Comenzamos la visita de día de la ciudad con guía. Nuestra primera parada fue el ayuntamiento viejo y nuevo, la fuente que está enfrente de ambos estaba helada, y es que estaban preparando para convertirla, como todos los años, en una pista de patinaje. El ayuntamiento nuevo se puede visitar gratuitamente, nos dieron unos pines al visitarlo, y tiene nada más entrar una escultura de clavos desde donde si lanzas una moneda y llega al final sin problemas se cumple el deseo que has pensado. Tras la visita a los ayuntamientos visitamos panorámicamente chinatown y la zona de la universidad. La universidad tiene un gran campo de futbol (europeo, no americano) frente al edificio principal, y las porterías le quitan encanto a la foto de postal. Los edificios de la universidad se han utilizado en películas donde sale Oxford y otros lugares del estilo debido a que como nueva Orleans (EE.UU.) Canadá tiene una devolución de impuestos muy interesante a la hora de rodar películas o series en sus ciudades.
De aquí fuimos al parlamento. La fachada estaba cubierta por obras pero por dentro pudimos visitarlo. Nada más entrar se ven dos cuadros de la época de la colonia británica de Canadá, y los cetros con los que se erigía al gobernador de la zona, muy británico, no es de extrañar que tengan la bandera de Inglaterra en una esquina de la bandera del estado. Frente a los cuadros nos encontrábamos con unas escaleras de madera que separan el parlamento en dos zonas, la zona de la derecha se conserva en madera tal y como era, y se pueden ver las salas del hemiciclo, las habitaciones, los techos y columnas de madera, y sobre todo es curioso el intenso olor a madera que desprende el lugar. La otra zona de la izquierda es toda de mármol porque se quemó en un incendio y se decidió reconstruir con vidrieras y columnas pero en mármol, para destacar la diferencia. Al salir del parlamento disfrutamos del parque que hay enfrente donde los árboles tenían un tono naranja rojizo otoñal de postal.
Tras una recolección de hojas de arce de colores rojizos como la de la bandera del país marchamos hacia la torre CN, donde volveríamos pagar para subir de nuevo, pero esta vez para ver la ciudad de día. Parece tonto pagar dos veces pero la vista nocturna valía tanto la pena y nos gusto tanto que queríamos ver la ciudad de día (lo bueno es pagar solo una vez y ver anochecer desde la torre, así tienes la vista de día y de noche, pero no pudo ser). Y tal y como suponíamos la vista de la ciudad no defraudo. De día es aún mejor que de noche en cuanto a que se pueden ver bien las islas del lago, que es tan enorme que parece un mar, los colores rojos y verdes de los árboles que bordean el puerto, los barcos veleros de los puertos, las casas en las islas, los molinos, la noria, las banderas, el estadio, los jardines verdes, la costa del lago, tantos lugares que ver de la ciudad.
Tras visitar la torre CN nos marchamos con dirección Niagara Falls y cuando regresamos a Toronto hacía tanto viento y frío que nos quedamos calentitas en el hotel, dando gracias de haber visto la ciudad de noche el día anterior. Nos quedó de ver la Casa Lomas, que no entraba en la visita con guía y que al cerrar a las cinco de la tarde no tuvimos oportunidad de ver el día anterior. Y también nos quedó cruzar con el ferry a una de las islas del lago Ontario y ver el puerto desde un ángulo diferente. Esto tendrá que ser en otra visita, con más tiempo de luz solar a ser posible.
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