En La Habana estuvimos mucho más tiempo del planeado, pero esas cosas a veces pasan. Llegamos a las once de la noche y la primera impresión de Cuba la tuvimos en el avión cuando en el papel de inmigración (y si leías la letra pequeña como hice yo) te prohibían, entre varias cosas, la entrada de literatura al país (¡literatura!). Esto ya te hace sospechar que no vas a cualquier país. Los controles de seguridad resultaron ser más sencillos y ágiles de lo esperado pero las maletas tardaron más de 1 hora en aparecer. Así que si llegando a las once de la noche a estas horas ya sabíamos que tocaba echarse de madrugada.
Una vez conseguimos salir lo primero que buscamos fueron las casas de cambio. Cuba tiene dos monedas oficiales: el CUC para los turistas y el CUP para los nacionales. La mayoría de los precios baratos son con CUP pero muchas cosas, según nos dijeron los cubanos, son a precio de CUC también para los nacionales. El problema con su moneda es que tuvimos que conseguirla en el país, y como llegamos tan tarde no pensamos y cambiamos todos los euros de golpe. Esto es un problema porque en las casas de cambio y los hoteles puedes cambiar de euros a CUC pero no puedes cambiar de CUC a euros. Eso solo te dejan hacerlo en las casas de cambio del aeropuerto. El problema es que las casas de cambio del aeropuerto son de una lentitud extrema, así que había en todas unas colas kilométricas que no avanzaban, estuvimos casi una hora y al final decidimos irnos al hotel sin dinero y cambiar allí nada más llegar. Luego tuvimos que esperar un poco para conseguir subir al taxi para ir al hotel, afortunadamente con el circuito incluía el transporte de ida y vuelta al hotel, porque no vimos transporte público al mismo y los taxis… pues hay que regatear, sean oficiales o no oficiales, y como ya he dicho, nosotras no sabemos ni nos gusta regatear. Aun así, tuvimos que esperar a que se organizaran para salir en taxi hasta el hotel, con razón nos habían avisado del ritmo de Cuba es todo con mucha tranquilidad, no vayas con prisas porque solo conseguirás agobiarte….Así que entre lo lentos que son y que el viaje había sido largo al final al llegar al hotel cambiamos todo sin pensar. Y no llegamos a gastar todo lo que cambiamos y eso fue porque no dimos propinas a todo el que nos la pidió (si van a ponerse en plan Estadounidense o Egipto podrían avisarle como hacen esos países de que al precio hay que sumarle un porcentaje extra por propinas a todo (y uno ya sabe que todo le va a costar más). No sé porque este tema de las propinas no lo llegué a leer en los blog, tal vez porque esos viajeros hicieron como nosotras y pasaron de pagar a todas las personas (si hubiera tenido que dar un euro a cada uno me hubiera gastado todo una nómina en pagarles).
De camino al hotel desde el aeropuerto vimos la ciudad de La Habana, una ciudad muy vacía y poco iluminada, luego entendimos que estaba vacía de coches porque con su escasa luz es peligroso ir por la carretera (nos lo confirmó uno de los conductores del tour), en cuanto a la oscuridad, cuanto más alejado estas del casco histórico, menos luz hay, porque mucha de las luces las aportan los hoteles y restaurantes, las casas privadas no dan tanta luz y hay zonas de la Habana que vimos que son muy oscuras. Tras llegar a la habitación del hotel nos llevamos la primera sorpresa de la noche cuando vimos salir una cucaracha del baño, no sería la primera que pillamos en ese hotel, que como es un hotel histórico y el más barato del tour pues no es de extrañar. Dicen que aquí estuvo la mafia de Al Capone, y su fachada rememora a la Alhambra de Granada, hablo del Hotel Sevilla de La Habana, muy céntrico pero muy antiguo también, en el ascensor del hotel vimos que hacen tour históricos por el hotel, pero a las horas en los que lo hacen nosotras estábamos en otros tours. Realmente lo que pagamos es la localización, que es muy céntrica y dado que casi tienes que caminar con linterna cuando cae la noche en La Habana, mejor estar cerca del centro histórico que en un buen hotel en el malecón porque eso te limita a salir en taxis (y ya toca regatear) o salir con frontal y linterna (y la verdad es que en ningún momento nos sentimos inseguras pero es que no tienen apenas luz y es difícil caminar sin ver). Y lo de regatear los precios para que no te timen tampoco nos va, por lo que no nos veía cogiendo taxis. Así que mejor poder ir andando por el centro histórico aunque tengamos cucarachas en el baño. Pero tras nuestra llegada nos fuimos directamente a dormir después de matar a la cucaracha.
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