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Diario 2008: Canada - Niagara Falls - dia 1

Y entramos en Niágara Falls, la ciudad está dividida en dos por el río Niágara, un lado es estadounidense y el otro canadiense. Ya en la entrada, al fondo de la ciudad se ve una gran nube, como una explosión, es el vapor del agua de las cataratas. Dormimos en el lado estadounidense. Lo que resalta a primera vista al llegar a la ciudad de Niágara Falls es que el lado estadounidense está “menos desarrollado” que el lado canadiense. En el lado canadiense se pueden ver altas torres y rascacielos, todo edificios, mientras que hay muy pocos, básicamente hay uno que resalta, que sean alto. Más que nada es que el lado estadounidense es en sí casi todo un parque natural.


 

A lo que pase al lado canadiense ya era de noche cerrada y no iluminan las cataratas hasta las diez y solo con luces de colores unas horas. Cruzamos el puente hacia la frontera. El puente creo que no es zona de nadie dado que las aduanas están en la orilla de cada puente. En la aduana estadounidense hay carteles en español e inglés, llegas a la aduana canadiense y hay carteles de que se habla en ingles y francés. No hace falta cambiar dinero solo que si pagas con dólares estadounidenses el cambio te lo dan con canadienses. 

 

Como el lado canadiense está más explotado turísticamente, con más casinos, hoteles, torres y demás lugares turísticos dado que la vista de las cataratas desde el lado canadiense es frontal y más completa la vista nocturna de los edificios iluminados es desde el lago estadounidense pero la de las cataratas iluminadas es desde el lado canadiense. Para pasar no necesitamos visado, cruzamos el puente (el rainbow bridge) y con el pasaporte pudimos entrar. Se puede pagar con dólares estadounidenses por lo que no tuvimos que cambiar. 

 

De noche, pero solo a partir de las nueve y algo ponen un juego de luces en las cataratas. Hasta que lo ponen, aunque es noche cerrada, no se pueden ver las cataratas pero se escucha su ruido del agua al caer. Los juegos de luces de colores sobre las cataratas me parecieron muy pobres, apenas se veían las cataratas. Solo con la luz blanca se podían apreciar las cataras de noche preciosas. Cenamos en una terraza frente a las cataratas, que dada la noche no se veían pero se oían, y cenamos muy bien aunque empezó a llovernos y hacer mucho viento. Recuerdo que el puente estaba medio en obras y a la vuelta estaba todo revuelto por el aire, con las maderas vueltas y los clavos hacia arriba, peligrosa fue la vuelta. 

 

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