Nuestro hotel tenía la piscina y el restaurante en el techo y una espectacular vista desde ahí de las montañas y los campos de Ninh Bihn. Pero en realidad una de las mejores vistas de Ninh Binh es la que se puede obtener desde la cueva Mua. Salimos hacia ahí y volvimos a pasar por la carretera que tanto nos gustó el día anterior, con los ríos y las montañas a los lados. No llegamos muy pronto por lo que la subida iba a ser con el sol, pero tampoco fuimos al medio día o la tarde, donde posiblemente hace un calor horrible. Hicimos la cola para comprar las entradas y pasar al complejo turístico que se ha montado alrededor de la cueva, lleno de atracciones para hacerse fotografías y disfrutar el rato. Según el guía la cueva originalmente no se llamaba Mua pero como el río que discurre por alrededor de la cueva hace que la cueva parezca que danza tomo ese nombre.
Como decía el recinto es todo un completo turístico con un parque con lago, un puentecito con guirnaldas, figuras de caballos, una cascada, columpios, etc. Tras ir pasando de largo de todos esos lugares nos acercamos directamente a las escaleras, según el guía lo normal es tardara una hora ya que paras mucho a hacer fotografías (y ya te confirmo que hay bastante gente subiendo y bajando las escaleras). En el inicio de las escaleras nos encontramos con la figura de un dragón de barandilla, pero luego ya desaparece para dejarnos solo escalones y gente. No es una subida difícil y vimos familias con niños haciéndola y también vietnamitas con sus trajes regionales y fotógrafos, subiendo con chanclas y vestidos largos e incluso de abrigo (recordemos que hace calor – nosotras vamos en manga corta-). Aun así, ellos parecen estar acostumbrados, aunque yo estaría asada de calor o me hubiera tropezado con el vestido o las chanclas. Los escalones más desiguales son los que te acercan a las dos cimas. Una vez subidos unos cuantos escalones te encuentras con una bifurcación. La derecha conduce a una de las pagodas en un estrecho rocoso, es la primera cima que tomamos, arriba del todo casi no se puede pasar, es muy estrecho y hay mucha gente, sobre todo nos encontramos con unas chicas vietnamitas (no me sé su etnia) que llevan su traje típico y posan en tacones en lo alto de la roca mientras un fotógrafo las va dirigiendo para posar. Como la cima está tan transitada no llegamos a la torre que corona la cima, aunque estamos en el mismo nivel, y me dedico a disfrutar de las vistas desde lo alto mientras espero a mi amiga que sube a su ritmo.
Uno de los rincones tiene unas vistas de las montañas espectacular y por otro lado el lago lleno de lotos. En esta época no florecen y solo se ven sus hojas, pero aún así es una vista preciosa. El camino por el lago de lotos forma el dibujo de un loto y solo se puede percibir desde ahí arriba. Finalmente bajamos y volvemos a subir para tomar la bifurcación de la izquierda. Aquí los escalones se hacen más grandes, y eso es algo que no solo notamos al subirlos sino al bajarlos y ver como los padres indican a sus hijos que se sienten y se dejen caer que ellos vigilan no rueden porque es imposible que sean capaces de bajar solos por ahí. La subida de este lado nos acompaña con varios vietnamitas de diferentes etnis, todos con trajes distintos, reconocemos algunos de la feria de Mai Chau y otros no. Los más impactantes son los de pieles, porque entre el esfuerzo y el calor deben estar asados dentro de los trajes. En la curva de la subida está otra de las mejores vistas, las montañas karkasicas de la zona de Ninh Bihn y el río. Subiendo un poco más se llega a un pequeño templete para disfrutar de las vistas desde ahí. Sin duda uno de los miradores más impresionantes donde poder ver la ciudad de Tam Coc, Trang An y Ninh Binh.
Luego hay una subida por piedras a lo que es el Bodhisattva Avalokitesvara, un enorme dragón enclavado entre las rocas. Pero como el lugar es estrecho y hay mucha gente es difícil hacerse la fotografía con el dragón, que además no aporta mucho porque lo que vale la pena son las vistas desde ahí. Después de las dos subidas bajamos las escaleras y visitamos la cueva, a pie de las escaleras de inicio se encuentra la cueva que da nombre al lugar, donde ver la imagen de un tigre y poco más. Antes de salir del reciento de la cueva Mua nos acercamos al bonito estanque repleto de flores de loto y otras plantas acuáticas. Los lotos no están en flor, pero también aquí nos encontramos con más vietnamitas en trajes típicos. Creo que casi hemos visto los trajes de todas las etnias de Vietnam. El guía nos comentó que hay 12 etnias, pero que la gran mayoría de ellas viven en el norte de Vietnam.
Tras salir de la cueva Mua nos dirigimos a nuestro próximo destino: Tam Coc. A Tam Coc lo llaman "el Halong Bay de interior o de río" y está incluido en Patrimonio de la Humanidad. Según nos comentó el guía la zona de Nihn Bihn tiene muchas cuevas y ahora mismo para el turismo hay varios recorridos en bote pero que los recorridos originales son dos, uno de esos dos es Tam Coc. Lo tienes todo organizado para ir colocándote en bote y salir sin apenas esperar, casi tienes que correr para ponerte el chaleco salvavidas. El recorrido vale la pena, ya que a los lados disfrutas de las montañas kársticas de la zona y además en los laterales tienen plantados nenúfares para adornar el paseo. Al inicio te sigue una barca para hacerte fotos, nosotras dijimos que no y seguimos admirando el paisaje y paso de nosotras a la siguiente barca. Tenia claro que no iba a hacer negocio con nosotras. Una se sentaba delante y la otra en medio de la barca y como no somos pareja pues no necesitábamos pedir fotografías juntas. Al poco de iniciar el camino la barquera se puso a remar con los pies, como el resto de barcas, esto les permite tener las manos libres para hacer de todo, sobre todo ofrecerse a hacerte fotos y venderte cosas.
En el recorrido se atraviesan tres cuevas, la primera que llega es la cueva Hang Ca y la más grande de las tres. La verdad es que incluso nos cruzábamos en su interior con otras barcas. Como en el interior la luz entra bastante se pueden ver estalactitas y vegetación silvestre. Al salir nos encontramos con la preciosa vista de las montañas y el río Ngo Dong y una de las paradas junto a la orilla para quien haga recorridos en bicicleta. En seguida llega la segunda cueva Hang Giua. Aquí vimos muchas más estalactitas. Es un poco más pequeña. Salimos y tenemos de nuevo el paisaje de las montañas y el río y nos acercamos a la última cueva, la cueva Hang Cuoi. Es la más pequeña de las 3 con 45 metros de longitud (bien marcado antes de entrar en una tablilla) y bastante baja por lo que tuvimos que agachar la cabeza. Te sorprenden al final con unos cuantos botes de gente de la zona con fruta y otras mercancías, pero estaban de descanso o habían vendido mucho o ya las barqueras les hizo alguna señal de que con nosotras no iban a sacar anda porque ni nos miraron (afortunadamente). Y aquí la barca da la vuelta para regresar al embarcadero. Para el regreso pasamos de nuevo por dos de las tres cuevas, ya que una de ellas está como dividida y cuando sales ves a tu derecha la cueva por donde has entrado antes y a las barquitas entrar.
El paseo es precioso y vale la pena por el precioso paisaje. Antes de llegar al embarcadero escuchamos a la barquera pedir propina (después de habernos intentado vender unos tapetes a los que ni miramos), pero ya estaba preparada para pagarle. Ya había leído que en Tam Coc todos los barqueros piden propina y que mejor darle algo, lo que sea, así que iba preparada. Tras pagar la “obligada” propina (cualquier no le da nada cuando ni has llegado todavía al embarcadero) nos llevo al embarcadero y de ahí marcamos a la pagoda Bich Dong.
La Pagoda Bich Dong, construida en el siglo XV y posteriormente renovada se encuentra ubicada en la ladera de la montaña y está compuesta por tres niveles. Cuando llegamos el lugar estaba lleno de autobuses de turistas y su entrada, que tan tranquila y pacifica se daba en algunos blog de viajes, estaba tan llena de gente como la plaza del Pilar durante las fiestas. Lo primero que vamos a encontrar en nuestra visita será un puente de piedra sobre un estanque de loto el cual deberemos atravesar hasta llegar a la bonita entrada que, una vez la atravesemos y sigamos el camino, nos llevará hasta la Pagoda Ha. Es esta entrada y puente donde, debido a la estrechez, mas lento se movía uno. Esta primera pagoda consta de 5 habitaciones con pilares de madera y piedra y la cual está dedicada a Buda. Tras la Pagoda Ha subiremos una escalera de piedra que nos llevará a la Pagoda Trung dedicada a la diosa Kwan Yin con grabados en la ladera. Es la más bonita por dentro ya que está incrustada en la misma montaña.
Cuando vas entrando en la cueva puedes ver el templo desde las pequeñas ventanas, haciendo un recorrido 360 grados a la pagoda. Tras atravesar la cueva, que en algunos lugares no está muy iluminada, motivo por el cual es fácil tropezarse y también no ver, como me paso a mí, la campana que hay dentro (la vi, pero a la vuelta). Y por último tras atravesar una cueva llegaremos a la Pagoda Thuong que adora a Bodhisattva y se encuentra en la cima de la montaña desde donde hay unas vistas maravillosas del entorno. Cuando llego un gran grupo empezamos a bajar de la tercera pagoda a la segunda y nos encontramos a una mujer mayor con bastón subiendo las escaleras, como hablaba con el hombre que la ayudaba escuchamos que, por supuesto, eran españoles. La mujer tenia 87 años, y ahí estaba subiendo escaleras de piedra hasta una pagoda.
Tras volver a pasar por el mismo camino (en la segunda pagoda encontramos a otro grupo grande de españoles) salimos directos a ir a comer cabra, algo típico en la zona de Ninh Binh y tras una comida tardía (ya serían las tres de la tarde, pero aunque en Vietnam comen pronto si es por vender se adaptan a los horarios extranjeros). Tras la comida dimos por acabado el día. La verdad es que, aunque habíamos pensado la noche anterior salir por Ninh Binh un vistazo a la ciudad de noche nos quitó el interés.
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