Nuestra primera parada es San Juan Chamula, nos acompaña en el viaje Rosita, una mujer de Chamula que vive en San Cristóbal, se gana la vida vendiendo bordados y viste el traje típico de la mujer de Chamula: una falda de plumas negras. Antes de bajar del autobús el guía nos advierte sobre las fotografías en este pueblo. En San Juan Chamula las fotografías están mal vistas, si te pillan haciendo una fotografía a una persona sin su consentimiento te pueden arrestar y la policía no va a hacer nada para liberarte, la policía no se mete en los asuntos de los indígenas. También está prohibitorio hacer fotografías en la iglesia, y el conductor, Jesús, nos cuenta lo que le pasó con una guía y un hombre que se pasó de listo con lo de hacer fotografías. Así que, más que asustados, bajamos del autobús y a cada paso le preguntábamos al guía si podíamos hacer fotos. Nadie quería quedarse en Chiapas y no poder continuar el viaje. Lo primero que vimos fue una antigua iglesia abandonada y el camposanto, de lo más curioso.
Nos comentó el guía que las tumbas están bajo tierra pero que para representar la tumba ponen mucha tierra sobre el suelo, formando un montículo con la forma de una tumba cubierta pero no enterrada. Igualmente en las cruces les ponen hojas de palmera. Y pintan las cruces de colores en función de la edad del fallecido: blancas, azules o negras. De aquí llegamos a la plaza del pueblo, como ya es habitual es cuadrangular y muy amplia, en una parte está la iglesia, y enfrente de la iglesia hay tres cruces de madera pintadas de verde y decoradas con hojas de palma. En un lateral hay una escultura de un hombre con el traje típico del lugar. Aquí se permiten fotografías a la zona, siempre y cuando no enfoques a un lugareño. Por la plaza hay muchos hombres sin hacer nada y mujeres acarreando la compra o la leña. Según nos contó el guía en esta zona son muy machistas, se considera que la mujer no es nada hasta que se casa (eso de ser la costilla del hombre) y hasta se permite que un hombre tenga varias mujeres. Estos casos algunas mujeres abandonan a sus maridos, lo que está muy mal visto y todo el pueblo le da la espalda a esas mujeres.
Según el guía en San Cristóbal de las Casas viven muchas de esas mujeres y hay una asociación que las ayuda. Rosita no baja del autobús en Chamula (en Zinancantan sí) y es que es una de esas mujeres que abandonó a su marido bígamo, aunque el guía nos cuenta su historia cuando ella no está presente. La iglesia del pueblo es de tono blanco con decoración verde en la ventana principal y la puerta, tras entrar a la iglesia uno del grupo le preguntó al guía si de verdad ahí iban los sacerdotes, y es que aunque hay una pila bautismal el resto no es nada de lo usual. El suelo de la iglesia está cubierto de pasto verde, y hay gente en el suelo poniendo velas en el pasto a los santos que llenan el lugar. Estos santos son figuras grandes cubiertas de espejos. Al parecer los espejos alejan la mala suerte de la persona, al igual que el color rojo que atrae el mal y se lo queda, alejándolo de la persona. También hay una serie de curanderos que limpian el aire del enfermo con una hoja de palmera y sacrifican una gallina frente al santo para alejar el mal del enfermo. Siendo un culto más pagano que cristiano la pregunta del compañero del tour es lógica. Pero según el guía sí que los sacerdotes van a celebrar bautizos, aunque está claro que en esta zona los indígenas no aceptaron la religión cristiana sino que la adaptaron a sus cultos.
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