Este día fue muy divertido, uno de los días más divertidos del viaje. Pero de las casi tres semanas por México no hay que desmerecer ningún sitio, cuando llegué a España me preguntaron qué fue lo que más me gustó, y la verdad es que es imposible decirlo, porque cada rincón era diferente y bonito, como en España, el norte y el sur, el este y el oeste no tienen nada que ver, y ninguno es feo, solo diferente. El caso es que el día fue de los más divertidos del viaje porque habíamos empezado el día anterior con la aventura, y digamos que el día en la comunidad maya de los Tres Reyes fue el climax. Mejor explico la situación desde el inicio. Cuando contratamos el viaje nos estuvieron mareando con las fechas, para poder adaptarlas a todos los tours que cogimos, pues era al estilo del viaje a Perú, viaje con guía pero a medida. Debido al continuo cambio de fechas la agencia nos regaló dos excursiones, una de ellas era la visita a Cobá.
El problema es que no nos dieron ningún tipo de explicación sobre la excursión, y por lo que había estado mirando, los diversos tours incluían Cobá con alguna otra visita o actividad, por lo que, o bien teníamos medio día ocupado y el resto libre, o bien teníamos visita a Cobá con algo más de sorpresa. El caso es que antes de llegar a nuestro hotel el guía nos dice que le han dicho que llevemos calzado apropiado y bañador porque en la excursión a Cobá tenemos canoa, tirolina y rappel. Tendrías que haber visto la cara de mis amigas. Como el guía que teníamos era muy bromista al final le dije “¿pero es en serio? Mira la cara de Pili”, el guía miró la cara de mi amiga y se echó a reír pero dijo que era verdad. Y es que aventuras elegidas: pocas o ninguna. El caso es que como teníamos el problema de las dos recepciones y que no sabíamos en cual nos iban a venir a buscar los del tour y nadie contestaba al teléfono, pues decidimos dividirnos, dos a una recepción y una a la otra, la que contacte con el guía le dice que tiene que ir a la otra recepción a recoger al resto y listo. Pero como el hotel es un laberinto yo llegue a una recepción y tuve que preguntar en el mostrador qué recepción era, porque además no ponen carteles con el nombre así que o preguntas o no hay forma de saber donde estas. El caso es que llego el guía y le dije que teníamos que ir a la otra recepción y mientras íbamos en bus a la otra recepción mis amigas llegaron a la recepción donde yo había estado porque ¡se habían perdido y por equivocación habían acabado en la misma que yo y no en la que les tocaba ir!. Y eso que llego a la recepción, bajo del bus a buscarlas y al no encontrarlas las llamo y aun me discutían que donde estaba yo, hasta que les dije, id al mostrador a preguntar en que recepción estáis, porque no estáis donde tenéis que estar. Así que al final otra vez al bus y de nuevo a la otra recepción, esto se estaba convirtiendo en una película de los hermanos Marx.
Por fin en el autobús el guía nos explica la excursión y dice que primero haremos canoa, luego un paseo por la selva, la ceremonia maya, nado en el cenote, tirolina, rappel y comida en la comunidad maya. Y después de comer salida hacia Cobá. y que nos pasaba una hoja para poner si teníamos alguna enfermedad y que aceptábamos por propia voluntad ese tipo de actividades de riesgo. No hace falta decir la cara que pusieron mis amiga. Nosotras que nos echamos a dormir pensando quera una broma del guía. El caso es que "a caballo regalado no se le mira el dentado" así que nosotros íbamos a hacerlo todo, por algo lo teníamos gratis. El problema es que lo primero fue la canoa, y aunque avisamos al guía que nunca habíamos hecho nada de eso y que ni siquiera nos habíamos apuntado de propia voluntad, el guía nos montó en la canoa y nos soltó sin explicarnos nada, así que imaginaos, fuimos directas a los juncos. Y de los juncos acabamos consiguiendo salir y andar marcha atrás, en vez de avanzar íbamos camino al embarcadero, y el guía y el resto partiéndose de risa en el embarcadero. Al final conseguimos enderezarnos, pero nos tragamos varias veces los juncos, y al final me dio un ataque de risa y nos tragamos hasta al fotógrafo que estaba en la orilla del otro lado del lago. Tras el desastroso camino en canoa ya llevábamos varias risas detrás de nosotros y unas cuantas anécdotas que contar. Hicimos un breve camino a través de la selva y llegamos a un claro donde un chaman de la comunidad maya de los tres reyes, donde nos encontrábamos, se encargó de realizar una ceremonia de bendición en maya y con incienso de copal, para que fuéramos aptos para entrar en el cenote.
De aquí tuvimos que ducharnos para quitar todo rastro de productos químicos del cuerpo porque el cenote al que íbamos a entrar es de agua de lluvia y lo usan en la comunidad, por lo que no es saludable contaminar sus aguas. Este era el segundo cenote al que teníamos oportunidad de nadar, aunque el primero al que entrabamos. Carmen había estado todo el viaje diciendo que ella no se metía en un cenote, y luego casi la tuvimos que obligar a salir, pero es que este cenote era mucho mejor que el primero. El agua era completamente cristalina y se veía perfectamente pese a la profundidad. El cenote era una gruta en el suelo, por lo que para poder llegar a él y ver algo de agua, había que bajar por unas escaleras de madera hasta el suelo de piedra, rodeado de estalactitas y estalagmitas. Y una vez llegamos abajo el agua de la gruta estaba tan limpia y transparente, y fresquita, que entrar fue el paraíso. Una maravilla, no hubiéramos salido de ahí sino fuera porque había que continuar con las actividades del día. No sé cómo se llama este cenote, pero se encuentra en la comunidad maya de los tres reyes, y es de lo mejorcito que vi (y había estado mirando muchas fotografías de cenotes, a ver cuál es el que nos tocaba visitar – en otra entrada lo explicó-).
Tras el baño en el cenote nos vestimos, nos pusimos anti mosquitos natural que tienen ahí - muy recomendable porque los mosquitos eran muy agresivos- y nos dirigimos hacia la primera tirolina que atraviesa el lago que habíamos cruzado en canoa. La tirolina estuvo muy bien, porque no hay que hacer nada. De aquí nos dirigimos hacia el lugar donde haríamos rappel. El rappel consistía en descender hasta el suelo de un cenote con poca agua, así que básicamente era un rappel directamente a tierra, unos 17 metros según el guía que aquí sí nos explicó todo con detalle. La primera vez la conseguimos superar sin problema así que pudimos constatar que fue la mejor excursión, porque es donde mejor nos lo estábamos pasando (juncos incluidos). Subiendo escaleras de piedra salimos del interior del cenote para ir a la esquina opuesta del mismo, para pasar del rappel a la segunda tirolina, que era más alta que la primera, aunque más corta. Tras las actividades apenas andamos un poco y al lado estaban las casas donde estaban cocinando la comida la comunidad maya; sopa, pollo, chayitas, arroz, frijoles, tortillas hechas a mano y aguas de sabor. Tras comer compramos las fotografías haciendo rappel, tirolina, etc, dado que al ser actividades de riesgo no permiten cámaras para evitar accidentes. El dinero que se sacan de las fotografías va para la comunidad maya puesto que los fotógrafos son de la comunidad.
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