En Paris estuve dos fines de semana. El primer fin de semana cogí el tren el viernes por la tarde al salir del trabajo y en dos horitas estaba de Lille en Paris. Cuando llegue estaba lloviendo a cantaros, pero un autentico diluvio universal de ahí me fui al hotel de las afueras donde estaba alojada, que era muy barato pero en metro estaba en el centro volando. Al día siguiente y el domingo por la mañana me vi casi todos los lugares turísticos de París, afortunadamente aunque llovió el domingo hizo algo de sol. Pero lo principal fue la lluvia y el frío. Acabe completamente calada de ir de un lado a otro con el paraguas. Aun así me pude ver Los inválidos, el jardín de las tullerias, la plaza de la concordia con su obelisco, la Iglesia de la Madeleine, la Opera, Place Vendôme, tomamos un café (muy caro) con bollería francesa (umm) y por ultimo vimos la torre Eiffel, pero sin subir, solo por fuera.
Por la tarde cogimos el metro para ir a Montmartre y cuando estábamos parados con el plano en la mano buscando hacia donde andar para ir a, ver el Sagrado Corazón una francesa se paro y nos pregunto qué adonde íbamos y nos señalo el camino. La verdad es que los franceses fueron muy, muy amables, sin preguntar se paraban a ayudarnos. En seguida llegamos dado que estábamos cerca, solo que entre tanto tenderete y gente no sabíamos muy bien hacia qué lado girar. Hay muchísimas tiendas por esa zona, aunque a mí no me llama la atención comprar. Subimos andando Montmartre y entramos a ver la iglesia del Sagrado Corazón, que me pareció más pequeña por dentro que por fuera. En sus escaleras había muchísima gente, y en la plaza de atrás, los pintores.
Luego por la noche fui a casa de unos amigos que había hecho en Lille, cuando salí de ahí serian las doce de la noche y como había dejado de llover, con otro amigo decidimos ver París de noche. Y París de noche me defraudo, mucho, todavía hoy se lo digo a todo el mundo. Veréis, empezamos a pasear y decidimos que lo mejor sería ir recorriendo el Sena, para no perdernos, dado que era nuestra primera vez en Paris. Las calles que van paralelas al Sena tienen farolas, y río y los barcos están iluminados, en cambio el resto de las calles son más ocurras, y lo más triste y que defraudo es que los edificios no están iluminados. En Zaragoza son las dos de la madrugada y los monumentos principales están iluminados, en París no. Y claro, fuimos viendo lugares turísticos a las orillas del Sena pero todo oscuro, como por aquel entonces son tenia cámara digital sino una de las de carrete de toda la vida ni una foto de noche salió, lo cual, teniendo en cuenta la poca luz era normal. Notredam me recordó a la época medieval porque estaba completamente oscuro, no se veía un alma en la calle, ni una triste farola daba luz a la calle que no llevaba hacia Notredam y además, como estaban de obras se oían las goteras reverberando en la noche debido a la lluvia. Imaginaos, nadie pro la calle, un absoluto silencio, todo oscuro, y mientras te vas a cercando a la plaza de Notredam y las gárgolas se empiezan a distinguir (que no ver claramente por la falta de luz) van oyendo, solamente, el ruido del agua caer en gotas contra la piedra.
La rivera del Sena tampoco tenía gente paseando, solo estábamos nosotros dos pero al menos la luz de los barcos y de vez en cuando los barcos con fiestas y gente traían vida a la ciudad, que para ser un sábado por la noche parecía una ciudad abandonada. Si vimos iluminado el Louvre desde fuera, y el ayuntamiento. El ayuntamiento y su plaza es lo más iluminado que vi esa primera noche en Paris, y ahí también había gente, al parecer por ahí estaban los lugares de marcha y por eso había bastante gente joven pululando por el lugar. Al menos averiguamos donde se metía la gente, porque ya estábamos bastantes defraudados. Es cierto que esa noche no visitamos el Sagrado Corazón y que ese barrio igual si tenía gente y luz a las dos de la madrugada pero bueno, el centro es seguro que quitando el ayuntamiento y los barcos, no tenía nada. Recuerdo que llegamos a la torre Eiffel y estaba completamente oscura, solo un punto de luz rojo en la punta de la torre la iluminaba. Los campos elíseos estaban oscuros y vacíos, como la torre, y ahí si vimos gente viendo la torre Eiffel sin luz, pero también eran españoles, llegamos a pensar que solo a los españoles se les ocurre acercarse a la torre Eiffel y sábado a las dos de la mañana, por eso de que en algunos sitios de España no es raro pasear a esas horas un fin de semana por los monumentos principales y que estos además estén iluminados, cosa que los parisinos dejaron claro que no hacían. Cuando nos cansamos de recorrernos el Sena cogimos un taxi y volvimos al hotel.
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