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Diario 2016: Noruega - Voss - dia 4

Salimos de Bergen dirección Voss, en el camino por carretera se pasan montañas y lagos (o fiordos, no se me fijé si había algas o no) y el aspecto de ese camino me recordó mucho a Suiza, cuando íbamos hacia el lago Thun, con todos montañas y lagos. En Voss paramos a comer antes de coger el tren que nos llevaría a Myrdal, donde tomaríamos el tren de Flam. Aquí me separé de mis amigas para ir a la calle comercial del pueblo en busca de tarjetas fotográficas, al parecer mi cámara había decidido morir en plan suicida y me estropeaba cada tarjeta de memoria que metía. Conseguí pronto las tarjetas de memoria porque en Noruega no cierran para comer, una de las cosas curiosas en que me fijé es que en todos los establecimientos ponen la hora de apertura y cierre (y diréis como mis amigas “y en España también”) pero en Noruega lo hacen de forma diferente a España, lo ponen en números bien grandes en las paredes de la tienda. Desde la carretera y sin gafas puedo ver la hora de apertura y cierre de la tienda. Además te poner los dos horarios de cierre (dependiendo el día o la temporada) con paréntesis. 

 
 
 

Una vez conseguido lo necesario e imprescindible en mis viajes retorne mi camino hacia la iglesia donde había dejado a mis amigas comiendo en los merenderos que había alrededor del cementerio. Esa es otra cosa noruega, el poner los cementerios como si fueran parque para pasear, jugar con el perro o merendar. Al menos este cementerio estaba junto a una iglesia. Al regresar describí que se había marchado hacia el lago para aprovechar el día de esplendido sol que hacía. Así que pasamos el resto del tiempo sentadas en una piedra junto al lago, viendo las montañas verdes, con nieve en los picos, el agua cristalina del lago, la gente pasando en canoas, gente jugando al fútbol en el césped, etc. Terminada la hora de comida tomamos el camino a la estación de tren para coger el tren de Voss a Myrdal. El tren tenía la calefacción puesta al máximo y en un día tan caluroso el viaje se hizo largo y pesado, las ventanillas estaban todas empañadas por el calor, pero aun así pude ver el paisaje, muy parecido al del Pirineo; con sus montañas, sus ríos de aguas claras, cristalinas y aparentemente muy frías, y así hasta llegar a Myrdal.

 
 
 

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