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Diario 2015: Mexico - Xalapa - dia 4

Tras Veracruz nos dirigimos a Xalapa, aunque de la ciudad solo vimos el museo de antropología, que está genial. Aunque nuevamente éramos los únicos en el lugar. Una pena porque tiene muchos objetos reales de la época olmeca, pero mejor para nosotros porque teníamos el museo para nosotros solos. Pasamos por los aztecas y la cultura tajin, ahora vamos a por los olmecas, que se caracterizan por sus cabezas gigantes, y como el resto de culturas de México hacían operaciones a los recién nacidos para modificar la estructura de su cabeza, vimos algunas calaveras de cráneos modificados, para así hacerla más cercana a sus dioses, y por tanto de elevada clase social. El museo tiene partes de interior y partes de exterior con figuras reales rodeadas de vegetación y protegidas de la intemperie por techo y paredes de cristal. Las figuras, ya fueran representaciones o muñecos para que jugaron los niños, eran muy detallada, con colores y conservadas con todo detalle, demostrando que era una cultura que se toma el are y los detalles en serio, además de muy avanzada en ello. Lo que si se puede ver es que los olmecas no tienen nada que ver con el resto de culturas que aparecieron por México, siendo sus cabezas gigantes su signo más característico. 


 
 

Por lo que nos contó el guía La selva se ha tragado literalmente todo lo que hicieron los Olmecas. Los monumentos Olmecas están bajo la tierra de la selva. De hecho nadie sabía de su existencia hasta el descubrimiento de la primera cabeza colosal. Una de las cabezas que se pueden ver en el museo fue enterrada deliberadamente bajo una plataforma de tierra; es decir la habían escondido. Esta completamente cubierta de lodo y nadie la podía ver. Esta cabeza no fue ocultada por el paso del tiempo, sino que fue enterrada ceremoniosamente. Curiosamente, esta cabeza no presenta signos de erosión. Tras un paseo por todas las salas del museo, tanto interiores como exteriores, salimos por el jardín del museo que estaba repleto de diversas flores, y descubrimos la flor que recibe el nombre de “floripondio”. Nada más entrar al museo nos encontramos con que todavía no habían quitado los elementos típicos del día de todos los santos. Había dos catrinas vestidas de gala y un altar. 

 
 

La historia de La Catrina empieza durante los gobiernos de Benito Juárez, Sebastián Lerdo de Tejada y Porfirio Díaz. En estos periodos, se empezaron a popularizar textos escritos por la clase media que criticaban tanto a la situación del país como de las clases privilegiadas. Los escritos, redactados de manera burlona y acompañados de dibujos de calaveras vestidas con ropas de gala, bebiendo pulque, montadas a caballo, en fiestas de la alta sociedad o de un barrio… todas para retratar la miseria, los errores políticos, la hipocresía de una sociedad, como es el caso de “La Catrina”. En cuanto al altar, en este estaban todos los elementos típicos de la fiesta. El altar consiste en una mesa con mantel blanco adornado. Delante de la mesa se pone un arco de madera adornado con estrellas de palma que representan el cielo. También deben aparecer para honrar a los muertos la flor del muerto y el moco de pavo. Y se cuelga del arco los frutos de la región de donde fue el difunto (naranjas, plátanos, etc).

 
 

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