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Diario 2002: Belgica - Brujas- dia 2

Brujas, me pareció una ciudad encantada, de esas que uno solo ve en los cuentos de princesas e historias de caballeros, un lugar para perderse entre los canales y la edificación, sus cafés y la gente, la grand place, la Grote Markt, los canales, el Begijnhoof, la plaza del ayuntamiento y la basílica de la Santa Sangre, en fin, cualquiera de sus callejuelas, iglesias y monumentos son impresionantes. Todo lo recuerdo al estilo medieval y hay numerosos centros religiosos, callejuelas y canales por los que navegar. 



Lo primero que vi al salir de la estación fue un parking de bicicleta, y no me refiero a uno pequeños sino que había cientos de bicicletas aparcadas. El uso de la bicicleta está bastante extendido por esta zona y es un elemento a utilizar para visitar la ciudad si no te apetece caminar o pasear en barco, lancho o carruaje de caballos. Una que nunca aprendió a montar en bicicleta prefirió caminar y seguir a los turistas para no perderse y llegar al centro de la población, donde empezar a pasear por las callejuelas, por sus canales, comprar algo en las tiendas, donde con tantos turistas es casi seguro que te hablan en español, a mi me pasó. 

 
 

El verdadero centro de la ciudad de Brujas está en el espacio conformado por la Markt (Plaza Mayor) y la plaza Burg contigua. Es bastante amplia y rodeada de fachadas de edificios de belleza. En medio de la plaza hay una estatua dedicada a héroes locales. Se puede subir al campanario de la ciudad y disfrutar de una vista desde arriba, dado que todas las casitas son bajitas y solo hay tres torres de altura en la ciudad.

 
 

Los canales están llenos de cisnes y esto es debido a que hubo una revuelta local a causa de una subida de impuestos. Entonces, los revolucionarios decapitaron a un alto dignatario cuyo escudo de armas llevaba un cisne. Dominada la revuelta, se ordenó a los hombres de la urbe que a partir de aquel momento alimentaran a los cisnes de los canales, como forma de penar el crimen. Cuando los turistas empiezan a irse, se queda bastante vacía y sin vida.

 


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