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Diario 2013: Canada - Niagara Falls - dia 2

Como comentaba en la entrada de Toronto, tras terminar la visita panorámica por Toronto nos marchamos hacia Niagara Falls. Ya había estado en Niagara Falls cuando hice un recorrido por la zona Este de EE.UU. pero fue en otra época y en otra compañía, así que no me importó repetir. Cuando estábamos acercándonos a la ciudad paramos en el helipuerto para los que quisieran optarán por tomar la visita de las cataratas desde el aire. La vez anterior había recorrido todo el parque que rodea las cataratas en la zona de EE.UU., había estado en mirador que hay junto al puente en el lado estadounidense, había cruzado para ver la iluminación nocturna desde el lado canadiense, y había visto las cataratas en uno de los barcos que acercan a los turistas hasta casi debajo de las mismas, pero no las había sobrevolado en helicóptero así que esta era una parada obligatoria para nosotras, y sobre todo porque desde mi primer vuelo en helicóptero sobre Nueva York me he enamorado de esta opción. 

 
 
 

Solo había un helicóptero en funcionamiento, el resto estaban siendo recogidos en los hangares, entiendo que porque rápidamente se hace de noche y tampoco es una época de excesivo trismo. Debido a esto tuvimos que esperar a que el helicóptero llegara y al ser todo un descampado el aire corría con ganas y, tomando las fechas en las que estábamos, era bastante frío. Tras montarnos en el helicóptero nos fuimos acercando a río Niagara, como ya me conocía la zona pude ver el transbordador español en el hoyo que forma el río que debido al otoño estaba rodeado de árboles de hermosos colores rojizos y anaranjados. Y desde ahí ya se veía al fondo la torre Skylon de Niagara Falls, la construcción más alta que hay, y el vapor del agua de las cataratas subiendo por el cielo. Poco a poco nos fuimos acercando a las cataratas y dimos un rodeo para verlas por diferentes ángulos. Afortunadamente aunque nublado las cataratas se veían a la perfección, tanto la catara Niagara, como la del Velo de Novia, ambas en el lado estadounidense, como la herradura, en el lado canadiense. La fuerza del agua se alzaba como si fueran nubes desde el fondo azulado del río y los rápidos dejaban ver la velocidad del agua.

 
 
 

La vista desde el helicóptero no tiene comparación, y al igual que me pasó en el Gran Cañón de EE.UU. es una vista magnifica que me gustó mucho más que la vista a pie. Tras la visita en helicóptero continuamos nuestro camino hasta Niagara Falls, donde nada más llegar paramos a comer. Para seguir aprovechando vistas nuevas del lugar fuimos a comer a la torre Skylon, el restaurante es giratorio 360 grados y era muy divertido ver que cuando conseguías encuadrar la fotografía el suelo ya te había desplazado y las cataratas se habían movido de lado. Estuvimos un rato hasta conseguir sacar alguna foto decente nuestra con el movimiento, aunque mientras estas sin mirar fuera no notas que se mueva. Lo cierto es que comimos muy bien y la vista desde ahí también es muy recomendable, no se puede comprar a la del helicóptero porque es diferente pero es un ángulo que desde los miradores no vas a poder tener.

 
 

Tras la comida y la maravillosa vista de las cataratas salimos para recorrer los túneles escénicos del lado canadiense. Esta vista tampoco la había tenido en el viaje anterior dado que me recorrí más la parte estadounidense que la canadiense. Para bajar a los túneles escénicos se llega por el mirador del lado canadiense más cercano a la catarata de la herradura, debido a la fuerza del agua en esa zona parece que está lloviendo con intensidad pero simplemente es el agua de la catarata. Los tunes escénicos permiten ver la catarata de la herradura desde un lateral, casi al pie de la misma, y cuyo mirador estaba vacío dado que aunque te den impermeables el agua que cae en el lugar tan pegado a la catarata es impresionante.

 
 
 
 

El resto del camino consiste en túneles interiores que recorren la catarata por dentro de la roca y tienen ventanas abiertas para poder ver y oír como cae el agua de la misma, es como estar justamente detrás de la catarata, solo que a una cierta distancia, para evitar peligros por la fuerza del agua. También hay varios carteles informativos sobre como desde ahí se lanzaban gente por las cataratas, siendo la primera una mujer y su gato, y también algún que otro cartel sobre la guerra de 1812 en ese lugar.

 
 
 

Tras la visita a los tunes escénicos dimos un paseo por el mirador de la zona canadiense, que junto a la herradura, como decía, es una lluvia constante, pero ver como cae el agua desde arriba, la rapidez a la que va y el color brillante que tiene es mucho más interesante que luego la vista de las cataratas estadounidense desde el mirador canadiense. Y con este último paseo regresamos al minibús para volver a Toronto. Como veis en esta época del año no hay barcos pero hay muchas otras atracciones que encontrar en Niagara Falls.

 
 

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