El día que volvimos del tour por Matanzas llegamos casi anocheciendo a La Habana y seguimos la recomendación de nuestra guía de Natural Cuba Travel de subir a la terraza de un bar de la plaza Vieja. Este lugar no tenía música en directo (¡bien!, y no tengo nada en contra del amor de los cubanos por la música pero llegó a resultar algo pesado y molesto que en todas las comidas te pusieran música en directo obligada y luego te pasaran el cestillo del dinero como una obligación) y cenamos un buen bocadillo de jamón serrano con unos daiquiris de fruta enormes mientras veíamos anochecer sobre la plaza. Ya de noche regresamos a nuestro hotel y cuando íbamos por la calle Obispo, la peatonal y turística del lugar y nos salió una rata, nada pequeña, que paseaba con tranquilidad. Entre las cucarachas y las ratas tuve suficiente de La Habana de noche.
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