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Diario 2002: Belgica - Bruselas - dia 1

Bruselas es un lugar al que fui en tres ocasiones. Cuando estaba en Francia aproveche tres fines de semana para ir a Bruselas, dado que en tren estaba en media hora ahí. Fui en tantas ocasiones porque realmente es una ciudad que me gusto aunque me he encontrado con mucha gente a la que Bruselas no le ha gustado en absoluto y les parece fea, y ninguno de los días vi nada nuevo, pero solo por disfrutar en la plaza comiendo un gofre con chocolate ya valía coger el tren media hora. La primera vez que fui, en el Eurostar, acabe perdiéndome, no fue de forma intencionada pero tenía un plano y al salir de la estación era o girar a la derecha o a la izquierda. Y tal fue mi suerte que gire hacia el lado contrario, empecé a encontrar todo casas de vivienda, las calles vacías y silenciosas, ningún comercio, nada. Finalmente oí a un grupo de tres personas por la calle y me acerque a ellos porque eran los primeros seres vivos que veía en rato, y resulta que hablaban español porque eran españoles emigrantes, llevaban varios años viviendo ahí y ya tenían nietos belgas. Finalmente me dirigieron hacia el lado correcto, y el centro de la ciudad estaba casi al lado de la estación, pero del lado contrario al que cogí yo. Y además cerca del edificio que da las pensiones (me lo comentaron los españoles que me guiaron). 

 
 

Bruselas tiene para ver la Grand Place y sus alrededores, la catedral y la zona del parlamento con el edificio del atomium, donde se puede subir. Yo preferí la catedral y la zona de la gran place, porque es más bonita a mi gusto. La catedral por fuera, no destaca, pero por dentro es especial en cuanto a que en cuanto entras puedes ver por todo el pasillo central hacia el fondo de la iglesia unas esculturas de santos a tamaña real todas armadas con una hoz, un azadón, una espada… con lo que, además, situadas en alto, dan bastante impresión. Al final hay una estatua de tamaño real de San Jorge matando al dragón. En cuanto a la zona de la Grand Place, está el pequeñísimo niño meón, que de pequeño solo se le ve el vestido, no vale mucho la pena pero luego está la Grand Place que es impresionante, unas pequeñas callejuelas dan a la plaza donde está el palacio real, un palacio de cuento de hadas, y al ayuntamiento que es como una enorme catedral, después descubrí que el ayuntamiento de Viena es igual al de Bruselas pero siempre recordare lo impresionante de este ayuntamiento, que mas bien parecía una catedral.
 
 

También están las casas que rodean la plaza y lo mejor, sentarse en cualquier rincón a comer un gofre de chocolate belga. Delicioso, nunca he vuelto a comer un chocolate y menos todavía un gofre con chocolate como ese. Siempre lo he dicho y siempre lo diré: los mejores gofres con chocolate en Bélgica. En otra callejuela también llegue a un mercadillo de joyas antiguas. Recorrí más lugares como el atonium, el niño meón (pequeñísimo por cierto) porque en un día da para mucho... pero estos son los que mejor recuerdo por ser los que más me impactaron.

 

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