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Diario 2015: Belgica - Recreación Batalla de Waterloo - dia 5

El sábado en cambio, como había muchísima más gente que el viernes decidimos hacer fila tres horas antes de la batalla, tomamos el primer lugar, nos sentamos y sacamos nuestro jamón serrano y nuestro queso y nos dispusimos a comer (que idea tan buena el llevarnos el embutido de España para la espera). A todos los que estábamos sentados haciendo file tres horas antes nos quisieron engañar: resuelta que la zona de pie E estaba algo alejada (como ya comenté sobre el viernes), pero hay una puerta que está más cerca. El problema es que para llegar a esa puerta había dos opciones: -ser un VIP y poder ir recto hasta la puerta, o buscarte la vida y caminar durante horas hasta llegar. Y sé esto porque el viernes íbamos sin parar de ver cosas pero el sábado pensamos intentar hace fila en la puerta más cercana a la zona de pie E, pero cada vez que preguntábamos nos hacían lo mismo: ¿eres VIP? no, entonces tienes que dar una vuelta por ahí. Ibas ahí, preguntabas y te decían: ¿eres VIP? respuesta: no, entonces tienes que bajar por el otro lado y dar un rodeo, llegabas ahí y otra vez lo mismo, en fin, que al final dijimos, para estar dando vueltas sin sentido nos vamos a nuestra puerta ya conocida.


 

 

Y estando sentadas haciendo fila con el resto vinieron dos chicos de la organización intentando convencernos de ir a la otra puerta, pero cómo los presentes nos conocíamos el tema, nadie se movió. Es cierto que ese día hubo muchísima mas gente y que se iba a formar atasco en esa entrada, pero también es cierto que no es lo mismo andas 600 metros rectos que 2 kilómetros dando vueltas, nuestra puerta estaría "más alejada" en teoría, pero a la hora de la verdad era mejor que buscar la otra puerta (si no eras un VIP, claro). Esta vez, como ya había comentado, la cosa fue mucho mejor, más organizada (eso intentaron). Además los grupos de recreadores desfilaron antes (no solo me permitieron verlos mejor que el viernes sino que esta vez la recreación de la batalla sí comenzó puntualmente). Volvimos a repetir la zona E de pie, pero esta vez cambiamos de lugar y nos pusimos un poquito más arriba. A cada lado nuestro teníamos unas cámaras con objetivos impresionantes, con lo que intuimos que no era un mal lugar. Como más de 60.000 espectadores no es un número muy elevado resultó que el chico al lado nuestro nos escuchó hablar en español, nos preguntó de dónde éramos en un regular español, y resultó que él había estado viviendo en Zaragoza desde el 2007 al 2012. Si ya lo digo siempre: el mundo es demasiado pequeño. 

 
 

 



El sábado había muchísima más gente que el viernes, notamos la diferencia porque al mirar detrás nuestro había mucha más gente que el día anterior, sin contar con las filas que se formaron antes de entrar. Al final se coló una china alrededor nuestro, a nosotras no, pero a los chicos de al lado les quitaron el sitio descaradamente, los pobres no pudieron hacer ninguna fotografía, y si les dejan hasta se hubieran metido en el campo de batalla, de verdad son un auténtico peligro (lo dije en mi viaje a Rusia y cada vez que viajo lo confirmo). El lugar que elegimos el sábado estaba un poco más elevado que el día anterior, por lo que no veíamos el cementerio pero aun así tuvimos una buena visibilidad del resto del campo de batalla. Antes de comenzar escuché mucho español alrededor (mira que nos dejamos oír) y una familia llevaba la bandera española (alguien que se acordaba que hubo un par de españoles en la batalla de Waterloo (la de hace doscientos años). 

 

Esta vez el combate comenzó a su hora, y antes de comenzar pidieron por megafonía un minuto de silencio en recuerdo. El silencio se notó en los espectadores, pero no en los recreadores más alejados, que no debieron enterarse de la petición porque se oían sus gritos y risas perfectamente (al estar todo lo demás en silencio). He de decir que la batalla del sábado, el contrataque aliado, nos resultó algo más monótona que la del día anterior, aunque nos encantó igualmente, había momentos en los que no sabías hacia donde mirar pues en todos los rincones había un ataque. Eso sí, vimos perfectamente los distintos tipos de formaciones militares (el cuadrado, el círculo, el rombo, etc), los ataques a caballo, las hogueras en lo alto de los montículos, los disparos de las formaciones desde las granjas y desde el trigal. Había momentos en los que no sabias hacia donde mirar, los ataques a caballo, las formaciones avanzando en fila mientras al otro lado de la ladera los aliados en grupos sueltos disparaban ante el ataque. En la granja de enfrente el ataque y disparos de un bando y de otro, dentro y fuera de la granja. Es mucho más impresionante vivirlo en el mismo momento, pues contado me es imposible describir dos horas de ataque. 

 
 

Como había tanta gente en vez de esperar como el día anterior en cuanto el presentador empezó a despedirse nosotras comenzamos a salir deprisa para poder coger cuanto antes el tren. Supongo que por seguridad (la organización intentó mejorar los fallos del viernes) bloquearon el pasillo por donde habíamos salido el día anterior, y solo podíamos salir por detrás de las gradas. En consecuencia se formó un gran atasco porque la gente se paraba, sobre todo porque en cuanto acabó la batalla se puso a llover. Como estábamos cansadas de tantas espera decidimos hacer la cola para coger el autobús a la estación de tren (por supuesto hubo gente que se coló). Mojadas subimos al autobús y por lo menos cuando bajamos para coger el tren no había demasiada gente y nos evitamos los peligrosos empujones que vivimos el viernes. Nuevamente subimos al tren con tiempo para sentarnos y de regreso a Bruselas vimos un par de murales junto a la estación de Midi que estaban iluminados. No sé qué tal lo vivieron la gente de las gradas pero nosotras desde nuestra zona de pie, pese a tener que perder entre dos y cuatro horas de nuestro tiempo, lo vimos todo maravillosamente bien y disfrutamos como niños de la batalla: historia viva en su doscientos aniversario.

 
 

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