Llegamos a Myrdal, situado a 866 metros, aquí teníamos que esperar a coger el tren Flam. Usualmente los circuitos lo hacen al revés, en Flam cogen el tren que va subiendo hasta llegar a Myrdal, el tope del tren cremallera. Nosotros como hemos empezado el viaje de los más fuerte a lo más suave lo hacemos al revés, pero al final da lo mismo porque las vistas son las mimas ya se suba o se baje. En Myrdal, la estación está rodeada de montañas, es un pequeño reducto plano con laderas a varios lados, y huecos en las montañas donde aparecen llegar e irse los trenes. En este rincón aprovechamos hasta que llegó el tren para hacer muchas fotografías y disfrutar del paisaje. En cada rincón de la estación hacia donde miraras veías un valle de verdes tonos, con algún caminito, alguna cascada, alguna casa suelta e impresionantes montañas.
Creo que ya había comentado lo que me parecía esta parte a Suiza, pero no el país en general, Noruega es un país con un gran cambio de paisajes; una zona difiere de la otra, pero teniendo todas ellas hermosos paisajes. El tren de Flam de color verde llegó y subimos a nuestro vagón, al final del tren. Al lado teníamos a un grupo de chinos y en un momento dado resultó muy divertido (estuve a punto de hacer foto) porque estábamos todo el grupo de españoles de pie amontonados a los grandes ventanales que tiene el tren haciendo fotos (es un tren panorámico con ventanales grandes para que todo el mundo pueda disfrutar del paisaje), y los chinos estaban todos sentados en sus asientos. Fue un momento en el que se demostró que éramos un grupo peor que los chinos a la hora de hacer fotografías, pero es que cada rincón que se veía en el camino era precioso, con esos valles, y esas altas montañas, y las cascadas de agua blanca cayendo desde lo alto, los ríos llenos de agua…¿quién iba a perderse cada detalle del paisaje?
Lástima que el tren pasa muy rápido por los rincones, cuando quieres abstraerte con el paisaje ya has cambiado a otro. El tren hace una serie de paradas, el guía nos iba avisando donde nos bajábamos y donde no, igualmente para la parada en la cascada nos indicó que fuéramos al final del todo, donde pudimos tener una vista completa de la cascada y de a “ninfa” que sale en entre las rocas “cantando”. Lo de la ninfa cantando no avisó el guía, decía que había cosas que teníamos que descubrir durante el viaje, que no tenía gracia si lo contaba todo él. Pero yo lo sabía porque lo había leído en el blog de “El mundo a tus pies”, un blog de viajes que me gusta leer. El saberlo no me quitó la gracia, solo me hizo estar más atenta, mis amigas tardaron en darse cuenta de la “ninfa”, yo la vi enseguida porque la esperaba. Tras las paradas el tren seguía su camino hasta que llegamos a Flam donde montamos en autobús para la parte con más adrenalina del viaje: llegar hasta el hotel (pero eso ya en la próxima entrada).
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