada catedral de Palma. Fuimos andando junto al mar (aprovechando que ya no llovía) y vimos el curioso carril bici, que acaba en un canal que daba al mar y luego seguí, no había ni puente ni nada, no creo que vayan muchas bicicletas por ahí. De camino hacia la catedral cruzamos al otro lado para poder ver La Lonja por fuera, estaba iluminada y con su pórtico y gárgolas se veía un edificio muy bonito, y la verdad es que me gustó mucho más de noche que de día. De aquí llegamos a la zona donde se encuentra un lago con una fuente parecida a la de Ginebra que da al muro sobre el que se asientan el palacio de La Almudaina y la catedral de Mallorca. La mejor vista de noche de la catedral es desde ahí dado que una vez subes o está rodeada de edificios o la tienes demasiado cerca para apreciar toda su amplitud. De aquí hay unos túneles con escaleras para poder subir a nivel de la catedral y La Almudaina y desde aquí caminamos entre callejuelas, dentro del casco histórico de Palma, hasta llegar a alguna calle con tiendas y casi vacía de personas, y luego a la plaza Mayor, completamente vacía, y así seguimos subiendo hasta llegar a la plaza donde se encuentra el Ayuntamiento iluminado de color morado, donde hay un antiguo olivo con el tronco todo enredado. El ayuntamiento tiene techumbre de madera pero con esa iluminación no se distinguen los detalles, al lado está otro edificio con gárgolas y torres de estilo gótico que no tenemos claro que es. Vuelve a llover así que nos damos prisa por seguir avanzando y llegamos a la plaza de España, donde podemos encontrar varios sitios para comer, así que decidimos cenar antes de volver al hotel sobre todo ahora que ha decidido ponerse a llover con fuerza. Otra cosa que nos pareció muy curiosa fue que la ciudad parecía casi abandonada, nos daba bastante miedo porque no eran ni las nueve de la noche y todas las plazas y calles con tiendas estaban casi desiertas. Al parecer en cuanto se hace de noche en invierno, al menos, los habitantes de Palma se esconden en sus casas. Cuando hicimos un tour nocturno pro Palma al día siguiente el guía nos confirmó esto. Por eso no había forma de ver a nadie por las calles a las siete de la tarde. Junto al hotel había ferias de atracciones y algodón de azúcar pero no estuvieron mucho abiertas. Nos fuimos a dormir pronto porque al día siguiente íbamos a madrugar, dado que queríamos ver muchas cosas y los horarios de inviernos y las distancias nos complicaban las visitas. Empezamos en la plaza de España, donde se encuentra la estación intermodal, la estación de tren de 1900 a Soller y una escultura en la plaza de España que no conseguimos averiguar quien era hasta el tour nocturno con guía. Aquí comienza nuestro paseo por el Casco Histórico de Palma, más pequeño de lo esperado dado que teníamos que estar antes de las diez de la mañana en la puerta del palacio de La Almudaina para visitarlo (compre las entradas en internet para hacer nuestro itinerario programado en horas) y aún nos sobró tiempo. Como decía desayunamos y salimos por la plaza de España para bajar hasta la Plaza Mayor, donde antiguamente se alojó la sede de la Inquisición auqnue no encontramos nada relevante, solo una plaza cuadrada con dos pórticos de entrada y casetas cerradas. Desde aquí nos metemos por una calle que escaleras abajo nos lleva a la Plaza de Weiler para ver un edificio con una preciosa fachada llena de elementos decorativos muy variados, arcos, balcones, capiteles, molduras, cerámicas policromadas de estilo modernista y que hoy es sede de la Fundación la Caixa, y que en su día fue el Gran Hotel. Justo enfrente está el Forn des Teatres, donde dicen que se puede comprar una exquisita sobrasada y ensaimadas, aunque a estas horas está cerrada. Al lado tenemos los Juzgados de Palma y por aquí llegamos a la plaza del Mercado donde nos encontramos con los edificios Casasayas y la pensión Menorquina con una simetría en sus curvas y con un estilo entre Art Noveau y modernismo. En la plaza se encuentra la Iglesia de San Nicolás, y en una de sus fachadas tienes la figura del santo y una placa curiosa que nos advierte que si saludamos a la imagen de San Nicolás tendremos “cuarenta días de perdón”. Después de rodear la iglesia en busca de la estatua para saludarla nos dirigimos callejeando entre su casco histórico a la Plaza de las Cortes, sede del Ayuntamiento, el Consell de Mallorca y el Parlamento de las islas Baleares (sí, ya descubrimos que era el edificio de estilo gótico al lado del ayuntamiento). De día podemos disfrutar más de los detalles de los edificios de la plaza. El Ayuntamiento tiene una fachada barroca un gran balcón y un reloj, pero lo más interesante es el tejado de madera y las figuras labradas en lo alto, y cada una es distinta. Al lado está el edificio que es el consell de Mallorca, y en su interior hay unos gigantes expuestos a la vista. Este edificio tiene cuatro torres octogonales, con escudos y motivos heráldicos de la isla y curiosas gárgolas. De aquí nos acercamos a la iglesia de Santa Eulalia, donde fue coronado Jaime III rey de Mallorca y resulta enorme, y de aquí vamos al Convento de San Francisco, formado por la iglesia y el claustro, que está junto a una figura de San Francisco y un niño indígena, que casualmente es la misma que vimos en La Habana. En la iglesia es destacable la figura de San Jorge a caballo sobre un dragón y un gran demonio. Y de aquí volvemos a callejear para acabar saliendo a la catedral y el palacio de La Almudaina, mucho antes de la hora prevista. Así que dimos unas vueltas por los alrededores. Hacía sol y a ratos viento y mucho frío, estaba el día indeciso si hacer una cosa u otra. A ratos con el abrigo en la mana a ratos con el abrigo puesto. Abrieron las puertas del palacio un poquito más tarde de las diez, pero como habíamos estado mucho antes de las diez fuimos las primera en entrar. La última vez (en Aranjuez) nos dijeron que en los palacios de patrimonio nacional no se podían hacer fotografías pero nada más entrar preguntamos y nos dijeron que sin flash sí que se podía dentro del palacio, así que seguimos visitando y haciendo fotos al palacio. Lo cierto es que me decepción bastante, esperaba que hubiera algo más pero básicamente son muros adornados con tapices y muebles modernos, nada resaltable. Lo más resaltable fue el techo de uno de los balcones, de negro y blanco estilo ajedrecístico, el balcón que da al puerto de Palma y desde el que se ve muy bien el castillo de Bellver en lo alto de la montaña a lo lejos, y un salón con grandes arcos interiores, muy curioso. El resto son salas sin nada resaltable, al igual que la capilla con resto de algún santo, y el patio interior del palacio. Tras salir del palacio nos acercamos la entrada de la catedral (no la principal sino una lateral que es por donde entran los turistas), también tenía las entradas sacadas por internet por lo que nos evitábamos posibles colas. Como había empezado la temporada de invierno la visita a la terraza de la catedral estaba cerrada y hasta abril no volvían a abrir, aunque con el día que hacía tampoco era conveniente salir fuera.La catedral tiene dos rosetones. El mayor está colocado sobre el altar y dibuja una gran estrella de seis puntas y por pocos días no alcanzamos un evento curioso, los constructores del calcularon la orientación del edificio de forma que en el día de la Candelaria y en la festividad de San Martín de Tours, el 11 de noviembre, los dos rosetones de la catedral, al pasar los rayos del sol, se reflejaran en el suelo formado un ocho. Dentro de la catedral nos sorprende el altar mayor con una lámpara enorme de Gaudí, y la Capilla de San Pedro con un mural del artista mallorquín Miguel Barceló. El mural es muy bonito pero destaca con respecto al resto de la catedral porque es demasiado moderno en comparación con el resto de la catedral. Hasta el altar, obra de Gaudí, tiene un toque más clásico para que no llame la atención dentro de todas las demás capillas, columnas y espacios de la catedral. La catedral de Palma me gustó mucho, es muy bonita con esos estilos eclécticos y sobre todo las luces de colores que dan los rosetones de la catedral. Si no tienes mucho tiempo en Palma creo que es indispensable ver el interior de la catedral frente a todo lo demás. Tiene muchos rincones pro ver, un pequeño patio, el tesoro, y una grandiosidad inesperada. Tras salir de la catedral nos dirigimos a La Lonja, la entrada era gratuita (aunque yo había leído en internet que el acceso tenía precio), y si por la noche me había gustado mucho por la mañana me decepcionó. Se veía mucho más bonita de noche iluminada que iluminada por el sol. Su interior tampoco me dijo mucho, si es cierto que es como un jardín de palmeras con esas columnas pero personalmente, el interior de la lonja de Zaragoza es mucho más bonito. De aquí fuimos camino de una parada de taxis para ir al castillo de Bellver (si íbamos andando no tendríamos tiempo para ver la sierra de Palma a Soller) peo en el camino vimos el bus turístico y decidimos cogerlo, había fila pero las otras veces que lo he cogido la fila se acorta rápidamente, el caso es que paró un autobús, con asientos libres pero no dejaron subir a nadie, luego empezó a llover con viento, pero ahí nos mantuvimos en la cola (ya teníamos el billete de autobús comprado) y luego empezó a granizar, mi abrigo negro se llenó de pequeñas bolitas de hielo y como lo hacía con viento al final la cola desapareció y acabamos todos los turistas debajo de los arcos de la Almudaina refugiados de la granizada con viento que estaba cayendo, cuando pasó a llover y con menos intensidad empezamos a salir, pero paró otro autobús que no dejó subir a nadie y tras oír a unos turistas de la fila como que ese era el tercer autobús que no abrí aun teniendo asientos libres decidimos irnos a la parada de taxis y coger un taxi porque no teníamos tiempo para estar esperando. En seguida conseguimos llegar al castillo, el taxi nos dejó no en la puerta de entrada sino en las taquillas de venta de entradas, que estaba plagada de turistas esperando que dejara de llover para bajar o buscar un taxi para salir de ahí. Sorprendentemente el taxi no nos salió tan caro como esperaba así que fue una lástima haber cogido el billete de autobús turístico, porque es carísimo (como en Barcelona pero solo una ruta frente a las cuatro que tiene la capital condal). Lo cierto es que si no puedes subir andando hasta el monte donde se encuentra el castillo o vas falto de tiempo la mejor opción es un taxi. El bus turístico solo es interesante si planeas visitar toda la ciudad en coche en vez de a pie. La gran cantidad de turistas que estaban en la fila es porque llovía y con ese tiempo apetece poco ir andando por la ciudad. Entramos al castillo que es el único que hemos visitado que tiene forma circular. Es un castillo con cuatro torres y de forma circular, diferente a cualquier castillo de su época. Por dentro las salas tienen algunas exposiciones y un patio central, pero no tiene nada resaltable excepto su curiosa forma redondeada y su terraza. En la entrada ponía que por la situación climatológica la terraza estaba cerrada pero paseando por las salas del castillo vimos las escaleras que llevan a la terraza que tenían la puerta abierta y había gente subiendo, así que subimos y descubrimos que no solo estaba abierta sino que era lo mejor de la visita al castillo. Desde la planta circular se tiene una vista completa de todo Palma, desde las montañas verdes a un lado, como la catedral y el puerto a otro lado, como el mar y la costa de otro lado. Además, como había estado lloviendo teníamos arco iris surgiendo de diferentes lugares. Aunque la vista desde el monte es igual de bonita que desde la terraza del castillo, lo que tiene el castillo que no tiene cualquier otro rincón del monte es la vista de 360 grados de Palma, porque cuando subes andando o en taxi puedes ver una parte, pero no toda la isla como se puede apreciar desde la terraza del castillo. Sin duda merece la pena entrar al castillo por lo original de su diseño y pro las increíbles vistas de su terraza redonda. De aquí bajamos hasta la planta baja para salir del castillo pues ya lo habíamos visto todo. Al salir fuimos directas a la parada de taxis pero no había ni uno, sabíamos que no nos iba a dar tiempo si bajábamos andando así que decidimos subir a buscar el teléfono para llamar a un taxi desde la taquilla de venta de billetes y entonces llegó el autobús turístico que nos dejó entrar, pero los únicos asientos libres estaban arriba, la zona superior estaba abierta y en movimiento el aíre helador soplaba más fuerte y además las gotas de la lluvia y del techo te caían encima. Vamos, que después de bajar del monte y salir de una zona sin interés turístico estuve esperando a ver un lugar donde parara y nos diera tiempo para coger un taxi e ir hasta la estación de tren. Así que bajamos en el puerto, y sé que aprovechamos poco el viaje pero si hubiéramos seguid hubieran pasado dos cosas. Una: no habríamos llegado a tiempo (hace bastantes paradas antes de llegar a la plaza de España, dos: hubiera pillado un catarro descomunal, porque ya estaba medio helada de solo un ratito a la intemperie bajo el agua y el frio. Así que dije adiós al autobús y cogimos un taxi para llegar a la plaza de España. En taxi llegamos mucho antes y eso nos dio tiempo para parar a comer cerca de la estación de tren antes de coger el de las tres y media de la tarde, justo para ver de día el paisaje de la sierra de palma a Soller. Y aquí acaba nuestro visita por libre a la ciudad de Palma, por la noche haríamos un tour por guía y al día siguiente volveríamos a Madrid. Dos días no dan para mucho más.

Visita: Noviembre 2019

Mis imágenes: España I - Cuaderno Fotográfico & Instagram

Información para viajar: Pendiente

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