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Diario 2007: Rusia - Moscu- dia 5

El día del kremlin, me llovió. El convento de las doncellas por dentro no es muy especial, estaba en obras. Pero a su lado está el lago de los cisnes donde se inspiró también para su obra. En el convento solía enviar a las mujeres incomodas, por ejemplo la primera esposa de Pedro el grande (incomoda porque no exista el divorcio y Pedro se quería casar con Catalina "la cenicienta" como la llaman los rusos y solo podía si su mujer moría o se hacía monja). Al lado del convento de las doncellas hay un cementerio muy visitado por la gente enterrada ahí (solo recuerdo a la mujer de Gorbachov, la verdad). 

 
 

Bueno, el kremlin como os decía se podían ver 3 iglesias por dentro y la armería, que es al estilo de las joyas de la corona de la torre de Londres. Bueno, y ahí el cañón más grande del mundo que nunca fue disparado, y la cama más grande, que tampoco fue repicada. en el kremlin hay zonas que no se puede pasar por los turistas, yo no sé si es que estaban de mala leche por aguantar el agujero que nos cayó durante todo el día o son así de normal pero uno del grupo dio un paso atrás para hacer una foto y piso fuera de la raya blanca y le metieron un pitido los guardias... 

 
 
 

A eso, a mí me paso una cosilla, os lo cuento porque el grupo con el que iba se rió mucho y dijeron que estaba para hacerme una foto y en el curro y en mi casa también se han reído imaginándome... es que eso solo podía pasarme a mí. Pues como veis llovía, también hacia viento, y yo queriendo hacer fotos a la campana más grande pues... se salió volando el paraguas, yo lo perseguí hasta que, ups se salió de la cadenita, y ahí me quede quieta viendo como mi paraguas se iba más lejos. Una del grupo me dijo, estaba a punto de ir yo a por el paraguas, no entendía porque no lo seguías hasta que vi al guardia. Claro, si por pasarte un paso te pitan, si te vas corriendo por zona prohibida.... así que cuando el paraguas se detuvo, le pregunte al guía si podía ir a por él. El guía miro el paraguas, miro al guardia y el guardia me dio permiso. Imaginaos a mí, yo sola, saltando las cadenas de la zona prohibida y corriendo bajo la lluvia a por el paraguas, rapidísimo, no fuera a pararme y que pensara mal el guardia. Por lo menos puedo contar esta anécdota y decir que pise suelo que no todo turista pisa.

 
 

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