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Diario 2015: Mexico - Ciudad de México - dia 1

Una de las cosas que considero tiene el viajar, es que abre la mente y descubres cosas que desconocidas. Es cierto que cuando leo mis antiguas entradas, de mis viajes pasados pienso; “que tonta era”, porque no sabía ciertas cosas o las comparaba con otras por no tener una mejor referencia. Pero eso es una de las buenas cosas que tiene viajar, que se aprenden coas nuevas, eso si la persona quiere, claro, porque, por desgracia, he encontrado gente con muchos viajes a sus espaldas que no han aprendido nada. Uno de las primeras cosas que aprendí en México y me llamó la atención fue durante el desayuno. Y no es que les guste desayunar fuerte más que dulce sino el encontrarme con el “pan francés” que no es más que las torrijas de toda la vida en España. Y me resultó curioso porque en Nueva Orleans me encontré con los “donuts franceses” que eran nuestros buñuelos de toda la vida, mientras aquí el “pan francés” son las torrijas. Curioso lo de renombrar con el término francés esta pastelería al otro lado del océano. 



El primer día en la ciudad de México tuvimos una visita panorámica pro la ciudad de medio día, el caso es que era domingo, y al parecer los domingo en la ciudad de México se cierran las avenidas principales hasta las dos de la tarde para que se pueda hacer ejercicio: correr, pasear, ir en bicicleta… sin el trafico habitual de automóviles, y puedo decir que hay mucho tráfico en esta ciudad tan grande. Así que dimos unos cuantos rodeos con el autobús, pasando de lado por la iglesia donde está enterrado Hernán Cortés, y llegando a lo más cerca que podíamos del Zócalo, donde están los edificios principales, la catedral y una gran plaza, que es el Zócalo. En la plaza estaban las letras en grande de la ciudad con un color rosa, ese rosa lo llaman rosa de México porque es el color que se está convirtiendo en el símbolo de la ciudad, hay muchos vestidos de 15 años de ese color, y también muchos taxis. 


En el Zócalo pudimos ir a visitar el templo mayor, que se descubrió debajo de un edificio, como el teatro romano de Zaragoza, se desconocía que quedaba algo en pie hasta el derribo del edificio. Igualmente se supone que bajo la catedral y el resto de edificios de zócalo están los templos de la antigua Tenochtitlan, la ciudad azteca de Moctezuma fundada sobre una isla rodeada de lagos. Es precisamente que la ciudad de México estuviera rodeada de lagos la razón por la cual muchos edificios antiguos están inclinados o hundidos como en Venecia, porque están construidos sobre un lago. Y la tierra sobre el lago tiende a hundirlos con el tiempo, como Venecia, la ciudad de México se hunde. Visitamos al catedral donde lo más curioso fueron los candados y cintas en uno de los altares. Para verificar lo de los templos bajo los edificios principales en la explanada de la catedral hay unos cristales transparentes donde se pueden ver escaleras antiguas, en teoría de los templos bajo la catedral. 


También visitamos el Palacio Nacional, donde lo más interesante son los jardines y los murales de Diego Rivera, que te dan toda la información sobre la historia de México desde sus varias tribus indígenas hasta la época de Diego Rivera. Se puede aprender muchos estudiando los murales del lugar. También alrededor del zócalo, paseando por sus calles se pueden ver varias casas y edificios interesantes, aquí empezamos a ver los primeros limpiabotas y organilleros. Nos pareció muy curioso porque hace muchos años que en España no se ven esos trabajos. De aquí nos acercamos al parque donde se encuentra el museo de antropología y el castillo de Chapultepec. Para entrar al museo de antropología tuvimos que hacer una larga fila porque ese fin de semana coincidía con un puente festivo dado que el 20 de noviembre era el día de la revolución. Pero lo cierto es que la fila se movía con rapidez, y mientras pudimos observar en el parque a los voladores. 


Los voladores son típicos del estado de Veracruz pero ahora están por todo México dado que es un atractivo muy turístico. Los voladores consiste en un grupo de hombres que suben a un alto palo y se dejan caer dando giros, como si volaran. Nada más entrar al museo de antropología hay una enorme fuente que consiste en una representación de los dioses dejando caer el agua del cielo a la tierra. Es una fuente preciosa y el museo es para pasarse días enteros dentro de él. La visita guiada acababa en el museo pero nosotras nos quedamos viendo más y más salas. Es una visita muy recomendada si se va a la ciudad de México. Además de que se pueden ver todos los restos originales aztecas, olmecas, toltecas, y demás “tecas” que existen. Lo más llamativo fue la piedra azteca que excepto por su nariz se conserva bastante bien, podría contar la leyenda que nos contó el guía pero solo recuerdo trozos y no le haría ningún favor, aunque me quedé con eso de que la nariz está estropeada por disparos de los estadounidenses cuando la guerra de México con Estados Unidos. 


Dejamos el museo para atravesar el lago, lleno de gente y los caminos, llenos de mercadillos, algodón dulce, manzanas de chile, palomitas con chile, etc. y mucha, mucha gente, era como caminar en las ferias durante las fiestas del Pilar de Zaragoza, pero hay que tener en cuenta que era día festivo, así que era normal. Caminamos hasta el castillo de Chapultepec, el nombre puede dar a confusión, porque el castillo es de una época más moderna que la que su nombre da a entender, y ahora es como un museo donde ver las botas de Pancho Villa y otros objetos además de las salas decoradas por la austriaca que quiso gobernar México, muy estilo europeo. Lo mejor son las vistas desde los jardines del castillo. La pena es que no pudimos verlo entero porque al ser invierno cierran todo muy pronto, pero aprovechamos para ir caminando toda la alameda central hasta nuestro hotel, así pudimos ver la iluminación de los grandes edificios bancarios y comerciales y la oscuridad del resto de la ciudad. También vimos muchísima policía por todos los lados, y en el hotel nada más entrar nos dijeron que era una zona muy segura porque había cámaras de vigilancia en cada esquina y grupos de policías. Lo cierto es que no nos dio ninguna inseguridad, aunque tampoco anduvimos muy lejos de los lugares turísticos. 

 

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